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Cafe Shibe

Terror en Shibe Town ¡Recopilación de Historias Participantes!

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Sweet Bear

Abandonen toda esperanza.
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Buenos días distinguidos usuarios, extiendo un cálido y afectuoso saludo a cada uno de ustedes. Agradezco mucho a los participantes y también a nuestros jueces.
Aquí abajo una recopilación de todos los relatos participantes.

Edward Edward
Tenía seis años cuando lo oí por primera vez.
Siempre me habían dado respeto los armarios, esos espacios tan grandes, tan oscuros, de los que veía sacar todo tipo de cosas y en los que a veces desaparecían todo tipo de cosas, si he de creer lo que decía mi madre, que a veces metía medio cuerpo dentro para al rato sacarlo con las manos vacías y expresión hosca.
Pero nunca les tuve miedo, hasta esa noche.

Recuerdo que estaba medio dormido, cuando oí una especie de gruñidos que venían de dentro del armario. Y entre los gruñidos distinguí unas palabras.

- Abre, abre. Quiero salir y arrancarte las entrañas y comerme tu corazón. Tendrás que abrir, tarde o temprano, y entonces saltaré sobre ti.

Aunque sólo eran gruñidos, sentí tras ellos una sonrisa espantosa y llena de dientes afilados y amarillentos, vi claramente la boca abierta y babeante de la que provenían los sonidos.
Y grité. Grité con toda mi alma, cubriéndome la cabeza con las mantas, hasta que la luz que se encendía proclamó que mi madre estaba en la habitación. Salí de mi refugio, todo ojos desorbitados y sollozos incoherentes, hasta que a base de caricias mi madre consiguió tranquilizarme lo suficiente como para que le contara lo que había pasado. Según le describía los gruñidos y las amenazas, su rostro fue adquiriendo una expresión de alivio frente a la preocupación con la que antes se había inclinado hacia mí. Me aseguró que en el armario no había nada, e incluso trató de abrirlo para demostrármelo, pero ante mis alaridos histéricos, optó por cerrarlo con llave.

- ¿Ves? Ahora ya no podrá salir.

Cuando se hubo convencido de que yo me sentía mejor, me estampó un beso en la frente y se fue, apagando la luz.
Esa noche, no hubo más sonidos provenientes del armario.

Pero sí que los hubo la siguiente noche. Y la otra, y la otra.

- Saldré, una noche saldré, mientras duermes, y te sacaré los ojos y me beberé tu sangre, ya lo verás.

Mis padres se preocuparon mucho por los gritos que invariablemente se sucedían noche tras noche, y me llevaron un tiempo a dormir con ellos. Yo escuchaba sus respiraciones acompasadas, con los ojos fijos en el armario de su cuarto, pero éste permanecía silencioso. El monstruo seguía encerrado en mi propio armario, esperándome.

Sin embargo, por las mañanas no tenía más remedio que abrirlo para sacar mi ropa, y aunque las primeras veces me ponía rígido de miedo, preparado para sentir sus garras atravesando mi cuerpo, nunca ocurrió nada. Hasta vacié el armario, seguro de que estaría agazapado en un rincón, pero no lo encontré.
Al monstruo no parecía gustarle la luz.

Esa noche el monólogo fue distinto.

- Abre ahora, abre si te atreves, sin tus padres y sin la luz del sol. Te arrancaré la cabeza de un sólo mordisco.

Todas las noches cerraba el armario con llave, y guardaba la llave bajo la almohada. Todas las noches el monstruo me amenazaba, sin poder liberarse.
Pasaron los años, y mi armario nunca se abrió a partir de las ocho de la tarde. Me acostumbré a los gruñidos, sabiéndome seguro en posesión de la llave.
Y así aprendí a vivir con el miedo de compañero eterno.

Hasoinu Hasoinu
17 Oct 2020
[ Señor Medianoche... ]

A mis amados padres:

Como vuela el tiempo, pensar que ya casi son 2 años. Y no, mama, antes que nada, por favor ahórrate los intentos por ubicarme, fui muy cuidadosa seleccionando los medios para hacerles llegar esta carta. Si aun estas con papa, me aria ilusión que leyeran esto juntos; si no es el caso, por favor, hazle llegar este mensaje cuando puedas.

Pero bueno, dejemos el pasado triste de lado y enfoquémonos en el presente. ¿Dónde estas? ¿Cómo te encuentras? ¿Qué es de tu vida? Me gusta imaginarme sus caritas curiosas formulando todo tipo de preguntas en este momento. Tranquilos, intentare ponerlos al día lo mejor que me sea posible.

Verán, resulta que esta este hombre del que me enamore. No puedo decirles su nombre real, pero a efectos prácticos llamémosle Sr. Medianoche. O tal vez Sr. M. si así lo prefieren. Un sujeto maravilloso, ya quiero presentárselos. Es alto, fornido, con un mentón prominente, tupido por una barba blanca y espesa que logra sacarme muchas cosquillas. Ahora que lo pienso, quizá sea un poco mayor para sus expectativas; pero eh, si hay algo que me enseñaron ya de pequeña, es que el amor no tiene limites ni fronteras. ¿Verdad papa?

En fin, como siempre, me entran ansias y me adelanto a los hechos. Comencemos devuelta.

Conocí al Sr. Medianoche por los rumores entorno al poblado: una comunidad muy unida de personas simples y honradas, pero definitivamente con muchos problemas. Supongo que por eso termine por adaptarme muy bien entre sus filas. En un inicio ellos me advertían; me narraban historias de un sujeto que irrumpía en las habitaciones a altas horas de la madrugada, de como maltrataba a sus victimas hasta dejarlas al borde de la demencia. Me asuste, lo admito, pase vigilia por varias lunas imaginando como figuras extrañas acechaban tras mi ventana. Supongo que siempre fue un poco tímido. Hasta que, por supuesto, una de esas noches, el sueño me venció.

Al principio me sentí aterrada. Recuerdo que en nuestra primera vez fue muy brusco; de hecho, aun lo regaño hoy en día por ello. Me desperté percibiendo su poderoso aliento jadeante sobre mis oídos; todo su peso me aprisionaba sobre la almohada limitándome el respirar. Cuando pensaba que me desmayaría antes de que algo pasara, sentí la punzada aguda penetrar en mi interior. No estaba ni de cerca preparada, el dolor me consumía con cada envite de sus grotescas caderas en tanto mi conciencia recreaba nauseabundas imágenes del pasado. Creo que termine desconectando, no lo recuerdo del todo bien. A la mañana siguiente no quise levantarme.

Pasaron los días y sus visitas fueron en aumento. Fue un periodo difícil, aun estaba en fase terapéutica después de todo. Es una experiencia que la rememoro bastante distante e impropia. Tampoco piensen mal, él era bastante considerado conmigo: me vigilaba con minucia, se aseguraba de alternar sus incursiones si me veía muy deprimida o enajenada. Y si, antes que se lo pregunten, pensé en hacer muchas estupideces en esos momentos, cosas que no leerán hoy aquí; me las guardo para mi, se joden =b .

Eventualmente fui saliendo del pozo. El dolor fue perdiendo sentido y comencé a enfocarme solo en lo bueno: el placer por ejemplo. Me enorgullezco mucho de ello, ¿saben? Cuando por fin me había curado, el acudió a mi para explicarme; para enseñarme como de importante era su labor.

Es este pueblo, la gente aquí esta enferma. Cada uno de ellos, luchan día a día con demonios que no pueden vencer; no solos. Ahí es donde entramos nosotros. Ah mama, si supieras lo mucho que nos esforzamos durante estos meses.

Había un chico. Creo que su nombre era Pierre. Como sea, un muchacho muy amistoso que vivía a pocas cuadras de mi cabaña. Quedamos un par de veces para comer, pero nunca termino realmente de convencerme. La chicha es, que el Sr. Medianoche me contó su secreto. El pobre de Pierre también tenia sus problemas… íntimos. Digamos que era reacio a aceptarse tal cual era. Imagínatelo, sufrir cada mañana, levantarte de la cama negándote a ti mismo la oportunidad de ser feliz; de abrazar aquello por lo que toda tu vida fuiste recriminado. Me sentí muy mal por él, tanto que hasta me ofrecí para ayudarlo.

Volví a invitarlo a cenar. Esa noche, me asegure de que tuviera un sueño profundo. Yo no quería atarlo, pero el Sr. Medianoche insistió; me aseguro, que a la larga, todo seria en su propio beneficio. Pierre estuvo tres semanas bajo tratamiento. Su régimen fue similar al mío, por lo que debo decir que me sentí un tanto celosa. Lamentablemente, tras arduas noches de trabajo, él decidió rendirse. Fue mi primera perdida como enfermera, por eso quería contárselos. Aquel evento me permitió dar la vuelta al timón; enfocar mi vida a lo que actualmente me dedico. Que haga catarsis hoy aquí con ustedes es solo un bono extra.

Y no, no se preocupen, se que siempre fui algo torpe, pero créanme cuando les digo que eh mejorado mucho. De los errores se aprende, ¿no? Todavía no es perfecto, pero hemos logrado sanar a tanta gente... Espero estén orgullosos, yo lo estoy. Algún día hasta podre curarlos a ustedes.

Eso es todo por ahora. Posiblemente abandonemos el pueblo; por alguna razón, se siente más pequeño. Por supuesto, también esta esa gente ingrata que nos busca. Pero eh, pronto podremos volver a vernos. Después de todo, todavía no les di las buenas nuevas. Creo que mejor empiezo a llamarlos abuelos =)


Una espesa neblina obstruye la vista del que ambula por las calles.
cruces desolados rodeados por una naturaleza medianamente muerta,
ambiente denso y trágico que perturba hasta el alma...
Así es este lugar, nadie sabe porque ni como paso pero aquí solo se respira hostilidad...
Shibetown es un pueblo olvidado...
Las casas yacen sobre antiguos cementerios y una carretera abandonada.

Dicen que el lugar esta maldito, cuando llegas, una corriente eléctrica te recorre
como avisando que estarás a punto de perder tu alma, emociones, tu vida.
Tal como se espera, sus habitantes no muestran mas que un semblante frívolo y pesaroso.
Los niños son los únicos que aún ríen y sueñan mas sin embargo las condiciones habituales y las múltiples muertes
los orillan a padecer de una realidad limitante y perturbadora.

Nadie sabe con certeza que genera estas acontecimientos en el pueblo,
los mismos habitantes dudan de la maldición de las tierras
pero cuando mueren solo gritan de una forma tan desgarradora
como si vieran algo tormentoso y sintiendo el crujir de su corazón cual deja de latir
tras el último fonema.

Su expresión se vuelve de un vacío temeroso, rostro pálido, ojos desorbitados y esa boca abierta de expreso profundo terror.
Las manos quedan en una posición exagerada como si el cuerpo mismo intentara atrapar el alma y devolverla a la carne.

Una tumba mas se llena cada día en los cementerios aún en pie
y quienes intentan huir de la ciudad tarde o temprano vuelven mal heridos, temerosos,
sin un hijo o familiar, pues aseguran, la maldición del lugar cobra su estancia y permanencia,
es el horror de nacer y vivir aquí, de morir sin nadie y vacío.

nunca te mudes ni vengas de visita a este lugar pues puede que jamás puedas regresar...

Tal vez, ya lo habrás escuchado de algún familiar o vecino.
Ó quizás...

Hayan Hayan
BRUJA

¿Acabas de encontrar a alguien muerto con esta nota en su mano? Lee atentamente hasta el final para descubrir este misterio.

Mis ojos han visto las eras ir y venir, el temor de una bruja no tiene absolutamente nada que ver con morir, sino de revivir lo perdido y ahogarse en el hueco de un desesperanzador pretérito que, convirtiéndose en presente no hace más que amargar el futuro. He mirado humanos comunes lamentarse por aquello que no tienen y ansían poseer, ignorando que cada uno de ellos tiene el mayor bien; el milagro de ser ¿Qué si los envidio? No. Pasé esa etapa hace tiempo como un trago de vino amargo, de ese que tarda en caer por la garganta, aferrándose a las hendiduras de los dientes para borrar toda sonrisa. Solo observo cual alma insomne que atraviesa la bruma del mundo sin prisa.

En el trepidante tren de la vida, depende de cada uno aprender del error para sanar la herida. Aferrarse a un vagón puede no ser lo más inteligente, a veces hay que saltar y dejarse caer sobre el césped, en lugar de acomodarse. Rodar y sentir la hierba dándote cosquillas después del golpe seco, disfrutar las pequeñas ramitas que rasguñan y las piedras que se clavan en las costillas tal como las pesadillas se entrañan en tu consciencia. Si murieras hoy, dime ¿Qué te llevas? Yo sé que el mundo es un horror y que a veces no importa que tanto te esfuerces, termina arrastrándote como la red a los peces; es podar el patio e inevitablemente mañana verlo llenarse de hierbas, así es luchar contra el hastío de la existencia. Después de todo, uno nunca debería de preocuparse por mantenerse vivo con tanto ahínco, cuando al final quien vive más no es quien dura más años, ni quien sobrevive a los daños, sino quien encuentra el valor intrínseco en cada aventura, en el sonar de una buena partitura, al tomar un baño de sol o en la caricia del viento; cualquiera puede ser el mejor momento.

Pero cuando la intensidad es mucha, este pequeño segmento brilla y se alarga a términos infinitos, la vida asesina a la muerte en su más poderosa expresión y el tiempo mismo deja de ser, retorciéndose al sonido de una risa genuina o diluyéndose en la lágrima sincera. O quizás en el abrazo cálido de alguien que te quiera, en la palma ligera de quien toca tu hombro en señal de consuelo, o al caer en el anzuelo del amor.

Imagino que debe ser raro leer éstas palabras de una bruja, nadie esperaría que alguien como yo hiciese un monumento a la existencia y la vida. No se equivoquen. Me estoy reivindicando con la muerte en un intento por ponerla celosa, sin embargo, creo que anda distraída, sumida en su tarea de encaminar algún alma desvalida hacia la salida. No es exigente al momento de devorar, pero las ánimas llenas de arrepentimiento son las que suele disfrutar. La angustia como el caramelo ácido que baña el último hálito, la insatisfacción de un espíritu inválido que se va ¡Una delicia!

Ahora mismo, mientras escribo, estoy haciéndole una ofrenda desde un ángulo muerto de tu mente, allí donde reverbera mi voz, pues me estás escuchando y lo acabas de notar.

¿Por qué miras así? ¿He puesto a caminar tu consciencia? El pesar no es más que el arrepentimiento que se quedó mudo. Nace, casi siempre, más por la inacción del deseo que por hacer lo indebido. El tiempo aquí en la tierra es transitorio, una fracción del paso eterno, la intención del hombre por contabilizar lo ilusorio, en su afán de sentirse supremo. Todavía no es tarde para que puedas retractarte y vivir como deseas, no como el mundo lo espera. El alma es fuerte y se superpone al sufrimiento, pero no a las cadenas impuestas por un pensamiento encarcelado adicto al tormento ¿No me crees? Sigue leyendo. Te mostraré la enfermedad de la humanidad.

El mundo es cruel y repulsivo, el hombre así lo creó.

En este mismo instante alguien está destruyendo su cuerpo con barbitúricos para calmar su telúrico corazón preso del remordimiento, sin pensar que su próximo movimiento podría ser el último.

En este mismo instante, al otro lado de la ciudad, un hombre acaba de entrar a un prostíbulo para saciar su placer mientras sus hijos mueren de hambre a dos cuadras de allí. El egoísmo siendo el seísmo que derrumba la estructura moral de una sociedad sin dignidad.

En este mismo instante, una mujer maltrata a un animal inocente para liberar su frustración y no hay quien haga una intervención que pare esta masacre porque solo se trata de un perro. Pero no hay excepción cuando se habla de crueldad, la rueda girará y devolverá esa falta de humanidad al humano que la practicare.

En este mismo instante, preso de la ignorancia, la locura y la curiosidad (triada de la perdición para quien no sabe controlarlas), alguien acaba de pensar ¡Me ofrezco como ofrenda a la muerte! Sin saber que fue, desde el inicio, la finalidad de este escrito y que morirá al terminar.

Yuudai Yuudai
Un nuevo turista llegó a Shibe Town el 31 de octubre. Había escuchado del lugar por otros visitantes, pero verlo por sus propios ojos era una experiencia diferente. Le agradó mucho el distrito de bienvenida porque lo recibieron con una gran sonrisa y le dieron recomendaciones para disfrutar de su estancia. Quedó satisfecho e inició el recorrido cojeando mientras se ajustaba las gafas de sol.

Para ser alguien nuevo en el lugar le dieron muchas cosas, entre ellas un ticket para obtener juegos gratis en el casino. Como dicho lugar se encontraba en el siguiente distrito, no dudó y fue directamente a ver el establecimiento. Buscaba diversión y pasarla bien, ¿no? Y si ganaba dinero de la ciudad en el proceso sería mucho mejor, eso fue lo que pensó nuestro ingenuo protagonista.

Mientras caminaba por las calles cubiertas de obsidiana, se fue encontrando con otras personas, en solitario o en grupos, veía que cada uno traía una calabaza a modo de bolso para recolectar caramelos. La curiosidad le ganó e hizo algunas preguntas, descubrió que en la ciudad se estaba celebrando actualmente un festival de Halloween. Pensó en inscribirse, aunque para ello tenía que llegar al distrito de actividades y concursos. Dejo el asunto para después porque ahora estaba interesado en el casino.

Dentro del casino se encontró con el gerente en persona, quién le dio tickets para jugar gratis. Con lo adquirido podía jugar al menos una vez todos los juegos del establecimiento. Entusiasmado entró al jackpot777, miniruleta, bingo, lotería y más. Cómo había ganado una cierta cantidad continuo jugando más tiempo de lo que hubiera esperado.

Luego de almorzar decidió continuar con su recorrido por la ciudad, pero una puerta llamó su atención, a simple vista estaba totalmente encadenada, un montón de candados la adornaban, parecía la entrada a un coliseo. Se preguntó por qué habían encadenado esa puerta de una forma tan exagerada, en la parte superior de la puerta se veía una brillante inscripción: Slenderdoge.

En ese momento escuchó una voz a sus espaldas.

- ¿Tienes curiosidad de saber lo que pasó? Si es así te recomiendo ir al penthouse del centro de la ciudad. Ahí encontrarás respuestas.

Nuestro visitante giró la cabeza y se sorprendió, al no encontrar a nadie cerca, se veían algunas personas a lo lejos, pero ninguna encajaba con la voz que acababa de escuchar. Pensó que tal vez se trataba de una broma, decidió olvidar el asunto y seguir visitando los demás distritos de la ciudad, aún habían muchos lugares interesantes que visitar: el museo, el restaurante, la cafetería, el distrito del terror, la biblioteca.

Pero ya ninguno de ellos le interesaba. Como una obsesión, la puerta encadenada se había apoderado de su mente, quería entrar a ver, quería saber la razón de todo y sólo había una forma de satisfacer su deseo. Era absurdo, lo sabía muy bien, pero era la única pista que tenía. Sin pensarlo se dirigió al penthouse del centro de la ciudad.

Llegó al anhelado lugar, y aunque tenía unas enormes letras para indicar a quienes pertenecía el edificio, él dejó de leer al llegar a la tercera letra, una “S”. El nombre no le importaba, siguió su camino al ver la entrada principal abierta y llegó al recibidor. No había indicios de nadie cerca, pero le llamó la atención una mesita, donde se encontraba un sobre con un título curioso: ”Slenderdoge, bitácora del caso”. Sin pensarlo dos veces hurtó el valioso documento y salió corriendo como pudo del lugar. No estaba asustando, no tenía miedo, pero una sonrisa se formaba en su rostro, esperaba saciar su curiosidad con el objeto robado.

Corrió hasta quedar sin aliento, no le importó que le doliera la prótesis de su pierna izquierda. Mientras descansaba alcanzó a ver una cafetería, no le importó la apariencia del lugar y entró. Lo único que pensaba era abrir el sobre y ver su jugoso contenido.

Pidió una mesa y pagó para que le trajeran una café. Nervioso abrió el sobre sin tener cuidado de dañarlo, su emoción y obsesión se habían incrementado. Intentó calmarse respirando hondo, y comenzó a analizar los papeles.

Caso Slenderdoge
15 de octubre del 2020

8:30 a.m.
El coliseo del casino abre sus puertas para comenzar con su evento de Halloween llamado Slenderdoge. Una mezcla entre slenderman y doge, el perro dueño del banco de Shibecoins de la ciudad.

9: 00 a.m.
Doce participantes entran al coliseo para iniciar con el evento. Cada uno juega en campo separado. Según lo recopilado, el juego consiste en correr por un bosque artificial buscando ocho notas para declararse ganador. Al encontrar la primer nota, Slenderdoge es liberado.
El Gerente del casino declaró que contrató a doce personas para disfrazarte del maligno animal. Ellos eran los encargados de hacer entrar a la gente en el campo que se les fue asignado.

1:30 p.m.
No hubo ningún inconveniente hasta esta hora. Todos los encargados almorzaron juntos y volvieron al trabajo.

3:00 p.m.
Según los registros de clientes, a esta hora el campo 1 y 3 deban de recibir visitas. Los últimos participantes que entran no vuelven a salir.

10:00 p.m.
El coliseo cierra sus instalaciones. Al detectarse que los encargados del campo 1 y 3 no se reportan, sus colegas los van a buscar.

10:15 p.m.
Se levanta una alerta de emergencia en todo el distrito del casino.

10:30 p.m.
La policía de la ciudad llega y luego de una ardua investigación se reporta lo siguiente:
Al adentrarse en el bosque artificial del campo 1, se encontró un charco de sangre. Las unidades policiales cercaron todo el campo en busca de algún intruso. Lo que encontraron fue escalofriante. Esparcidos en diferentes lugares se encontraron dos cuerpos descuartizados. Se identificaron los restos como el encargado del campo y el participante de turno.
Al adentrarse en el bosque artificial del campo 3, se encontró las mismas características, a excepción que sólo se encontró las partes del cuerpo completo del encargado. Del participante sólo se encontró una pierna.
A pesar de revisar todo el coliseo, no se encontraron pistas de lo acontecido. Se decidió cerrar el establecimiento de manera indefinida.

18 de octubre
Se obtiene y analiza las grabaciones de todo el coliseo del día sangriento. No existe imagen, pero se puede escuchar toda la masacre de principio a fin. Los gritos desgarradores, los golpes, el sonido me una motosierra.

22 de octubre del 2020
Luego de una semana de investigación no se encontró nada. El caso queda en misterio. Nadie sabe lo que pasó. No se tiene ni una pista del arma o del asesino.

31 de octubre del 2020
El asesino eres tú.

- El asesino eres tú. Aquí tiene su café, señor asesino.

Al mismo tiempo que leía la última hoja de la bitácora, escuchó decir lo mismo al del dueño de la cafetería quién hablaba de una manera extraña, como si su voz se escuchara por una radio.

Luego de agradecerle por el café de mala gana, le pidió que se retiré porque no le hacía gracia su broma. Pero en ese momento…

- El asesino eres tú.

Está vez la frase venía de una joven de cabellos largos y con un cubrebocas, quien se encontraba sentada en la mesa izquierda de su sitio. El turista se puso inquieto, le pareció raro lo que estaba pasando, quiso beber de su café para calmarse, pero enseguida lo escupió porque tenía sabor a petróleo.

- El asesino eres tú.

Aunque la voz sonó muy distorsionada esta vez, el turista entendió lo que trataba de decir la persona cubierta de una armadura verde en la mesa izquierda. Empezó a preocuparse, no sabía lo que estaba ocurriendo, pensó que lo mejor era irse del lugar y se puso de pie.

- El asesino eres tú.

Escuchó por cuarta vez. La voz venía a sus espaldas, sin pensarlo giró la cabeza y se encontró con un lobo antropomorfo acomodándose las gafas. El turista quedó paralizado. ¿Lo habían descubierto? ¿Pero si en el informe decía que no tenían ni una pista? ¿Le estaban jugando una broma? Pensó en correr, pero fue acorralado.

En la mañana siguiente, en un restaurante lujoso. Alguien importante se encontraba comiendo croquetas de salmón mientras leía el periódico del día.

- Los detectives de la ciudad lograron resolver el caso de Slenderdoge. Es lógico que fuera así, considerando que ese grupo es muy sobrenatural para mi gusto, pero mientras más lejos de mis planes se encuentren, será lo mejor para mis dominios.

Siber Van Siber Van
El Regreso

Era de noche, no hace mucho que todo el equipo de D.I.S.D.A.R.V. se había trasladado a la torre Shibetown, el gran penthouse en el centro de dicha ciudad, donde se albergan los habitantes más ricos, que generalmente son los dueños del casino y la tiranía.

Se había tomado la decisión de cambiar las instalaciones de acceso público de nuestra agencia a la torre, para que nuestros clientes tuvieran una manera más accesible de solicitar nuestros servicios, pues la mansión se encontraba bastante lejos de Shibetown. La preparación de nuestras instalaciones en el penthouse habían sido incidentes realmente, algún detalle de problemas con mascotas que se solventó sin mayores altercados que un pequeño intento de devorar a una persona por parte de uno de los venados.

Pero, desde el momento en que pisé la torre por primera vez, noté algo fuera de lugar, había una estatua que me parecía extraña en la sala principal del primer piso, tenía la forma del perro Doge, el rostro que es el escudo y mascota de todo Shibetown. ¿Qué me parecía extraño de algo tan común en la ciudad? Me daba la sensación de que no era una estatua real, me provocaba una extraña sensación mirarla ahí, en su pedestal en el centro del salón. Algo no estaba bien con ella.

El resto de D.I.S.D.A.R.V. no se encontraba en la torre, se habían quedado en la mansión organizando diferentes cosas y asegurándose de dejar todo en orden. De noche el lugar era más tranquilo y pocos guardias privados vigilaban, pues era un lugar seguro. Pensar en aquella estatua no me dejaba dormir tranquilo, había algo sospechoso en ella y debía investigarlo, mi propia curiosidad e instinto de detective no me dejarían en paz si no lo hacía.

Me preparé tomando una linterna, un cuchillo que me había regalado mi estimado compañero de traje rojo y gran sonrisa, me puse en mi traje con una gabardina, miré el reloj, faltaban diez minutos para la medianoche. Tomé el ascensor al primer piso debido a que nos ubicamos en lo más alto de la torre, tardaría un par de minutos en bajar. Pero por alguna razón, mi tiempo en el ascensor se sintió como una eternidad; seguía bajando, el único sonido que había era del mismo elevador, mi mente divagaba en que en cualquier momento ocurriría algún cliché típico: el elevador deteniéndose en otro piso, ruidos extraños, pero nada de eso pasó, sólo esa sensación de que seguía bajando infinitamente.

Entonces el elevador se detuvo, se abrieron las puertas y todo estaba normal, era la primera planta donde los elevadores quedaban justo detrás de la estatua. Tomé el primer paso, todo estaba en silencio, y extrañamente el encargado de recepción del turno nocturno no se encontraba. Todo parecía normal, así que enfoqué mi atención en mi objetivo, me dirigí a la estatua hasta llegar a los postes con cordón que separaban la misma, caminando alrededor de ésta, examinándola; saqué, prendí la linterna y apunté a la estatua por diferentes ángulos, buscando ver algo abnormal, sin éxito.

Era claro que no encontraría nada desde esta distancia, miré alrededor para ver si encontraba al encargado o algún guardia, pero no había nadie aún; este lugar estaba misteriosamente desolado. Así que decidí saltarme el cordón para acercarme a la estatua, examinándola rigurosamente. Conforme la estudiaba, esa sensación extraña de antes crecía, pero no entendía el porqué. Comenzaba a pensar que era mi propia locura, pues no encontraba nada inusual en la estatua y estar viendo esa cara por tanto rato quizá empezaba a afectar mi cordura. Pero entonces noté un detalle en la zona del cuello, parecía como si se pudiera mover, casi imperceptible y sólo por la sombra que creaba con la linterna lo noté. Con cuidado fui moviendo las partes, hasta que logré que la cabeza se moviera un poco, revelando un compartimiento dentro de la estatua. Dentro de éste había una figura rara, parecía hecha de jade, pero no podía asegurarlo en el momento. La figura tenía la forma de lo que parecía ser una especie de cánido a primera vista, pero las proporciones no eran las correctas, se veía extrañamente deformada; las patas delanteras las tenía más largas y delgadas, y las traseras estaban invertidas ciento ochenta grados, el cuerpo abultado del torso pero esquelético de la cintura y la cabeza, no podía encontrar alguna manera de describirla, era una forma vagamente canina, no reconocía ningún rasgo de alguna raza o especie de cánido en ella, le calculaba a la estatuilla una altura de unos cinco centímetros.

¿Por qué estaba escondida?, su estructura era demasiado inquietante… ¿Qué significa?. Decidí tomarla, era obvio que de ella venía la extraña sensación que tenía. Al hacerlo, noté algo moverse con el rabillo del ojo, volteé rápidamente, quizá era el encargado pero no había nadie; el silencio del lugar se convirtió en norma. El encargado o algún guardia debía haber llegado ya, pero aquel lugar aún seguía desértico. Esas sensaciones se agrandaban, casi opresivas, pero debía estudiar esa estatuilla.

El ambiente se sentía opresivo desde que tomé aquel objeto, decidí poner paso rápido al ascensor para regresar a las oficinas para poder estudiarlo. El ascensor abrió normalmente y me subí, señalando el último piso donde nos ubicábamos. Se comenzó a mover el elevador… pero no había sonido alguno, y en ese momento caí en cuenta que tampoco mis pisadas se escuchaban, la ansiedad que iba creciendo no me hizo notarlo hasta ahora, parecía como si estuviera en un vacío, no podía escuchar nada, y la idea de que quizá mi propia voz no se oyera me intimidó lo suficiente como para no intentar hablar buscando probar esa teoría.

Si antes la espera del ascensor me pareció de siglos, ahora parecía eterna, esa ausencia de sonido que había me hubiera hecho sentir que no se movía el elevador de no ser por la vibración que éste generaba. Entonces se detuvo y las puertas se abrieron, todo sonido seguía ausente mientras mi ansiedad crecía. ¿Era culpa de la estatuilla lo que estaba pasando? ¿Con qué carajos me he topado ésta vez? No me atrevía a sacarla del bolsillo interno de mi gabardina donde lo guardé.

Tomé el primer paso afuera, las puertas se cerraron detrás de mí, no podía saber si el ascensor se movió o no, la ausencia de cualquier sonido seguía presente. Exceptuando ese detalle, todo parecía normal, hasta que noté que este no era el piso de la agencia. Era un corredor largo, con puertas de ambos lados, como si de un hotel se tratase; estaba seguro que nada en el penthouse encajaba con la composición de lo que veía. Por la ansiedad no me fijé hacía donde se movía el elevador, pero estaba seguro ya, que donde estaba, no era el mismo penthouse de antes... al menos eso quería creer con lo que me decían mis sentidos. Acomodé mis lentes y comencé a caminar, mis pasos seguían inaudibles; no podía pedir ayuda a mis compañeros de los cuales dos eran veteranos de lo sobrenatural por naturaleza, no me quedaba de otra que investigar. Veía las puertas numeradas de manera aleatoria, no siguen patrón alguno, lámparas de muro al lado de cada puerta, el corredor terminaba en una intersección en forma de “T”, en ambos lados se repetía el mismo patrón, puertas de cada lado de los corredores, lámparas al lado de las puertas, números aleatorios en cada puerta. Parecían corredores infinitos repitiendose, aunque aún seguían el estilo arquitectónico y de diseño del penthouse en general.

Creí que era el momento de entrar a alguna habitación, así que para evitar perderme, regresé al corredor que daba al ascensor, y entre los números decidí probar entrar a la puerta que marcaba el número “42”. Giré la chapa y se abrió, no estaba cerrada con candado. Al irse abriendo y entrando, lo que veía no era una habitación de hotel, parecía un estudio, había libreros llenos de libros y un escritorio con una lámpara de sobremesa, di el primer paso adentro, y después de lo que parecía una eternidad, volví a escuchar mis pisadas. El pesado silencio se acababa, por el momento.

Me adentré en el estudio, y al momento de alejarme de la puerta, ésta se cerró sola con gran fuerza, produciendo un fuerte sonido de madera chocando, me estremeció y me volteé rápidamente; era abrumador que volviera a haber ruido, pero no había nadie en la puerta. Volví a notar una figura con el rabillo del ojo, y entonces sentí como si algo o alguien me estuviese observando. Me di cuenta entonces que probablemente algo me seguía desde el momento en que tomé la estatuilla. Había algo más relacionado con ella, y me ha alejado de mis compañeros… tenía que encontrar la forma de salir de este piso.

Buscando ignorar esa sensación de ser observado, empecé a investigar la habitación, comenzando con los estantes. Los nombres de los libros estaban en idiomas que no podía identificar, parecían jeroglíficos, aunque algunos de los símbolos me parecían familiares, de anteriores investigaciones y de los mismos conocimientos que me habían enseñado mis compañeros menos… ortodoxos. Eran libros claramente antiguos, a pesar de que la habitación seguía con el diseño estándar del penthouse, los libros parecían sacados de siglos atrás.
Fui revisando los libros, la mayoría escapaban de mis conocimientos, y los iba descartando solo con el título. En ningún momento dejaba de sentir que algo me observaba, pero trataba de ignorar ese pensamiento, pues me impediría concentrarme en buscar información en algún libro. Entonces encontré uno, entre los últimos libreros del estudio, había un libro, que, aunque no pudiera comprender la letra de su título, al abrirlo logre identificar diferentes símbolos, dando una ojeada rápida, había páginas escritas en idiomas que podía comprender, así que lo tome y fui al escritorio a sentarme para estudiarlo a detalle.

El sonido de mis pisadas era pesado, era el único ruido que ocurría, seguido por el movimiento que hice a la silla enfrente del escritorio, me senté y coloqué el libro sobre el mismo para, luego sacar la estatuilla de mi bolsillo haciendo lo mismo que con el libro. Era la segunda vez que la veía desde que la tomé, esa extraña aura y sensación seguía ahí mientras la observaba. Puse manos a la obra y comencé a estudiar el peculiar libro, era de cubierta dura, hecha de algo que parecía piel, de un color oscuro y sin mayores rasgos que destacar, carecía de nombre o título alguno, muchas de sus páginas me eran incomprensibles, había algunas donde podía observar lo que parecían ser ilustraciones de Doge ¿Qué hacían aquí? ¿Hay algo más grande escondido detrás del icono y personaje de shibetown? Había una página de interés, el idioma era desconocido, pero en ella estaba la ilustración de Doge y de la estatuilla extraña que había encontrado, probablemente significaba que estaban relacionadas.

Continué inspeccionando el libro, hoja por hoja, la mayoría seguían la constante de ser un idioma desconocido. Hasta que encontré las que eran un idioma conocido, era una combinación de idiomas dividida en en dos páginas cada sección, las primeras dos eran lo que me pareció sumerio y para mi desgracia no podía traducirlas en el momento, las siguientes dos secciones eran inglés y español respectivamente. Las estudie detalladamente, hacían mención de una entidad antigua, que por lo que entendía, que el… ¿guardián? ¿o el que los maldijo? Era vaga la forma en que estructuraba la narración, se podía entender de ambas formas, lo que era claro es que parecía ser una entidad realmente antigua, y relacionada con los mismos orígenes de Shibetown. Mire a la estatuilla, parecía encajar con la descripción que mencionaba el libro. Entonces, ¿era una representación de aquella identidad?.

De nuevo la sensación de ser observado, se hizo más fuerte, y podía ver movimiento con el rabillo del ojo. Sentí que no tenía más tiempo para estudiar el libro, pase de páginas rápidamente. Hasta encontrar un par de hojas que eran una combinación de latín y español. Mencionaba algo sobre un artefacto, una especie de brújula, que, citando "revelará aquello que la vista mortal jamás podrá encontrar". En ese momento sentí una pesadez encima, y vi que la estatuilla ya no estaba donde la dejé, volteé rápidamente buscándola y la vi, enfrente de la puerta, me observaba. Mis instintos me gritaban que era hora de correr, velozmente cerré el libro y lo sostuve cerca de mí y eché a correr hacia la puerta.

En cuanto alcancé la puerta, la estatuilla desapareció, abrí la puerta de un golpe, ya no estaba en los corredores por donde llegué. Habían cambiado, ahora podía dar por hecho que no me encontraba en el penthouse, pues solo había un gran corredor que parecía no tener en cualquiera de las dos direcciones que volteara, las puertas desaparecieron, estaba oscuro y solo había antorchas que iluminaban el corredor a unos 5 metros de distancia entre ellas. Parecía un calabozo infinito, salí al corredor y la puerta del estudio se cerró inmediatamente detrás de mí, la sensación de ansiedad, de ser observado y querer correr creció. Miré a mi derecha, se veía una oscuridad profunda… y entonces empecé a notar como si hubiera ojos en ella, y… ¡estaba avanzando! veía a las antorchas apagarse, se dirigía hacía mi. Volteé mi cabeza al otro lado, y estaba ahí, la estatuilla al borde de lo que alcanzaba a ver.

No lo pensé dos veces y salí corriendo en esa dirección, podía sentir la pesadez, observando detrás de mí mientras corría, cada que me acercaba a la estatuilla ésta desaparecía y aparecía de nuevo al borde de mi visión. Seguí corriendo lo más rápido que podía con el libro firmemente sujetado contra mi procurando no soltarlo, volteé hacia atrás por un momento, la oscuridad y infinidad de ojos que no podía contar estaban a escasos metros de mí en ese punto. Traté de correr más rápido, la ansiedad y desesperación me consumían, pero parecía no haber un final para el corredor. Entonces vi una puerta, la estatuilla enfrente de esta, había un final, trate de acelerar lo más que podía sin mirar atrás, podía sentir la oscuridad prácticamente encima de mi. La estatuilla desapareció en cuanto alcance la puerta, traté de abrirla lo más rápido que pude… fue entonces cuando la oscuridad me alcanzó. Sentí su agarre en mi espalda, no podía abrir ya la puerta, sentía como si mi propia si estuviera drenando, no podía mover más, pero no soltaría el libro, estaba perdiendo la conciencia…

Y entonces, desperté, asustado, sudando, temblando; miré a mi alrededor, estaba en mi habitación, pero no la del penthouse. Estaba en la mansión D.I.S.D.A.R.V. así que no pudo haber sido un sueño ¿o sí? Miré en el buro al lado de mi cama, y ahí estaba, el libro, más no la estatuilla, pero… arriba del libro había un artefacto extraño, de metal, una especie de orbe con un tipo de flecha en el centro; era la brújula que mencionaba el libro. No había sido un sueño, aun podía sentir la ansiedad... no sé qué pasó.

La puerta se abrió y asomándose de ella, estaba mi compañero Alastor, con su típica gran sonrisa y su micrófono que usaba más como bastón. “Ho ho ho, parece que te topaste con algo grande, mi estimado amigo peludo~” dijo con su voz radial de siempre, para luego señalar la brújula… “Por poco y no te logro sacar de esa~”...

Era bastante obvio que esta investigación apenas comenzaba.

𝑼𝒓𝒂𝒓𝒂𝒌𝒂 𝑶𝒄𝒉𝒂𝒌𝒐

“La Bestia Fría” de Shibe Town


¡La ciudad de Shibe Town! Es un lugar que normalmente está lleno de diversión, de alegría y de locura. Los shiberianos están acostumbrados a las fiestas, las bromas, la mafia del casino y el ocio; es lo que los caracteriza y es la principal razón por la que el resto del mundo los conoce, por ser la ciudad de la mafia y el ocio. No hay extranjero que se resista a visitarla en busca de una gran experiencia. Pero hace poco, ha iniciado la temporada de las brujas y de las calabazas, y los shiberianos no se hicieron esperar para comenzar a vivir la gran sensación halloweenezca que ya se respiraba en el aire.

Toda la ciudad de Shibe Town se vestía de esta gran festividad que a muchos les emociona y no dejan pasar ni el primer día de octubre para comenzar a hablar de cuentos de terror, películas de miedo, la noche de brujas, los disfraces y los eventos especiales de esta celebración. Ya llevaban la mitad del mes disfrutando de muchos momentos emocionantes, pero de repente comenzaron a expandirse rumores.

Unos decían que últimamente tenían la terrible sensación de ser observados en la noche, cuando ya todo está obscuro, silencioso, y en la hora en la que todos duermen. Otros decían que comenzaban a tener pesadillas sobre una criatura pálida persiguiéndolos con una mirada tan tenebrosa que les helaba la piel, como si esa criatura estuviese hambrienta y desesperada por conseguir algo de ellos.

El resto de los ciudadanos que no habían experimentado algo semejante no lo creían o pensaban que quizás la gente solo lo inventaba por la época, como una manera de asustarlos o de bromear con ellos. Aunque los shiberianos que comentaban estos rumores, aseguraban que realmente era algo que estaban experimentando, además de que han dicho también, que en las calles muchos sienten una exagerada sensación de peligro, cuando van solos o incluso en grupo, sienten una terrible necesidad de correr a sus casas y resguardarse de cualquier cosa que los amenaza o asecha en las calles de la ciudad.

Estos rumores fueron incrementando y a muchas personas comenzaban a sucederle los mismos casos, algo que ya estaba comenzando a preocupar y angustiar a todo Shibe Town. Una noticia alarmante fue la que esparció el pánico y el miedo, muchas personas comenzaban a desaparecer sin ningún rastro o de una manera repentina y extraña; no llegaban a sus casas o a la mañana siguiente ya no se encontraban en sus hogares cuando sus familiares aseguraban que la última vez que los vieron fue antes de dormir.

¿Qué es lo que estaba ocurriendo en la ciudad? ¿Qué clase de fenómeno había llegado y ahora atormentaba a todos? El solo hecho de no saber qué era exactamente, ponía muy nerviosos a los shiberianos. Los casos de desaparición iban incrementando, ya nadie deseaba salir de sus casas ni siquiera lograban conciliar el sueño por el miedo a ser víctimas de este crimen. Esto se volvió en una especie de película de terror y suspenso, en la que no sabías como iba a resultar esto y muchas veces en estas historias nunca hay buenos finales.

Una chica se encontraba en su habitación, se había dado una ducha y regresó con cautela para ya meterse a su cama, pero como todos los ciudadanos evitaba dormir para poder estar al pendiente de cualquier cosa. Su madre y su hermano dormían con ella para permanecer juntos, el sueño los tenía rendidos y no pudieron resistir más, llevaban la rutina de vigilar por turnos y ella no pensaba dormir en mucho tiempo, podía permanecer despierta por un largo tiempo así que los cubría por el momento dejándolos descansar, ya más adelante le tocaría a su hermano reemplazarla.

Se sentó en su cama mientras secaba su cabello con la toalla y encendió su computadora portátil para buscar alguna noticia reciente en referencia a lo que pasaba actualmente en la ciudad. Reportaron más casos de desaparición y las autoridades no hallaban alguna explicación al respecto. Cerró la página del sitio web donde leía las noticias para no seguir pensando en este caso tan aterrador y prefirió ir a buscar un vaso de limonada. Su perro “sam” siempre la acompañaba a donde fuera dentro de la casa, así que se sentía tranquila de ir sola a buscar la bebida ya que tenía buena compañía, era un guardián protector y si pasaba algo extraño él la cuidaría, estaba muy confiada en eso. Su paseo hacia la cocina fue sin preocupaciones y sin ningún suceso extraño, así que regresó a su habitación para estar pronto con su familia. Su padre aún no llegaba del trabajo, pero ya se acercaba la hora en que debía volver a casa de la oficina, era el único que se arriesgaba por la familia de salir a trabajar ya que alguien debía seguir llevando sustento.

Muchos han decidido estar en cuarentena o de evitar totalmente el salir a cualquier parte sin necesidad, solo en caso de emergencia salían al supermercado, a la farmacia, a la gasolinera o a otros sitios indispensables. Su madre fue una de las que quiso quedarse en casa cuidando de sus hijos, aunque ya eran lo suficientemente grandes para cuidarse, pero estos acontecimientos los tenían preocupados a todos y trataban de asegurarse que ningún miembro de su familia corriera peligro. Afortunadamente toda la familia ha estado sana y salva, así que sus preocupaciones eran medias.

La joven de dieciocho años volvió a la comodidad de su habitación, tratando de no hacer mucho ruido para no despertarlos, sabía que estaban agotados por vigilar gran parte de la noche y no quiso irrumpir en su descanso. Cerró la puerta lentamente con la idea de volver a introducirse en su cama tibia y acogedora, quizás leería un par de capítulos de su novela favorita, bebería su limonada y cumpliría con su vigilancia para después dejarle la tarea a su hermano mayor.

Al girarse de pronto el ambiente se tornó muy tenso, fue algo bastante repentino pasar de un momento pacífico y tranquilo y en un segundo todo cambió de tal modo que todos sus sentidos se agudizaron, los vellos de su piel se erizaron completamente y una pesadez reprimía su corazón casi dejándola sin aire. Sus ojos se abrieron de par en par y su mente se puso totalmente en blanco, quedó petrificada sin haberse alejado un centímetro de la puerta. No sabía bien si su razón la engañaba o si era solo producto de su imaginación el estar presenciando en esos momentos a un sujeto que se encontraba de pie al otro extremo de su habitación, cerca de la ventana que daba hacia la delantera de su casa que ni siquiera estaba abierta.

Lo que más la petrificaba eran esos ojos que se clavaban en ella como agujas afiladas, inyectados de sangre y sin rastro de humanidad. Su piel era completamente pálida, rasgos que estaban lejos de parecerse a los rasgos humanos, era un ser totalmente abominable. No se movía ni un milímetro, solo se limitaba a observarla y a intimidarla en medio de la obscuridad. Estaba a punto de desmayarse de la gran impresión, quería gritar para alertar a su familia, pero ni siquiera la voz le salía por el terrible miedo que dominaba sus sentidos. Ni siquiera tenía idea de donde había quedado sam, su perro, casi estaba segura de que regresó junto a ella a la habitación pero no podía verlo ni escucharlo, estaba totalmente atenta a lo que acontecía.

La criatura era aterradoramente sorprendente, casi podía decirse que poseía una belleza sobrehumana que ni siquiera la persona más adinerada podía lograr, y entonces los casos que atormentaban a la ciudad le cruzaron por la cabeza, ¿será aquel fenomenal sujeto el culpable de todas las desapariciones y la que ha causado pesadillas y terror a todo Shibe Town?

Sus dudas fueron entonces aclaradas por una sonrisa deslumbrante y maliciosa de parte del extraño visitante, como si hubiese leído sus pensamientos y estuviese dándole una respuesta afirmativa; realmente él era el culpable de todo. Alcanzó a notar una perfecta dentadura y unos colmillos afilados como los de una bestia.

¿Qué se supone que era esa criatura? Se parecía a aquel ser mitológico que las personas han contado alguna vez, comúnmente lo llamaban “el frío” o “el ser de la noche” o también… “el chupasangre”. Lo último la aterrorizó mientras se fijaba en esos perfectos colmillos, el pánico entonces comenzaba a invadirla y la sonrisa de aquél sujeto se extendió volviéndola una mueca diabólica y siniestra.

No hubo tiempo para digerir nada, ni para hacer nada, claramente… aquella criatura era la representación física de la muerte segura. Y antes de que todo llegara a su fin, se escuchó una voz melodiosa, bestial y áspera: “es tonto correr… esconderse… o escapar… solo un segundo basta para asesinarte y devorarte…

… y justamente en un segundo… todo terminó… y la ciudad de Shibe Town… pasaría… por el mismo fin…
 

Hayan

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Perfecto, gracias!! Ahora sí, a leerlos 7w7
 
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