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Samira | Herboristería y Esoterismo: ☆ The Witchery ☆

Noelle

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Entrada Primer Piso: Tienda Segundo Piso: Hogar


  • 33924

    Cuando Samira decidió independizarse, tenía dos requisitos en mente para elegir el lugar donde vivir (y trabajar):
    1. Sabía que quería encontrar algo cerca de espacios verdes, pues ama la naturaleza, los sonidos y el aire natural que se puede disfrutar estando rodeada de ella.
    2. Algo acorde a lo que se podía costear con lo ahorrado hasta el momento (más las donaciones de sus queridas tías).
    Y vaya su (grata) sorpresa al encontrar un viejo loft de dos pisos que alguna vez funcionó como restaurante, ubicado junto a una cafetería y a unos pocos minutos del Green Park. La fachada del exterior se veía mucho mejor de lo que esperaba encontrar con su presupuesto y, a pesar de los años, conservaba su buen aspecto. Incluso el color que la fachada tenía le gustó tanto que no quiso cambiarlo, todo su aspecto emitía un ambiente antiguo que le fascinaba. Solo hizo falta un poco de limpieza y renovar la capa de pintura para que quede como nuevo. Aún así, Samira veía la entrada un poco "vacía", o carente de vida, es por eso que decidió complementarla con unas cuantas plantas aquí y allá para alegrar aún más el lugar; un toque natural.

  • 𝐓𝐡𝐞 𝐖𝐢𝐭𝐜𝐡𝐞𝐫𝐲
    33931

    Cierto tiempo antes de que Samira llegara y lo comprara, el loft funcionaba como un pequeño bar-restaurante con decor elegante y formal, pero por cambios en la economía y por decisión de su dueño original, tuvo que cerrar sus puertas de forma permanente. Años después, Mira llegó a sus puertas luego de buscar y rebuscar un lugar decente donde poder establecerse; tanto fue su encanto con el espacio grande y abierto del establecimiento que no dudó en hacer todo el papeleo necesario para obtenerlo y ser su nueva dueña.

    Hizo falta modificar un poco las estanterías, un poco de limpieza por aquí y por allá, un poco de barniz y pintura en ciertos lugares, y con eso, el espacioso lugar quedó como nuevo. Y tal como decoró la entrada, Samira lo añadió un sinfín de plantas al techo, estanterías, muebles y demás. La madera y todo lo agregado verde daba un aire natural, como si fuese parte de la naturaleza misma.

    El primer piso lo dejó para que funcione como su tienda, a la que llamó The Witchery, por su gran interés en todo lo relacionado con la religión neopagana. El establecimiento funciona como una tienda herbolaria y esotérica.

    33928

    Por una parte, vende hierbas y plantas medicinales (...y algunas otras, para fines diferentes), así como infusiones de té, tónicos y remedios naturales. A Samira le gusta jugar y experimentar con las hierbas, plantas e infusiones, por lo que no solo vende cosas naturales; también ofrece una variedad de sus "experimentos" y "mezclas" (todo completamente saludable, por supuesto... bueno, casi todo, aunque siempre es intencional).

    Si es la primera vez que una persona compra en The Witchery, Mira ofrece una pequeña "prueba gratis" de las hierbas y demás consumibles que vende. Estas muestras las pueden probar en el bar ubicado a un costado, que aún permanece de lo que fue el establecimiento alguna vez tiempo atrás. Por supuesto, Mira lleva un registro de todos sus clientes, así ninguna persona se aprovecha de volver a tomar muestras gratis, si es que ya lo hizo en el pasado.

    Además de eso, The Witchery ofrece piedras y cristales, amuletos y objetos exóticos, así como también una gran colección de libros especializados en espiritualidad, entendimiento del área sobrenatural y todo lo que abarca, la religión Wicca y sus ramas, entre muchas otras cosas. Samira siempre está buscando nueva mercancía interesante para vender en su tienda, podrás encontrar muchas cosas para diferentes propósitos.

    Por último, al fondo de la tienda, hay un arco que da paso a una escalera, la cual lleva al segundo piso y lo que es el hogar de Samira.



  • 33945

    Subiendo la escalera, se llega a lo que es el segundo piso del loft. El espacio abierto continúa y, al igual que el primer piso, el hogar de Samira también está repleto de plantas en cada superficie y hasta adherida a la misma pared. Todo lo verde ofrece un ambiente tan natural, que funciona como un antiestrés para Mira. Su amor por la naturaleza se ve reflejado tanto en su tienda como en su hogar, es algo que se puede notar en cada rincón.

    Llegando al segundo piso, tienes tres direcciones para continuar:
    1. La puerta ubicada justo en mitad de la escalera.
    2. El pasillo que a su vez tiene otros dos caminos.
    3. Lo poco que queda de la escalera hacia un pequeño entrepiso.

    La puerta que yace en la misma escalera, dirige al baño de la habitación. Así como todo lo demás dentro del loft, al baño no le falta lo verde natural, hay por lo menos cuatro plantas de diferentes tamaños y ubicadas en diferentes lugares dentro de la pequeña habitación. El baño en sí, es de tamaño reducido, aunque lo suficientemente espacioso como para ubicar una bañera. Además de lo típico que se puede encontrar para el aseo, también hay piedras, cristales y las comunes sales de baño.

    Volviendo al pasillo fuera del baño, éste tiene dos direcciones: por un lado, se encuentra la "habitación" como tal, con una cama Queen bastante cómoda pero que siempre se encuentra desordenada. A todo esto, le acompañan varias estanterías que sostienen maquillaje y tinturas, joyería, libros, pinceles y papeles, y demás cosas que Mira guarda al alcance para cuando se le de el gusto de querer usar.

    Hacia el otro costado, hay unas encimeras que sostienen más plantas, tinturas, libros y papeles, tónicos e infusiones, entre otras cosas. Siguiendo la fila de encimeras se llega a la pequeña cocina del loft, teniendo solo lo esencial en cuanto a electrodomésticos: cocina con horno y una heladera. Aquí sobre todo, hay aún más infusiones (Samira es amante del té) y plantas, hierbas y especias que Mira usa en todas sus comidas (le gusta experimentar). Al final de la cocina, además, hay una ventana con una bonita vista hacia el parque, a lo lejos.

    Por último, terminando de subir lo que queda la escalera, se llega a un "entrepiso" donde no hay nada más que una gran tina de madera, la cual Samira usa para lavar su ropa y sábanas; con todos los gastos que tuvo que hacer para dejar el loft como nuevo, no le quedó lo suficiente para comprar un lavarropas. De igual forma, a Mira no le molesta lavar a mano, es más "natural" de esta forma... pero sabe que su vida sería más fácil si tuviese el bendito electrodoméstico.

    33947 33944 33949
    Ignoren los animales y los NPC en las imágenes xD


¡𝑺𝒆𝒂𝒏 𝒄𝒐𝒓𝒅𝒊𝒂𝒍𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒃𝒊𝒆𝒏𝒗𝒆𝒏𝒊𝒅𝒐𝒔!
 
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Los rayos del sol hicieron que Samira por fin despertara.

Desde que empezó a vivir allí, nunca necesitó un despertador, su habitación tenía suficientes ventanas que dejaban entrar mucha luz natural. A Mira no le molestaba, le gustaba despertar cuando el sol empezaba a mostrar su presencia. Estiró todo su cuerpo para desesperezarse mientras soltaba un pequeño bostezo. Finalmente, apartó las sábanas y se dirigió a la puerta que yacía en mitad de la escalera.

Al entrar a su baño, fue directo a la tina y giró la llave de agua caliente para que la llenara; a su vez también agregó algunas sales que eran un encanto para su piel. Mientras se llenaba el agua, volvió a su habitación para buscar entre cajas y estantes la ropa que usaría ese día. Aún era muy temprano, por lo que podría ir a desayunar a su lugar favorito si se apresuraba. Samira sonrió al pensar en eso, le traía tanta paz ir a ese lugar. Cuando terminó de elegir su atuendo del día, volvió al baño, se quitó todo y sin perder más tiempo, entró a la tina y se dejó acariciar por la mezcla de sales con la calidez del agua caliente.

Echó un suspiro reconfortante mientras se relajaba. —Nada como un buen baño antes de empezar el día, —exclamó mientras miraba hacia arriba, a la casi enredadera que ocupaba parte de la habitación. Era un gran trabajo ocuparse de todas las plantas que había en su tienda y en su hogar, pero a Samira le gustaba, le calmaba y le reconfortaba tener un poco de vida natural en el lugar donde pasaba la mayor parte de su día. Suspiró y decidió apresurar un poco su baño si es que quería desayunar fuera.



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Se terminó de colocar los anillos faltantes en sus dedos, y con eso ya estaba completamente lista. Samira no tenía preferencias en cuanto al color de su ropa, su elección se basaba más en estilos que tonos. Le encantaba usar vestidos, pero también blusas; como solía dibujar sobre su cuerpo, le gustaba dejar al descubierto lo que había pintado, a la vista de todos. Actualmente, llevaba unas rosas esparcidas sobre sus hombros. El maquillaje artístico que usaba era uno un poco más potente que el normal, así no se salía fácilmente con sus baños; su "creación" podía durar unos cuantos días antes de que empiece a desvanecerse. Usó el espejo en su baño para verse una última vez y aprobar su aspecto para el día, así, con una sonrisa confiada hacia su reflejo, salió y se dirigió a la cocina para agarrar la botella hermética donde llevaba su propio té ya preparado, guardándolo en el pequeño bolso que llevaba. Por último, agarró su sombrero negro y bajó las escaleras rápido para ir hasta la entrada de su tienda. Al abrir la puerta, sonó el llamador de vientos que Mira había colgado para anunciar nuevas visitas.

34441
Como era bastante temprano, aún no abría la cafetería vecina a su tienda ni tampoco se veían muchas personas por la calle. A veces, Samira le gustaba madrugar pues le encantaba desayunar en aquel enorme espacio verde. Sí, su lugar favorito en el que tanto pensaba era ni más ni menos que el Green Park, al cual se dirigía actualmente. Quedaba tan cerca que podía ir caminando y llegar allí en menos de cinco minutos. El haber encontrado un lugar donde vivir y trabajar tan cercano al parque fue lo mejor que le sucedió en los últimos años, en verdad fue muy afortunada.

—Que hermoso día hace. —exclamó mientras miraba hacia el cielo despejado, tapándose un poco los ojos de los rayos del sol. Tomó una buena decisión al querer ir a desayunar al parque. Aspiró hondo y siguió su camino.




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628 palabras~ lo logré, kemoción ;w;
 

Noelle

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Cuando Mira regresó a su tienda, dejó su bolso sobre la barra del bar y se dirigió a la pizarra que suele colocar afuera. A veces promocionaba lo que vendía, otras veces anunciaba algo nuevo, todo dependía de su creatividad y energía; en cambio, esta vez pensó en algo diferente...

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Nada como un poco de ambiente temático. Satisfecha, sacudió sus manos para quitarse el polvillo que le dejó el pedazo de tiza y alzó la pizarra para llevarla y ubicarla justo afuera de su puerta, a un costado para que no obstruya el paso. Se alejó un poco y revisó su trabajo una última vez. Habiendo aprobado su pequeña pieza de arte, se giró y vio que la Cafetería que tenía como vecina empezaba a abrir sus puertas.

—Si tan solo tuviesen medialunas, pretzels o cookies —se lamentó, y volvió a entrar a su tienda.

Agarró su bolso y subió las escaleras hasta regresar al segundo piso, y allí empezó a guardar todo lo que había llevado consigo al parque. Guardó el libro y sus anotaciones en uno de los estantes cerca de su cama, luego en la cocina metió la tabla de madera y la pequeña canasta vacía dentro de los cajones de una de las encimeras, lavó la taza y el termo hermético y también los llevó al lugar que les correspondía. Guardó su bolso en otro estante cerca de su cama, y sin más, bajó las escaleras nuevamente para esta vez ir hasta la puerta.


Hora de abrir la tienda, pensó mientras giraba el cartel en una de las ventanas, para que la palabra "abierto" se vea en la calle.

34552

En el bar que se usaba para probar pequeñas muestras de sus infusiones y los pocos productos comestibles que vendía, y que además funcionaba como caja para cobrar a sus clientes, Mira se preparó una nueva taza de té, esta vez de jazmín. Al terminar de prepararlo, sintió un poco su rico aroma y tomó un sorbo. El sutil pero dulce sabor le llegó al instante, y suspiró satisfecha.

Justo en ese momento, sonó el llamador de vientos de su puerta, para anunciar una nueva visita a su tienda. Samira alzó rápido la mirada esperando ver a cierto individuo peculiar cuyo hobby parecía ser exasperarla con sus tantas visitas; pero se decepcionó un poco al ver que no se trataba de él sino de alguien más.

—Oh, vaya, no te decepciones tanto al verme —exclamó una joven mujer desde la puerta, echando una pequeña risa ante el semblante serio y sin impresionar de Samira—. Usualmente, las reacciones ante mi presencia suelen ser diferentes... más entusiasmadas —lo dijo con una mano escondiendo su sonrisa, mientras con la otra mano sostenía un elegante bastón negro.

Otra de sus clientes... peculiares. Solía pasarse por la tienda cuando Mira menos lo esperaba y siempre, siempre se llevaba algo. Apaciguó su expresión para volver a tener un semblante calmado y le respondió.

—Solo me has sorprendido un poco, eso es todo. No sueles pasarte hasta más tarde, Olivia. —Su presencia no la desagradaba, es solo que... su persona, a veces era un poco abrumadora.

La joven, quien estaba paseando entre los estantes viendo las diferentes cosas que vendía Samira, emitió un ruido inconsciente como respuesta, y a la vez que se acercó a inspeccionar más de cerca un objeto en particular.

—Hoy quería ser más espontánea. ¿Por qué? ¿Esperas a alguien? —Preguntó viéndola de reojo mientras alzaba con sus manos un tazón decorado con un diseño de un cielo nocturno estrellado. Su bastón, el cual era puramente estético y no funcional, yacía postrado contra una de las mesas llenas de cristales.

—Nadie en particular —replicó Mira, viendo hacia la puerta en caso de que alguien nuevo se aparezca, y luego volviendo su vista hacia la joven—. Como puedes ver, llegó más variedad.

—Hmm... justo necesitaba reponer algunas cosas en mi casa.


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Olivia Ava Barlowe. Ese era el nombre de la esbelta mujer que solía visitar The Witchery por lo menos una vez a la semana. ¿Cómo lo sabía? Eso fue lo primero que le dijo cuando entró a la tienda casi un año atrás, imponiendo una gran presencia con su presentación, casi como si la joven quisiera que Mira la recordara, no porque "todos deberían saber quién es Olivia Ava Barlowe", sino más bien parecía como si quisiera ser su amiga, obligándola a aceptar su nombre. Bueno, o capaz Mira solo estaba pensando de más.

Desde la postura hasta incluso las pertenencias de la mujer, emitían un aire elegante y que gritaba "dinero". Ya hace casi un año desde que ella y su hermano visitaron por primera vez su tienda; y desde entonces, cada tanto, uno de los dos se aparecía para comprar algo.

—Por cierto, —la rubia rompió el silencio, acercándose a la barra ya decidida con lo que iba a comprar esta vez, una caja que contenía un delicado juego de platos y tazas con diseño similar al que estaba viendo antes— ¿Cuántas veces te he dicho que me llames Via?

—La costumbre, disculpa. —Y sin embargo, llamarla así... aún le sentía incómodo.

Olivia se rindió y cambió de tema, mientras Mira preparaba su pedido— También oí por ahí que tienes una nueva... ¿vidente? —Terminó con una pregunta.

—Luna, una adivina. Comenzó hace poco, —respondió mientras le cobraba su pedido—. Por lo general, suele trabajar con turnos previos, a menos que esté presente en la tienda, no tenga otros clientes y quiera atenderte. Hoy es su día libre.

—Aw, pensé que tú te encargarías de ese área; de todo, en realidad. —Replicó Olivia apoyando ambas manos sobre la barra y acercándose un poco más a Mira, lo cual no la sorprendió. La rubia a veces no sabía lo que era espacio personal, o si lo sabía, decidía invadirlo si así quisiera.

—Sé algunas cosas, pero no a su mismo nivel. Ella en verdad es... magnífica. —Terminó Samira con una sonrisa, lo que era raro pues, en presencia de otros no suele sonreír fácilmente.

—Creí que eras solitaria, de los que trabajan solos, pero te sienta bien el papel de jefa. —Mencionó, viéndola con admiración.

—Oh, no. No es mi empleada —ante la expresión curiosa de Olivia, Mira trató de explicarlo mejor—. Ella es la experta en ese área por lo que no controlo su trabajo. Más bien nos beneficiamos mutuamente. Ella hace lo suyo, yo hago lo mío, a veces nos damos consejos; pero por lo general, es más un trabajo compartido que uno de empleador y empleado.

—¿Como compañeras trabajando en la misma tienda? —Inquirió la rubia, prestándole toda su atención.

—Sí, algo así. —Y con eso, terminó de cobrarle por su compra.

—Pues dile que quiero una lectura. Me pasaré de nuevo aquí dentro de cinco días —Olivia agarró su bolsa con una mano y con la otra agarró su bastón y la saludó, despidiéndose de Mira—. ¡Y la próxima vez, quiero que me llames Via!

Samira le correspondió el saludo aunque menos animosamente. A veces se preguntaba si compraba solo por gastar su dinero, o porque en verdad le gustaban algunos de sus productos. Es solo que... todo el ambiente que emitía Olivia no parecía encajar con lo esotérico y cosas así. Pero todos te pueden sorprender, por eso Samira trataba de nunca juzgar a otros. Cuando nuevamente era la única en su tienda, volvió a su taza de té, pero para ese entonces ya estaba bastante frío, por lo que simplemente decidió deshacerse de él.

The Witchery no tenía muchos clientes como para ser una gran y famosa tienda, pero sí los suficientes como para que le vaya bien. Y entre esos clientes, habían algunos un tanto peculiares, como lo era Olivia Ava Barlowe, su hermano, o aquel artista que por alguna extraña razón, también sentía interés por lo esotérico y la espiritualidad.

Mira solo suspiró, y decidió pasarse por las estanterías y hacer un inventario mental de su mercancía, mientras esperaba por otros posibles clientes.


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Mención especial a los personajes de Akize Akize y Santana Santana
También presentación de un NPC, el cuál será imposible traerlo como segundo personaje pues es alguien adinerado, a menos que cuente su pasado y cómo llegó a donde está ahora... hmm...
 
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SHO-JIN

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Kaiser bajó del autobús en la esquina de una calle luego tocar el botón para avisar al conductor tres minutos antes.​

El chico acomodó su saco negro para luego hacer un pequeño movimiento con sus hombros, la playera roja que traía debajo de la chaqueta era llamativa, resaltaba su atuendo en una peligroso intento de moda y de resaltes, era algo visual, casi astral que atraía la vista sin lugar a dudas, así había sido dentro del vehículo, donde atrapó la mirada de una mujer de cuarenta y siete años, tez morena y con gestos preocupados, más sin embargo curiosa y con pensamientos constantes ante Kaiser y su vestimenta, le traía recuerdos de un negociante o quizá un artista de la televisión. Por igual envolvió la mirada de otro sujeto, un hombre de sesenta años con una vista deteriorada gracias a la edad y al exceso de sustancias toxicas que consumió mucho tiempo atrás, la vestimenta y la temple del rubio le hizo imaginar a un compañero de su niñez, es cual murió ahogado luego de haberse conocido por treinta y dos años, el anciano se acordaba de cada instante del fallecimiento de su amigo, desde la llegada de la ambulancia hasta el ultimo respiro en el hospital central de la ciudad. Dos y tres pensamientos cruzaron la mente de otros pasajeros al ver a Mizuno, ideas de un hombre de negocios o quizá un bandido, los movimientos del joven, leves y precisos hacían que succionaran su visualización sin problema alguno, era el micro movimiento de su cabeza hacia la ventana de forma lenta o quizá una sonrisa burlona que desaparecía para ser más serio, todo estudiado en clases tomadas con anterioridad, para hipnotizar o distraer, para manipular y atraer, su cuerpo mismo podría ser considerado un disfraz ya que, al llegar al lugar donde requería su presencia, dos pasos fueron suficientes para que el foco de atención cambiara, fue el paso que giró levemente a al derecha, dos centímetros exactamente y el cómo ocultó su playera roja con un leve movimiento de su muñeca izquierda.​

Entonces Kaiser era invisible y los pasajeros olvidaron su presencia; él bajó del vehículo y caminó de forma disimulada por la calle, observó a su alrededor para luego mirar su celular: Había llegado una hora antes, posiblemente su presa se encontraría por aquella localización en otra hora, por supuesto todo encajaba de forma certera si no se habría equivocado en sus suposiciones, lo cual, desde hace tres semanas no sucedía. Hizo un gesto con su boca y miró hacia la derecha, no ponía mucha atención ya que empezaba a tener dudas de sus cálculos y adivinaciones, tenía mucha seguridad en que su futura presa, la mujer a quien robaría pasaría por esa calle en una hora, posiblemente.​

Sin embargo, puso atención al establecimiento, el lugar se llamaba "𝐓𝐡𝐞 𝐖𝐢𝐭𝐜𝐡𝐞𝐫𝐲 ". Ladeó su cabeza mientras ponía su mano en su barbilla ¿Realmente tenía tiempo que perder? Una hora de ventaja era provechoso, lo usaría para esconderse, acechar y entonces, entonces todo sería bastante aburrido y predecible. Él estaba muy seguro que su presa pasaría por esa calle, apostaba su cuello a ello, todo eran suposiciones por la información que tenía y cálculos mentales. Estaba en lo correcto, no había duda.​

Es entonces que entró al sitio, sin saber que esperar de este.​

¿Hola? —dijo al hacerse paso por la entrada.


~~~~
Bueno Noelle Noelle , el Kaiser llegó a tu tienda, realmente solo quiere ver un poco las cosas y dejar pasar algo de tiempo, si les muestras el sitio estaría bien xD Cualquier cosa me dices y lo cambio.
 

Noelle

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Samira levantó la mirada del libro que estaba leyendo cuando el llamador de vientos anunció una nueva visita.

—¿Hola? —preguntó el hombre que acababa de entrar. Rubio, de tez y ojos claros, se notaba que era más joven que Mira.

—Bienvenido —le respondió y sin quitarle la vista de encima, marcó el libro que estaba leyendo con un separador, para luego cerrarlo—. ¿Se te ofrece algo en particular?

—Solo curioseaba. Tiene una tienda... peculiar. —terminó por decir mientras miraba los estantes llenos de cosas con poco interés.

Samira frunció un poco el ceño ante eso. No era la primera vez que usaban esa palabra para describir su tienda, incluso usaron peores, pero esta vez fue dicha con un tono arrogante, como si él en verdad no quisiese estar aquí.

—Solo para gustos refinados —respondió Samira, lo que hizo resoplar de gracia al rubio.

—Pues eso sí no creo tener —se burló de sí mismo. Confundida, Mira frunció el ceño un poco más. El hombre era difícil de descifrar.

—Si encuentras algo de interés, pregunta. —fue lo que terminó de decirle. Mizuno, en vez de responder, solo hizo un saludo con sus dedos llevando a la cabeza, como diciendo, "Entendido".

Mira volvió a su libro, abriéndolo donde quedó, pero observaba a su cliente de reojo. Hasta ahora nunca se tuvo que preocupar por la seguridad del lugar, no había tenido situaciones donde individuos quisieran robar algo de su tienda, pero... "nunca hay que decir nunca, ni bajar la guardia", como diría su tía Amara. Ella más que nadie sabía esperar lo inesperado, y cómo responder ante ello.

Por su parte, Mizuno recorría los diferentes estantes de la tienda. Cristales y velas de diferentes colores, plantas y libros era lo que al parecer prevalecía en la tienda, pero habían otras cosas variadas. Cada tanto, el rubio miraba hacia la ventana de la tienda y más allá, hacia la calle; a veces también miraba la hora en su celular, no quería estar tiempo de más allí y perder a su objetivo. Pero al pasar de los cristales, vio un pequeño cuenco con varios llaveros de diferentes motivos, pero hubo uno en particular que le llamó la atención. Una llave, aunque con algo escondido en su interior, al parecer. Mizuno la tomó y la acercó para verla detenidamente.

—Vaya, que interesante... —exclamó al ver lo que escondía la llave.


3506935068

—Como dije, mi "peculiar" tienda es solo para gustos refinados. ¿Acaso te interesa? —Preguntó Samira viendo al rubio inspeccionar la pequeña llave que escondía una pequeña navaja. Después de todo, a Mira le encantaba vender cosas... interesantes.


———————
Le dejo hasta ahí. Espero haber escrito bien a tu personaje.
Compreeeme, compreee (? :000: SHO-JIN SHO-JIN
 
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Era un objeto peculiar, interesante y extraño que atrajo la tención del rubio, quizá fuese por los extraños relieves que hacían pensar en algún símbolo desconocido o un tributo a un dios perdido, posiblemente era más sencillo y simple pero una mente activa escapa a la lógica expulsando interés como un volcán en erupción, inquietud y un poco de hiperactividad que envolvía su alma como si de un océano se tratase. Cada pensamiento estaba en ese mar y cada uno de ellos eran pescado o algo más, Kaiser solo tenía que elegir uno, quizá el pez globo color carmesí, el pez payaso gigante con escamas casi doradas o el tiburón amarillento que lo sobrepasaba; eso lo llevó a otro hilo de ideas y regresó a la realidad; levantó sus ojos y observó a la joven frente a él, ella inspeccionaba la llave que el chico tenía en su mano para luego cerrarla. Ella lo miró y este solo le sonrió, fue algo leve, nada de malicia impregnada y con suma tranquilidad, emanar serenidad y calma fue algo que aprendió de un sujeto de nombre Jo-Ling, en un templo hace dos años; con tal astucia solo hizo un gesto antes de desviar su mirada haciendo que la aquella desviara su atención.​

Es, bastante interesante —Dijo él, luego de levantar y abrir su palma.​

Nada cayó, la llave había desaparecido.​

Espera ¿Dónde está? —Respondió la joven. Kaiser solo abrió su otra palma para hacer notar el objeto, ella abrió sus ojos purpúreos en un gesto de sorpresa que el chico pudo identificar, sorpresa y algo de hartazgo, quizá estaba siendo demasiado enérgico, habría que bajar la intensidad, — ¿Cómo lo hiciste?.

Un truco que aprendí por ahí, solo mueves la muñeca así —El chico hizo el gesto con su mano para explicarlo—, Y haces que el objeto caiga por la manga, debes traer una chaqueta algo parecido—,Él apuntaba con su dedo índice un recorrido imaginario que llegó hacia su hombro—, Finalmente distraes a tu espectador y, ya esta.

Entiendo —Respondió ella. Su gesto era algo más tranquilo, quizá había ganado un poco de su confianza por la tonalidad calmada de su voz, igualmente dos o tres micro gestos le hicieron pensar aquello más sin embargo ella seguía un poco alejada, pero igualmente y de alguna manera interesada. El chico sonrió para sus adentros.​

Esta llave me podría servir para mi trabajo, me gustaría llevármelo aunque, buscaba otra cosa.

¿Algo como que?

Plantas medicinales, una planta en especifico, alucinógena a decir verdad.

¿Buscas Cannabis o algo así?

No, bueno... quizá ¿Tienes? —Kaiser no pudo evitar casi reír al escucharla, solo una de las siete situaciones que simuló en su cabeza la joven había hecho que ella reaccionara así, se había encontrado con alguien interesante.​


~~~~
Bueno Noelle Noelle , ahí esta. Espero haber usado bien a tu pj, si vende Mj o no , pues esta bien, vivimos en primer mundo y es legal (?) xD

Y lo que Kaiser busca es una planta que le haga simular el efecto del Klian, que es una droga que básicamente le da un boost de adrenalina, no se si exista algo así, pero bueno; igual si tienes de la otra planta me tendrás de regreso seguido (?) jajaja
 
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☆—CATÁLOGO ACTUALIZADO—☆

—Plantas medicinales, una planta en especifico, alucinógena a decir verdad.

—¿Buscas marihuana o algo así? —preguntó Mira, casi riendo, imaginándose por dónde iba esto...

—No, bueno... quizá ¿Tienes? —Parecía como si el rubio se quería reír por igual al haber preguntado eso, incrédulo ante la situación.

Mira lo observó detenidamente con seriedad. No parecía un oficial ni tener un cargo parecido. Por supuesto, todo lo que ella vendía era legal, aunque... habían algunas cosas dudosas. Pero no quería lidiar con problemas, y temía que éste muchacho sea uno. Por eso mejor dejarlo con eso y no mostrarle su otra mercancía. No de momento, necesitaba más confianza con eso. Ni siquiera a Olivia le reveló sobre las otras cosas que recientemente empezó a vender, pero claro, Olivia tampoco nunca preguntó.

Pero... era tarde, Mira no creía que alguien más se pasaría por su tienda a estas horas y si venderlo eso al joven era lo que bastaba para poder por fin terminar con el día, cerrar su tienda e ir a visitar a sus tías... entonces no le quedaba de otra. Así sin más, Samira se volteó y fue hasta detrás de la barra. Del compartimiento debajo de ella, sacó un gran diario donde tenía anotado todo su inventario, y fue hasta la página donde comenzaba la letra "C".

Levantó su mirada hasta ver al rubio que observaba con atención sus acciones, pero en ese momento entendió y también se acercó a la barra, para luego sentarse en uno de los taburetes y esperar por la explicación de la mujer.

—Todo depende de los efectos que quieras experimentar. ¿Euforia? ¿Relajación? ¿O un poco de ambos? Y el precio dependerá de cuánto decidas llevar. Se vende en paquetes de un gramo, tres, siete o catorce. El precio por gramo es de diez dólares, así que... haz la cuenta. —terminó, esperando su respuesta.

El muchacho sin duda estaba sorprendido, no pensó que en verdad lo vendieran en ese lugar. Pero vaya grata sorpresa la suya, su espera al final fue recompensada. Se quedó pensando en cuánto debería llevar, sin duda sabía que iba a volver.

Entonces, cuando estaba decidido, respondió.


——————————

Listo~ disculpa lo tarde. Andaba actualizando algunas cosas. Investigando. You know, de todo un poco. Los nombres de los diferentes tipos de MH son: Sativa (el que te hace sentir euforia y te super agiliza todo), Indica (relajarte al punto de casi dormirte y así), e Híbrida (una mezcla de ambos, como relajación antiestrés pero con las neuronas bien activas para seguir trabajando o haciendo lo que tienes que hacer). Para que digas en el siguiente diálogo algo así como:

Mira: Oh, entonces Sativa es la indicada para lo que buscas.

O algo así (? Y recuerda que el nombre cientifico? de la planta se la conoce como Cannabis. En fin, te lo encargo~ SHO-JIN SHO-JIN
 
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Akize

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William se dirigió desde el parque, deseando que el local no se encontrara cerrado. Habitualmente iba a este lugar debido a que le encantaba mucho la vibra que le transmitía y le fascinaba las cosas que podía encontrar ahí. Sin embargo, una de las principales razones del por qué iba ahí, era por aquella chica misteriosa que atendía, le resultaba sumamente intrigante y hasta el momento no había tenido la oportunidad de saber su nombre, incluso, en un par de ocasiones se había atrevido a escribir algo sobre ella en sus relatos. En esta ocasión, estaba yendo un poco más tarde de lo usual.

Caminó por un largo tramo, ignorando todo tipo de locales y a la gente que pasaba a su alrededor, parecía tener algo de prisa, pues, usualmente su paso por la ciudad era lento y pausado. Le gustaba ser cuidadoso y especialmente, un observador del mundo.

Por fin llegó al local, no sin antes asegurarse de que se hallaba aún abierto, dejó soltar un suspiro de alivio y abrió la puerta para ser envuelto por un ligero olor a incienso que la perfumaba. Si en algún momento hubo un ápice de ruido, este fue totalmente opacado y silenciado. Lo único que se podía escuchar en el local era el sonido del llamador de vientos de la puerta. Will pudo ver la incomodidad en los ojos de la chica y del joven, quienes seguramente estaban conversando antes de su llegada. Luego notó que, al ver de quién se trataba, la joven volvió a tomar una postura relajada y regresó su vista a su cliente actual.

—Buen día— dijo, mientras el joven aún tenía su mirada sobre él, para después dirigirse rápidamente al área de libros, más atrás, lejos de la vista de cualquiera. «Espero no haber llegado en un mal momento» pensó, mientras observaba las portadas que se hallaban en el estante; recorriéndolos cada uno con la vista, notó uno que llamó especialmente su atención: Magia todos los días de Semra Haksever. Lo tomó y miró el reverso del libro, intentando escuchar la conversación que tenían en vano. Los susurros eran indistinguibles.

Decidió completar su compra con algunas cosas que le hacían falta. Se acercó al área de las plantas y tomó la albahaca, un paquete de infusión de jazmín y se dirigió a observar por centésima vez los cristales colocados de forma que, atrapasen perfectamente al comprador, pasó brevemente junto a las velas aromáticas aspirando su aroma y recordó que aún le quedaban un par en casa.

Finalmente, se aproximó hacia la despensa. —Me gustaría un boost de adrenalina, y... por esta vez creo sólo llevaré un gramo.— Fue lo poco que William logró distinguir del joven, en la conversación al acercarse, y esperó su turno detrás de él, quien ya estaba apunto de completar su compra. Se comenzó a distinguir poco a poco el olor a Cannabis en el ambiente.

—En ese caso, la Sativa es la indicada para lo que bus...

—¿Eso es marihuana?— interrumpió William en voz baja, con algo de curiosidad, lo cual llamó la atención de ambos frente a él.

—Algunos prefieren el término Cannabis— replicó la chica, viéndolo con curiosidad—. Pero sí, es marihuana. Legalizada. Enseguida te atiendo. —terminó, volviendo a su conversación con el joven.

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Noelle Noelle
SHO-JIN SHO-JIN
 
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