Chris Wolf
Amateur
Bueno este es un trabajo en el que ya tenia algo de tiempo, pero ya es hora de continuarlo, y por que no, tratar de mejorarlo, y gracias de antemano por leer ^^
En ese momento me sentí el chico más afortunado del mundo. Recién terminaba mi licenciatura, tenía 22 años, había un buen trabajo, y tenía un departamento propio, además estaba a punto de casarme con quien sería el amor de mi vida. ¿Quien diría que un lobo que tuvo calificaciones bajas toda su vida, podría llegar a sentirse tan feliz por cosas eran simples como esas, pero en fin, eso era lo que me hacía sentir bien, y lo que siempre había querido.
- Vamos Ethan... Levantate, ya es muy tarde...- Mencionaba en ese momento quien sería mi prometido, un tigre dos años más mayor que yo, pero que en el tiempo que estudié la universidad, esos 3 años, me demostró que era el mejor furry del mundo, con detalles pequeños... Y grandes sorpresas en días importantes.
- Solo 5 minutos más Matt...- Giraba sobre la cama, arropándome con las sabanas, a la vez que sentía un calor reconfortante llenar mi espalda... Despertar de ese modo era mejor experiencia del mundo, amanecer junto al chico de tus sueños, en un sitio donde pueden demostrarse mutuamente su amor incondicional el uno al otro.
- Vamos lobito... Prepararé el desayuno si te levantas.- Rodeo mi cintura con su brazo, comenzando a dar ligeras caricias a mi abdomen, en lo particular tenía demasiadas cosquillas y el se aprovechaba de eso. Mi cola comenzó a sacudirse de un lado a otro, y una sonrisa se dibujada en mi rostro y el suyo, esos dulces momentos eran los mejores que podía pedir, y estaba muy agradecido de poder tenerlos junto a el. Me giré quedando mi cara junto a la suya, el seguía rodeando mi cuerpo con su brazo, mientras que el otro lo usaba para apoyar su cabeza mientras me veía y sonreía al hacerlo.
- ¿De verdad harás el desayuno?.- Lo miré curioso arqueando una de mis cejas, rodeando sus hombros con mís brazos, acercando mi hocico cada vez más al suyo.
- Bueno... Si quieres que no sea comestible puedo hacerlo yo jeje.- El también comenzó a acercarse más, hasta que estuvimos lo bastante cerca para poder besarnos.
A pesar de que los primeros rayos de luz de la mañana comenzaban a filtrarse entre las cortinas de la ventana no pudimos detenernos, la situación se volvió excitante a los pocos segundos. Tomé su rostro entre mis manos... Los besos se volvían más apasionados y profundos. Solé sus hombros y comencé a acariciar su pecho.. Matt era un instructor de un gimnasio en la ciudad, por lo que no podía quejarme para nada, estaba en el punto de su hombría, y no podía quejarme para nada de su contextura... Yo por mi parte solo era un oficinista que trabajaba en la supervisión escolar local.
Ambos comenzamos a adentrarnos cada vez más en el acto, Matt me había puesto boca arriba sobre la cama,, podía notar la ruborización en su rostro y el en el mío, estábamos ya muy acelerados. Colocó su pecho sobre el mío, su calor... Su suave pelaje... Era la mejor situación que hubiese podido experimentar, a pesar de que lo hacíamos al menos 2 veces por semana, siempre tratábamos de hacer que concordara con el día de descanso del otro.
Sentí como su mano recorría mi pecho y mi abdomen, deteniéndose a jugar un poco en mi ombligo, nos separamos por un momento de ese beso. Un pequeño hilo de saliva nos conectaba. De mi parte estaba muy acelerado, mi pulso incrementaba y mi deseo de tener algo ese día también. Ese tigre era el único con quien me había acostado hasta ahora, y quería volver a hacerlo con el, quería olvidarme del mundo solo por unos minutos y entregarme a el completamente.
La temperatura aumentó y llegamos más allá... Matt separo mis piernas y se dispuso a tratar de quitar mi ropa interior. Eso anhelaba, pero.
¡¡¡Bip, bip, bip!!!
La alarma de mi teléfono celular comenzó a hacer mucho ruido, lo cual nos hizo detenernos para poder apagarla. El se dejó caer sobre mi, y me abrazó sin más.
- No quiero que vayas a trabajar...- Decía a la vez que ocultaba su rostro en mi pecho y hacía un berrinche como un cachorro.
- Tampoco me gusta la idea de tener que ir... Pero tenemos que traer comida a la casa jeje.- Besé su cabeza, justo entre sus orejas, y nos quité las sabanas de encima. Él se quitó de encima y se sentó al borde de la cama, volteando a verme.
- La próxima vez lobito... La próxima vez... - Decía entrecerrando sus ojos, levantándose de la cama y buscar su ropa de trabajo. Un pantalón deportivo color negro, una camiseta de tirantes y una sudadera ligera. Yo por mi parte, busqué un pantalón de vestir, una camisa de color blanco y una corbata de color azul.
- Matt... ¿Podrías?...- Dije apuntando a la corbata, ya que hacer ese tipo de nudos me complicaba la existencia totalmente. Matt se rió entra dientes y se acerco a mi tomando la corbata de los dos extremos, el era unos centímetros más alto que yo, por lo que siempre tenía que voltear hacia arriba para poder verlo o hablarle, el estaba viendo hacia abajo, parecía que fuese un experto en corbatas, ya que solo veía como la movía un par de veces y esta se anudaba mágicamente.
- Tienes que aprender a hacerlo Ethan... además... no es como que me moleste hacer esto cada mañana...- ¿Quien lo diría?, el tigre de apariencia bastante masculina ayudando al pequeño lobo a atar su corbata para el trabajo.
Esa era mi parte favorita de las mañanas, ya que podíamos ser como cualquier pareja "normal" donde la chica (el) ayuda a su novio con su corbata (osea a mi). - Bueno, estás listo, ahora vamos, el desayuno espera.
Ambos nos dirigimos a la cocina. Mientras uno preparaba algunos hot cakes, el otro se disponía a hacer algo de jugo de naranja y café. En la mesa no hablábamos de nuestros planes a futuro, solo nos contábamos algunas anécdotas del trabajo, algunos chistes, e incluso a hacernos algunas bromas el uno al otro. No era de esperarse que no hiciéramos algunos gestos románticos de vez en cuando en esos momentos, como darnos el desayuno en la boca, o limpiar los restos de comida de el rostro des otro con un beso en la mejilla, en la comisura de los labios, o de lleno en éstos.
Una vez terminábamos, dejábamos los trastes sucios en el fregadero y nos las arreglábamos para decidir a quien le tocaría lavarlos, según saliera del trabajo, el que llegase más temprano lo haría.
Todos los días antes de salir a trabajar los dos, nos asegurábamos de que el otro estuviera lo más presentable posible.
- ¿También debo enseñarte a acomodar el cuello de la camisa? - Decía mientras acomodaba la camisa, ya que por lo regular me acostumbré a que el lo hiciera por mi, y tener esos pequeños jestod de cariño de su parte.
- Bueno, parece que alguien aún no sabe que estos se ven mejor si están a la misma altura...- Lo mencioné mientras nivelaba los cordones de su sudadera. - Bueno... Ya es hora de ir a trabajar...- Aparté sonrojado la mirada, era un poco extraño, ya que tenemos tiempo viviendo bajo el mismo techo, y aún así aún me cuesta hablarle cariñozamente, me siento como un adolescente que trata de decirle que a alguien que le gusta.
- Vamos Ethan...- Pude sentir sus labios contra los míos, y como un calor recorría todo mi cuerpo en tan solo unos segundos. Detuvo mis palabras con sus besos... No me dejó hablar, y yo no lo dejé a el por un par de segundos, ambos sonreímos y nos reímos un poco al darnos cuenta que esa situación aún nos causaba algo de vergüenza. Matt tomó mi mano y me deseó suerte en mi trabajo, y yo en suyo.
***
Era tiempo de regresar a la oficina, el sonido de las impresoras funcionando y los timbres de teléfonos sin parar comenzaban siempre desde las 8:00 am , la hora en que la institución abría sus puertas. Todo era normal, al llegar a la oficina, los típicos compañeros.
Habiendo desde el que siempre saluda a todos cuando llegan, hasta el que solo se da cuenta de tu existencia por que tu lo saludas a el, o bien, el hostigoso que no puede vivir sin molestar a los demás por cualquier cosa. Yo por mi parte, decidí solo ir a mi sector dentro de las oficinas... Registrar mi hora de entrada, ¿Y por qué no? tomar un poco más de café para despertar completamente.
- Parece que alguien está de buen humor hoy.- Mencionó un compañero que se encontraba en uno de los cubículos de los costados al mío, un rinoceronte de gran estatura y de una apariencia física bastante atractiva. Pero no podía verlo de esa manera, pero no era como que tuviese demasiado problema con eso.
- No es para tanto, solo tuve una muy buena mañana jeje. Además no es nada del otro mundo.- Dije al rinoceronte mientras daba un sorbo a mi taza de café.
- Es bueno saber que tu y Matt se han llevado bien hasta ahora jeje.- Michael además de otros cuantos compañeros de trabajo sabían de mi relación con Matt, y sobre los planes que teníamos, pero por desgracia no solo llegaron las noticias a personas de mi total agrado.
- Bueno... Tenemos planeado casarnos dentro de 1 mes. Tanto Matt como yo queríamos hacer invitaciones, pero es mejor decírtelo personalmente jeje, esperamos que puedas ir.
- Entonces por eso es tu anillo verdad. Dime ¿Cuando te lo propuso, o cuando se lo dijiste tu a él?.- Por lo que parecía se mostraba incluso más ansioso de lo que yo debería de estarlo.
- Bueno... Bueno... Al fin los maricones van a casarse. Miren que feliz estoy...- El sujeto que se encontraba en otro cubículo, un mapache de mi edad y mas o menos mi estatura se asomaba por encima de las paredes que nos separaban.
- Vamos Felix, déjalo en paz. Puede hacer lo que quiera. ¿No?.- Se mostró un poco molesto Michael por la actitud tan molesta de ese mapache.
- Déjalo... Debe estar celoso porque no ha tenido novia desde que entro aquí...- Felix mostró un semblante de desagrado.
- No es por eso, pero piensa lo que quieras, al fin y al cabo no tengo quien me ponga los cuernos como te lo hacen a ti tooodos los días.
- Ajá si tú... ¿Crees que me creeré eso?, es lo único que sabes para molestar.
- ¡¿Molestar?¡.. ¿¡Yo?!...- Dijo señalándose a si mismo con una de sus manos. haciendo una completa expresión de ignorante.
- Siéntate y cállate. ¿A caso quieres que te reportemos por eso?.- Se levantó el rinoceronte de su asiento, poniéndose frente a la cara del mapache fastidioso, haciendo que éste se sentara al momento.
- Bueno. Solo digo que deberías de cuidar más a ese tigre, se escuchan rumores de que sale con uno de sus clientes más frecuentes.
- No lo creo... ¿Sabes por que?. Por que pronto estaremos casados y por desgracia no podrás asistir a la boda.
- Bien, de igual manera es desagradable ver como dos hombres se besan.
- Relájense los dos... De esta manera no llegan a nada...
Los tres volvimos a nuestro trabajo habitual... Ordenar documentos, atender llamadas, y asistir a una que otra reunión.
El día era agotador y lo que quería era regresar a casa y terminar los preparativos para el festejo con Matt. Luego de 8 horas intensas de jornada laboral estaba listo para regresar a casa, no sabía si Matt ya había llegado o no, pero esta vez quería hacerle una sorpresa en la comida. Su pasta preferida, y algo de vino, ya que hacia unos meses que no tomamos ni una sola gota de alcohol, además que mañana sería el día de descanso de ambos y no tendríamos que luchar contra la resaca para ir a trabajar al día siguiente.
~
De regreso a casa veía con atención el anillo de compromiso de color dorado... A pesar de ser sencillo era demasiado lindo.
Ya en el autobús observaba por la ventana todo el trayecto para llegar al departamento, los furs se movían a sus casas luego de una jornada de trabajo, alegres de que llegase el fin de semana, y el fin de la tortura que supone trabajar una semana más. Una vez en casa, me di cuenta de que había llegado antes que Matt, por o que puse manos a la obra y comencé hacer una pasta con algunas albóndigas, salsa de chipotle, al tiempo que buscaba una de las botellas de vino que guardábamos para ocasiones especiales. Acababa de poner la mesa y la comida sobre ésta, un par de velas para volverlo un poco más romántico, la botella al centro de la mesa, y una copa a cada lado.
Me quité un delantal que solía usar cuando cocinaba, lo dejé en uno de los respaldos de las sillas y acomodé mi camisa, era posible que no tuviera tiempo para arreglarme lo suficiente para que llegara Matt, pero me dio la oportunidad de arreglar un poco mi cabello. Pasaron 10 minutos y no parecía llegar... Esto era un poco raro, ya que por lo regular siempre llegaba unos minutos después de que yo lo hacía, ya había comenzado a tardarse.
- ¡Lo siento Ethan!... Esas tipas de cardio no me dejaban llegar a casa...-Dijo algo acelerado mientras se quitaba la sudadera y cerraba la puerta del departamento, colgando sus llaves en uno de los ganchos de la puerta. Pero su sorpresa fue al llegar y ver la comida que estaba ya lista en en comedor.
- Pensé que llegarías un poco más temprano jeje. No pensé que esta vez tus acosadoras te seguirían hasta acá- Era imposible tratar de inculparlo. Era bastante guapo, además de tener toda esa musculatura tan definida que lo volvía un sueño hecho realidad para cualquier chica y uno que otro chico.
- Bueno... Parece que has hecho algo rico esta vez jeje.- Dijo acercándose a la mesa. Yo por mi parte apagué la luz y quedamos solo con lo emitido por las velas.- Tonto lobito romántico...- Se acercó a mi y beso de forma cariñosa mi mejilla.
- Bueno, tu no te quedas demasiado lejos ¿O si?.
- Me descubriste jeje.- Saco detrás de el un pequeño ramillete de rosas blancas, esas eran mis favoritas sobre cualquier otra.- No es nada comparado con lo que tu hiciste jeje.- De su sudadera sacó una pequeña caja de chocolates. Cabe mencionar que dicho dulces no eran de los normales que puedes ver en cualquier tienda, por lo que veía eran de una marca un tanto prestigiada con lo que respecta a chocolates. Mis ojos se llenaron de un resplandor, casi comparable al que tuve cuando nos comprometimos.
- No tenías por que hacerlo...- Tomé ambas cosas estando bastante sonrojado por dicho detalle.
- Por supuesto que si...- Me tomó de ambas manos y me vio a los ojos con su característica sonrisa cálida y afable.- Vamos, no sería bueno si la comida que hiciste se enfriara jeje.
- Tienes razón... Pero antes déjame ponerlas en agua.- Tomé un pequeño florero de la vitrina que teníamos, le puse algo de agua, y dentro coloqué el pequeño ramo de flores.
Ambos nos dispusimos a comer, o mejor dicho a cenar, Matt siempre se manchaba un poco cuando se trataba de comer pasta con alguna salsa, por lo que siempre terminábamos burlándonos los dos de nosotros.
Entre risas y algunas bromas, no faltaban los gestos de cariño entre nosotros, como darle de comer en la boca al otro, y servirnos vino entre nosotros.
~
Los días pasaban cada vez más a prisa con la aproximación de nuestra boda, estaba bastante emocionado, por lo que pedí mi vacaciones un par de días antes en el trabajo, para tener unos días con Matt para nuestra luna de miel. Recuerdo que compré un taje de color blanco para la ocasión, ni sabía de que color sería el de Matt, pero casi me lo imaginaba con un traje negro, una camisa de vestir blanca y una corbata de algún otro color. Uno tras otro se aproximaban los días, faltando cada vez menos a la gran fecha... Hasta ese día.
***
-¡¡¡Que vivan los novios!!!.- Comenzaron a aclamar los invitados afuera del registro civil. Varios conocidos de los dos, y otros que no imaginamos que irían como algunos familiares y compañeros de trabajo. Nos recibieron de forma cálida y bastante animada.
- Wow...- Matt me tomó entre sus brazos y me cargo como si yo fuese la novia en ese momento. Me sonroje demasiado, ya que no solíamos demostrarnos tanto afecto en público, pero esta vez era distinto, estábamos en todo nuestro derecho, y eramos libre de poder mostrarlo al mundo al fin sin ser criticados ni juzgados.
- Solo sujetate bien jeje.- Solo asentí con mi cabeza mientras rodeaba su cuello con mis brazos. Me aferré un poco ya que había comenzado a bajar las escaleras que se encontraban en el lugar. Ambos nos vimos muy sonrojados el uno al otro, y acercamos nuestros rostros para darnos un profundo beso que duraría apenas unos pocos segundos.
Todos lo aplaudieron como si se tratase de un gran logro para nosotros, y como no lo sería, al fin dejarían de molestar a Matt las chicas desesperadas, eso era lo que me volvía más feliz, además de que ahora si pasaríamos la vida juntos como esposos ante la ley.
Luego de retirarnos de ahí, resultó que todos nos tenían un evento preparado en un gran salón a las orillas de la ciudad, más gente aún estaba ahí, pasó de ser un pequeño evento a algo muy conocido, ya que sería la primera boda "gay" de la cuidad luego de que se aprobara la ley para permitirlo, a pesar de que la parte religiosa estuviese en contra dichas uniones. Parecía totalmente una boda normal, dentro de lo que cabía, pero en lugar de ser chico y chica eramos dos chicos. Todo iba bien, algo de baile, bebidas, e incluso las típicas peleas por los centros de mesa que adornaban cada una.
Luego de la celebración, Michael se ofreció a llevarnos al departamento, aseguraba que ninguno de los dos estaba en condiciones aptas para conducir, y vaya que tenía razón, ya que al parecer el "brindis" se alargó demasiado y la mayoría terminamos ebrios, y por supuesto que Matt y yo no seríamos la excepción.
Una vez en casa, Michael nos guió hasta nuestra habitación en el departamento, ya que a esas alturas chocábamos con cualquier cosa o nos caíamos solamente por que si. Ya una vez nos dejó seguros, se fue de ahí, logro recordar que una vez en la cama abracé fuertemente a Matt, aún tengo presente lo que le susurré esa madrugada.
- Este es el mejor día de mi vida, por que te tengo a mi lado...- De ahí en adelante no recordé nada, y quedé dormido abrazando suavemente a mi esposo- ... Matt.-
~
Por la mañana, la resaca no se hizo esperar y llegó como si fuese el amanecer, de forma implacable e inevitable. Desperté y vi a Matt que seguía dormido profundamente. Le di un beso en los labios y me levanté de la cama, aún llevábamos los trajes puestos, y con respecto a Matt lo sabía, estaba vestido con un traje como el que me había imaginado. Me dirigí a la cocina después de eso, no sin antes ponerme algo más cómodo. Pensé que desde ese momento todo sería perfecto.
~
De a poco comenzaron los problemas entre nosotros, comenzaron siendo muy poco notables con el pasar de los meses.
- ¿Hoy también llegarás tarde?.- Decía a Matt mientras desayunábamos, ya que durante algunos días había comenzado a llegar bastante tarde a casa... Incluso había veces que llegaba a media noche, y como tonto, me quedaba esperando todo el tiempo.
- Daré una sesión personal... Lo siento Ethan, por favor, no me esperes despierto.- Besó mi frente al terminar de decirlo, mis orejas estaban hacia atrás, y estaba comenzando a hacerme ideas que de verdad quería que fueran erróneas.
- Sólo... Ten cuidado, ¿Sí?...- Me levanté y lo abracé con todas mis fuerzas, y el correspondió de la misma manera.
- Lo tendré cielo. Volveré pronto, te amo...- Me dio un pequeño beso en los labios y se fue a su trabajo.
Ese día era uno de mis días de descanso, por lo que me quedé en casa mientras Mtt salía a trabajar. Hice las labores del hogar, lavé la ropa, limpié la cocina, y puse en orden la habitación, sin Matt cerca e aburría bastante rápido.
- Bueno... Creo que es hora de salir para comprar víveres.- Mala elección.
***
Una vez fuera de casa, fui al mercado de la ciudad, compré algunas verduras frescas, algunos granos u un poco de carne, quería hacer algo especial para Matt luego de que tuviéramos ya 6 meses de casados. Pasé una licorería en la que trabajé un tiempo, y me quedé platicando con el fur que atendía el lugar, ya hacia un tiempo que no nos veíamos, por lo que el tiempo se pasó volando, compre solamente una botella de vino blanco, y salí de ahí, en la puerta del local me detuve a acomodar las bolsas, ya en una posición más cómoda caminé de regreso al departamento. Pero al girar en una esquina... Vi algo que me destrozó al momento, y me hizo paralizarme totalmente, dejando caer las bolsas al suelo, mientras comenzaba a retroceder lentamente...
Estaba Matt con otro chico... Un joven husky estaba con el, estaban tomados de la mano y bastante cerca el uno del otro, pero lo que más me dolió fue cuando lo vi con más detalle, y note que a los poco segundos, ambos se abrazaron y se dieron un beso en publico... A mi... Matt nunca me daba esas muestras de afecto en publico. No sé si sería por el ruido de la botella quebrándose, o se daría cuenta de mi presencia al distancia, pero se volteo hacia mi, soltó al chico y salió corriendo en mi dirección, yo hice lo mismo, corrí, y corrí hasta llegar a casa, me encerré en la habitación saque una maleta y la comencé a llenar de algo de ropa que tenía ahí. La maleta estaba lista y me dispuse a salir del departamento, peo me topé con Matt en la puerta.
- ¿Ethan a donde vas?.- Me decía muy agitado tras correr todo el camino de regreso, además de que traía consigo las bolsas que había dejado atrás, eran esas en efecto, aún seguían goteando el vino de la botella rota.
- Es obvio que lo más lejos que pueda.- Le dí un golpe con el hombro y salí del departamento, ya había llamado a un taxi que llegó justo en ese momento.
- ¡Ethan escúchame!.- No hice caso y subí al taxi alejándome gradualmente de Matt, Pero el corría detrás de mi, era imposible que me alcanzara, solo pedí al conductor que acelerara...
Legué a la central de autobuses y pedí un boleto para uno que llegaba a mi pueblo natal. En el camino de regreso mi mente estaba en blanco y trataba de procesar todo lo que pasaba. Vi mi teléfono y tenía 10 llamadas perdidas de Matt. Lo que menos quería era saber de el en ese momento.
- Ethan... Por favor, no es lo que parece.- Decía uno de los muchos mensajes que mandaba entre cada vez que trataba de llamarme. Preferí apagar mi celular lo que quedaba del camino.
Una vez llegué a casa de mis padres, mamá me abrió la puerta, solo me limité a abrazarla, mientras lagrimas cubrían por completo mi rostro.
- Fui un tonto mamá...- La abracé muy fuerte y entré dentro de la casa, mis padres me dijeron que me quedase el tiempo que lo necesitara, y así lo hice, decidí quedarme ahí... quedarme a olvidar.
- Vamos Ethan... Levantate, ya es muy tarde...- Mencionaba en ese momento quien sería mi prometido, un tigre dos años más mayor que yo, pero que en el tiempo que estudié la universidad, esos 3 años, me demostró que era el mejor furry del mundo, con detalles pequeños... Y grandes sorpresas en días importantes.
- Solo 5 minutos más Matt...- Giraba sobre la cama, arropándome con las sabanas, a la vez que sentía un calor reconfortante llenar mi espalda... Despertar de ese modo era mejor experiencia del mundo, amanecer junto al chico de tus sueños, en un sitio donde pueden demostrarse mutuamente su amor incondicional el uno al otro.
- Vamos lobito... Prepararé el desayuno si te levantas.- Rodeo mi cintura con su brazo, comenzando a dar ligeras caricias a mi abdomen, en lo particular tenía demasiadas cosquillas y el se aprovechaba de eso. Mi cola comenzó a sacudirse de un lado a otro, y una sonrisa se dibujada en mi rostro y el suyo, esos dulces momentos eran los mejores que podía pedir, y estaba muy agradecido de poder tenerlos junto a el. Me giré quedando mi cara junto a la suya, el seguía rodeando mi cuerpo con su brazo, mientras que el otro lo usaba para apoyar su cabeza mientras me veía y sonreía al hacerlo.
- ¿De verdad harás el desayuno?.- Lo miré curioso arqueando una de mis cejas, rodeando sus hombros con mís brazos, acercando mi hocico cada vez más al suyo.
- Bueno... Si quieres que no sea comestible puedo hacerlo yo jeje.- El también comenzó a acercarse más, hasta que estuvimos lo bastante cerca para poder besarnos.
A pesar de que los primeros rayos de luz de la mañana comenzaban a filtrarse entre las cortinas de la ventana no pudimos detenernos, la situación se volvió excitante a los pocos segundos. Tomé su rostro entre mis manos... Los besos se volvían más apasionados y profundos. Solé sus hombros y comencé a acariciar su pecho.. Matt era un instructor de un gimnasio en la ciudad, por lo que no podía quejarme para nada, estaba en el punto de su hombría, y no podía quejarme para nada de su contextura... Yo por mi parte solo era un oficinista que trabajaba en la supervisión escolar local.
Ambos comenzamos a adentrarnos cada vez más en el acto, Matt me había puesto boca arriba sobre la cama,, podía notar la ruborización en su rostro y el en el mío, estábamos ya muy acelerados. Colocó su pecho sobre el mío, su calor... Su suave pelaje... Era la mejor situación que hubiese podido experimentar, a pesar de que lo hacíamos al menos 2 veces por semana, siempre tratábamos de hacer que concordara con el día de descanso del otro.
Sentí como su mano recorría mi pecho y mi abdomen, deteniéndose a jugar un poco en mi ombligo, nos separamos por un momento de ese beso. Un pequeño hilo de saliva nos conectaba. De mi parte estaba muy acelerado, mi pulso incrementaba y mi deseo de tener algo ese día también. Ese tigre era el único con quien me había acostado hasta ahora, y quería volver a hacerlo con el, quería olvidarme del mundo solo por unos minutos y entregarme a el completamente.
La temperatura aumentó y llegamos más allá... Matt separo mis piernas y se dispuso a tratar de quitar mi ropa interior. Eso anhelaba, pero.
¡¡¡Bip, bip, bip!!!
La alarma de mi teléfono celular comenzó a hacer mucho ruido, lo cual nos hizo detenernos para poder apagarla. El se dejó caer sobre mi, y me abrazó sin más.
- No quiero que vayas a trabajar...- Decía a la vez que ocultaba su rostro en mi pecho y hacía un berrinche como un cachorro.
- Tampoco me gusta la idea de tener que ir... Pero tenemos que traer comida a la casa jeje.- Besé su cabeza, justo entre sus orejas, y nos quité las sabanas de encima. Él se quitó de encima y se sentó al borde de la cama, volteando a verme.
- La próxima vez lobito... La próxima vez... - Decía entrecerrando sus ojos, levantándose de la cama y buscar su ropa de trabajo. Un pantalón deportivo color negro, una camiseta de tirantes y una sudadera ligera. Yo por mi parte, busqué un pantalón de vestir, una camisa de color blanco y una corbata de color azul.
- Matt... ¿Podrías?...- Dije apuntando a la corbata, ya que hacer ese tipo de nudos me complicaba la existencia totalmente. Matt se rió entra dientes y se acerco a mi tomando la corbata de los dos extremos, el era unos centímetros más alto que yo, por lo que siempre tenía que voltear hacia arriba para poder verlo o hablarle, el estaba viendo hacia abajo, parecía que fuese un experto en corbatas, ya que solo veía como la movía un par de veces y esta se anudaba mágicamente.
- Tienes que aprender a hacerlo Ethan... además... no es como que me moleste hacer esto cada mañana...- ¿Quien lo diría?, el tigre de apariencia bastante masculina ayudando al pequeño lobo a atar su corbata para el trabajo.
Esa era mi parte favorita de las mañanas, ya que podíamos ser como cualquier pareja "normal" donde la chica (el) ayuda a su novio con su corbata (osea a mi). - Bueno, estás listo, ahora vamos, el desayuno espera.
Ambos nos dirigimos a la cocina. Mientras uno preparaba algunos hot cakes, el otro se disponía a hacer algo de jugo de naranja y café. En la mesa no hablábamos de nuestros planes a futuro, solo nos contábamos algunas anécdotas del trabajo, algunos chistes, e incluso a hacernos algunas bromas el uno al otro. No era de esperarse que no hiciéramos algunos gestos románticos de vez en cuando en esos momentos, como darnos el desayuno en la boca, o limpiar los restos de comida de el rostro des otro con un beso en la mejilla, en la comisura de los labios, o de lleno en éstos.
Una vez terminábamos, dejábamos los trastes sucios en el fregadero y nos las arreglábamos para decidir a quien le tocaría lavarlos, según saliera del trabajo, el que llegase más temprano lo haría.
Todos los días antes de salir a trabajar los dos, nos asegurábamos de que el otro estuviera lo más presentable posible.
- ¿También debo enseñarte a acomodar el cuello de la camisa? - Decía mientras acomodaba la camisa, ya que por lo regular me acostumbré a que el lo hiciera por mi, y tener esos pequeños jestod de cariño de su parte.
- Bueno, parece que alguien aún no sabe que estos se ven mejor si están a la misma altura...- Lo mencioné mientras nivelaba los cordones de su sudadera. - Bueno... Ya es hora de ir a trabajar...- Aparté sonrojado la mirada, era un poco extraño, ya que tenemos tiempo viviendo bajo el mismo techo, y aún así aún me cuesta hablarle cariñozamente, me siento como un adolescente que trata de decirle que a alguien que le gusta.
- Vamos Ethan...- Pude sentir sus labios contra los míos, y como un calor recorría todo mi cuerpo en tan solo unos segundos. Detuvo mis palabras con sus besos... No me dejó hablar, y yo no lo dejé a el por un par de segundos, ambos sonreímos y nos reímos un poco al darnos cuenta que esa situación aún nos causaba algo de vergüenza. Matt tomó mi mano y me deseó suerte en mi trabajo, y yo en suyo.
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Era tiempo de regresar a la oficina, el sonido de las impresoras funcionando y los timbres de teléfonos sin parar comenzaban siempre desde las 8:00 am , la hora en que la institución abría sus puertas. Todo era normal, al llegar a la oficina, los típicos compañeros.
Habiendo desde el que siempre saluda a todos cuando llegan, hasta el que solo se da cuenta de tu existencia por que tu lo saludas a el, o bien, el hostigoso que no puede vivir sin molestar a los demás por cualquier cosa. Yo por mi parte, decidí solo ir a mi sector dentro de las oficinas... Registrar mi hora de entrada, ¿Y por qué no? tomar un poco más de café para despertar completamente.
- Parece que alguien está de buen humor hoy.- Mencionó un compañero que se encontraba en uno de los cubículos de los costados al mío, un rinoceronte de gran estatura y de una apariencia física bastante atractiva. Pero no podía verlo de esa manera, pero no era como que tuviese demasiado problema con eso.
- No es para tanto, solo tuve una muy buena mañana jeje. Además no es nada del otro mundo.- Dije al rinoceronte mientras daba un sorbo a mi taza de café.
- Es bueno saber que tu y Matt se han llevado bien hasta ahora jeje.- Michael además de otros cuantos compañeros de trabajo sabían de mi relación con Matt, y sobre los planes que teníamos, pero por desgracia no solo llegaron las noticias a personas de mi total agrado.
- Bueno... Tenemos planeado casarnos dentro de 1 mes. Tanto Matt como yo queríamos hacer invitaciones, pero es mejor decírtelo personalmente jeje, esperamos que puedas ir.
- Entonces por eso es tu anillo verdad. Dime ¿Cuando te lo propuso, o cuando se lo dijiste tu a él?.- Por lo que parecía se mostraba incluso más ansioso de lo que yo debería de estarlo.
- Bueno... Bueno... Al fin los maricones van a casarse. Miren que feliz estoy...- El sujeto que se encontraba en otro cubículo, un mapache de mi edad y mas o menos mi estatura se asomaba por encima de las paredes que nos separaban.
- Vamos Felix, déjalo en paz. Puede hacer lo que quiera. ¿No?.- Se mostró un poco molesto Michael por la actitud tan molesta de ese mapache.
- Déjalo... Debe estar celoso porque no ha tenido novia desde que entro aquí...- Felix mostró un semblante de desagrado.
- No es por eso, pero piensa lo que quieras, al fin y al cabo no tengo quien me ponga los cuernos como te lo hacen a ti tooodos los días.
- Ajá si tú... ¿Crees que me creeré eso?, es lo único que sabes para molestar.
- ¡¿Molestar?¡.. ¿¡Yo?!...- Dijo señalándose a si mismo con una de sus manos. haciendo una completa expresión de ignorante.
- Siéntate y cállate. ¿A caso quieres que te reportemos por eso?.- Se levantó el rinoceronte de su asiento, poniéndose frente a la cara del mapache fastidioso, haciendo que éste se sentara al momento.
- Bueno. Solo digo que deberías de cuidar más a ese tigre, se escuchan rumores de que sale con uno de sus clientes más frecuentes.
- No lo creo... ¿Sabes por que?. Por que pronto estaremos casados y por desgracia no podrás asistir a la boda.
- Bien, de igual manera es desagradable ver como dos hombres se besan.
- Relájense los dos... De esta manera no llegan a nada...
Los tres volvimos a nuestro trabajo habitual... Ordenar documentos, atender llamadas, y asistir a una que otra reunión.
El día era agotador y lo que quería era regresar a casa y terminar los preparativos para el festejo con Matt. Luego de 8 horas intensas de jornada laboral estaba listo para regresar a casa, no sabía si Matt ya había llegado o no, pero esta vez quería hacerle una sorpresa en la comida. Su pasta preferida, y algo de vino, ya que hacia unos meses que no tomamos ni una sola gota de alcohol, además que mañana sería el día de descanso de ambos y no tendríamos que luchar contra la resaca para ir a trabajar al día siguiente.
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De regreso a casa veía con atención el anillo de compromiso de color dorado... A pesar de ser sencillo era demasiado lindo.
Ya en el autobús observaba por la ventana todo el trayecto para llegar al departamento, los furs se movían a sus casas luego de una jornada de trabajo, alegres de que llegase el fin de semana, y el fin de la tortura que supone trabajar una semana más. Una vez en casa, me di cuenta de que había llegado antes que Matt, por o que puse manos a la obra y comencé hacer una pasta con algunas albóndigas, salsa de chipotle, al tiempo que buscaba una de las botellas de vino que guardábamos para ocasiones especiales. Acababa de poner la mesa y la comida sobre ésta, un par de velas para volverlo un poco más romántico, la botella al centro de la mesa, y una copa a cada lado.
Me quité un delantal que solía usar cuando cocinaba, lo dejé en uno de los respaldos de las sillas y acomodé mi camisa, era posible que no tuviera tiempo para arreglarme lo suficiente para que llegara Matt, pero me dio la oportunidad de arreglar un poco mi cabello. Pasaron 10 minutos y no parecía llegar... Esto era un poco raro, ya que por lo regular siempre llegaba unos minutos después de que yo lo hacía, ya había comenzado a tardarse.
- ¡Lo siento Ethan!... Esas tipas de cardio no me dejaban llegar a casa...-Dijo algo acelerado mientras se quitaba la sudadera y cerraba la puerta del departamento, colgando sus llaves en uno de los ganchos de la puerta. Pero su sorpresa fue al llegar y ver la comida que estaba ya lista en en comedor.
- Pensé que llegarías un poco más temprano jeje. No pensé que esta vez tus acosadoras te seguirían hasta acá- Era imposible tratar de inculparlo. Era bastante guapo, además de tener toda esa musculatura tan definida que lo volvía un sueño hecho realidad para cualquier chica y uno que otro chico.
- Bueno... Parece que has hecho algo rico esta vez jeje.- Dijo acercándose a la mesa. Yo por mi parte apagué la luz y quedamos solo con lo emitido por las velas.- Tonto lobito romántico...- Se acercó a mi y beso de forma cariñosa mi mejilla.
- Bueno, tu no te quedas demasiado lejos ¿O si?.
- Me descubriste jeje.- Saco detrás de el un pequeño ramillete de rosas blancas, esas eran mis favoritas sobre cualquier otra.- No es nada comparado con lo que tu hiciste jeje.- De su sudadera sacó una pequeña caja de chocolates. Cabe mencionar que dicho dulces no eran de los normales que puedes ver en cualquier tienda, por lo que veía eran de una marca un tanto prestigiada con lo que respecta a chocolates. Mis ojos se llenaron de un resplandor, casi comparable al que tuve cuando nos comprometimos.
- No tenías por que hacerlo...- Tomé ambas cosas estando bastante sonrojado por dicho detalle.
- Por supuesto que si...- Me tomó de ambas manos y me vio a los ojos con su característica sonrisa cálida y afable.- Vamos, no sería bueno si la comida que hiciste se enfriara jeje.
- Tienes razón... Pero antes déjame ponerlas en agua.- Tomé un pequeño florero de la vitrina que teníamos, le puse algo de agua, y dentro coloqué el pequeño ramo de flores.
Ambos nos dispusimos a comer, o mejor dicho a cenar, Matt siempre se manchaba un poco cuando se trataba de comer pasta con alguna salsa, por lo que siempre terminábamos burlándonos los dos de nosotros.
Entre risas y algunas bromas, no faltaban los gestos de cariño entre nosotros, como darle de comer en la boca al otro, y servirnos vino entre nosotros.
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Los días pasaban cada vez más a prisa con la aproximación de nuestra boda, estaba bastante emocionado, por lo que pedí mi vacaciones un par de días antes en el trabajo, para tener unos días con Matt para nuestra luna de miel. Recuerdo que compré un taje de color blanco para la ocasión, ni sabía de que color sería el de Matt, pero casi me lo imaginaba con un traje negro, una camisa de vestir blanca y una corbata de algún otro color. Uno tras otro se aproximaban los días, faltando cada vez menos a la gran fecha... Hasta ese día.
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-¡¡¡Que vivan los novios!!!.- Comenzaron a aclamar los invitados afuera del registro civil. Varios conocidos de los dos, y otros que no imaginamos que irían como algunos familiares y compañeros de trabajo. Nos recibieron de forma cálida y bastante animada.
- Wow...- Matt me tomó entre sus brazos y me cargo como si yo fuese la novia en ese momento. Me sonroje demasiado, ya que no solíamos demostrarnos tanto afecto en público, pero esta vez era distinto, estábamos en todo nuestro derecho, y eramos libre de poder mostrarlo al mundo al fin sin ser criticados ni juzgados.
- Solo sujetate bien jeje.- Solo asentí con mi cabeza mientras rodeaba su cuello con mis brazos. Me aferré un poco ya que había comenzado a bajar las escaleras que se encontraban en el lugar. Ambos nos vimos muy sonrojados el uno al otro, y acercamos nuestros rostros para darnos un profundo beso que duraría apenas unos pocos segundos.
Todos lo aplaudieron como si se tratase de un gran logro para nosotros, y como no lo sería, al fin dejarían de molestar a Matt las chicas desesperadas, eso era lo que me volvía más feliz, además de que ahora si pasaríamos la vida juntos como esposos ante la ley.
Luego de retirarnos de ahí, resultó que todos nos tenían un evento preparado en un gran salón a las orillas de la ciudad, más gente aún estaba ahí, pasó de ser un pequeño evento a algo muy conocido, ya que sería la primera boda "gay" de la cuidad luego de que se aprobara la ley para permitirlo, a pesar de que la parte religiosa estuviese en contra dichas uniones. Parecía totalmente una boda normal, dentro de lo que cabía, pero en lugar de ser chico y chica eramos dos chicos. Todo iba bien, algo de baile, bebidas, e incluso las típicas peleas por los centros de mesa que adornaban cada una.
Luego de la celebración, Michael se ofreció a llevarnos al departamento, aseguraba que ninguno de los dos estaba en condiciones aptas para conducir, y vaya que tenía razón, ya que al parecer el "brindis" se alargó demasiado y la mayoría terminamos ebrios, y por supuesto que Matt y yo no seríamos la excepción.
Una vez en casa, Michael nos guió hasta nuestra habitación en el departamento, ya que a esas alturas chocábamos con cualquier cosa o nos caíamos solamente por que si. Ya una vez nos dejó seguros, se fue de ahí, logro recordar que una vez en la cama abracé fuertemente a Matt, aún tengo presente lo que le susurré esa madrugada.
- Este es el mejor día de mi vida, por que te tengo a mi lado...- De ahí en adelante no recordé nada, y quedé dormido abrazando suavemente a mi esposo- ... Matt.-
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Por la mañana, la resaca no se hizo esperar y llegó como si fuese el amanecer, de forma implacable e inevitable. Desperté y vi a Matt que seguía dormido profundamente. Le di un beso en los labios y me levanté de la cama, aún llevábamos los trajes puestos, y con respecto a Matt lo sabía, estaba vestido con un traje como el que me había imaginado. Me dirigí a la cocina después de eso, no sin antes ponerme algo más cómodo. Pensé que desde ese momento todo sería perfecto.
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De a poco comenzaron los problemas entre nosotros, comenzaron siendo muy poco notables con el pasar de los meses.
- ¿Hoy también llegarás tarde?.- Decía a Matt mientras desayunábamos, ya que durante algunos días había comenzado a llegar bastante tarde a casa... Incluso había veces que llegaba a media noche, y como tonto, me quedaba esperando todo el tiempo.
- Daré una sesión personal... Lo siento Ethan, por favor, no me esperes despierto.- Besó mi frente al terminar de decirlo, mis orejas estaban hacia atrás, y estaba comenzando a hacerme ideas que de verdad quería que fueran erróneas.
- Sólo... Ten cuidado, ¿Sí?...- Me levanté y lo abracé con todas mis fuerzas, y el correspondió de la misma manera.
- Lo tendré cielo. Volveré pronto, te amo...- Me dio un pequeño beso en los labios y se fue a su trabajo.
Ese día era uno de mis días de descanso, por lo que me quedé en casa mientras Mtt salía a trabajar. Hice las labores del hogar, lavé la ropa, limpié la cocina, y puse en orden la habitación, sin Matt cerca e aburría bastante rápido.
- Bueno... Creo que es hora de salir para comprar víveres.- Mala elección.
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Una vez fuera de casa, fui al mercado de la ciudad, compré algunas verduras frescas, algunos granos u un poco de carne, quería hacer algo especial para Matt luego de que tuviéramos ya 6 meses de casados. Pasé una licorería en la que trabajé un tiempo, y me quedé platicando con el fur que atendía el lugar, ya hacia un tiempo que no nos veíamos, por lo que el tiempo se pasó volando, compre solamente una botella de vino blanco, y salí de ahí, en la puerta del local me detuve a acomodar las bolsas, ya en una posición más cómoda caminé de regreso al departamento. Pero al girar en una esquina... Vi algo que me destrozó al momento, y me hizo paralizarme totalmente, dejando caer las bolsas al suelo, mientras comenzaba a retroceder lentamente...
Estaba Matt con otro chico... Un joven husky estaba con el, estaban tomados de la mano y bastante cerca el uno del otro, pero lo que más me dolió fue cuando lo vi con más detalle, y note que a los poco segundos, ambos se abrazaron y se dieron un beso en publico... A mi... Matt nunca me daba esas muestras de afecto en publico. No sé si sería por el ruido de la botella quebrándose, o se daría cuenta de mi presencia al distancia, pero se volteo hacia mi, soltó al chico y salió corriendo en mi dirección, yo hice lo mismo, corrí, y corrí hasta llegar a casa, me encerré en la habitación saque una maleta y la comencé a llenar de algo de ropa que tenía ahí. La maleta estaba lista y me dispuse a salir del departamento, peo me topé con Matt en la puerta.
- ¿Ethan a donde vas?.- Me decía muy agitado tras correr todo el camino de regreso, además de que traía consigo las bolsas que había dejado atrás, eran esas en efecto, aún seguían goteando el vino de la botella rota.
- Es obvio que lo más lejos que pueda.- Le dí un golpe con el hombro y salí del departamento, ya había llamado a un taxi que llegó justo en ese momento.
- ¡Ethan escúchame!.- No hice caso y subí al taxi alejándome gradualmente de Matt, Pero el corría detrás de mi, era imposible que me alcanzara, solo pedí al conductor que acelerara...
Legué a la central de autobuses y pedí un boleto para uno que llegaba a mi pueblo natal. En el camino de regreso mi mente estaba en blanco y trataba de procesar todo lo que pasaba. Vi mi teléfono y tenía 10 llamadas perdidas de Matt. Lo que menos quería era saber de el en ese momento.
- Ethan... Por favor, no es lo que parece.- Decía uno de los muchos mensajes que mandaba entre cada vez que trataba de llamarme. Preferí apagar mi celular lo que quedaba del camino.
Una vez llegué a casa de mis padres, mamá me abrió la puerta, solo me limité a abrazarla, mientras lagrimas cubrían por completo mi rostro.
- Fui un tonto mamá...- La abracé muy fuerte y entré dentro de la casa, mis padres me dijeron que me quedase el tiempo que lo necesitara, y así lo hice, decidí quedarme ahí... quedarme a olvidar.