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Cafe Shibe

+18 Una nueva familia. (Historia: Furry, yiff, yaoi, cub, hetero.) (Capítulo 6 de ¿?)

AlexCoon

I'm so proud of you
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Leído capítulo 3.
Primero que nada veo que tomaste en cuenta mi opinión sobre los POV de los personajes jeje.. Al menos para mi, así se entiende mejor la historia, gracias por eso. Y bueno, ha sido un buen capítulo, un poco largo pero se aportan nuevos e interesantes datos a la trama que la nutren desde ya. EL pequeño Kail poco a poco se va abriendo mas con su hermano al grado que al menos ya puede andar en calzoncillos sin hacer un escándalo. Me parece que poco a poco al igual que pasó con su madre, irá siendo mas abierto con su nueva familia. La escena del baño con la erección que tuvo ha sido tierna. El personaje en general lo es, sin llegar al grado bobo-tierno, eso me agrada. También es muy listo y el que sea algo ingenuo y tímido me agrada. Tenemos que también le gustan el anime y los videojuegos como a su hermanastro y a muchos por acá, quizá en unos años le guste leer fanfics en CafeShiba también como a muchos por acá ;D ..
A la par tenemos esa confusión interna por parte de Derek, son varias cosas con las que lidiar, me imagino un pequeño lobo con alitas y otro con cuernos y cola, cada uno sentado en un hombro y aconsejándole. Siento yo que aprecia mucho a su hermanito, se va viendo que tienen cosas en común y de un lazo fraternal puede surgir algo mas como en el caso de Ben y su hermanito. Algo me dice que puede que sea algo diferente a la relación que se ha dado entre esos dos calenturientos jeje.
La idea de la playa nudista me parece esta confirmado 100% real no feik que la usarás tarde que temprano; me resulta interesante saber como irás enlazando la trama y algo que también me resulta interesante es que en la descripción del fanfic mencionas "hetero". Tengo la curiosidad de en donde llegarás a usar esa temática que dudo mucho sea con Derek quien está mas que claro es gay. Podría ser acaso algo relacionado con Kail? o quizá solo algo sobre sus padres o algún personaje nuevo... o la mapachita.. a saber.
Como critica una vez mas noté un par de errores ortográficos pero agradezco la mención y el nuevo capítulo. Para el siguiente me parece que comentaste quizá te tome un poco de tiempo el publicarlo, tómate tu tiempo.

Linda noche y Saludos.
 

Skye D.

Escritor y rolero.
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Kail despertó sobresaltado, dando un pequeño gritito de sorpresa y vergüenza, sintiéndose completamente empapado. Justo un instante antes había estado soñando que tenía una gran necesidad de ir a orinar, en el sueño iba corriendo al baño y se aliaba, cosa que sintió de inmediato. Pero algo en su subconsciente le advertía que algo no iba bien, le hizo notar el calor que sentía por sus piernas y su cintura… y cuando al fin había despertado era demasiado tarde. El olor a orina era inconfundible y al encender la luz de su aplique y apartar las mantas vio una gran mancha azul en los pantalones de su pijama y en las sábanas. Al instante sus ojos se llenaron de lágrimas al pensar que de nuevo había tenido un “accidente”, ya llevaba varios meses, casi un año, desde la última vez y pensaba que ya se había hecho mayor para llevar pañasueños, como los llamaba su mamá. El color azul lo asustó al principio, hasta que recordó el refresco que se había tomado con Derek, quedándose dormido al rato y olvidándose por completo de ir al baño antes de acostarse. Supuso que su hermano le había puesto el pijama y lo había metido en la cama. Asqueado, lloroso y un poco asustado, se levantó de la cama y se quedó mirando las sábanas sin saber que hacer, notando como le temblaba el cuerpo hasta que hundió la cara entre las manos y empezó a llorar. Apenas un minuto después escuchó a Derek que abría la puerta y preguntaba que ocurría, lo sintió acercarse y lamentarse, lo que aumentó su llanto.

—Oh, Kail, cachorrito, no llores, no pasa nada… —Escuchó que le decía Derek, con un tono tan cariñoso como el que usaba su madre, notó como se arrodillaba a su lado y le acariciaba la cabecita. —Tranquilo, todo está bien. —Le escuchó decir, pero incapaz de cortar el lloro, se giró y lo abrazó, hundiendo su carita en su hombro, cosa que pareció sorprenderlo, pero al poco notó sus manos frotándole la espalda. —Vamos, vamos, ya está… —Dijo tras unos minutos, cuando se hubo calmado un poco. —No llores, vamos a quitar esas sábanas y mañana la echaremos a lavar… —Lo miró de arriba abajo. —También deberías quitarte ese pijama, limpiarte y ponerte uno seco… —Pero él no quería hacer nada de aquello y negó con la cabecita, no quería tocar su pijama mojado ni las sábanas, solo quería cerrar los ojos y despertar de aquella mala pesadilla, pues una parte de su mente seguía como dormida.

—o—

Derek no dejaba de maldecirse y de llamarse estúpido para sus adentros, Junne le habría recordado como media docenas de veces que Kail debía ir al baño antes de meterse en la cama, le había contado que había tenido algunos problemas para dormir y que mojaba la cama de vez en cuando, cosa que evitaba poniéndole unos pañales “especiales” para niños que sufrían de aquella incontinencia. La culpa de que estuviera con aquel sofocón era culpa suya, en primer lugar por dejarle beber un refresco tan enorme por la noche y en segundo por no recordar que tendría que haberle hecho ir a orinar. Tras intentar tranquilizarlo y hablarle con cariño, parecía como en una especie de trance, tenía los ojos llorosos y las orejas gachas, se balanceaba un poco sobre los pies y aunque era evidente que no estaba dormido, parecía zombi. Supuso que su mente trataba de evadirse de aquella situación, por lo que decidió tomar cartas en el asunto al verlo negar con la cabecita cuando le dijo que debía irse a cambiar de pijama y limpiarse.

—¿Quieres que lo haga por ti? Te veré desnudo… —Advirtió, pues no quería empeorar aquella situación, pero al verlo asentir con las orejitas gachas y ojos ausentes no siguió dudando.

Le quitó la camisa del pijama en un momento, luego los pantalones y pasó las manos por detrás de su cintura, desabrochándole el cierre de los calzoncillos, tal como había echo con el de los pantalones un momento antes. Metió los dedos en los laterales de la ropa interior tan llamativa de pikachu y lo miró como para asegurarse de que estaba bien, pero solo vio la cara triste y avergonzada del zorrito. Con un suspiro, se los bajó hasta los tobillos, dejándolo desnudo. En aquel momento Derek no pensaba en nada pervertido, ni siquiera le resultaba excitante o morboso, solo pensaba en que él era el culpable de estar haciéndole pasar aquel mal rato, y quería hacer todo lo posible por ayudarle a pasarlo. Ni tan siquiera pensó en Ben o en Joss.

—Saca los pies. —Ordenó con suavidad, haciendo que diera un pasito atrás, recogiendo la prenda húmeda sin el menor atisbo de asco, alzando las cejas con sorpresa al ver que el pelaje blando del zorrito estaba ligeramente azulado. —Iré a llevar todo esto al lavadero. —Indicó, empezando a quitar las sábanas tras echar el pijama encima. —No te preocupes, mamá puso una funda impermeable, el colchón no está mojado. —Dijo haciendo una bola con todo, funda impermeable incluida. —No te muevas, iré a llevar estoy traeré unas toallitas y te secaremos, tardaré un minuto. —Ordenó, saliendo a correr y bajando de tres en tres los escalones para ir al piso inferior.

—o—

Kail seguía con la mente aturdida, como si solo la mitad de ella estuviera despierta, por algún motivo no le importó lo más mínimo que Derek lo desnudara ni que lo viera como tal, su tono cariñoso y amable lo había ayudado a calmarse. Ya no lloraba, pero sentía los ojos irritados, y empezó a notar algo más, un poco de frío al estar completamente desnudo. Al bajar la mirada se vio de aquel modo, totalmente expuesto y apenas sintió un atisbo de vergüenza porque su hermano lo hubiera visto así. Una palabra en su mente seguía dándole vueltas mientras contemplaba su desnudez, toallitas, tras un momento su mirada ausente se dirigió a uno de los cajones que había bajo su cama, caminó hasta él y se acuclilló para abrirlo. En el interior había algo de ropa, pero al levantarla encontró un paquete de toallitas y de aquellos pañales que había estado tanto tiempo sin usar. Tomó las toallitas y uno de aquellos pañales y se giró al mismo tiempo que sus orejitas se movían en dirección a la puerta al escuchar un ruido, viendo entrar a Derek con una camiseta en la mano y un paquete de toallitas. Sin decir nada, alzó las cosas que había cogido y se las ofreció.

—o—

La mente de Derek era un tremendo torbellino de pensamientos, su corazón latía acelerado en el pecho y todo porque no tenía ni idea de como reaccionar ante aquel problema. Hasta el momento solo había improvisado, pero tenía que hacer algo para hacerle saber a Kail que no había pasado nada malo, dejó las sábanas en el cesto de la ropa sucia y corrió de nuevo escaleras arriba tras atravesar la casa, fue directamente hasta su habitación, donde sabía donde poder encontrar unas toallitas. Entonces una idea surgió en su mente de golpe, ya creía saber como conseguir que Kail se sintiera acogido y seguro, abrió su armario y buscó entre las sudaderas hasta que dio la que estaba buscando. Una sudadera azul cobalto, parecida a la que ya tenía, pero aquella tenía el escudo de su antiguo equipo de fútbol gravado con hilo dorado sobre el corazón y el nombre por detrás en letras azul oscuro con la mascota del equipo, un zorro blanco. Sabía que Kail había admirado aquella sudadera desde la primera vez que se la había visto puesta meses atrás, en una de las ocasiones en que fueron a una excursión. Salió de su cuarto con aquella prenda y las toallitas y en un momento entraba en la habitación del zorrito, quedándose paralizado al verlo con aquel pañal en las manos. Dejó caer los brazos y suspiró, agachando un poco las orejas y acercándose a él.

—Kail, no hace falta… —Comenzó a decir, pero al ver como se encogía y sus ojos volvían a ponerse llorosos se interrumpió. —Está bien… no hace falta que sientas vergüenza, mamá ya me habló de esto… —Dijo acuclillándose, acariciándole la cabecita cuando alzó el rostro, avergonzado e interrogante. —Tranquilo, yo también mojé la cama de pequeño. —Aseguró, aunque que él recordara solo le pasó una o dos veces cuando era mucho más pequeño, pero pensó que no era necesario darle todos los detalles. Al ver que tenía unas toallitas en las manos las señaló. —Veo que ya tienes las tuyas propias. ¿Quieres limpiarte tú? —Preguntó con una sonrisa amable, suspirando para sus adentros aliviado cuando lo vio asentir.

No es que estuviera pensando en nada sexual ni mucho menos, su mente no estaba ahora para pensar en nada erótico o morboso, pero tenía miedo de que a la mañana siguiente, cuando tuviera la mente más despejada y no pareciera un zombi, se arrepintiera de algo y perdiera todo el avance que habían hecho juntos después de haberse sincerado tanto. Kail se fue al baño donde se estuvo limpiando mientras que él ponía una funda y sábanas limpias, preparando la cama lo mejor posible, al escucharlo salir, se giró y se lo encontró con el pañal en la mano, ofreciéndoselo.

—No creo que vayas a volver a mojar la cama… —Le dijo, pero al verlo agachar las orejas y apretar el puño de la otra mano, con lágrimas en los ojos, se acercó hasta él y tomó el pañal, abriéndolo, era como unos calzoncillos, se ponían igual, con un único cierre en la parte trasera para la cola. —Ya está… —Dijo observando que quedara bien puesto.

Era un pañal bastante fino, y para su sorpresa, se fijó que era de una de las series favoritas de Kail, representando a los personajes en el estampado. Le acarició la cabecita y le dio en la frente un beso, olía a las toallitas afrutadas con las que se había limpiado y debían ser buenas, porque incluso el tinte azul del refresco que había manchado el pelaje había desaparecido.

—Mira, te traigo esto… es una de mis sudaderas, creo que te gustará… —Dijo cogiendo la prenda que había dejado sobre la cama hecha, mostrándosela, viendo un pequeño brillo de ilusión y alegría en sus ojos tristes. —Es para que veas que confío en que no mojarás más la cama. —Comentó mientras se la metía con cuidado por la cabeza, ayudándole a ponérsela. —Te queda genial. —Aseguró sonriendo, acuclillado delante de él, viendo que le llegaba un poco por encima de la mitad de los muslos. —Ahora vuelve a la cama… —Derek se llevó un pequeño sobresalto cuando lo abrazó con fuerza, rodeándole el cuello y hundiendo el rostro en su pecho, temblando al borde del llanto. Lo abrazó instintivamente contra sí y le acarició la espalda, teniendo una idea que creía que complacería a su hermanito y la haría ver que lo quería. —¿Quieres dormir conmigo esta noche? —Preguntó, viéndolo asentir.

Sin decir nada más, se incorporó notando como al hacerlo lo abrazaba también con las piernas, pasó una mano por la espalda y colocó el otro bazo bajo el trasero para que no se escurriera y fue a su habitación. Con cuidado caminó hasta la cama, donde lo dejó en su cama, viendo como se acomodaba, apoyando la cabeza en un extremo de la almohada y dándole la espalda. Derek salió un momento para apagar la luz del cuarto de Kail y cerrar la puerta, tras lo cual llegó a su habitación y por puro instinto se empezó a quitar los pantaloncitos para meterse en la cama, pero se detuvo en el gesto y enseguida se tumbó al lado del zorrito, tapándolos a ambos con una manta, pues en aquella época las noches ya eran mas suaves y no era necesario abrigarse mucho. No sabía si debía abrazarlo para dormir, pues sinceramente tenía miedo de asustarlo o de que Kail no estuviera preparado para aquel nivel de intimidad. Entonces, vio como los hombros comenzaban a temblar y lo escuchó sollozar, preocupado apoyó un codo en la cama y apoyó la otra mano sobre su hombro, tratando de que se girarse hacia él, pero se resistía.

—Kail, ¿qué sucede? No se lo contaré a mamá si no quieres… —Dijo pensando que quizás le asustaba enfadar a su madre o algo así.

—N-no es eso. —Respondió, hablando al fin desde que lo había encontrado ante su cama.

—¿Entonces qué es? —Preguntó amable, acariciándole el costado.

—Qu-qué ya no vas a querer ser mi hermano. —Dijo con voz llorosa, con tal intensidad que Derek notó que se le partía el corazón. —Tú eres bueno conmigo, me has ayudado con Luck, me invitaste a un helado y me has contado un montón de cosas sobre tu mamá… y-y sobre todo. —Concluyó con voz ahogada, incapaz de seguir hablando.

—¿Pero que estás diciendo? Claro que quiero seguir siendo tu hermano, te quiero, y eso lo que a pasado en tu cama no va a cambiar nada de eso. Mírame. —Ordenó con firmeza, haciendo que se girase hacia él, acariciándole el rostro lloroso. —Te quiero, bobito, y nada de lo que hagas hará que eso cambie, solo has tenido un pequeño accidente, esas cosas pasas. Buen hermano sería yo, si dejara de quererte solo por una tontería así. —Dijo sonriéndole.

Kail, con los ojos anegados en lágrimas, hundió el rostro de nuevo en su pecho y lloró unos minutos, paciente, dejó que se desahogara, aunque en aquella ocasión también notó un nudo en la garganta y que se le escapaba alguna lagrimilla. Tras unos diez minutos en que de nuevo todo quedó en calma, notó como jugaba distraído con el pelaje de su pecho.

—Es hora de dormir, bobito, mañana date un baño cuando te levantes. —Le dijo dándole un beso en la cabecita, esperando que volviera a acomodarse para dormir, viéndolo asentir.

—¿Podrías llamarme del otro modo? Bobito no me gusta… —Susurró bajito, con voz algo ronca y adormilada.

Derek se quedó parpadeando, sin saber a lo que se refería. Hizo memoria repasando su conversación, recordando entonces cómo lo había llamado al entrar a la habitación, haciéndole sonreír el recuerdo.

—¿Cachorrito? —Preguntó dulce, notándolo asentir más que verlo, pues el lugar apenas era iluminado por una lámpara de plasma sobre su escritorio. —Está bien…

—Puedes contárselo a mamá… —Musitó en voz baja.

—Ya veremos… —Respondió, dando un bostezo, cansado, notando que no parecía capaz de dormirse, entonces recordó algo, le rozó la frente con la nariz y cuando levantó el rostro, le lamió el morro, dejándolo con los ojitos muy abiertos y algo ruborizado.

—¿Q-qué haces? —Preguntó tapándose con una mano.

—Mamá me dijo que te diera un beso, y he visto que ella te da besos así. —Respondió tranquilo, aunque sentía arder un poco sus mejillas. Kail parecía desconcertado, por lo que se apresuró a añadir. —Lo siento, pensé que… —sacudió la cabeza— no volveré a hacerlo. —Prometió.

—¡N-no! No pasa nada… —Replicó Kail todo ruborizado, acercando su hocico y lamiéndole el morro igual que había hecho con él o hacía con su madre. —Somos hermanos, y no pasa nada malo. —Aseguró antes de sonreír, darse media vuelta y suspirar mucho más tranquilo, pegando su cuerpo al de él.

Derek sonrió y lo abrazó contra sí, adoptando una posición de “cucharita” totalmente inocente. Creía que lo había hecho bastante bien, ciertamente no se esperaba tener que afrontar tantas crisis en un solo día, y mucho menos una tan gorda como aquella, había estado al borde del abismo, pero se había salvado por los pelos. Notó que Kail caía presa del sueño y el cansancio en pocos minutos, él le seguía de cerca, pero un último pensamiento cruzó su mente, el primer y único pensamiento ligeramente pervertido o morboso: Había besado a Kail. Fue un beso fraternal, sin ningún tipo de malicia ni contexto explícito, pero ciertamente le agradó la sorpresa de que se lo devolviera. Orgulloso, se acurrucó contra él y se quedó dormido.

—o—

Cuando Kail despertó se quedó aturdido por un momento al ver que no estaba en su habitación, aquella pared que veía no era la de su cuarto, sino del cuarto de Derek. Notó alguien junto a él y al volver el rostro vio la nuca de su hermano que seguía durmiendo apaciblemente. Los recuerdos de lo sucedido durante la madrugada vinieron de golpe a su cabeza y notó que se ponía rabiosamente ruborizado. No recordaba cada detalle, pero sí flashes de imágenes y palabras sueltas. Recordó que Derek lo desnudó por completo, que tras limpiarse le puso un pañalsueño… alargó una mano y la metió por la parte delantera, palpando que estaba seco. Suspiró aliviado, llevándose la mano al hocico y recordó aquel beso, o más bien lamida, que le había dado y que él había devuelto. Aunque había sido el mismo gesto que su madre tenía frecuentemente con él, que lo hiciera Derek no había sido lo mismo, haciendo que todo su cuerpecito se estremeciera y notara oleadas de calor que lo habían recorrido. Ruborizado, apartó con cuidado la manta que lo tapaba y bajó de la cama, recordó que le había dicho que tenía que bañarse, pero quería hacer algo por él por ser tan bueno. Al echar a andar recordó que aún llevaba el pañal, y como no le gustaba llevarlo sin necesidad, se lo quitó y lo dejó a un lado. Viendo que la sudadera le llegaba por debajo de la cintura, se sintió bastante seguro y protegido. Salió del cuarto y bajó las escaleras sin hacer ruido, dirigiéndose directamente a la cocina. Después de lo bien que se había portado con él, quería prepararle una sorpresa a su hermano, sacó la tostadora y se dispuso a prepararle un buen desayuno.

—o—

Derek despertó cuando al girarse de nuevo y alargar una mano no sintió el cuerpo de Kail, abrió los ojos algo legañosos y parpadeó hasta que se acostumbró a la luz que entraba por unos centímetros de persiana que siempre dejaba levantada. Su mirada se encontró con los pañalsueños de Kail y por algún motivo comenzó a ruborizarse recordando los últimos instantes de la noche anterior antes de quedarse dormidos. Lanzó un leve gruñido, ahora cuando todo estaba más tranquilo su mente iba por otros derroteros, recordando lo agradable que había sido darle aquella lamida o lo lindo e inocente que se veía con aquellos pañales. Sacudiendo la cabeza para quitarse cualquier posible pensamiento lujurioso, alargó la mano hacia su teléfono móvil que reposaba sobre la mesilla y le echó un vistazo a los mensajes que tenía. Alzó una ceja con sorpresa al ver un mensaje de Herik que le indicaba que estaba deseando volver a quedar con él para hablar. Suspirando pasó al siguiente mensaje, aquel era de su padre, que le daba los buenos días y le preguntaba como iban las cosas. Como aún se sentía demasiado adormilado para mandar un mensaje de texto decidió llamarlo.

—Buenos días, hijo. —Lo saludó su padre tras descolgar. —¿Cómo habéis pasado la noche?

—Bien papá. —Mintió, pues le había prometido a Kail no contar lo ocurrido. —¿Y vosotros? ¿Las cosas marchan bien?

—Sí, va genial, incluso puede que regresemos antes de los previsto.

—No deberíais tener tantas prisas en volver, aquí estamos bien. —Quiso tranquilizarlo, pues sabía que a veces se preocupaba demasiado.

Escuchó la risa profunda y divertida de su padre.

—Lo pensaré. —Prometió. —Me a dicho tu madre que has hecho grandes progresos con Kail y que le has contado los planes de vacaciones.

—Sí, al parecer tenía algo de complejo e inseguridad, aún estoy trabajando con él, que se quedara en calzoncillos el primer día es un gran paso. Creo que podremos disfrutar todos de las vacaciones en Aduara, hace mucho que no vamos para pasárnoslo bien. —Dijo con una media y triste sonrisa, recordando lo bien que se lo pasaban los tres, cuando su madre biológica aún vivía.

Balten dejó escapar un largo suspiro, pues había pensado lo mismo.

—Lo se, hijo, lo se. —Respondió conteniendo un poco la voz. —¿Necesitáis algo? —Preguntó, seguramente para intentar pensar en otra cosa.

—No, ya fuimos ayer a comprar algunas guarrerías… —Entonces recordó a Herik, evidentemente no podrían hacer nada estando Kail en casa, pero si lo que realmente quería era hablar no veía problemas. —¿Puedo invitar a un amigo? —Preguntó entonces. —Y prometo que solo será un amigo. —Aseguró serio, aguardando durante unos segundos la respuesta.

—Está bien, pero cuida de tu hermano, no lo dejes solo mucho rato. —Le advirtió, escuchándose de fondo que alguien lo llamaba. —Hablamos más tarde, tenemos que ir a una reunión, te quiero.

—Yo también te quiero… —Suspiró recostándose en la cama, empezando a responderle a Herik que lo llamara cuando tuviera un momento.

En aquel momento la puerta se abrió y alzó la cabeza, viendo entrar a su hermanito con una bandeja en las manos, en las que podía verse unas tostadas un poco requemadas y una taza que olía a leche con cacao, el cual se había desbordado un poco manchándola con regueros que llegaban hasta la base.

—Bu-buenos días… —Lo saludó Kail, con las orejitas gachas en actitud avergonzada.

—Buenos días. —Lo saludó con una gran sonrisa. —¿Eso es para mí? —Preguntó sorprendido a medida que se acercaba hasta la cama y le ofrecía la bandeja, que contaba con unas patas a los lados para poder apoyarla sobre la cama y quedara sobre el regazo. —No deberías haberte molestado. —Lo regañó con dulzura.

—Es lo menos que puedo hacer después de todo lo que me has ayudado… y de lo de anoche. —Aseguró algo cabizbajo, jugando con la parte inferior de la sudadera.

—No tiene mayor importancia, esos accidentes ocurren. —Le dijo de nuevo. —¿Recuerdas algo? Parecías un poco zombi… —Comentó un poco ruborizado.

—S-sí, casi todo… —Asintió con las mejillas encendidas, manteniendo la mirada gacha.

—Espero que eso no te haya hecho cambiar de opinión con lo de ir a Aduara. Tengo muchas ganas de enseñarte mis lugares favoritos. —Le dijo, sonriendo ampliamente al verlo alzar la cara con una tímida sonrisa y los ojos iluminados de ilusión.

—¡Claro! —Exclamó, dando un salto y abrazándolo, teniendo cuidado de no tirar la bandeja. —Pensé que ya no querrías estar conmigo después de lo de… —Derek posó los dedos en su hocico.

—Tranquilo, no hablemos más del tema. —Dijo ladeando un poco la cabeza. —¿Te gustaría que usáramos la piscina climatizada? Usaremos el bañador. —Se adelantó a decirle, pensando que quizás podría ponerse nervioso imaginándose cosas. —Invitaré a un amigo, ¿te importa?

—Estaría genial. —Asintió contento, agitando su plumosa cola ante la idea de la piscina. —Me parece bien. —Dijo un poco extrañado porque le consultara.

—¿Tú quieres invitar a alguien? —Le preguntó, cogiéndolo totalmente por sorpresa.

—Ahora mismo no se me ocurre nadie… —Respondió con las orejitas gachas.

—No pasa nada, si se te ocurre dímelo. —Señaló la puerta. —Ahora vete a dar un baño, y muchas gracias por el desayuno. —Dijo dándole un buen bocado a una de las tostadas tras untarla de mantequilla y mermelada de moras.

—Sí, te lo diré… —Dijo volviendo a asentir. —Lo se, solo quería prepararte antes del desayuno, me alegro de que te guste. —Respondió con una risita, antes de darse media vuelta.

Nada más hacerlo Derek casi se atragantó, pudo aguantar hasta que salió de la habitación, pero luego empezó a toser un poco, totalmente ruborizado, dando un sorbo al cacao. Había dado por hecho que Kail se habría puesto algo debajo de la sudadera, pero cuando se había dado la vuelta pudo verle el trasero sin ningún problema, pues llevaba la cola alzada y eso había levantado la parte trasera de la prenda.

—Este cachorro no deja de sorprendeme… —Murmuró tosiendo un poco más, antes de sonreír y encoger los hombros, contento de que no mostrara inicios de que se había vuelto a retraer en sí mismo.

Tomó el móvil y le mandó un mensaje a Herik invitándolo a la piscina, indicando que fuera con bañador, pues había creído escuchar que solía ir a la zona nudista del lago cuando el clima lo permitía. Poco después, cuando terminaba de desayunar, recibió una respuesta entusiasmada de confirmación.

Un par de horas después los dos estaban haciendo sus tareas, Derek había puesto la lavadora y tendido la ropa para que se secara y Kail estaba haciendo algunos deberes del colegio, no eran obligatorios, pero su madre le había dejado claro que debía dedicarle todos los días un par de horas a repasar lo que ya habían dado en el colegio para mantenerlo fresco en la memoria, incluso le hacía adelantarse algunos temas.

—Derek, he terminado. —Anunció el cachorro, acercándose a su hermano, que acababa de limpiar uno de los baños.

—Muy bien, echemos un vistazo. —Dijo sonriendo, cogiendo el cuaderno y revisando que todo estuviera en orden.

Kail seguía llevando la sudadera azul que le había dejado, y bajo aquella ahora llevaba unos calzoncillos limpios que se había puesto tras darse un rápido baño. Derek llevaba el pantalón corto de deporte, con el que se encontraba algo incómodo, pero no quería que algún recuerdo peregrino le jugara una mala pasada y asustarlo. Tras unos minutos asintió satisfecho.

—Todo parece estar en orden… —Asintió satisfecho, alzando la cabeza. —Creo que es hora de ir a la piscina, ve a ponerte el bañador. —Ordenó, escuchándose el timbre. —Será mi amigo, ala, corre. —Lo instó.

—¡Bien! —Exclamó contento al escuchar que había hecho bien los deberes. —¡Voy ahora mismo! —Dijo entusiasmado, corriendo hacia las escaleras tras escuchar que había llegado su amigo, al final él también había invitado a Misel, pues pensaba que estaba en deuda con ella por haberlo ayudado en el supermercado, pero de momento la mapachita no había respondido.

—Buenos días. —Saludó Derek a Herik tras abrir la puerta, encontrándoselo en el umbral, algo nervioso, al asomarse vio que había venido en un flamante coche. —Bonito coche. —Observó mientras lo invitaba a pasar.

—Buenos días, gracias por invitarme. —Respondió girándose para mirar el vehículo. —Gracias, es un regalo pre-universidad. —Dijo riendo un poco, ruborizándose y rascándose la nuca. —Yo… ante todo quería pedirte disculpas por lo de ayer… no debí forzar una situación como esa en el almacén. Tu hermano casi nos pilla. —Se disculpó.

—No te preocupes. —Sonrió un poco Derek, sacudiendo la cola. —Quiero decirle que soy gay y seguramente sea dentro de poco, pues como te comenté nos estamos sincerando mucho últimamente y no quiero que piense que ser gay es algo malo o que haya que guardar en secreto. —Explicó cerrando la puerta tras pasar, viendo que iba con pantalones cortos, una camisa negra ajustada y una mochila. —Un poco pronto para el verano, ¿no? —Preguntó divertido, guiándolo por la casa.

—Te entiendo, no diré nada al respecto. —Asintió, mirando a su alrededor. —Una casa preciosa, aunque en el pueblo se decía que estaba encantada, al menos la antigua casa que había aquí antes. —Dijo riendo un poco al ver como se le erizaba el pelaje de la nuca. —¿Te dan miedo los fantasmas?

—N-no, claro que no, son todo cuentos e historias. —Respondió apresurado, claramente nervioso. —En fin, podemos ir a mi cuarto si quieres cambiarte, mi hermano ya se está poniendo su bañador.

—Claro, vamos. —Asintió con una sonrisa pícara.

—No vamos a hacer nada, si Kail casi nos pilló en el almacén imagínate estando en nuestra casa. —Le advirtió.

—Está bien, está bien. —Asintió riendo. —Pero me resultará muy raro usar bañador, el que traigo es del instituto. —Dijo con un gesto hacia la mochila que llevaba sobre un hombro, pues aunque fuera una ciudad pequeña el instituto de Cristín tenía una de las mejores instalaciones de la zona.

—Ese mismo bastará. —Aseguró encogiéndose de hombros.

Al subir las escaleras se encontraron con Kail, que salía de su habitación con el bañador tipo slip de su clase de natación, era de color azul oscuro con una banda celeste que lo cruzaba en diagonal. Al ver a Herik se ruborizó un poco, pero se mantuvo tranquilo, pues estaba acostumbrado a que lo vieran al menos en bañador.

—Buenos días. —Saludó con una ligera inclinación, siendo el gesto devuelto por el ciervo.

—Kail, recuerda llevar una toalla, espéranos abajo. —Indicó Derek mientras se dirigía a su habitación seguido por su amigo.

—Vale, no tardéis. —Respondió agitando la colita y metiéndose de nuevo en su cuarto para buscar una toalla de playa.

—Es un cachorro encantador. —Dijo sonriendo Helrik, siguiéndolo al interior de su habitación.

—Lo es, y cada día que pasa lo quiero más. —Aseguró comenzando a desnudarse sin pudor alguno.

—Es una pena que sea tan vergonzoso, cuando me dijiste que trajera bañador pensé que estabas bromeando. —Reconoció riendo un poco, desnudándose también pero sin perder detalle del cuerpo del lobo.

—A tenido ciertas experiencia que le han hecho ser inseguro, pero las está superando. —Respondió al tiempo que miraba por encima del hombro, alzando una ceja al verlo mirarle con atención el trasero. —Herik… —Advirtió, viendo que estaba desnudo y con una inminente erección, pues el miembro alargado y de color rosa empezaba a salir de su funda.

—Vamos, al menos deja que me alegre la vista. —Dijo riendo, acercándose a él, abrazándolo por detrás y dándole un beso en la mejilla. —He vivido una experiencia muy liberadora contigo al confesarte que realmente me gustan los machos, entiende que tenga deseos de explorar esta nueva parte de mi sexualidad. —Explicó, sin soltar el abrazo y deslizando las manos desde el pecho hacia el vientre.

Derek gruñó un poco, ruborizado y se dejó acariciar durante unos segundos, pero cuando notó que sus manos bajaban demasiado rápido hacia su entre pierna, se las sujetó con firmeza, apartándose un poco de él.

—Ya tendremos tiempo, pero primero debes romper con tu novia. —Exigió, dejándolo paralizado. —Se lo importante que es para ella todo ese royo del baile, y aunque no busco ningún tipo de relación formal, me niego a ser ese tipo ruin que pone los cuernos. —Dijo quedando de cara a él, mirándolo con seriedad.

Herik suspiró, agachando un poco las orejas.

—Ya lo he intentado, pero Elva quiere que aguantemos hasta fin de curso. Además, no me siento preparado ni mucho menos para hacer pública mi condición.

—Tarde o temprano se sabrá, te lo aseguro, no podrás vivir toda la vida en el armario, sobre todo tal como son las cosas hoy día, si me estuvieras hablando de hace que se yo, treinta, cincuenta, o más años, vale, pero ya te dije que quienes te den la espalda no son verdaderos amigos. —Le recordó.

—Lo sé, solo dame tiempo para reunir valor. —Pidió sacudiendo la cabeza, abrumado.

—Muy bien, lo haré, pero tienes que cortar lo antes posible con Elva, o de verdad no me sentiré cómodo cuando estemos juntos. —Dijo con dureza, pero al verlo tan desanimado suspiró, acercándose a él, para tomarle del mentón y besarlo, notándolo primero sorprendido, pero luego estremeciéndose y devolviéndole el beso un tanto nervioso. —Ahora vamos a la piscina, Kail debe estar impaciente. —Concluyó con una media sonrisa antes de coger el bañador que había sacado para ponérselo.

—o—

Kail estaba realmente emocionado por que Derek no se hubiera enfadado con él o lo hubiera rechazado después de haber mojado la cama. Sinceramente había notado en su corazón que lo repudiaría, que no querría ser su hermano tal como le había dicho por ser un “bebé moja camas”, pero muy al contrario le había repetido que lo quería y que seguía queriendo ser su hermano. Preparar el desayuno fue solo una de las muchas cosas que quería hacer por él, también quería demostrarle que iba enserio con lo de ir a Aduara y tenía pensado bañarse en la piscina en calzoncillos, pero la presencia de Herik lo había echado todo a perder. Derek ya lo había visto desnudo dos veces, y aunque habían sido experiencias muy vergonzosas, el mundo no se había acabado ni nada por el estilo, por lo que quería seguir experimentando, pero sin más público delante. Por algún motivo, no se sentía tan seguro llevando calzoncillos que llevando el bañador, aunque prácticamente las prendas cubrían la misma proporción del cuerpo. Pensó sobre aquello y finalmente no sacó una conclusión muy lógica, pues por un lado el bañador era más ajustado, algo que lo disgustaba, y por el otro los slip que él tenían solían ser de vivos colores o dibujos. Estaba rumiando sobre aquellos pensamientos cuando alguien llamó al timbre, sobresaltándolo un poco. Estaba en el salón esperando a que Derek bajara de cambiarse con su amigo, por lo que fue abrir el mismo tras asomarse por uno de los laterales del marco de la puerta, que eran de cristal cubierto por unas finas cortinas.

—¡Misel! —Exclamó al ver a su amiga de la escuela, mirando hacia un chico unos años mayor que ella y a un adulto, el cual dedujo era su padre.

—Hola, Kail, estos son mi hermano Alex y mi papá. —Los presentó la pequeña.

—Hola, encantado de conocerte, Kail, mi hija me a hablado mucho de ti. —Lo saludó el mapache, extendiendo una mano. —Yo también soy Alex, pero puedes llamarme señor Coon. —Informó.

—Encantado señor. —Respondió un poco avergonzado Kail, poco acostumbrado a su corta edad a ser tan formal, devolviéndole el apretón de manos un tanto flojo y nervioso.

—Espero que no te importa que haya traído también a mi hermano, quería venir sola, pero mamá no me dejaba venir si él no venía. —Explicó Misel.

—No, claro, mientras más mejor. —Dijo sonriendo al chico, que también le tendió la mano, un poco incómodo, pues era evidente que no estaba muy contento de estar allí.

Kail calculó que tendría unos doce años.

—¿Están tus padres? —Preguntó el señor Coon con una sonrisa.

—Mi hermano mayor. —Respondió sintiendo una extraña sensación de calor en el pecho al decirlo, preguntándose cuanto tiempo estaría sintiendo aquello cada vez que se refiriese a Derek de aquel modo.

—¿Puedo hablar con él? No dudo de que sea un chico responsable pero… —Comentó, cortándose al verlo asentir.

—Claro, lo llamaré ahora mismo. —Respondió al tiempo que se daba la vuelta y dirigiéndose hacia las escaleras, encontrándose con que ya bajaba acompañado de Herik. —Misel a podido venir al final, viene con su papá y su hermano mayor. Su papá quiere hablar contigo. —Informó.

—Oh, claro, enseguida. —Asintió Derek, caminando hacia la entrada de la casa e invitando al mapache a entrar para hablar acompañado de Derek, que al parecer lo conocía, saludándolo con entusiasmo.

—Como no me respondías pensé que no vendrías. —Dijo Kail a Misel, que miraba con asombro el recibidor de la gran mansión, que podría ser posiblemente más grandes que los salones de algunas casas.

—¿No lo hice? —Preguntó algo desconcertada, echando mano del pequeño bolso que llevaba al hombro y tomando su móvil, ruborizándose al instante y agachando las orejas. —E-es verdad, me emocioné tanto que se me olvidó. —Se disculpó cabizbaja.

—Eres una atolondrada… —La regañó con suavidad su hermano, acariciándole la cabeza. —Lo siento, no nos conocemos, me siento un poco como de sobra, pero mi madre…

—No pasa nada, enserio. —Aseguró a los dos hermanos, disculpándolos con una sonrisa. —Mi madre seguramente hubiera hecho lo mismo si me hubieran invitado a casa de alguien.

—Mi cumpleaños es dentro de un mes, para entonces hará más calor y vamos a celebrarlo en el lago Cristín, estáis los dos invitados a venir. —Dijo Misel con las mejillas ruborizadas.

—Oh, que bien, claro, iremos, muchas gracias. —Respondió, mirando hacia la puerta viendo que Derek ya se despedía del señor Coon, que le dejó una mochila donde seguramente iban las cosas de los dos hermanos.

—¿Vas a usar bañador? —Preguntó de repente Alex, como si se acabara de dar cuenta.

—Claro… —Asintió extrañado, ladeando un poco la cabeza, fijándose en la mirada que intercambiaron los dos hermanos.

—Bueno, vuestro padre vendrá a recogeros a las seis. —Anunció Derek caminando hacia ellos, quedándose extrañado al ver sus rostros de incomodidad. —¿Qué ocurre?

—No sabíamos que teníamos que traer bañador… —Comenzó a decir Misel.

—Quizás deberíamos avisar a papá antes de que se vaya irnos a casa… —Indicó su hermano.

Derek dio un pequeño respingo, supuso que Kail no había especificado en su mensaje que llevaran el bañador, pues ignoraba que en su mayoría los habitantes de Cristín disfrutaban de las zonas nudistas de su fantástico lago cuyas aguas le daba nombre a la población. Hizo una mueca y miró hacia Kail, que aún sorprendido por aquello le devolvió la mirada.

—Es una pena, pero tenéis…

—¡No! —Exclamó de repente Kail interrumpiéndolo. —T-tengo bañadores de sobra en mi cuarto… —Dijo mirando a los mapaches. —Algunos están por estrenar. —Aseguró.

Misel y Alex se miraron por un momento, indecisos, pero al final asintieron con una sonrisa.

—Nunca he usado bañador fuera de clases. —Dijo Misel riendo un poco.

—Yo tampoco. —Coincidió su hermano.

—¿Y cómo vais a la piscina? —Preguntó extrañado Kail, ladeando la cabeza, sin percatarse de la cola alzada en tensión de su hermano.

—¿P-por qué no los acompañas a tu habitación, Kail? Herik y yo iremos a la piscina. —Los interrumpió el lobo.

—Oh, claro. —Asintió. —Es por aquí. —Les indicó con una mano para que lo siguieran, subiendo las escaleras hacia su cuarto.

—Es muy bonito. —Dijo Misel una vez hubieron llegado, mirando alrededor.

—Tienes muchos juegos… —Dijo un poco envidioso Alex, parado ante una de las estanterías de los videojuegos.

—Sí, me los regalaron en mi cumpleaños. —Explicó caminando hacia uno de los cajones de una cómoda. —Aquí están los bañadores, podéis… —Empezó a decir al tiempo que se giraba, dando un grito y tapándose la cara con las manos al ver que habían comenzado a desnudarse, pillándolos justo cuando se disponían a bajarse la ropa interior.

Por lo poco que pudo ver, los dos tenían un cuerpo rellenito, con algo de pancita, él llevaba unos slip verdes con los elásticos blancos y ella una braguitas infantiles de color rosa claro con la imagen de una pequeña poni de un rosa chicle.

—¿Te pasa algo? —Preguntó preocupada Misel, que se acercó a él tocándole un brazo.

Kail vio entre los dedos que seguía llevando las braguitas, cerrándolos con fuerza, sintiendo que le ardía la cara.

—¡Estáis desnudos! —Exclamó.

—Claro, nos vamos a poner un bañador… —Respondió algo desorientada.

—Pero yo aún estoy aquí. —Trató de explicar, sintiendo que le ardían las orejas.

Una vez más los hermanos se miraron un poco extrañados, pero Alex pareció entender la situación y se adelantó, para apartarla de su lado.

—Lo sentimos, hemos sido un poco irrespetuosos. —Se disculpó. —Estamos acostumbrados a no sentir vergüenza de mostrarnos desnudos, nuestra familia…

—¿Son nudistas? —Lo interrumpió Kail.

—Sí, o naturistas, como quieras llamarlo. —Asintió. —Pensábamos que vosotros también…

—Derek y Bal… —carraspeó— mi hermano y mi papá lo son, yo aún me estoy haciendo a la idea. —Explicó todo nervioso.

—Lo sentimos. —Se disculpó también Misel, que sonrió un poco. —No nos importa que nos veas, pero podemos esperar a que salgas para cambiarnos.

—S-sí, creo que saldré. —Asintió Kail, empezando a caminar hacia la puerta con las manos aún en la cara, abriendo los dedos y los ojos para mirar de vez en cuando por donde iba. —Podéis coger el bañador que queráis. —Dijo antes de abrir la puerta y cerrarla aún con los ojos cerrados.

Alex y Misel se miraron entre sí y encogieron los hombros, con una pequeña sonrisa de conformidad, pues para ellos todo estaba bien y como eran los invitados en una casa ajena, se limitarían a seguir sus normas, por extrañas que le parecieran. Terminaron de desnudarse y escogieron el bañador que mas le gustó a cada uno.

—O—

—Creo que no decirle ya que el lago Cristín es un lugar nudista es una tontería, esos niños podrían decírselo de un momento a otro. —Comentó Herik, caminando al lado de Derek, que le estaba mostrando el camino hacia la piscina.

—Ya, ya… —Se frotó el puente del hocico. —Supongo que se lo diré hoy… —Concluyó.

—Será lo mejor. —Asintió caminando a su lado. —Al menos si quiere ir a la fiesta de esa niña, si es en el lago seguramente nadie lleve ropa. —Dijo riendo un poco.

—No te rías, para Kail es un asunto muy serio. —Lo regañó con un pequeño gruñido.

—Lo siento. —Se disculpó sincero. —Es solo que me lo he imaginado llegando con un regalo en las manos y encontrándose con que todos sus amigos de clase van en bolas, sin contar a los demás invitados. —Se puso a reír de nuevo, esa vez acompañado por una sonrisa del lobo. —Seguro que le saldría humo por las orejas.

—No sabía que fueras tan malo… —Dijo sacándole la lengua. —Por suerte para entonces Kail habrá perdido la vergüenza, tenemos pensado ir a Aduara la semana que viene, es una población nudista en una isla, y está haciendo grandes esfuerzos por hacerse a la idea.

—He oído hablar de Aduara, me encantaría ir alguna vez. —Comentó rascándose una mejilla. —¿Y por qué no convertimos el día de hoy en la piscina en una zona libre de bañador?

—Demasiado precipitado, hace solo dos días Kail tuvo un sofocón al vernos desnudos al entrar a su cuarto de baño sin avisar… —chasqueó la lengua y le hizo un resumen de los sucesos.— Y ayer, tras hablar largo y tendido con él y explicarle sobre el plan de vacaciones, conseguí que se quedara en ropa interior, no quiero forzarlo tan rápido a que vaya desnudo, podría conseguir que le cogiera aún más miedo.

—Tienes razón. —Admitió, cruzando la casa, atravesando un largo pasillo acristalado, llegando a una amplia piscina interior.

El lugar estaba todo alicatado, había zonas amplias donde poder instalarse en tumbonas o sobre las toallas, duchas para darse un remojón antes entrar al agua y la propia piscina. El techo era alto y todas las paredes eran de cristal, aunque contaban con un sistema que las oscurecía en caso de que diera mucho el sol, para evitar tostarse con él o el deslumbramiento.

—Realmente magnífico, tu padre hizo que construyeran una casa de ensueño para cualquiera. —Comentó admirado Herik.

—A mi madre no le hizo gracia al principio, no le gusta la idea de vivir con tanta ostentación, pero mi padre no ve límites en cuanto a despilfarrar recursos en la comodidad de toda la familia. —Explicó con una media sonrisa, dejando la toalla que había llevado consigo sobre una de las tumbonas, caminando luego hacia una de las duchas.

Herik fue a otra y también se dio un buen remojón, tras lo cual, hicieron algunos estiramientos y se metieron en la piscina con una buena zambullida. Una vez más, entre miradas y sonrisas, Derek se vio arrinconado en una esquina, y justo cuando iba a pedirle que se apartara, escucharon la puerta abrirse y lo empujó hacia abajo, haciéndolo una ahogadilla al tiempo que lo apartaba, mirando hacia la entrada.

—O—

Kail sentía el pulso acelerado, últimamente no dejaba de llevarse sobresaltos de aquel tipo y le molestaba, pues al ser de pelaje blanco el rubor se le notaba enseguida. Estaba apoyado contra la pared junto a la puerta de su habitación tratando de tranquilizarse un poco. ¿En dónde se habían ido a vivir? Vale que en unos vestuarios los chicos se desnudaran, la mayoría sin pudor, delante de otros pero aquellos dos hermanos… Dio un pequeño respingo cuando la puerta se abrió y salieron de su habitación. Misel llevaba un bañador de tipo slip de color rojo y su hermano llevaba uno tipo boxer, también ajustado, de rayas moradas y verdes, aunque se le notaba que la iba un poco justo, pues era más alto y estaba más gordito. Eran bastante parecidos, aunque ella tenía el pelaje más claro, pero ambos tenían los ojos de color verde.

—¿Estáis cómodos? —Pregunto al ver que se tocaban mucho el bañador.

—Más o menos… —Respondió Alex con un ojo cerrado por el esfuerzo de colocarse bien el ajustado bañador.

—Espero que no te importe que vaya sin nada por arriba. —Comentó Misel, sonriendo y señalando la zona de sus pechos, que eran completamente lisos, donde destacaban los pezones rositas como los de su hermano.

—Claro, está bien. —Asintió con una sonrisa algo inquieta. —Vamos a la piscina. —Los invitó, echando a caminar todos juntos hacia las instalaciones.

—Tienes una casa muy bonita. —Comentó Misel colocándose a su lado, mirándole con una amplia sonrisa. —¿Por qué llevas el bañador del colegio? —Le preguntó curiosa.

—Gracias… —Dijo aún un poco tembloroso por el recuerdo. —Es el que mejor tenía a mano… —Respondió con una media sonrisa, no siento del todo verdad pues parte de haberlo seleccionado era porque se parecía más a los calzoncillos que solía usar que los otros que tenía.

Misel asintió y siguieron el camino hasta llegar a la zona de la piscina, al cruzar las puertas dieron un pequeño respingo al ver como Derek hundía a Herik, que apenas alcanzó a dar un grito de sorpresa antes de ser sumergido. Tosiendo un poco, emergió de nuevo a unos metros de Derek, el cual se fijó Kail que parecía un poco nervioso. Ladeando un poco la cabecita extrañado, se dio un remojón en una de las duchas y junto a los mapaches se metió en el agua con un gritito de alegría. En pocos minutos organizaron un juego, pusieron una red y jugaron a una especie de voley playa dentro del agua, haciendo varios equipos distintos. Tras un par de horas salieron a descansar agotados del agua, se sacudieron un poco y tomaron una toalla cada uno. Kail se estaba secando la cabeza, cuando notó que alguien se había parado frente a él y al lazar la vista vio que se trataba de Misel.

—¿Puedes indicarme donde está el baño? —Preguntó un poco avergonzada, con la toalla por los hombros.

—Claro, te acompaño. —Respondió rápidamente, poniéndose en pie y girándose hacia su hermano. —Vamos al baño. —Informó.

—Muy bien, no tardéis mucho, vamos a comer en cuanto estemos bien secos. —Le dijo con una sonrisa.

Kail asintió y echó a caminar, dejando a Derek con Herik y Alex, que les daba conversación, tratando de aparentar ser mayor de lo que era, pues en esas edades la mayoría de los chicos intentaban demostrar que ya no eran niños. Llegaron a un baño que tenían allí en la piscina, era bastante amplio, tipo vestuario y contaba incluso con algunas taquillas, lo que podría indicar la idea de invitar a un número importante de furrs para disfrutar de aquellas instalaciones. Había un juego de duchas comunes, varios lavabos y tres cubículos de retretes.

—Aquí es. —Indicó el zorro a su amiguita, que sin pensarlo metió los dedos en los elásticos del bañador dispuesta a bajárselo allí mismo hasta que lo escuchó lanzar un pequeño grito y taparse la cara.

—Oh, lo siento… —Se disculpó, deteniéndose y metiéndose en uno de los retretes.

Ruborizado, Kail se llevó una mano al pecho notando el rápido latir de su corazón, con las orejas gachas por la mezcla de vergüenza y nervios, se metió en otro de al lado y comenzó a orinar también, escuchando una queda risita.

—¿Qué? —Preguntó nervioso.

—Nada, es solo que me hace gracia como hacéis pipí los chicos y también es gracioso lo nervioso que te pones, nunca he visto a un chico que le fiera tanta vergüenza ver a una chica u a otro chico desnudos. —Explicó Misel desde el otro lado. —¿Nunca has visto a nadie desnudo?

—A mi mamá… y una vez a Derek. —Confesó, sin querer mencionar lo de las fotos vacacionales. —¿Es que aquí todo el mundo es nudista? —Preguntó con un poco de enfado, pues sentía que se reía un poco de él.
Terminó de orinar y salió poco antes que Misel, que se estaba ajustando el bañador que le había prestado.

—Entonces ya has visto que no pasa nada. —Ladeó un poco la cabecita. —Bueno, al fin y al cabo el lago Cristín es un lugar donde se practica el naturismo, mi cumpleaños será en ese lugar. —Le recordó con cara de preocupación al ver la cara de susto que ponía. —¿No vas a ir? —Preguntó casi con un puchero.

—N-no lo se… estoy intentando hacerme a la idea… —Le recordó todo nervioso, cogiéndose la cola y jugando con ella.

—Muy bien, yo te ayudaré a que te acostumbres. —Dijo con jovialidad, y ni corta ni perezosa se bajó el bañador hasta la mitad de los muslos, sorprendiéndolo y haciéndole lanzar un grito, al tiempo que se ponía todo rojo y se tapaba la cara con las manos.

—¡Ta-tápate! —Le pidió todo nervioso.

—No pasa nada malo, Kail. —Trató de razonar con él, acercándose y tomándole de las manos. —Puedes mirar, no me molestará y no te pediré que tu me enseñes lo tuyo… —Dejó escapar una risita. —He visto el de muchos chicos ya. —Aseguró tranquila.

Kail tardó varios minutos en convencerse de que no pasaba nada malo, que era natural y que debía hacer aquel esfuerzo para poder compartir con su familia unas lindas vacaciones en Aduara. Muy despacio, abrió los ojos y vio el rostro sonriente de Misel, cuyas mejillas estaban ligeramente arreboladas. Ella retrocedió soltándole las manos y mostrando su cuerpecito desnudo. Los ojos de Kail fueron directo a la entre pierna de la niña y lo que vio le causó una mezcla de decepción y nervios, era muy parecido al de su madre, una fina hendidura y apenas viéndose nada más. En caso de Misel, al estar un poco gordita, sus labios vaginales exteriores también lo eran un poco, marcando un poco más su sexo y viéndose apenas el botoncito rosado del clítoris.

—¿Ves? No pasa nada… —Dijo sonriendo. —¿Te gusta? —Preguntó ruborosa, bajando una manita y acariciándose un poco, abriendo un poco sus labios para mostrar un interior rosadito.

—S-se ve lindo… —Asintió Kail, que notaba como la cara le ardía y se imaginaba que le salía humo por las orejas.

Con una risita encantada, Misel se lanzó hacia él, abrazándole y dándole un beso en los labios. El gesto fue tan repentino, que Kail se quedó paralizado, notando el cuerpo de ella pegado al suyo y notando un intenso cosquilleo en la entre pierna, empezando a sentir como su miembro salía de su funda bajo el bañador.

—Muchas gracias. —Dijo la apartándose de él, cogiendo el bañador rojo que había quedado tirado en el suelo y volviéndoselo a poner tan tranquila, abrogando la parte trasera en torno a su cola.

Y como si nada hubiera pasado echó a caminar, dejándolo patidifuso y preguntándose que era lo que había ocurrido. Su corazón latía a mil por hora y notaba las rodillas flojas. Pese a todo no había sido tan intenso como cuando Derek le había lamido el hocico la noche anterior, por lo que pudo recuperar la compostura antes de seguirla al exterior, donde los demás esperaban para ir a comer.

—O—

Derek se había pasado las dos horas de juego esquivando las manos largas de Herik, que pese a prometerle que trataría de contenerse, en más de una ocasión le había agarrado el trasero, el paquete o simplemente se frotaba contra él, haciendo notar la erección oculta bajo su bañador. Muy a su pesar, él también se había excitado, y aunque lanzaba severas miradas al ciervo, en cierto modo disfrutó de aquel otro juego que tuvieron los dos al margen del voley. Notó a Kail algo alterado cuando salió del baño, pero no era el momento de preguntarle delante de todos, de modo que tomó nota mental para preguntarle cuando sus invitados se hubieran ido o tuvieran un momento a solas. Aunque Herik y los demás habían llevado su propia comida, bocadillos principalmente, Derek sacó algunos aperitivos, agua y refrescos, poniéndolo todo en una mesa que había en la propia zona de la piscina. Charlaron animadamente, sobre todo para idear algún juego nuevo después de hacer la digestión. Una vez hubieron comido y estuvieron bien secos, fueron al salón para ver una película para hacer tiempo. Alex se disculpó y fue a cambiarse en un momento, regresando con los pantalones puesto, explicando que el bañador le apretaba un poco.

—Yo no he notado que hubiera mucho que pudiera apretarse. —Comentó malicioso Herik, riendo un poco y guiñándole un ojo a los demás haciendo ver que estaba de broma, haciéndolo ruborizar.

—Herik, no seas malo, deja al chico, estaba usando un bañador de mi hermano. —Lo regañó Derek, poniendo orden mientras todos se acomodaban en el sofá, ellos dos por un lado y los tres pequeños por otro.

A los pocos minutos de empezar la película, Herik tomó una manta que había sobre el respaldo del sofá y se la echó por encima, cubriéndolos a ambos y haciendo que lo mirase extrañado, pues no hacía frío para aquello. Iba a abrir el hocico para preguntar que estaba haciendo hasta que notó una de las manos del ciervo meterse por la parte delantera de su bañador y agarrarle los huevos. Aquello le hizo dar un respingo y un pequeño gañido que disimuló con una tos, lanzándole una mirada asesina al ciervo, que se limitó a sonreírle.

—Están concentrado en la película, no se darán cuenta. —Susurró.

—Saca tu mano de ahí… —Advirtió serio.

—¿Eso quieres? Yo creo que te está gustando… —Comentó subiendo la mano y tomando el miembro canino que había comenzado a salir de su funda, comenzando a masturbarlo suavemente, haciendo que lanzara un leve gruñido, echando la cabeza atrás.

Lanzando una mirada preocupada a Kail, vio que estaba concentrado en la película de animación que habían puesto, al igual que los hermanos mapache. Chasqueando un poco la lengua, alargó también su mano y la metió bajo el bañador del ciervo, que sorprendido tuvo que ahogar un gritito al notar que le agarraba los testículos con un poco de fuerza, comenzando luego a masajeárselos antes de subir hasta su delgado miembro, empezando también a masturbarlo, bajándole un poco el bañador para poder hacerlo mejor. Pronto cogieron un ritmo suave y lento, parando durante unos minutos cuando el otro les daba un apretón, señal para que le dieran un respiro, consiguiendo de aquel modo mantenerse calientes y no llegar a correrse. Increíblemente aguantaron así más de una hora, hasta que un gemido algo más fuerte de la cuenta de Herik hizo que le soltara, pues Kail y Misel los miraron con extrañeza por un momento antes de que una exclamación de Alex, que seguía viendo la película, los hizo volver a la pantalla. Intercambiando miradas de culpabilidad, los dos se mantuvieron quietos el resto del tiempo hasta que la película terminó, regresando a la piscina donde se divirtieron hasta que llegó la hora de partir.

—O—

El tiempo se pasó volando y antes de que se dieran cuenta el señor Coon fue a recoger a sus hijos. Kail se pasó rememorando una y otra vez el beso que Misel le había dado ademas de en su vagina, que le pareció curiosa, pero recordaba una sensación distinta a cuando había visto a Derek u las fotos de aquel en la playa con sus amigos. Herik también se fue al mismo tiempo en su propio coche y aunque le pareció que no quería marcharse, pero su hermano se mostró bastante firme al respecto, los notó un poco raros, pero no sabría decir por qué. Ya había comenzado a atardecer cuando de nuevo se quedaron solos, Derek suspiró alzando la vista al techo.

—¿Estás cansado? —Le preguntó curioso.

—¿Tú no? —Le devolvió la pregunta riendo un poco. —¿Te lo has pasado bien, cachorrito? —Preguntó con una media sonrisa, llamándolo de aquel modo que él mismo le había pedido la noche anterior, haciéndolo ruborizar.

—S-sí… a las dos cosas. —Añadió.

—Vamos a ducharnos y cenar, esta noche caeré redondo en la cama. —Auguró.

—Me he bañado esta mañana y he estado todo el día en el agua… —Protestó.

Derek suspiró y miró al techo con paciencia, apoyando las manos en las caderas.

—¿Otra vez quieres discutir al respecto? —Preguntó paciente. —Has estado en el agua, sí, pero la piscina tiene cloro, antes de que te des cuenta te estará picando todo el cuerpo… ¿Quieres quedarte calvo de tanto rascarte? —Sonrió divertido viendo la cara de miedo que ponía y negando rápidamente con la cabecita.

—Está bien me bañaré… —Suspiró derrotado, echando a caminar hacia su habitación.

Kail subió las escaleras y se metió en el baño de su cuarto, desnudándose y metiéndose a bañar. Realmente estaba agotado de tanto juego, pero la ducha caliente lo ayudó a sentirse mucho mejor y los recuerdos y sensaciones volvieron a su mente. Lo primero en que pensó fue en Misel, en su cuerpecito desnudo y en beso que se dieron, aquello le provocó de nuevo la sensación de cosquilleo por todo el cuerpo, intensificándose en su entre pierna. En aquella ocasión no se sorprendió tanto de ver su penecito de seis centímetros de nuevo durito y erecto, le aceleró el corazón, de nuevo con la incertidumbre de si volvería a la normalidad. Pero se convenció de que sí lo haría, empezando a tocarse suavemente con la yema de los dedos desde la puntita hasta el nudito, apretando aquel último un poco provocándose aquella intenta sensación de cosquilleo que lo hacía gemir. Pero extrañamente, cuando se apretó el nudo en su mente no aparecía el recuerdo del beso de Misel o de su linda vagina, sino el de la lamida en el hocico que le había dado Derek o en su cuerpo desnudo… aquel último recuerdo comenzaba a volverse confuso y algo borroso, sobre todo cuando intentaba recordar detalles. Con las orejitas gachas y totalmente ruborizado, jugó unos minutos más con su penecito hasta que escuchó la puerta de la habitación de su hermano, lo que le recordó que tenía que darse prisa, ya que le tocaba recoger el salón y Derek le había pedido que lo hiciera antes de cenar. Salió de la ducha aún con su erección y al igual que el día anterior la ignoró mientras se secaba y pensaba en otras cosas, para cuando se puso los calzoncillos todo había vuelto a la normalidad. Se iba a poner el pijama cuando recordó que le había prometido acostumbrarse a la idea de ir desnudo por casa, o al menos en ropa interior, por lo que con las mejillas arreboladas, salió del cuarto llevando solo unos lindos calzoncillos slip de super héroe. Se acercó a la puerta y llamó con los nudillos.

—Derek, voy al salón, ya he terminado en mi baño, por si lo quieres usar. —Anunció sin abrir la puerta, pues no le había dado permiso.

—Oh… ah… ¡Vale, ahora lo usaré y bajaré a preparar la cena en un ratito! —Le llegó la respuesta algo distraída de su hermano.

Sin más, Kail bajó al salón, esperando tenerlo todo recogido y listo para cuando Derek bajara. En su mente iba forjándose la idea cada vez más clara de ir a Aduara, pues había visto a una niña desnuda y el mundo no había explotado, ni tampoco su corazón o su mente. Las fotos que había visto de las antiguas vacaciones de Derek le habían ayudado a enfrentarse a aquella situación, y aunque pensaba que quizás nunca llegaría a dejar aquella sensación de que el corazón le fuera a saltar desbocado del pecho, se estaba demostrando a sí mismo que no sucedía nada malo y que incluso que había gente como su hermano, su padre o la familia de Misel que veían en la desnudez la forma de vida más normal del mundo. Y aunque aún no se sentía del todo preparado, esperaba que para los próximos días poder andar por casa desnudo junto a su hermano y que para cuando llegaran sus padres lo vieran y se sintieran orgullosos de él y de saber el gran esfuerzo que estaba haciendo para adaptarse a su nueva familia.

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AlexCoon

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Nuevo capitulo leído.
Vaya con el accidente del bobito, digo del cachorrito n3n
Esa escena ha sido muy tierna, y mojada jeje.. ok no
El lazo de hermandad entre estos dos se está fortaleciendo mas cada vez.
Lo de la idea de pasar un rato chapoteando ha sido algo inesperada, pero me gustó.
Además me han encantado los personajes mapaches que han salido x3.. la mapachita ya enseñándole la mercancía al inocente de Kail jeje.. quien al parecer si que su cuerpo a reaccionado a eso, pero el lo ha dejado claro.. con pensar en ese beso y el cuerpo de su hermano es incluso mayor esa sensación. El mapache Alex al parecer es un poco chub, eso me ha gustado mucho, me pregunto si aparecerá de nuevo c:
Es un poco largo el episodio pero me gustó que empieza y termina centrado en los dos hermanastros. Se vienen al menos dos eventos nudistas importantes por lo que veo jeje.. También fue curioso ver el asunto con Herik y su subtrama. El pobre Derek teniendo que lidiar con que le queria meter mano a cada rato xD.
Gracias por la mención y pues a la espera del siguiente capítulo.
 

Skye D.

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Muchas gracias por vuestros comentarios y votaciones, seguiré trabajando en la historia.
 

Skye D.

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Capítulo 5

Derek gruñó para sus adentros cuando escuchó como Kail bajaba las escaleras, algo que lo alivió, pero por otro lado estaba fastidiado por su difícil situación con Herik. Pese a su advertencia de que antes debía cortar toda relación con su novia, no había dejado de juguetear y molestarlo, lo más fastidioso fue en el sofá viendo la peli, en la que no dejaron de toquetearse el uno al otro. Al final le había ocurrido como en el almacén, lo había dejado con un calentón de tres pares de narices, por lo que esperaba poder hacerse una buena paja antes de irse a bañar. Se puso delante del ordenador dispuesto a ver algo de porno, pero mientras se encendía revisó el móvil y vio un mensaje de Ben, el cual le había hablado hacía solo unos minutos, mientras despedía a Herik y al señor Coon. Le respondió que se iba a poner en el ordenador y en unos minutos ya lo estaba llamando por vídeo como el día anterior.

—Vaya, pareces cansado. —Comentó el pastor alemán, alzando una ceja.

—Como te dije, hoy hice planes para pasar un día agradable con mi hermano y unos amigos… —Respondió, frotándose el punte del hocico, suspirando.

—Me alegro de que vayas conociendo gente nueva, te veías bastante desanimado cuando supiste que te ibas a mudar. —Dijo recostándose tranquilamente en el asiento, solo se le veía del estómago hacia arriba, pero supuso de que estaba desnudo.

—Gracias. —Agradeció con un leve gruñido, ruborizándose y agachando las orejas al recordar el vídeo que le había puesto el día anterior. —¿Y que tal tu día?

—Entretenido, hemos tenido una pequeña comida familiar, mis tíos han venido de visita y ahora han salido a cenar por ahí con mis padres. —Explicó.

—Es raro que no hayas querido acompañarlos, en cuestión de comida te apuntas hasta a un bombardeo.

—Bueno, me apetecía quedarme, además, seguro que vienen tarde y Joss no hubiera aguantado demasiado, tiende a quedarse dormido en el primer rincón que encuentra. —Rio divertido.

—¿Y dónde está? Es un poco temprano para que esté durmiendo. —Comentó con una sonrisa.

Como respuesta, Ben tomó la cámara del ordenador, haciendo que Derek alzara una ceja extrañado, llevándose un gran sobresalto cuando vio al cachorro arrodillado entre sus piernas, viendo como su nuca subía y bajaba. Cuando Ben le llamó la atención, giró el rostro, se relamió el hocico y saludó con una cordial sonrisa, sosteniendo el pene duro y erecto de su hermano.

—¡Hola, Derek! —Lo saludó tranquilo, con una sonrisa encantadora. —Ben me dijo que te hiciste una buena paja con el vídeo de la mamada que le hice el otro día. ¿Quieres ver más? —Preguntó sin dejar de masturbar suavemente a su hermano con una de sus manitas, que hizo que se pusiera en pie y se sentara sobre su regazo, subiendo de nuevo la cámara para que les enfocara el rostro.

—Como ves, Joss y yo también estamos pasando un día muy entretenido juntos, aunque de una manera algo distinta a la vuestra. —Dijo divertido al ver el rubor y el desconcierto en su rostro.

—C-creo que debería dejaros hacer vuestras cosas… —Sugirió Derek ruborizado y nervioso, disponiéndose a cerrar la videollamada.

—¿Por qué? Le prometí a Joss que podría verte la próxima vez que te hicieras una paja a nuestra costa. —Se adelantó a decirle antes de que cortara la llamada.

—¡N-no pienso tocarme delante de tu hermano! —Exclamó alterado, con las mejillas ardiendo y las orejas echadas atrás con una mezcla de vergüenza y arrepentimiento.

—¿Te crees que no hice un par de capturas cuando te veía? No seas tan ingenuo, Derek… ahora se un buen chico, y hazte una paja en directo para mi hermanito, eso lo pondrá muy cachondo, mientras, jugaré un poco con él… —Explicó retirándose un poco hacia atrás para que la cámara pudiera enfocarlos enteros, mostrando que Joss estaba sentado sobre su regazo.

El miembro del pastor alemán estaba entre los muslos del cachorro, tapando los genitales del mismo, pero por como movía las caderitas, indudablemente también estaba uro y frotaba su penecito contra el miembro más grande. Derek gruñó un poco, estando tentado de cortar la llamada, pero estaba realmente caliente después del día que había pasado y al fin de cuentas lo había interrumpido cuando se disponía a pajearse. Ruborizado y molesto, se desnudó y empezó a frotarse la funda y masajearse los testículos, haciendo salir poco a poco su miembro rosado.

—¡Que lindo! Tenías razón, Onii-chan, se pone todo rojo. —Escuchó que decía Joss muy animado, haciéndolo sonrojarse más, jadeando un poco levantó la vista y vio como Ben había tomado su miembro y el de su hermano y los masturbaba al mismo tiempo, viéndose al cachorro jadeando, con las orejitas gachas en actitud sumisa y ruborizado.

En pocos minutos el miembro de Derek estaba completamente duro y erecto, y se masturbaba al mismo ritmo que marcaba Ben. Tras unos minutos, le susurró algo al oído a su hermanito, que asintió obediente y se se giró, lo rodeó con los brazos y empezó a besarlo apasionadamente, cosa que lo sorprendió muchísimo. Pero su atención fue a la mano de su amigo, que bajó hasta la cola del cachorro y para su sorpresa sacó un plug de buen tamaño, de al menos catorce centímetros de longitud por unos cinco de ancho. Mientras tanto, Joss cogió un bote de lubricante que había al lado y untó bien el pene de su hermano, antes de colocarse sobre el mismo y sin que tuviera que decirle nada, se sentó, haciendo que entrara en su interior hasta el nudo. Fue bajando despacio, moviendo las caderas, gimiendo y jadeando como una hembra en celo, manteniendo en todo el momento la cola alzada. Cuando se sentó del todo, Ben le lanzó una mirada pervertida y cargada de significado a Derek, que entendió perfectamente el mensaje de: “Este podrías ser tú con tu hermanito.”

—Derek, no te vayas a correr hasta que no te lo diga. —Advirtió con severidad, sujetando por el trasero a su hermanito, abriéndole bien las nalgas para que pudiera ver como el solito se metía su miembro de dieciocho centímetros en su estrecho interior, aunque al dejar el nudo fuera seguramente fuera algo menos. —No te puedes imaginar lo caliente y apretadito que está… lleva dos horas con ese plug metido en su trasero, deseando que me lo cogiera como a una buena perrita… ¿verdad? —Preguntó al cachorro, que gimiendo y jadeando asintió. —Dejemos que Derek vea tu carita de placer… —Dijo colocando la silla de lado, por lo que podía seguir viendo el espectáculo mientras se masturbaba.

Derek gruñó guturalmente. “Joder, de nuevo esa cara y esos ojos de pervertido… de estarlo disfrutando.” Pensó recordando el rostro del cachorro en el vídeo de la noche anterior, en que abría el hocico, sacando la lengua con toda la boca llena de semen y recibiendo las últimas descargas en el rostro. El pene de Joss, de unos ocho centímetros, palpitaba por la excitación y el placer, casi parecía a punto de estallar. Tuvo que hacer grandes esfuerzos para no correrse y seguir el ritmo de las sentadillas del cachorro, que pese a sus ojos llorosos no dejaba de moverse y gemir gozando de la situación. Tras unos minutos, Ben gruñó guturalmente, Derek vio como Joss cerraba los ojos con fuerza y clavaba las uñas en los hombros de su hermano, que movió las caderas espasmódicamente hacia arriba alcanzando el orgasmo, supo que podía por fin correrse y apenas tardó uno o dos segundos más, pues llevaba varios minutos al límite. Aquella vez no intentó coger toallita ni nada, se limitó a correrse a gusto, haciendo que cayera sobre su pecho y estómago. Tras uno o dos minutos, un lloroso Joss abrió de nuevo los ojitos y suspiró cuando su hermano le hizo alzar el trasera y sacó su miembro semi-erecto.

—Muéstrale tu trasero a Derek… —Ordenó, sujetándolo por las caderas cuando se puso de pie en la silla, con los pies a los lados, alzando la colita y viéndose su anito rosado, dilatado y echando algo de semen que resbalaba por sus muslos. —Pronto podré meter mi nudo en este lindo trasero, espero que para ese entonces poder hacerte una visita. —Dijo guiñándole un ojo cuando se bajó de la silla, sentándose de nuevo en su regazo y acurrucándose contra su pecho, cansado.

—¿No vas a hacer que se corra? —Preguntó extrañado, con la respiración aún entre cortada, tratando de simular aquella sensación de asco y vergüenza que lo embargaba cuando se paraba a pensar en que se había masturbado viendo a un cachorro teniendo sexo.

—No, lo tengo en “celo” este pequeño tiene prohibido tocarse. —Respondió tomando su barbilla y dándole un largo beso, jugando sus lenguas, cogiéndole las bolitas y apretándoselas un poco, haciéndolo gemir. —¿Verdad que te gusta?

—Sí, me gusta mucho… —Asintió obediente y sumiso.

—Ahora vamos a darnos un baño, tú deberías hacer lo mismo. —Sugirió Ben, que pareció detectar algo. —No te comas la cabeza con sentimientos encontrados y tómate tu tiempo con Kail. Por lo que me has contado habéis avanzado mucho, creo que ir a Aduara le hará mucho bien, aunque antes tendrás que intentar que vaya desnudo por casa en los próximos días. —Se puso en pie con su hermano en brazos. —Quizás no puedas llegar a tener tanta intimidad como yo con Joss, pero seguro que cuando regreséis de Aduara vuestra relación será mucho más profunda y sólida. Nos vemos, no te toques hasta próximo aviso. —Ordenó riendo antes de cortar la videollamada.

Derek se quedó pensativo, refunfuñando un poco para sus adentros. Ben siempre parecía leerle la mente, era verdad que había disfrutado mucho viéndolos… pero sinceramente, no se veía haciendo esas cosas con Kail, ni mucho menos por parte del propio cachorro. Estaba seguro que ni se había echo su primera paja aún, mucho menos podía pensar en que cabalgara sobre su pene como había visto hacer a Joss con tanto entusiasmo. Se incorporó y cogió unos calzoncillos, en una cosa Ben tenía razón, solo quedaban cinco días para ir a Aduara, de modo que haría un esfuerzo y saldría en calzoncillos como tenía costumbre. Después de las pajas que llevaba haciéndose tantos días seguidos, estaba más o menos seguro que podría resistir la tentación de una erección, simplemente no tenía que pensar en nada pervertido o erótico. Echó mano de su neceser, abrió un poco la puerta para asomarse al pasillo y al no ver moros en la costa corrió a la habitación de Kail para usar su ducha, pues al fin y al cabo estaba más cerca que las de sus padres. Se metió al baño y dejó que su mente fuera por derroteros que no fueran su complicada relación con Herik y su mas complicada situación con su hermanito.
—o—

Kail suspiró cuando terminó de recogerlo todo en el salón, sus invitados habían sido muy cuidadosos a la hora de disfrutar de las comodidades de la casa, pero Derek le había ordenado colocar cojines, pasar la aspiradora por la alfombra y los sillones y lavar la poca loza que habían ensuciado. Los robots ya limpiaban la piscina, por lo que no tenía que preocuparse por aquello. Había terminado y aunque la barriga le hacía ruidos de hambre, decidió esperar a Derek, por lo que de nuevo fue al sofá del salón y se puso a ver un poco la tele. Se sorprendió escuchar las puertas de sus habitaciones, lo que indicaba que su hermano acababa de meterse a ducharse.

—¿Qué habrá estado haciendo tanto rato en su cuarto? —Murmuró para sí mismo, apoyando la barbilla en las rodillas, pues estaba sentado con las rodillas contra el pecho.

Por suerte, Derek no tardó más de veinte minutos en bajar, se preguntaba como lograba lavarse y secarse tan rápido, pues furrs como ellos, de pelo denso y bastante abundante, era todo un reto secarse pese a los secadores “especiales” que tenían. A veces envidiaba a aquellos de otras especies de pelo corto, como caballos y nutrias, que apenas necesitaban frotarse un poco con una toalla para quedar bien secos, era la parte que más odiaba del baño, el secado.

—Has tardado mucho. —Indicó cuando lo vio cruzar la puerta del salón, dando un respingo al verlo en ropa interior, uno de los boxer ajustados que le había regalado su madre. Sonrojado, apartó la mirada.

—Lo siento, estaba hablando por teléfono con un amigo. —Se disculpó ruborizado, frotándose la nuca y viendo su reacción. —¿Estás bien? ¿Quieres que me ponga otra cosa? —Preguntó solícito.

—N-no, tengo que acostumbrarme. —Dijo negando con la cabeza.

—Está bien, pero no te esfuerces en ir muy rápido… —Respondió sonriendo. —¿Qué te apetece cenar?

—Hoy te toca elegir… —Le recordó.

—Bien, haré pizza barbacoa. —Dijo riendo un poco, marchándose a la cocina.

Tras unos minutos, Kail bajó del sofá y se dirigió también a la cocina, viendo como había encendido el horno para que se fuera calentando y sacando la pizza de la nevera. Lo sucedido con Misel aquella tarde seguía rondándole la cabeza, más que por el beso por el hecho de verla desnuda. Ciertamente pensó que se le iba a salir el corazón por la boca, pero no había pasado nada y aunque fue más intenso que ver las fotos que Derek le había enseñado de sus vacaciones, creía que estaba preparado para dar el siguiente paso. Con todo lo que había pasado estaba seguro que su hermano lo comprendería y que lo ayudaría a despejar las dudas que aún rondaban en su mente.

—Derek… —Musitó mientras tomaba asiento en una silla de la cocina.

—¿Mmm? —Respondió distraído, abriendo el envase de la pizza.

—Hoy me pasó algo con Misel. —Soltó de golpe, esperando un genuino interés por parte del lobo, pero tan solo se ganó otro distraído murmullo. —Fue cuando la acompañé al baño. —Dijo un poco molesto, aunque sonrió un poco cuando Derek al fin lo miró, alzando una ceja con curiosidad.

—¿Sí? ¿Y que a pasado?

—P-pues… —Ahora que tenía toda su atención se sentía realmente nervioso, notó como se ruborizaba, agachando la mirada y las orejas. —En la habitación, cuando se fueron a cambiar, me explicaron que ellos van al lago Cristín donde hacen nudismo… donde celebrará su cumpleaños.

—Ah, vaya, te has enterado… —Dijo con una mueca de preocupación. —Perdona, tenía intención de decírtelo pero… —Encogió los hombros.

—No pasa nada, le dije que iría igualmente… —Respondió Kail, que alzó el hocico orgulloso. —Me puse muy nervioso cuando se comenzaron a desnudar en mi cuarto, le expliqué lo que me pasaba, entonces, cuando fuimos esta tarde al baño… Misel… ella… me lo enseñó. —Confesó todo ruboroso, echando humo por las orejitas gachas.

—¿Qu-qué te enseñó? —Preguntó Derek ladeando la cabeza, confuso, hasta que algo hizo “clic” en su cabeza y dejó escapar una pequeña carcajada. —¿Te enseñó su “conejito”? Vaya, te estás haciendo todo un hombre. —Dijo un poco burlón, riendo aun más por la mirada de furia que le lanzó, acercándose a él para acariciarle la cabeza. —Lo siento, lo siento. ¿Pasó algo más? —Se interesó.

—Me dio un beso, en los labios. —Contestó desafiante, todo colorado por las risas injustas, pues para él aquello era muy importante.

—Vaya… —Dijo algo serio y sorprendido Derek, que se quedó un tanto pensativo. —¿Y que te pareció la experiencia?

—Un poco extraña… —Respondió. —Dijo que quería ayudarme a que no me pusiera tan nervioso a ver a otros niños o niñas desnudos… y la verdad que aunque pensé que me iba a estallar el corazón no pasó nada malo.

—¿Y el beso?

—¿Qué pasa con él?

—Que si te gustó, bobito. —Insistió impaciente.

—Oh. —Kail pensó un momento y se puso rojo, apartando la mirada. —Fue cosquilloso… —Explicó, encogiendo los hombros.

—Ya veo… —Musitó un poco apenado, pero cuando Kail lo miró extrañado ya no había señal de tristeza en su rostro. —¿Y por qué me has contado todo esto?

—Bueno… en solo unos días vamos a irnos de vacaciones y después de eso tengo el cumpleaños de Misel… —Comenzó a decir levantándose de la silla y apartándose de la mesa, quedando frente a su hermano. —Creo que debería empezar a practicar ir desnudo por casa, al fin y al cabo ya me viste cuando mojé la cama… —Justo cuando iba a comenzar a bajar sus calzoncillos, Derek se acuclilló y le tomó las manos.

—No tienes que ir tan apresurado, aún falta cinco días. Ayer diste un importante paso al querer ir en ropa interior. ¿No crees que deberías esperar uno o dos días más? —Preguntó serio, mirándolo a los ojos, dándole a entender que aquella era una importante decisión. —Me parece perfecto que Misel te haya querido ayudar y que hayas tenido tu primer beso con una chica. —Dijo sonriendo sincero. —Han sido muchas emociones fuertes en un día, hazme caso, tómate el día de hoy como una reflexión, si mañana sigues pensando igual, que ya quieres ir sin nada por casa, no te lo impediré, pero te recuerdo que yo también lo haré. —Le recordó, no pudiendo evitar reír un poco al ver lo rojo que se ponía. —¿Ves? Ahora pon la mesa, cachorrito, la pizza estará en un ratillo. —Le dijo frotándole la cabeza. —Por cierto, lindos calzoncillos. —Bromeó riendo al ver que se ponía más rojo.

—¡N-no lo digas así! —Protestó indignado y sonrojado, antes de darse media vuelta refunfuñando con enfado, empezando a poner la mesa.

—O—

Derek había pasado muy mal rato cuando Kail había pretendido bajarse los calzoncillos allí mismo, delante de él. De verdad que estaba deseando que se sintiera lo suficientemente cómodo como para poder ir desnudo por la casa, pero le había dado la corazonada de que se estaba dejando llevar por un impulso, por lo sucedido con esa pequeña mapache. Debía reconocer que había sentido una mezcla de orgullo y celos al escuchar la historia, orgullo por lo de que hubiera sido capaz de ver a una chica desnuda, y celos por lo del beso. Durante la cena estuvo distraído hablando sobre los sucesos del día, pero cuando se acomodaron en el sofá del salón viendo una película de héroes, pensó en todo aquello, también en Ben y en Joss. Mientras más pensaba en la relación de los hermanos más inverosímil se le hacía que algún día acabara de aquel modo con Kail, además de que aún no estaba muy seguro si le apetecía, pues ta como iban las cosas se sentía muy a gusto. Sonrió al darse cuenta que en la película que veían aparecía el héroe que aparecía en los calzoncillos del cachorro, cuando se disponía a hacer algún comentario para chincharlo un poco, el zorrito, que estaba tumbado algo apartado de él, se le adelantó.

—Derek, ¿has besado a muchas chicas? —La pregunta fue tan repentina que lo dejó descolocado durante un momento, y le vino a la mente la conversación que tuvo con Herik sobre contarle que le gustaban los chicos.

—He besado a alguna… —Respondió sin mentir, pues era cierto que una vez una chica le había besado, ocurrió hacía unos años poco después de saber que era homosexual. —¿Por qué me preguntas eso tan de repente? —Preguntó extrañado.

—Bueno… como te dije sentí cosquillas cuando Misel me dio aquel beso. —Comenzó a explicar, ruborizado. —Pero también sentí unas cosquillas así cuando me diste aquella lamida… —Dijo tocándose el morro. —¿Es normal? ¿Siempre se siente así?

Derek dio un pequeño respingo, aunque luego pensó que era muy normal que su pequeño e inexperto hermanito tuviera dudas con respecto aquello. Sin duda estaba descubriendo su sexualidad, él estaba casi seguro de que le gustaban los chicos, por lo que le había contado de como reaccionaba en los vestuarios de los chicos. Pero quizás resultara que le gustasen ambos sexos, algo que creía podría facilitarle en cierto modo la vida en lo referente a relaciones, pues tendría más donde elegir pareja.

—Bueno, recuerdo que mis primeras veces fueron muy emocionantes...y sí, sentía un cosquilleo cuando me besaba. —Asintió. —Así que claro que es normal y no, puede que no siempre sientas esa sensación. —Reconoció, pues por ejemplo él no sintió nada de nada cuando aquella chica lo besó, recordaba que fue incómodo más que cualquier otra cosa.

Lo vio asentir y guardad silencio, pero por la cara que tenía puesta sabía que había algo que no terminaba de convencerlo. Posiblemente tuviera muchas dudas y le fastidiaba un poco que él fuera parte de aquellas dudas, pues estaba casi seguro que pensaba en el “beso” que le había dado la noche anterior.

—¿Tienes alguna pregunta más, cachorrito? Sabes que puedes contármelo todo, como has visto no a pasado nada cuando me has contado lo que a pasado con Misel. —Le recordó.

—Es que… es algo vergonzoso…. —Murmuró todo ruborizado y con las orejas gachas, jugueteando con sus dedos delante del hocico, enfrentando ambos dedos índices.

—Seguro que no es para tanto. —Aseguró con una sonrisa de confianza. —Si no lo quieres compartir está bien, pero me dejas con toda la intriga. —Dijo divertido.

Tras unos segundos Kail negó con la cabeza, se incorporó y se acercó a su hermano, que lo miró un poco sorprendido cuando se acurrucaba a su lado. Sin decir nada, lo rodeó con un brazo, notando como apoyaba la cabeza sobre su pecho, acariciándole un poco la espalda, sabiendo que solo estaba cogiendo fuerzas para hablarle, pues ya lo iba conociendo.

—S-sentí el mismo cosquilleo… un poco más fuerte, con tu lamida de anoche… —Dijo al fin, manteniendo las orejitas gachas.

—Oh… bueno, pero eso no es malo.

—¿De verdad? —Preguntó un poco sorprendido, levantando la cabeza y mirándolo.

—Claro que no, supongo que serían los nervios de haberte lamido de aquel modo. —Respondió con una sonrisa de confianza.

—Pero cuando mamá lo hace no siento lo mismo. —Replicó.

—Yo no soy mamá, supongo que es por eso. —Dedujo, dándole un pequeño achuchón.

Kail no parecía del todo convencido, pero parecía decidido a salir de dudas y entonces, para su gran sorpresa, alzó el hocico y con los ojos cerrados, le dio un lametón en el morro, algo que lo cogió totalmente desprevenido. Se lo quedó mirando un momento, desconcertado, pero al ver como empezaba a retroceder como arrepentido, se apresuró a tomarle la barbilla y con una sonrisa le devolvió el gesto.

—¿Has vuelto a sentir cosquilleo? —Preguntó amable, con el corazón latiéndole desbocado en el pecho.

—S-sí… —Respondió tímido y ruborizado, con las orejas y la mirada gachas.

—¿Y eso te preocupa?

—Es… es que creo que me gusta… —Confesó tocándose el morro donde lo había lamido.

—A mí también y no es malo, después de todo somos hermanos. ¿A quien no le gusta recibir un beso o un abrazo de un ser querido? —Le preguntó animoso, aunque en el fondo ardía de deseos de besarlo de nuevo.

—S-sí, supongo que tienes razón… —Asintió dubitativo agitando un poco la colita, apoyando de nuevo la cabeza sobre el pecho suave y cálido del lobo, suspirando y acariciándole distraído el pelaje con una mano. —Tu corazón se escucha muy fuerte… —Observó tras unos segundos.

—Es por que me alegro de que compartas todas estas cosas conmigo, así puedo resolver tus dudas y que no le tengas miedo a las cosas. —Explicó algo nervioso.

—Ya veo… ¿Tú lo hacías con tu padre?

—Claro, le contaba muchas cosas y le pregunté otras tantas, sobre todo cuando tenía dudas en lo referente a sentimientos y sensaciones que no entendía. —Respondió algo más calmado, tratando de respirar profundo y lento.

—O—

Kail asintió tranquilo y se quedó en silencio el resto de la película, que terminó una media hora más tarde. Aunque estaba muy a gustito y empezaba a sentirse amodorrado, se incorporó en cuanto Derek anunció que era hora de ir a la cama y que debía ir a hacer pipí antes, algo a lo que no puso objeciones, pues no quería que volviera a repetirse lo de la noche anterior. Subió las escaleras arrastrando un poco los pies, mientras que su hermano colocaba un poco el salón. Entró en su cuarto dando un largo bostezo y se ruborizó un poco al recordar la situación con los dos hermanos Coon, fue al baño donde se bajó la parte delantera del calzoncillo, y haciendo salir un poco la puntita tosa de su miembro, se alivió, cepillándose después los dientes. Aún así, seguía muy preocupado por que pudiera volver a mojar la cama, por lo que tras lavarse las manos, caminó hasta el cajón donde guardaba su pañalsueños y tomó uno, se lo quedó mirando unos segundos antes de dejarlo sobre la cama y coger la sudadera azul que le había regalado Derek. Se la puso y echó a caminar hacia la habitación del lobo, pues ya lo había escuchado llegar del salón, llamó educadamente a la puerta antes de entrar. Se encontró a Derek saliendo del baño cepillándose los dientes y se lo quedó mirando extrañado hasta que alzó el pañal.

—Cachorrito, no creo que esta noche te vayan a hacer falta… —Trató de razonar con él.

—S-solo por esta noche, mañana ya dormiré sin ellos. —Prometió mirándolo suplicante.

—¿Y por qué no te los has puesto ya? —Le preguntó curioso.

—No me se abrochar bien la parte trasera y se me suelta cuando duermo. —Explicó avergonzado.

—Está bien… deja que termine de cepillarme los dientes. —Pidió volviendo a su baño, del que salió un minuto después mientras que esperaba de pie en la habitación, mirando con curiosidad la colección de mangas y figuras de anime que había en una estantería. —Bien, trae que te ayude. —Dijo el lobo alargando una mano hacia los pañalsueños antes de acuclillarse delante de él.

Ruborizado, Kail asintió y se bajó los calzoncillos, lo hizo con cuidado de que no se viera nada, pues la sudadera le llegaba a la mitad de los muslos. Sentía nerviosismo por todo el cuerpo y que el corazón le latía rápido en el pecho, pero la tranquilidad y la serenidad de Derek lo ayudaban a mantenerse también tranquilo y confiado. El lobo también se ruborizó un poco, pero lo ocultó bien manteniendo la mirada gacha, esperando que metiera primero un pie y luego el otro por el pañal antes de subírselo con cuidado e indicarle que se girase para abrochárselo.

—Ya está listo. —Anunció Derek incorporándose. —Buenas noches, cachorro. —Dijo revolviéndole el pelo de la cabeza.

—¿Puedo volver a dormir contigo? —Preguntó en voz tan bajita que no lo entendió del todo y tardó unos segundos en entender lo que había dicho.

—Kail, no creo que…

—¡Por favor! Y-yo estaría más seguro… —Dijo alzando el rostro, con los ojos llorosos y las mejillas ruborizadas.

Derek hizo una mueca, pensando que le tocaría una noche un tanto incómoda durmiendo en ropa interior, pero finalmente asintió.

—Está bien, pero no te acostumbres… —Aceptó, sonriendo al ver al cachorro correr hacia la saltando sobre ella, gateando hasta colocarse en el mismo sitio de la noche anterior.

Vio como caminaba hasta él y se tumbó en la cama, tomando un libro que tenía sobre la mesilla. Pese al sueño que había tenido unos minutos antes, ahora se sentía de nuevo despierto y sin ganas de dormirse, por lo que se colocó a su lado mientras los cubría con las sábanas. Miró las páginas un momento, leyendo algunos párrafos sueltos.

—¿Te gusta mucho leer? —Preguntó curioso.

—Sí, siempre lo hago antes de dormir, me ayuda a relajarme. —Respondió.

—¿Y de que va?

—Es una historia de fantasía, aventuras, magia, combates, esas cosas. —Kail se quedó pensando en lo que le había dicho, entonces pensó en que podría empezar a interesarse en aquellas cosas que le gustaban a su hermano.

—¿Puedo leer algunos de tus libros?

—Claro, aunque te recomiendo empezar por cómics o mangas, así lo hice yo, una novela como esta quizás te resulte algo complicado. —Dijo riendo un poco, alzando el libro que debía tener más de seiscientas páginas. —Mira, escoge un manga de aquella estantería, de la parte de abajo, son de los primeros que leí con tu edad. —Le sugirió.

—¡Gracias! —Exclamó bajando de nuevo de la cama, corriendo hacia la estantería y acuclillándose delante.

Revisó los títulos de varios ejemplares hasta que vio uno que le llamó la atención, cogió el tomo uno y la portada también le gustó, donde se veía a una especie de chico dragón con una espada y un taparrabos. Caminó de regreso a la cama donde Derek echó un vistazo al manga que había elegido.

—Buena elección, ese fue de mis primeros mangas shonen… —al ver su rostro interrogativo sonrió— es un manga de peleas, aventura, y esas cosas. —Le explicó, aunque se quedó con cara pensativa, como si algo quisiera venirle a la mente, un recuerdo que no lograba rememorar por completo.

—O—

Ambos leyeron tranquilamente varios minutos, y cuando Derek estaba cerrando el libro y de dispuso a apagar la luz, se fijó en lo concentrado que parecía el zorrito, alzando las cejas al verlo ruborizarse.

—Kail, hora de dormir. —Le dijo viéndolo dar un pequeño respingo en actitud culpable. —¿Qué ocurre? —Preguntó extrañado.

—Oh… ah… bueno, el personaje principal… —Dijo pasándole el manga, pues supuso que su hermano sabría el motivo de su perturbación.

Al coger el manga y echarle un vistazo, el lobo dio un pequeño respingo, recordando de golpe lo que trataba de recordar antes. Era un manga que aunque no era hentai ni mucho menos, mostraba sin tapujos situaciones un poco subidas de tono, pero entre el personaje principal y otro de lo personaje, otro macho. Aquel y otros mangas le ayudaron a armarse de valor cuando le confesó a su padre su homosexualidad, y ahora allí estaba para quizás fastidiar la buena relación que había ido fraguando.

—Y-ya veo… ¿No te gusta? —Preguntó sin saber realmente que decir.

—L-la historia está muy bien… pero… —Trató de explicarse ruboroso. —E-es la primera vez que veo un beso entre dos chicos, aunque sea en un manga. —Explicó.

—Oh, bueno… —Derek encogió los hombros, intentando no darle importancia. —No hay nada de malo y si la historia te gusta, no dejes que eso te afecte, según creo recordar los protagonistas solo se besan de vez en cuando, no salen escenas para adultos ni nada de eso. —Explicó con una trémula sonrisa.

—Ah… —Respondió el zorrito totalmente ruborizado, pues en realidad no había pensado en eso.

—Si te incomoda puedo dejarte otros mangas. —Ofreció, un poco apenado.

—N-no, me gusta este… —Aseguró tomando de nuevo el manga, ganándose una sonrisa de su hermano.

—Muy bien, mañana podrás seguir leyendo, ahora vamos a dormir. —Anunció, esperando que dejara el manga sobre la mesilla, junto a su libro.

Se acurrucaron uno junto al otro y cuando Derek iba a apagar la luz, apretó la mano sobre su pecho y el lobo lo miró interrogante.

—¿M-me das un beso de buenas noches? —Preguntó tímido, manteniendo el rostro gacho.

Notó como su hermano se tensaba por un segundo, pero luego dejó escapar un suspiro y notó como le acariciaba la cabeza, haciendo que alzara la vista.

—Claro, cachorrito. —Respondió con una sonrisa, lamiéndole el morro como había echo la noche anterior, devolviéndole el gesto con timidez. —Ahora a dormir… —Concluyó, apagando la luz.

Era plena madrugada cuando Kail despertó sintiendo ganas de orinar, por suerte en aquella ocasión no tuvo un sueño en que quería hacer pipí como le había ocurrido la noche anterior. Adormilado, se apartó las sábanas y caminó hacia el baño, frotándose un ojo con el dorso de la mano al tiempo que se desabrochaba el pañal y lo dejaba caer distraídamente de camino. Al llegar al baño se alivió y volvió a la cama, olvidándose de recoger el pañal de camino. Se metió en la cama y se acurrucó junto a su hermano, que seguía durmiendo y ni se había enterado de que se había levantado, quedándose dormido apenas apoyó la cabeza en la almohada.

—O—

Derek despertó temprano, se desperezó un poco y abrió un ojo, sonriendo al ver a Kail durmiendo a su lado, estaba mirando hacia él, tumbado sobre el vientre, con las manos sobre la almohada. Lo primero que pensó fue si el cachorro había mojado el pañal, y alargó una mano, acariciándole desde la mitad de los muslos hacia la cola para desabrochárselo, pero entonces notó como su mano siguió subiendo por la suave piel hasta el pequeño y firme traserito del cachorro. Cubría toda una nalga con la mano, no supo exactamente cuando tiempo la mantuvo allí, pero se le hizo unos segundos muy largos. Kail hizo un ruido de despertarse y lo sobresaltó, haciendo que se levantara de la cama de un salto. Entonces bajó la vista y vio como en sus calzoncillos se marcaba una fuerte erección, rápido como un rayo corrió hacia el baño y cerró la puerta.

—¿Derek? —Se escuchó la voz soñolienta y extrañada del cachorro.

—Voy al baño, puedes seguir durmiendo, aún es temprano. —Le respondió entre abriendo un poco la puerta.

El corazón le latía a mil por hora, se apoyó en el lavabo con una mano mientras se miraba con la que le había tocado el trasero a su hermanito y solo podía pensar: “Es tan suave y cálido… tiene un buen trasero...” o ideas similares rondaron durante varios minutos su cabeza. Poco a poco, logró calmar sus instintos y su erección remitió, maldiciendo entre dientes a Ben, que le había prohibido tocarse sin su permiso, cosa que pensaba respetar, pues parecía tener un sexto sentido para saber si se había tocado o no. Hizo sus abluciones matinales y salió del baño, encontrándose a Kail sentado en la cama, llevaba la sudadera azul y estaba sentado entre los pies, con las piernas flexionadas hacia atrás.

—Buenos días. —Saludó tímido, frotándose un brazo.

—Buenos días. —Respondió Derek, acercándose y quedándose mirando el pañal en el suelo, recogiéndolo de camino.

—Anoche me levanté a hacer pipí y se me olvidó ponérmelo otra vez. —Explicó todo rojo, con las orejitas gachas.

—No pasa nada. —Aseguró con una sonrisa. —¿Qué te apetece desayunar? —Preguntó tranquilo, levantando un poco más la persiana, pues era evidente que ninguno de los dos pensaba volverse a dormir.

—Ya lo he pensado. —Contestó, dejándolo desconcertado. —L-lo de ir desnudo… quiero probar. —Dijo con las orejitas gachas, recordándole que le había dicho la noche anterior sobre pensarse lo de ir desnudo.

—Oh… ah… sí, sí lo tienes claro entonces perfecto. —Asintió un poco ruborizado, rezando para sus adentros de que pudiera controlar las reacciones de su cuerpo.

Kail asintió y se puso de pie en la cama, y se quedó allí de pie, jugando nervioso con los dedos hasta que Derek cayó en la cuenta de que estaba esperando a que le quitara la sudadera. Se acercó a él con una sonrisa confiada y le acarició la cabeza.

—¿Quieres que te quite la sudadera? —Preguntó, esperándolo verlo asentir, acercándose a ayudarlo.

Cogió la parte inferior de la prenda al tiempo que Kail levantaba los brazos y se la quitó, dejándolo completamente expuesto. Derek se notaba extrañamente ruborizado, si Ben no le hubiera metido todas aquellas estúpidas y pecaminosas ideas en la cabeza, verlo desnudo no habría puesto gran cosa, pero no podía dejar de pensar en lo que hacía el pastor alemán con su hermanito.

—Bueno ya estás… —Anunció sonriendo, dejando la sudadera a un lado. —Ahora bajemos a desayun…

—¿Tú no te desnudas? —Le preguntó interrumpiéndolo, rojo como un tomate y con las orejitas gachas, frotándose un bracito y agitando la cola con nerviosismo.

—Cla-claro… tienes razón. —Asintió, llevándose las manos a la cola, desabrochando el cierre del boxer, deslizándolo hacia abajo y sacando los pies antes de recogerlo, quedando también expuesto, sonriendo al ver como intentaba no mirarle directamente a la entre pierna. —¿Todo bien? —Preguntó amable.

—S-sí… —Respondió el cachorro antes de bajar de la cama y recoger la sudadera. —¿Y ahora? —Preguntó todo nervioso.

—Ahora nada, simplemente haremos vida normal, ir desnudo no significa hacer nada distinto. —Aseguró, suponiendo que era aquello a lo que se refería. —Lleva la sudadera y el pañal a tu habitación, bajaremos a desayunar y luego seguiremos la rutina de siempre, tú harás los deberes y yo haré las tareas de la casa. —Explicó encogiendo los hombros.

Realmente Derek notaba el corazón desbocado en el pecho, se sentía tan nervioso como la primera vez que se desnudó delante de un chico para tener sexo… sacudió la cabeza con enfado para quitarse aquella idea de la cabeza. Salieron los dos de la habitación y vio como su hermanito iba a su cuarto, mientras que él se dirigía a la cocina para preparar el desayuno. Trató de concentrarse en lo que hacía y en hacerse a la idea que era un día normal, como mucho de los que ya había tenido. Al final había conseguido que Kail fuera desnudo por la casa y verlo a él sin montar un escándalo, lo que era un avance importantísimo y no pensaba echarlo a perder con ideas absurdas y pervertidas.

—O—

Kail notaba como si su pequeño corazón fuera a estallar, cuando despertó al sentir moverse a Derek para ir al baño, se dio cuenta de que había dormido sin nada debajo de la sudadera. Aquello lo hizo ruborizarse hasta la punta de las orejas, incorporándose y quedando sentado, mirando hacia el pañal tirado en el suelo, donde lo había dejado caer la noche anterior. Entonces recordó las palabras de su hermano sobre lo de pensarse ir desnudo por la casa… y asintió totalmente convencido. Solo quedaban cuatro días para su viaje en familia y no pensaba ser quien se las estropeara a todos, quería hacer su mayor esfuerzo. De modo que cuando Derek salió del baño le pidió que le ayudara a quitarse la sudadera… y sintió cosas intensas y desconocidas, supuso que eran nervios, pero no fue solo eso, también excitación, aunque aún era muy joven para entender aquella sensación, por lo que simplemente se dijo a sí mismo que estaba nervioso. Pero mostrarse desnudo ante su hermano, con idea de pasar así todo el día, no fue el momento mas “nervioso”, sino cuando le preguntó si él no iba a ir también desnudo… y sin verlo dudar observó como se desnudaba ante él. Sus ojos fueron automáticamente a la entre pierna de su hermano, fijándose en las bolas y en la funda de suave y pomposo pelaje blanco. Apartó la vista lleno de vergüenza cuando le habló y asintió a todo lo que le dijo, bajándose de la cama y marchándose a su habitación a llevar sus cosas. Allí trató de calmarse, sentía cosquilleo por todo el cuerpo. ¿Por qué la visión del cuerpo desnudo de Derek le provocaba aquella sensación de calor y nervios? Notó por primera vez como su pene cosquilloso iba a salir de su funda, y tuvo que concentrarse y hacer un gran esfuerzo para mantenerlo allí en su escondite. Tras unos minutos, hizo sus abluciones matinales y bajó a la cocina, recibiendo el agradable olor a crepes.

—¿Desayunamos crepes? —Preguntó ilusionado, agitando rápidamente la cola y olvidándose por completo de los nervios que traía bajando las escaleras, pensando que iba a ser muy incómodo el estar los dos desnudos uno delante del otro.

—Así es, hoy es un día muy especial, has dado un gran paso. —Le respondió, mirándole por encima del hombro y guiñándole un ojo, llevando un delantal para no mancharse. —Se lo mucho que te está costando adaptarte, a mí también me está costando un poco, de modo que este desayuno es como una recompensa para los dos.

—¿Enserio te está costando? Yo te he visto siempre muy bien… —Dijo mientras ponía la mesa, poner vasos, sacar la leche y el zumo de la nevera y todo lo que fueran a echarle a las crepes.

—Claro, todo esto a sido un gran cambio para mí, aunque sea mayor que tú, incluso a mamá y a papá seguro que también les costó mucho dar ciertos pasos, como el que nos conociéramos, casarse y venirnos a vivir todos juntos… —Iba explicando según hacía crepes en una sartén especial.

—Nunca lo había pensado… —Reconoció con actitud culpable, con las orejitas y la mirada gachas.

—No te preocupes, es normal, aún eres un cachorrito. —Dijo riendo un poco, revolviéndole el pelo de la cabeza.

—¡Y-yo ya no quiero ser un cachorrito! —Exclamó. —Quiero ser mayor y saber esas cosas.

—Eso solo lo irás consiguiendo cuando vayas haciéndote mayor, además, si creces muy deprisa no podré llamarte cachorrito. —Dijo un poco burlón, sacándole la lengua. —¿Me ayudas a cortar la fruta? —Preguntó, señalando un bol de fresas y unos plátanos.

—Bueno… —Respondió inseguro y ruborizado sobre lo de llamarlo cachorrito, asintiendo y acercándose a la encimera de la cocina, subiendo a la banqueta que le tenían siempre preparada y empezando a cortar la fruta bajo la atenta mirada de su hermano.

—No te cortes… —Advirtió mirándolo de reojo y sonriendo. —Te ves muy cómodo… ¿Ya se te pasaron los nervios?

—Lo se. —Respondió, ruborizándose por la pregunta. —M-más o menos…

—Tranquilo, es normal, incluso yo me he puesto un poco nervioso. —Reconoció.

—¿Enserio? ¿Por qué? Tu ya has estado desnudo en casa y en muchas partes…

—Estaba nervioso por ti, es tu primera vez y la verdad, esperaba que te arrepintieras o te pusieras a gritar cuando me empezara a bajar los calzoncillos… la verdad es que me asustaste cuando entré al baño. —Dijo recordándole aquel suceso que tuvo lugar hacía solo unos días, haciéndolo sonrojar.

—Tu también me asustaste.

—Lo sé, y por eso me alegro tanto de que ahora estemos bien. —Dijo alargando un brazo por encima de los hombros para atraerlo y darle un beso en la cabeza. —Seguro que papá y mamá están muy orgullosos de ti y lo pasaremos genial en Aduara, ya verás. —Prometió antes de seguir haciendo crepes.

—O—

Después de aquella pequeña charla, terminaron de prepararlo todo y desayunaron, pasando a continuación a realizar sus tareas. Derek sonreía de vez en cuando se asomaba al la cocina y lo veía centrado en sus deberes, se le notaba aún un poco nervioso e incómodo, como si no supiera muy bien como comportarse, solo necesitaba tiempo para acostumbrarse. Después de terminar sus tareas, Derek se echó en el sofá mirando los mensajes del móvil. Ben le había dado los buenos días con un selfie de él y su hermano acurrucados en la misma cama, le contó que él también había pasado la noche con Kail y le informó de los progresos, el pastor alemán no tardó en “exigir” pruebas a base de fotos a lo que Derek se negó, pues no quería traicionar la confianza del cachorro haciéndole fotos desnudo. Le dijo que quizás mas adelante para quitárselo de encima y luego habló con Herik, que le contaba en un mensaje que había quedado aquella noche con su novia para cortar formalmente con ella, pues al fin y al cabo la relación ya no existía. Solo estaban juntos por guardar las apariencias y al ciervo no le parecía suficiente lo de ser la pareja más popular del instituto. Tras desearle mucha suerte y decirle que lo llamara si necesitaba cualquier cosa, alzó la vista al escuchar a Kail acercándose al sofá, sin poder evitar ruborizarse un poco al imaginárselo… Sacudió la cabeza. No, no, debía quitarse aquello de la cabeza, no podía intentar nada pervertido el primer día en que andaban desnudos o el cachorro seguramente se llevara una muy mala impresión.

—¿Ya has terminado? —Le preguntó tomando el cuaderno que le ofrecía.

—Sí, ya está todo. —Asintió agitando la cola, un poco ruborizado sin saber muy bien que hacer con las manos.

Derek se limitó a sonreír, dio unas palmaditas en el asiento de al lado del sofá y se centró en corregir los deberes. Al poco lo miró de reojo y lo vio todo nervioso, sentado con las piernas juntas y la vista gacha.

—¿Ocurre algo? —Preguntó pasando una página, intentando aparentar normalidad.

—E-es que no se si puedo hacer algunas cosas… —Respondió en voz baja.

—¿Te refieres por estar desnudo? Puedes hacer lo mismo que cuando has ido con ropa o en calzoncillos. —Le respondió con una sonrisa.

—¿Incluso darte un abrazo o ponerme contigo en el sofá? —Interrogó todo rojo y mirando hacia sus manos, cuyos dedos no dejaban de jugar sobre su regazo.

—Claro que sí, cachorrito. —Respondió sin pensarlo, ruborizándose luego un poco. —No tienes que hacerlo ahora, pero no hay nada de malo… —Se interrumpió cuando se inclinó hacia él y lo abrazó, acurrucándose un poco a su lado, sonrojado y sin decir nada. —¿Ves? No pasa nada. —Dijo dándole un empujoncito con el hocico en la mejilla, antes de terminar de revisar los deberes.

Se había dado cuenta de que Kail había tenido mucho cuidado de no tocarlo con sus partes, cosa que agradeció pues ya de solo sentir el calorcito de su cuerpo le hacía recordar cuando le había tocado por accidente el trasero… y no era apropiado tener una erección.

—Está todo bien, creo que cuando vuelvas a clases tus profesores quedarán impresionados por el nivel que vas a llevar. —Lo alabó dejando la libreta sobre la mesita baja que había delante del sofá. —¿Qué te apetece hacer hoy? —Le preguntó frotándole la espalda animoso.

—No se… —Murmuró pensativo. —¿Bañarnos en la piscina? —Sugirió.

—Eso lo hicimos ayer… —Comenzó a responder, pero al verlo encogerse un poco asintió. —Pero sería la primera vez que te bañas en una piscina desnudo… es una muy buena idea, así cogerás práctica cuando vayamos al a playa. —Dijo riendo un poco, sacándole la lengua y poniéndose en pie. —Cojamos las toallas y vamos. —Indicó saliendo del salón para ir a su habitación a por las toallas.

Pasaron el resto de la mañana en la piscina y luego estuvieron con videojuegos el resto de la tarde, parando para comer y merendar. Volvieron a reunirse para la cena y Derek disfrutó viendo como Kail ya parecía olvidar la mayor parte del tiempo que estaban desnudos. Se daba cuenta que aún de vez en cuando al cachorro se le iban los ojos a su entre pierna, al igual que a él a la suya o al trasero, pero con mucho menos frecuencia y terminó de disfrutar la situación e incluso se olvidó de todo lo que Ben le había estado contando. Estaba cada vez más seguro que su hermanito tenía atracción tanto por los chicos como por las chicas, o eso pensaba, puede que tan solo fuera curiosidad por la situación en la que se encontraban, suponía que solo el tiempo lo ayudaría a salir de dudas. Tras cenar, se fueron al sofá como todas las noches, tirándose en el sofá cada uno por su lado, pero como venía ocurriendo en las últimas noches, Kail se le acercó al poco y empezó a buscar acurrucarse con él, trataba de no tocarlo con su entre pierna, lo que casi le hizo reír.

—Kail… colocate como siempre y deja de moverte, trato de ver la película. —Lo regañó con dulzura para dejarse de tonterías. —No me voy a molestar porque te pongas encima, no pasa nada. —Aseguró tranquilo, esperándolo con un brazo levantado para que se colocara como siempre.

Lo vio ponerse rojo como un tomate, con las orejitas y la vista gachas, asintiendo obediente gateó hasta tumbarse encima con mucho cuidado y algo tenso, de modo que acabó con la cabeza apoyada sobre su pecho, con una pierna a un lado y la otra encima de él. Derek tuvo que hacer un gran esfuerzo por controlarse, estremeciéndose cuando notó el pequeño bultito de los testículos y la fundita presionar sobre su vientre. Notó que de nuevo le venían en oleadas las imágenes y las historias de Ben y Joss, cerró los ojos y suspiró tranquilo, tratando de pensar en otras cosas. Si no hubiera sabido de los dos pastores seguramente habría llevado todo aquello de otro modo, pero no podía evitar maldecirse. Acarició la espalda de Kail y le dedicó una amplia sonrisa.

—¿Ves? No pasa nada malo, estamos juntos. —Dijo dándole un beso en la cabeza antes de mirar la televisión.

—Y desnudos… —Susurró acariciándole distraídamente el pecho como solía hacer.

—Sí, eso también. ¿Y a pasado algo malo?

—No… la verdad es que después de un rato me he olvidado… y se está muy fresquito. —Dijo riendo un poco.

—Ahora todavía apetece un poco de calor por las noches, en verano seguro que duermes mucho mejor sin pijama. —Aseguró.

—Sí… —Respondió distraído. —¿Le enviamos una foto a mamá? —Preguntó de repente, agitando un poco la cola.

—¿Una foto de los dos desnudos? —Preguntó con sorpresa, notando que de nuevo se le aceleraba el pulso, pues al momento pensó en Ben.

—Claro, como la de hace dos días en calzoncillos. Seguro que se pone muy contenta cuando vea los progresos que he hecho. —Dijo levantándose un poco, quedando sentado a un lado, con las manos apoyadas en su pecho.

—Está bien… cogeré mi móvil, tiene temporizador. —Explicó incorporándose y sentándose en el sofá.

—Pero se la quería mandar yo… —Comentó un poco desilusionado.

—Ahora te la paso, tranquilo. —Respondió. —Vamos a la librería, nos pondremos delante. —Indicó.

Caminaron hasta la librería y Derek colocó el móvil sobre una mesita mientras un nervioso Kail se colocaba frente a la librería. Tras poner el temporizador, se colocó a su lado y le pasó una mano por los hombros, mientras que Kail dejaba las manos a los lados con algo de nerviosismo y vergüenza.

—Levanta dos dedos, en japón se hace mucho en las fotos. —Dijo el lobo riendo un poco al ver el nerviosismo del cachorro, que le devolvió la sonrisa y alzó una mano imitándolo.

Tras unos segundos saltó la foto y Derek comprobó que tal había salido, estaba perfecta según la opinión de ambos de modo que se la pasó por privado a Kail que no tardó en mandársela a su madre, haciéndole saber todo lo que se estaba esforzando para poder ir de vacaciones todos juntos. Al poco recibió una respuesta, diciéndole lo orgullosa que estaba de su cachorrito y de que estaba muy feliz de que quisiera ir de vacaciones a Aduara. Kail compartió la información con su hermano, acomodados de nuevo en el sofá, viendo la película y charlando. Aquella noche seguía bien despierto cuando finalizó la película, de modo que no tuvo que despertarlo y fue el propio cachorro quien dijo que iría a cepillarse los dientes y a orinar antes de acostarse. Derek asintió satisfecho y se quedó recogiendo un poco el salón, tras lo cual fue a hacer lo propio a su cuarto, tal como hacía todas las noches. Seguía algo excitado, quería masturbarse, pero Ben parecía como ausente de la aplicación de charla desde hacía una hora, por lo que supuso que estaría durmiendo o quizás haciendo cosas con Joss… Se ruborizó de tan solo pensar en aquello al subir las escaleras y entrar en su cuarto. Acababa de meterse en la cama tras cepillarse los dientes, cuando Kail llamó a la puerta y entró tras darle permiso, lo miró con una ceja alzada, pues ya le había dicho que lo de dormir juntos solo había sido algo temporal. Se fijó que tampoco llevaba un pañal en la mano, solo la sudadera azul, lo que le hizo sentir con aprobación.

—¿Ya has echo pipí y te has cepillado los dientes?

—S-sí… venía por si me podías dejar el siguiente, este ya me lo he leído… —Dijo refiriéndose al manga, levantándolo para que lo viera.

—Oh, claro, coge los dos o tres siguientes números, una vez te acostumbras se leen rápido. —Aseguró, señalando la estantería para que entrara. —Resulta un gran alivio poder ir desnudo por casa, dando a entender que estaba desnudo bajo las sábanas.

—¿Duermes desnudo del todo? —Le preguntó un poco sorprendido, acuclillándose para dejar el volumen y coger los siguientes.

—Claro, sería un poco tonto andar desnudo por casa y ponerse el pijama para dormir, ¿no crees? —Al verlo agachar las orejitas un poco y mirarse la sudadera añadió rápidamente. —Pero no es algo que tú tengas que hacer, aún refresca bastante por las noches como he dicho antes, puedes usar la sudadera todo lo que quieras, incluso ponerte calzoncillos. —Añadió.

—N-no llevo nada debajo, solo la sudadera… —Asintió a sus palabras. —Anoche dormí muy bien y creo que fue por eso. —Dijo al tiempo que cogía dos mangas y se dirigía a la puerta, parándose en ella.

Derek supo que quería dormir con él, pero dudaba que pudiera controlar las reacciones de su cuerpo, sobre todo cuando se quedara dormido, de modo que hizo como que no se daba cuenta de que estaba esperando que le dijera que se quedara.

—Que pases buenas noches, cachorrito, nos vemos en el desayuno. —Dijo divertido, sacándole la lengua.

—Buenas noches. —Respondió tras un momento el zorrito, volviéndose para sonreírle, saliendo con la colita alzada, lo que levantó la parte trasera de la sudadera exponiendo su traserito.

—Este cachorro… me va a costar más de un sobresalto. —Se dijo a sí mismo Derek cuando hubo cerrado la puerta, continuando con la lectura.

Le costó mucho conciliar el sueño aquella noche, pero durmió bien toda la noche, excepto cuando se acercaba la hora de despertarse, aunque eso evidentemente no lo sabía. Soñó con Kail, con su traserito, su carita ardiente de deseo… y despertó justo tras el punto álgido del sueño, dándose cuenta que había tenido un sueño “húmedo”. Disgustado y avergonzado, Derek se fijó que ya entraba bastante luz, miró el móvil y se fijó que solo faltaban diez minutos para la alarma. Levantó las sábanas y grupo disgustado. Una de las cosas negativas de dormir desnudo era precisamente los sueños húmedos, si llevabas ropa interior bastaba con cambiarte de calzoncillos, pero al no llevarlos tendría que cambiar las sábanas que había puesto hacía solo tres o cuatro días. Justo cuando se disponía a levantarse para quitarlas y llevarlas al cesto de la ropa sucia, escuchó la puerta del cuarto de kail abrirse y al poco escuchó como llamaba a la puerta. Se puso todo rojo y volvió a taparse con las sábanas, dándole permiso con voz adormilada.

—Qué madrugador… —Comentó con una pequeña sonrisa, haciendo que la persiana se levantara con un pequeño mando a distancia que tenía en la mesilla.

—Buenos días… —Saludó con una sonrisa, algo ruborizado, llevando aún la sudadera.

Derek ladeó la cabeza y se quedó extrañado, al ver que se quedaba allí de pie, poniéndose cada vez más rojo y con los mangas que se había llevado la noche anterior en las manos.

—Esto… ¿Ya los has leído? —Preguntó extrañado, viéndolo asentir. —¿Quieres los siguientes?

—S-sí… —Respondió tímidamente, aunque estaba claro que no era eso lo que quería decir, al final lo vio inspirar y alzó la mirada, clavando en él sus ojos azules. —Derek… ¿Por qué se me pone duro el pito cuando leo esto? —Preguntó de golpe, tomando uno de los mangas y abriéndolo en una escena en que los protagonistas salían dándose un baño, la espuma y el vapor tapaba puntos claves, pero en una de ellas salían dándose un beso y como por accidente, relavaran y quedaban uno encima del otro, acabando justo allí.

Derek se quedó lívido, ciertamente no recordaba que el manga fuera tan erótico, posiblemente no se lo pareció cuando él se lo leyó con una edad aproximada a la de Kail, al fin y al cabo había visto siempre la desnudez como algo natural, y ayudar a alguien a lavarse el cuerpo en un baño estilo japonés era lo más normal del mundo, de echo el baño de sus padres era de aquel tipo y él lo había estado haciendo hasta hacía pocos años con su padre. Incluso en su antigua ciudad, había baños termales del tipo japones donde él y sus amigos se iban a menudo a bañar. Pero el tiempo compartido con Kail y su madre le había hecho ver el otro punto de vista, y en aquel momento se puso en el del cachorro, que apenas había empezado a practicar el nudismo y había visto una escena de aquel tipo… era bastante inocente, pues estaba seguro que el manga no era para adultos, pero para alguien como él debería ser algo bastante fuerte. Y luego aquella pregunta… Quiso abrir la boca pero no sabía ni por donde abarcar el tema, deseó que hubiera un botón de pausa o retroceso que le permitiera pensar. Se dio cuenta de que Kail agachaba de nuevo la mirada y cerraba el manga con actitud avergonzada, tenía que decir algo rápidamente o podría hacerle pensar que sentir atracción por otro chico estaba mal. Inspiró profundamente y asintió para sí mismo, decidido a contarle la verdad sobre la sexualidad y sobre su propia orientación.

AlexCoon Wolfman G. Wolfman G. Haydenwolf Haydenwolf Zorrotravieso34 Zorrotravieso34
 

Wolfman G.

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Buen capitulo Skye D. Skye D. Muy entretenido
Espero que derek sepa controlar sus reacciones asi podrá ayudar a su hermanito
 

Haydenwolf

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Buen capítulo Skye D. Skye D. Me dejaste enternececido con el crecimiento de la relación fraternal entre Derek y Kail, es bueno ver que el pequeño zorrito ha dado un gran pasó y espero que Derek sepa controlar sus reacciones para ayudar a su hermanito
 

AlexCoon

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Excelente, esperaba la continuación de esta historia.
Tuvo su parte yiff con Ben y su goloso hermanito jeje.
Por otro lado ya estamos viendo de apoco mas, el descubrimiento de la sexualidad por parte de Kail, y quien mejor para apoyarlo con este asunto que Derek jeje
Me gusta como le imprimes esa inocencia al cachorro, que sin ser bobo ni tonto, se nota su acentuada inocencia, me gustan los personajes como el. En cuanto a Derek pues sigue con esa incertidumbre que al parecer se esta convirtiendo en cierta atracción por su hermanito, sin dejar de lado la trama con el ciervo y con los hermanos incestuosos xD
Se viene la explicación a Kail por parte de su hermano del porque su "pito se le paró" .. asi como lo dijo el jeje.
A pesar del ambiente yiff que esta historia obviamente tiene, me gusta la relación de hermandad que se está mejorando cada vez mas entre estos dos. A la espera del siguiente capítulo.

PD: Logro desbloqueado que Kail ya va perdiendo la timidez frente a la desnudez propia y de los demás.
 

Skye D.

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Muchas gracias por vuestros comentarios, ojalá supiera si más gente está leyendo la historia, pues la verdad me cuesta encontrar tiempo para escribirla y saber que hay mas lectores pendientes, me animaría a seguir. Intentaré continuar todo lo que pueda, solo espero no dejarla justo cuando esté en lo más interesante. xD Espero poder continuar en esta línea y manteneros enganchado con la historia de Kail y Derek.

Un saludo.
 

Skye D.

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Hola! Gracias por seguir mi historia. De momento la tengo pausada ya que estoy trabajando en otros proyectos, pero en cuanto tenga tiempo la retomaré.
 

Skye D.

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Hola. No, la historia no a muerto. Se que hace mucho que no escribo pero la retomaré a su debido momento, siento mucho la larga espera.
 

AlexCoon

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Se extraña esta historia, es bueno saber que la continuarás. Tomate tu tiempo, bonita noche Skye D.
 

Haydenwolf

Ōkami tei-shin
 
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Se extraña esta historia, es bueno saber que la continuarás. Tomate tu tiempo, bonita noche Skye D.
Digo lo mismo que el mapachito, está historia la extrañamos y que la sigas pasando bien
 
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