Discúlpame Mamá, por no ser la persona que te gustaría que yo fuera, tampoco soy la persona que a mí me gustaría ser y mucho menos soy la persona que Dios quisiera que fuera, estoy muy lejos de lograr alcanzar las expectativas. Soy como una especie de capullo que solo permanece cerrado y no parece que saldrá de allí. Toda mi vida está cargada de mala suerte, de dificultades, complicaciones. Llena de error tras error y que esos errores nunca se corrigen. Esta vida me ha enseñado muchas cosas, pero en lo personal, me ha enseñado a que no es fácil ser feliz. Porque siempre tiene que estar los deseos de los demás por encima de los míos y nunca nadie se pregunta qué me gustaría a mí.
Por ejemplo, tú nunca me preguntaste si a mi me gustaría conocer a tu novio, si quiero que venga a la casa y saber incluso de su existencia. No, eso nunca me los has preguntado, siempre has forzado a que uno acepte lo que tu quieres. Nunca te ha importado cómo me siento cuando ese tipo está aquí en mi casa, lo incomodo que es tener que estar aquí presenciando lo tarado que es tu galán. Mi Papá no ha sido una blanca palomita, pero por lo menos no me ha forzado a ver a su pareja, como tú lo has hecho. Ni me obliga a convivir con ella y nunca jamás la ha traído a esta casa. Él tan siquiera ha respetado la casa donde han vivido y crecido tus hijos, algo que tú nunca has hecho.
No sabes cuantas veces he sentido tanta verguenza y humillación, por cada momento en que lo has metido a esta casa desde un inicio. Y ni tienes idea de lo lejos que me he sentido de ser tu hija, cada vez que estás con él. Claro porque se trata de tu vida y de lo que según tú te hace feliz, pero por ello yo he tenido qué pagarlo, y me he tenido que tragar mis opiniones y mis emociones para que tu puedas estar contenta.
Tanto tú como mi Papá solo me han demostrado que lo único que les importa es su propia felicidad, y nunca se detuvieron a pensar, cómo nos iba a afectar a mis hermanos y a mí. Gracias a sus errores y malas decisiones, no hemos tenido una vida feliz.
Qué facil es decirme que me consiga mi departamento, para estar cómoda como a mi me gustaría. Y claro que me encantaría al fin tener mi propio espacio, donde tu ya no me tengas qué obligar a ser testigo de tu noviazgo con ese tarado del que te obsesionaste tanto.
Tal vez tu no seas totalmente la razón por la que me vaya mal en la vida, pero tampoco eres del todo inocente. Tú más que nadie deberías entender el proceso que puede llevar una persona que ha llevado la vida que yo he llevado, ya que tú eres Psicóloga. Pero nunca has sido esa Mamá que se haya preocupado por cómo me sienta, ya que estoy segura de que para ti, mis problemas psicológicos son solo míos. El cómo me sienta es culpa mía y solo mía.
Nunca te has dado cuenta que siempre me he sentido pérdida y sin idea de cómo avanzar, cómo se supone que voy a salir del capullo en el que siempre he estado. Te aseguro que ahora estoy mas perdida que nunca y que no hay nada que me impulse a conseguir lo que quiero. Nada que me inspire.
Si sé lo que debería hacer, pero nunca estoy segura de que lo vaya a conseguir, ya que en mi mente siempre me repito que no lo voy a conseguir, que no voy a saber cómo hacerlo. Que seguramente estaré siguiendo el camino equivocado y que solo me dará malos resultados. Vivo asustada del desastre que puedo llegar a hacer, porque se supone que nunca puedo hacer las cosas bien. Soy una buena para nada y soy tan inútil que no sirvo ni para terminar una carrera y conseguir un título. Lo único que sé es renunciar y retroceder, es lo único que me sale bien.
Y dices que nadie querrá estar con una persona como yo, pues tal vez tengas razón, tal vez mi futuro sea estar sola y arruinarme la vida yo sola como siempre lo hago. Pero te recuerdo que mi Papá y tú, fueron los primeros en empezar a arruinarme la vida. Si no cuento con la fuerza de voluntad que necesito para resolver mi vida, es porque ni siquiera ustedes que han sido mis Padres, han estado allí para darme fuerzas. Esas fuerzas las he tenido que encontrar yo de alguna manera, para no terminar peor.
Pero si, soy un desastre y de hecho tampoco me siento la gran cosa, mi autoestima siempre está por los suelos y solo me la paso fantaseando con ser alguno de los superheroes o personajes de las series o videojuegos que salvan a los demás y que ayudan a resolver los problemas de otros. Quisiera ser la mujer maravilla, pero lamentablemente no lo soy.