“Recoge tus cosas, estás despedido”.
Las palabras le habían llegado al coyote como un balde de agua fría. Por primera vez Antonio se sintió dolido por algo, no era tanto el hecho de perder el empleo, el cual había tenido ya por 4 largos años, él estaba acostumbrado a siempre salirse con la suya, he ahí la cuestión. Esa última confrontación le había costado el trabajo, y aun no podía olvidar del todo la humillación sufrida por parte de ambos mapaches. ¿Cómo pudo haber sido tan idiota para dejarse provocar por ese par de idiotas? Tal vez era el hecho de que no estaba acostumbrado a perder, por otro lado aunque Dante era quien había empezado todo (al menos desde su punto de vista), el problema real no era ese novato sino Leonardo. Ese fofo mapache, vaya perdedor. Como lo odiaba, ni el mismo entendía la razón, pero bastaba con verlo, su forma de caminar, de vestir, lo callado que era, su voz entrecortada; y la lista de defectos que veía en él podía seguir y seguir.
Había pasado cerca de una semana desde el incidente y las cosas no estaban yendo para nada bien. Caminando por la acera el coyote se dirigía rumbo a casa luego de verse con un amigo en un conocido bar de la zona. La mejor forma de olvidar el asunto era embriagarse, aunque en esta ocasión tuvo que medirse un poco, el dinero empezaba a escasearle. Sabía a la perfección que necesitaba conseguir un nuevo trabajo ya que tenía unos pocos ahorros que no le alcanzarían para mucho, de hecho tendría que estirar el poco dinero que tenía guardado, privarse de algunos lujos y salidas para poder sobrellevar esto.
Aunado a eso había otro asunto más que rondaba su cabeza y el coyote recordaba de ese día, Leonardo había dicho “Mi Dante”, sabía que había escuchado bien ya que siempre se había jactado de su buena audición.
No podía ser un error, él lo había escuchado con total claridad ¿Acaso a nadie más le llamó la atención ese pequeño detalle? De estar en lo cierto. entonces en verdad ese idiota sí que era un marica, él siempre lo creyó, pero eso solo se lo confirmaba más. La venganza sería dulce, oh sí. claro que lo sería.
- Esta me la pagas, te vas a arrepentir Leonardo – sus pensamientos cruzaban su mente una y otra vez. – Juro que lo harás.
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Llegó el viernes y el antes mencionado, se encontraba en su casa mandando un mensaje con su dirección a Dante quien le había confirmado de recibido. Él había dejado el hospital un par de días antes, faltando a la oficina solo el martes y miércoles. La herida en la cabeza no había sido tan grave pero el doctor no quiso arriesgarse a que su paciente dejara la clínica sin estar bien del todo. De manera que para el jueves, la rutina para Dante había vuelto a la normalidad siendo recibido con cariño por todos sus compañeros, más que nada por cierto mapache aunque eso lo ignoraba este último. Al día siguiente sería sábado y sería el día fechado cuando tendría lugar la salida al Parque los Almendros por parte de los 3 mapaches.
Leonardo fue a su guardarropa y empezó a buscar un pants que raras ocasiones se ponía, ya que no era alguien muy deportivo. Encontrándolo hasta el fondo del mueble y a juego con una playera blanca sin mangas, ya tenía lista la ropa que utilizaría ese día. Sentado en la cama se puso a mirar su celular, por inercia y sin pensarlo abrió Facebook y haciendo scroll con sus dedos vio algo que le dolió hasta el alma. Dante había sido etiquetado por Andrea en una foto donde los dos se veían juntos e incluso parecían una pareja según algunos comentarios al pie de la foto que ayudaban a realzar esto, sin contar con el añadido de los likes con que contaba la publicación.
En su interior el mapache lidiaba con todo esto, el destino era cruel en ocasiones. Las cosas parecían indicar que su amistad con Dante iba creciendo poco a poco cada día lo cual era bueno y lo ponía muy feliz aunque a la par cada día que pasaba notaba que la coneja se volvía más cercana e importante para su ahora amigo. Los celos eran más que obvios pero él no quería sentirse de esa manera. Ahora tenía un amigo, alguien como él no podía darse el lujo de perderlo por sus tonterías, y aunque no podía negar su interés en el mapache joven decidió por lo pronto luchar por la amistad de este último. Además, si su amigo era feliz, el sería feliz por él. O al menos se trataba de convencer asimismo de eso.
La tarde terminó dando paso a la noche, y así de igual forma la noche dio paso al día. Otro sábado más. Leonardo sintió que no todo debía depender de Dante y sería grosero de su parte no mostrar más interés por la invitación que le habían hecho así que decidió llamarle por teléfono a su casa para puntualizar la salida. Al segundo tono de llamada alguien respondió al otro lado de la línea.
- ¿Diga? – Quien había contestado no era otro que Demetrio.
- Buenos Días señor, ¿se encontrará Dante? – le respondía Leonardo mientras se acercaba al espejo para revisarse el cabello.
- ¿Quién habla?
- Oh.. perdone mi descortesía, me llamo Leonardo, soy compañero de trabajo de su hijo.
- ¡Vaya, Leonardo!, mi hijo me contó acerca de ti, fuiste a visitarlo al hospital, te recuerdo ¿Cómo estás?.
Esa ocasión ambos mapaches no habían tenido oportunidad de charlar, aunque el papa de Dante pudo ver a Leonardo brevemente cuando salía por el pasillo del hospital. Después de los saludos por parte de ambos Demetrio prosiguió.
- Dante se está duchando, ¿quieres dejarle un recado o prefieres marcar más tarde?
La imagen de Dante desnudo en la ducha hizo que Leonardo se ruborizara y pudo apreciarlo frente al espejo. Decidió que le marcaría después y se lo hizo saber a Demetrio quien amablemente le respondió que el mismo Dante le devolvería la llamada, él le diría acerca de su llamada.
- Gracias señor, que tenga buen día.
Al finalizar la llamada, Leonardo se puso a limpiar la cocina, ciertamente era algo desordenado en algunos aspectos, pero la cocina era otro asunto. Odiaba ver la más pequeña mancha de grasa o suciedad en ella. Cogió su celular para estar al pendiente de la llamada de su amigo y mientras limpiaba se puso los audífonos escuchando un poco de David Bowie. Unos cinco minutos pasaron cuando recibió la llamada.
- Dante, empezaba a preocuparme, creí te habías ido por el excusado amigo hehe – bromeo mientras secaba unos cubiertos
- Jajaja muy gracioso Leo, Papá me dijo marcaste a la casa, sabes, pudiste marcarme a mi celular. Espero no te haya atosigado con muchas preguntas, el suele ser un poco metiche – diciendo eso último con voz baja.
- Para nada, me agradó conocerlo e intercambiar palabras con él. Supongo sabes el porqué de mi llamada, sé que han pasado varios días pero dime, ¿Cómo te sientes hoy?
Dante notó por el tono de voz que su amigo aún se encontraba algo preocupado por el incidente con su excompañero de oficina.
- La herida casi ha sanado, aunque ciertamente aún molesta un poco sobre todo al lavarme la cabeza en la ducha – al decir eso la puerta de su habitación se abrió de golpe.
- Dante, el almuerzo está listo hermano – un mapachito con ropa deportiva y emoción en el rostro se asomaba en ese momento.
- Privacidad Pipe, dame unos minutos ¿quieres?, ahorita bajo
El menor de los hermanos salió de la habitación dejando a Dante terminar de prepararse.
- Entonces, ¿te parece bien a las dos? – le preguntaba a Leonardo mientras se ponía unas bermudas negras a juego con una playera roja. Del mismo modo su calzado consistía en unos tenis rojos con líneas blancas.
- Es buena hora, claro Dan, estaré más que listo.
- Excelente Leo, deja me doy prisa que sino mi madre enviará de nuevo a Pipe a por mí. Hasta dentro de un rato. Nos vemos.
La llamada finalizó y Leonardo para hacer algo de tiempo jugaría un poco de Splatoon, mientras que en su casa los hermanos mapaches empezaban a degustar unos ricos hot cakes preparados por su madre, Pipe con jarabe de maple mientras los de Dante solo con mantequilla derretida.
- El día está agradable, me alegra que saques a pasear a tu hermano – decía Margarita mientras bebía una taza de café. Demetrio en esa ocasión había salido a atender un problema en la constructora por lo cual no estaba presente esa mañana.
- Y dime, ¿Andrea irá con ustedes?
Al escuchar tal nombre Pipe casi se atraganta y desvió la mirada hacia su hermano, a la espera de su respuesta.
- No mamá, esta es una salida de chicos, además, ella estuvo de acuerdo en que solo fuéramos nosotros.
- Y tu amigo Leonardo – señaló Pipe ya más tranquilo al escuchar que la coneja estaba fuera de escena por esa ocasión.
- Si, el también.
- Me agrada Leonardo, parece ser un tipo bien parecido – siguió charlando Margarita – deberías invitarlo a comer con nosotros en alguna ocasión.
- Siii, deberías hacerlo Dante, me encantaría mostrarle mi colección de juegos – se unía a la petición Pipe mientras agitaba su cola en señal de emoción.
- Bueno, no lo sé, es decir, por mi encantado pero eso tendría que decidirlo el, le preguntaré hoy mismo mamá…
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Mientras esa platica ocurría en casa de los Dzib, por su parte Leonardo tenía cierta charla con Tyler.
- Entonces tú o////o … - señalaba el mensaje en pantalla
- Oye, no es nada de eso, no es una cita, solo saldré con un compañero y su hermanito, deja de maquinar cosas en tu mente perversa – le decía el mapache al zorrillo.
- Jeje, si tú lo dices, por cierto me gustaría ver cómo es ese tal Dante ¿se puede?
Leonardo no tenía fotos de Dante, sin embargo le mandó una de las fotos online, justo en la que se encontraba etiquetado por Andrea.
- Vaya, es bien parecido, oye amigo ¿Qué estás esperando? Esa coneja te lo va a ganar D:
Dicho comentario no le cayó para nada bien a Leonardo pero no dijo nada.
- Te repito que solo somos amigos, mejor cuéntame cómo te está yendo con ese tigre “amigo” tuyo. – buscando desviar la charla
- Dentro de poco irás a verte con ese chico y su hermanito, ¿en verdad quieres salir a la calle con una erección ocasionada por mi culpa?
Rayos, eso era cruel. Leonardo con esa respuesta se imaginó que de hecho Tyler y Benson habrían hecho de todo la noche anterior.
- Bueno, tengo curiosidad hehe, podrías contarme omitiendo las partes sexuales.
Tyler le contó que se habían llevado muy bien, la noche anterior habían ido a bailar a un lugar que Benson le había prometido visitarían, habían cenado y dormido juntos. El tigre vivía solo y aunque todo parecía indicar lo contrario, el activo había resultado ser Tyler quien en un principio creyó su tigre sería todo un semental.
- ¿Entonces no era lo que esperabas?
- No, no.. es decir, Benson es muy dominante sin embargo es pasivo y yo soy inter como sabes, así que digamos que él tomó el control para que yo me lo… bueno ya sabes, oye ¿quieres ver donde estoy acostado y con quien justo en este momento?
- ¿Estás seguro, él está de acuerdo? – tragó saliva Leonardo
- Él no dice nada no te preocupes además, duerme como un lindo gatito.
Tyler tomó una selfie con su celular lo mejor que pudo en la cual aunque se apreciaba únicamente la parte superior de su cuerpo, era más que obvio que el zorrillo iba desnudo. Se encontraba en una cama y la iluminación era tenue, justo a su lado una mancha blanca dormía plácidamente.
- Ahí lo tienes, Benson ha estado fantástico, aunque es pasivo esta misma noche lo convenceré de intercambiar papeles, sabes que puedo >:3
- Hahahaha, eres un loquillo Tyler.
- Leonardo colega, ya en serio, espero que te diviertas mucho con tu amigo.
“Yo también Tyler, yo también” pensó Leonardo.
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Cerca de las 2 de la tarde, los hermanos Dzib llegaban a casa de Leonardo quien los invitó a pasar un momento.
- Una vez más, muchas gracias por la invitación Dante, a ti también Felipe.
- Prefiero Pipe – rápidamente el pequeño mapache se acercó al mueble de la sala donde vio una Nintendo Switch a lado de otra consola, un PS4 – Wow, ¿qué juegos tiene? – miraba embobado mientras Dante apreciaba la pequeña sala de estar y cocina de su amigo.
- Bonito lugar Leonardo, no empieces Pipe, no vinimos a jugar videojuegos – le reprendió a su hermano menor.
- ¿Me presta este? – poniendo ojitos de cachorro.
Leonardo sonrió ante la emoción de su pequeño invitado y notó como entre sus manos sostenía Mario + Rabbids Kingdom Battle.
- ¡Pipe!
- Déjalo Dante, por mí no hay problema, bueno es decir, si para ti tampoco lo es.
Dante miró los ojos de súplica en el rostro de su hermanito y soltando un suspiro miró a Leonardo.
- Disculpa a mi hermanito, es medio mimado con los videojuegos, ¿en serio no te importa?
- Para nada, además yo tengo tiempo sin utilizarlo, actualmente utilizo la consola, pero con otros juegos.
Dante ordenó a su hermano entregarle la caja del juego y procedió a guardarla en su mochila.
- Solo será prestado, no lo olvides Pipe, ahora bien, ¿Qué se dice?
- Gracias señor Leonardo, seré cuidadoso lo prometo – mirando con respeto al cola anillada.
- Espera, ¿señor?, no soy tan mayor amiguito – le respondió Leonardo algo ruborizado – puedes decirme Leonardo, así como me pediste a mi que te llame Pipe.
- De acuerdo Leonardo – y al decirlo le dio un rápido abrazo lo cuál a Leonardo le pareció demasiado tierno.
Dante los miró a ambos y notó que de hecho su hermano tenía cierto parecido con Leonardo, incluso más que con el mismo siendo su hermano. Quizá el pequeño Leonardo de hace algunos años habría lucido como Pipe. Mirando el reloj en su muñeca se dirigió a ambos.
- Si no nos damos prisa se nos irá el día, pongámonos en marcha – puntualizó.
Afuera estaba estacionado el Ford Fiesta de Dante y cuando Felipe intentó entrar en el su hermano lo detuvo.
- Espera Pipe, vete atrás, Leonardo se sentará al frente.
El mapachito no le dio importancia y entró por la puerta trasera mientras Leonardo se sentaba en el asiento del copiloto colocándose el cinturón de seguridad al igual que los dos hermanos. Acto seguido se pusieron en camino rumbo al Parque.
El cielo estaba despejado y todo indicaba que sería un muy buen día. Estando en el coche Leonardo captó el aromatizante del auto, no supo distinguir bien que fragancia era, pero le gustaba tanto que se descubrió aspirando un poco el aroma. Sonrojado volteó a ver a Dante quien se disponía a poner un poco de música. Luego de unos segundos Leonardo pudo escuchar por las bocinas el sonido de un teclado y otros instrumentos seguido de una estrofa:
You are my star
You are the one
You make me smile when the world's come undone
You are the one who sweeps me off of my feet
- ¿Te gusta Jeff Williams? – le preguntó Dante sin dejar de mirar hacia el frente.
- Un poco, ese tema está bien – al decirlo por un momento se quedó viendo al mapache café a su lado. En el exterior el tráfico parecía no ser un problema pese a la hora, y dentro del coche la música sonaba mientras Leonardo seguía embobado en sus pensamientos hasta que una pata en su hombro lo hizo voltear.
- ¿Qué tanto le ves a Dante? – le preguntó con curiosidad el mapache en el asiento trasero.
Rojo como tomate, Leonardo se dio la vuelta de inmediato.
- Bueno es que, maneja muy bien, mucho mejor que cierto pastor alemán que conozco – aun ruborizado como pudo respondió a la interrogante del chico.
- Ah
- Pipe deja de incomodar a los invitados, mejor dime, ¿traes todo lo que te encargue en la mochila? – le preguntó Dante.
El menor de los hermanos asintió mientras se volvía a sentar en su lugar agitando su cola ahora al ritmo de otra melodía.
- ¿Alguna complacencia o algo que quieras escuchar? – le decía Dante a su copiloto mientras se detenía en un semáforo en rojo. – Sírvete – le hizo una seña al pequeño dispositivo conectado al autoestéreo del coche.
Leonardo hizo una revisión en los archivos hasta que se decidió por el clásico “I Want You (She's So Heavy)”
- Esa me gusta también – comentó Dante reanudando la marcha ahora que tenía luz verde.
- Eso suena tan viejo – bostezó aburrido Felipe
- Los niños de hoy no saben apreciar los clásicos – respondió Dante más para Leonardo que para su hermanito quien solo soltó un bufido inflando las mejillas.
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Después de un rato el trío de mapaches finalmente llegó al parque y mientras Dante buscaba donde estacionarse, los otros dos mapaches se adentraron al sitio. El lugar no estaba a rebosar aunque si habían visitantes ese día.
- El césped de este lugar es muy bonito ¿no te parece Pipe? – le sacó platica Leonardo al chico quien miraba asombrado el pasto tan bien cuidado y verde del sitio.
- Eso creo, ven vamos a jugar – le respondió tomándolo de la mano.
- ¿No deberíamos esperar a tu hermano?
Leonardo se sentó en el suelo un momento. Justo detrás de ellos había un árbol algo frondoso lo cual les proporcionaría una buena sombra en caso de que el sol se pusiera demasiado caliente al avanzar la tarde.
- Está bien Leonardo – el pequeño se fue a sentar al lado del mencionado y empezó a platicar con él.
- Me gusta esta ciudad, es bonita y con buen clima. Ahora creo es mejor con lugares como este, dime Leonardo ¿entonces te gusta el soccer?
- No soy tan fan amiguito, pero si llegué a jugar antes como le comenté a tu hermano, lo importante es divertirnos ¿no crees? – mientras respondía al menor observaba que unos 5 metros de ellos se aproximaba Dante.
- Te demostraré que tan bueno soy con los pies – al decir esto una mirada desafiante y una sonrisa retadora apareció en su joven rostro.
Dante se incorporó a sus acompañantes y de inmediato sacó el balón de la mochila empezando a hacer unos rebotes con la rodilla mientras Felipe miraba la técnica y el juego de pies de su hermano. Cerca de donde estaban había un pequeño campo vació en el cuál jugarían un rato, no sin antes hacer un poco de calistenia.
Después de unos pocos minutos habían empezado a jugar y el mapache café veía como Pipe corría de un lado a otro intentando robarle el balón en repetidas ocasiones.
- Oye, no seas malo, tu eres más rápido que yo – le reclamo mientras apretaba el paso intentando alcanzarlo.
- Recuerda que dije no te lo pondría fácil cachorro – le miraba sonriente y un poco sudado el mayor de los hermanos, poniendo atención en el más joven que no se dio cuenta cuando alguien le robaba el balón.
- Sin distracciones Dante, ¿Qué ejemplo le estas dando a Pipe? – reía Leonardo quien ahora corría hacia la improvisada portería que tenían. La práctica consistía en un juego de todos contra todos.
- Con que esas tenemos eh? – le aceptó el desafío Dante quien ciertamente era el más veloz de los tres mapaches.
El pequeño Pipe empezó a divertirse no tanto por el hecho de jugar, le encantaba ver esa pequeña rivalidad que se había formado de momento entre los dos oficinistas.
- ¡Vamos Leonardo, que no te alcance! – le echaba porras
- ¡Oye, tu hermano soy yo y no el! – le recriminaba Dante acelerando el trote.
Cerca de la portería Leonardo pateo el balón y aunque le había puesto la suficiente fuerza a la patada, la trayectoria no era tan buena por lo cual pegó en un poste rebotando hacia arriba y volviendo de regreso al campo. Al ver tal oportunidad de recuperar el balón tanto Dante como el mismo Leonardo corrieron hacia él, saltando en el aire a la vez. Pipe quien venía más atrás pudo verlos disputarse el balón.
El impulso del salto de Leonardo resultó ser un poco más fuerte por lo cual alcanzó a cabecear aunque de nuevo, no con tan buena dirección. Sin embargo el problema no era ese, sino que Dante había intentado hacer lo mismo que él lo que resultó en un choque entre ambos cayendo Dante de espaldas y Leonardo encima suyo.
Un poco aturdido Leonardo abrió los ojos y se vio a milímetros del rostro de Dante quien yacía debajo de él. Casi podía sentir la respiración de este último quien lo miraba con cara sonrojada. Al instante supo la razón. Su entrepierna estaba encima de la de Dante y el mapache café pudo sentir la erección de Leonardo a través de la ropa.
- ¿Po..podrías bajarte? Pesas – le dijo desviando la mirada.
- Ay perdóname, no era mi intención yo…
- GOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!!!
Ambos aun en el suelo giraron la cabeza para ver como Felipe se había aprovechado de su descuido y anotado su primer gol.
- Jajajajaja…no puedo creerlo – reía Dante quien ya se había puesto de pie mirando a Felipe con una gran satisfacción en el rostro – Sí que estoy desaceitado ¿no lo crees Leonardo?
Este último se había parado rojo de la pena y con unas gotas de sudor surcando su frente. Luego de festejarle su primera proeza del juego su al chico Leonardo se acercó a Dante.
- Tu hermano sí que nos agarró con la guardia baja hace rato, ahora entiendo esa mirada que me dio cuando llegamos ¿estaría entrenando en secreto desde antes? jeje. – respondía mientras miraba a Dante quien lo veía con una expresión un tanto confusa en el rostro – Bueno, necesito ir al baño un momento, no tardo.
- Yo también hermano – sacudiéndose la cola el pequeño mapache fue tras Leonardo.
- Va, no tarden o ganaré el juego por default – bromeó.
Cuando ambos se retiraron Dante sin embargo se fue a sentar por un momento y tomando el bolso deportivo que llevaba sacó de su interior su celular para revisarlo. No había llamadas ni mensajes nuevos y aunque estaba disfrutando su día con los otros dos quiso mandarle un mensaje a Andrea, solo para saludarla.
Mientras tanto Leonardo estaba de pie frente al urinal aun recordando el momento incómodo acaecido minutos antes.
“Soy un tonto, estoy seguro de que Dan sintió mi erección, ahora creerá que soy un pervertido” se decía para sí mismo, aunque al mismo tiempo, el recuerdo de lo que pasó lo hizo sentir muy bien, era la primera vez que había estado tan cerca del otro mapache, y vaya de qué forma. Aunque de manera indirecta pero había podido sentir de cerca la entrepierna de Dante y el pensar en ello solo ocasionaba que su erección no bajara.
Al voltear advirtió como Pipe de reojo veía su pene muy sonrojado mientras orinaba a dos urinales de distancia de él, lo cual lo trajo de vuelta de sus pensamientos terminando su asunto y guardándoselo en su ropa interior. Por un momento había olvidado que el chico estaba con él.
- L..lo siento – se disculpó el chico mientras hacía lo mismo y se encaminaba al lavabo a lavarse las manos.
- No te preocupes Pipe, perdona, quien lo lamenta soy yo, no estoy acostumbrado a ir al baño acompañado – le respondió tratando de hacerlo sentir menos incómodo.
- Bueno, no pasa nada Leonardo, después de todo he visto a mi hermano en la ducha desnudo así como su… bueno ya sabes que parte.
La respuesta del mapache menor solo hizo que más sangre fluyera a la erección de Leonardo quien sintió su miembro palpitar dentro de sus ropas. Esperaba que el chico no lo notara así que se tiró un poco de agua al rostro frente al espejo del baño.
- ¿Se bañan juntos o algo? – preguntó con curiosidad.
- Hace tiempo lo hacíamos, cuando era más pequeño.
Leonardo pensó que eso era algo muy común entre hermanos y le pareció tierno, aunque una muy pequeña (y perversa) parte de el sintió un poco de celos del pequeño ..” Qué envidia me das Pipe jeje”.
- Perdona por mirarte, no quise ser grosero es solo que… - de golpe se quedó callado.
- ¿Sí? ¿Qué ocurre? – le dijo al notar como el chico se calló de repente cuando estuvo a punto de decir algo que al parecer lo incomodaba.
- Es que… bueno, como te dije antes, he visto el pipi de Dante antes y es… digamos que somos diferentes pero el tuyo es…completamente rojo - ¿Puedo mostrarte algo?
Leonardo solo asintió dándole a entender que podía confiar en él.
Felipe lo pensó por unos segundos y decidió que podía confiar en el amigo de su hermano. Acercándose a Leonardo se puso muy cerca de él, y para sorpresa del mapache gris se bajó de nuevo sus pantaloncillos y calzoncillos dándole a este último un vistazo de sus genitales.
- Es solo que… soy como tú – le dijo mientras señalaba su miembro.
- Oh, te referías a eso.
Con que se trataba de “eso”, Leonardo ahora comprendía. El pene del chico tenía la cabeza cubierta, lo que se conoce como foreskin, justo como el mismo Leonardo.
- El de mi hermano es diferente, al principio cuando estaba más pequeño me asusté por ser diferente ahí, pero él me dijo que era normal, que no todos los machos tienen su cosita igual, que no debería darle importancia, que él tenía amigos que de hecho tenían su miembro como yo, entonces deje de darle importancia, aunque bueno, la verdad es la primera vez que veo uno que sea ya sabes, como el mío – finalizó diciendo mientras se subía la ropa de nuevo.
- Eso es verdad Pipe, todos somos diferentes, y no te preocupes, no pasa nada, además, ¿ya ves? Tenemos algo más en común que solo videojuegos – respondió Leonardo tratando de desviar el tema.
- Me pregunto qué diría Dante si supiera eso.
Leonardo trago saliva poniéndose muy serio y un poco alerta ante el comentario.
- Eso no sería para nada una buena idea – le dijo sopesando la idea que podría hacerse Dante si supiera que le había visto los genitales a su hermanito. Una idea seguramente muy mala.
- Oh, entiendo Leonardo, es algo personal, lo lamento.
- Descuida amiguito, como dije antes, no pasa nada, ahora bien, creo que deberíamos regresar con tu hermano.
Mientras regresaban del baño Leonardo tenía en la mente una sola pregunta: ¿Pipe había dicho que su hermano le había dicho conocía otros machos con foreskin? ¿Qué quiso decir con eso? “No seas bobo y malpensado, debió de verlos en las duchas de la escuela o algo por el estilo” se decía para sí mientras seguía caminando.
Al regresar con Dante, lo vieron muy sonriente mirando a la pantalla de su celular, enfrascado con el aparatejo que ni siquiera los vio llegar a su lado.
- Dante, ahora me toca ser portero ¿Dante? – ladeando la cabeza hacia su hermano.
- Un momento Pipe – guardándose el celular – ¿Decías?
Por la expresión en el rostro que tenía su hermano, el chico adivinó con quien estaba mensajeándose momentos antes soltando un suspiro seco el cuál Leonardo notó aunque no dijo nada y por un momento compartió el mismo sentir que el pequeño.
- Nada… sigamos jugando si tú quieres.
A pesar de lo anterior, ese día los tres mapaches se divertirían mucho, Pipe demostrando que no solo era bueno en los videojuegos, Dante que aunque no como en sus mejores años, pero seguía siendo bueno con la pelota mientras que para Leonardo, fue algo fuera de la rutina, el hecho de convivir con personas agradables como aquellas lo hizo replantearse su modo de vida… tal vez necesitaba salir y ser más sociable, cosas buenas pueden pasar, aunque algunas un poco bochornosas, pero más que nada empezó a sentirse feliz como no lo hacía tiempo atrás.