Laoz_2741
Amateur
CAPITULO 57
Dos aventureros de Tabae se separan momentáneamente del campamento para tener un momento de intimidad que ofrecía la noche y el follaje de la entrada a las zonas montañosas de Alpia. La liebre y el conejo se besan apasionadamente mientras se quitaban prenda por prenda, hasta estar los dos en total desnudez. Sus falos se frotan entre sí, mientras la liebre manosea las nalgas de su compañero, llevando uno de sus dedos dentro del ano.
—Mmm… no pierdes el toque incluso cuando lo hacemos en un sitio apartado -Le elogio el conejo.
—¿No te parece excitante hacerlo en la naturaleza bajo el manto de la oscuridad? -Fue la pregunta candente de la liebre mientras daba mordiscos suaves en el cuello.
—Seria un mentiroso si me quejara de ello.
La liebre no podía resistirlo más, saco su dedo y dio vuelta a su compañero quien se pone contra un árbol, el conejo gime placenteramente al sentir esa dureza carnosa entrar en su interior. Mientras su ano era penetrado, el Sapien sentía su respiración caliente sobre su cuello acompañado de lamidas.
Con una de sus manos pellizca uno de sus pezones, mientras la otra jugaba con su verga que palpitaba de goce, sus voces resonaban lascivamente a todo volumen, no aparentaban ser nada silenciosos ya que estaban a una distancia lo suficiente lejos para que alguien en el campamento los oyera.
Pero eran ignorantes del acecho de una criatura, quien los observaba oculto entre los arbustos, sus ojos rojos estaban clavados en ese par de dúo de aventureros calenturientos. La criatura emitía una silenciosa respiración que expresaba excitación, de su hocico abre su boca enseñando una dentadura deforme pero filosa, de su lengua escurría un diluvio de baba.
—¡Estoy cerca!, ¡Aaaaaah!...
La liebre dispara su carga, aquel conejo a su vez también eyacula la suya, siente la caliente semilla de ese compañero en su interior, le pedía que no sacara su verga porque disfrutaba la sensación de aquella húmeda esencia permanecer dentro suyo. Pero ese momento de complacencia carnal pronto es interrumpido salvajemente.
La liebre recibe un golpe en la cabeza con una fuerza desmedida que arranca su cabeza y restos óseos con sangre manchan el follaje y a su compañero aventurero, el conejo con pavor voltea para encontrarse con el responsable de tal barbárico acto.
Una criatura cornuda de dos metros de altura estaba a solo centímetros de él, un monstruo con la apariencia de un macho cabrío bípedo de notoria musculatura, su pelaje oscuro era desaliñado y sucio, con uñas cortas pestilentes, pero la parte suya que más resaltaba era en su entrepierna. Allí se acumulaba un grueso manto de pelaje, del cual se manifestó una gorda verga roja que palpitaba y la punta chorreaba un fluido de un olor repulsivo.
La mirada diabólica de aquel ser y su mandíbula abierta con el notar de sus fauces envueltas en una cantidad de baba, eran más que suficiente para que el aventurero sintiera el pavor en carne propia, la muerte de su compañero solo hizo que ese miedo se intensificara aún más.
—(Ha muerto… ¡ha muerto!... y yo soy el siguiente…).
Observo el cuerpo sin vida de la liebre, entre lagrimas de miedo y frustración, sentía en el fondo que no tenia oportunidad de escapar de aquel monstruo, cualquier resistencia culminaría en su muerte. Pero sabía que antes de sucumbir a esa inminente muerte, debía advertir al resto, avisarles de aquel ser que estaba en frente suyo.
—(¿¡Como es posible que un Sátiro oscuro se encuentre aquí!?) .
Tal criatura solo podía hallarse en la profundidad de las zonas montañosas de Alpia, pero sin embargo uno de ellos se acerco a los limites del área, tal fenómeno solo era posible a causa del general orco. Los sátiros oscuros son criatura de intelecto salvaje, al igual que los orcos, se guían únicamente de sus instintos de supervivencia animal, pero poseen la capacidad de usar herramientas como armas.
Estos seres son temidos por poseer una fuerza extraordinaria, capaz de arrancar fácilmente miembros o incluso la cabeza con solo una de sus manos, por lo que sus armas favoritas a empuñar son por lo general armas pesadas o de a dos manos, el cual pueden sostener con solo una.
—(Debo advertirle al campamento… ¡debo gritar con todo lo que pueda!).
Confiaba en que quizás su mejor grito, alcanzaría el oído de algún experimentado aventurero con una audición sobredesarrollado, cuando el conejo se armó del valor suficiente para resistirse y elevar su voz para gritar y advertirles al resto, su cuello es agarrado por una de las manos del sátiro oscuro.
—(Mi cuello… me aprieta… con mucha fuerza…)
La criatura agarraba su cuello aplicando la fuerza necesaria para no cortarle su respiración, permitiéndole respirar lo suficiente, pero impidiéndole hablar o en este caso gritar. El aventurero era incapaz de emitir voz alguna, al aire que fluía le bastaba para mantener su respiración, pero no para producir habla alguno, aquel ser de manera lista impidió todo intento por alertar al resto.
—(¿Me romperá el cuello?... sin embargo… no ha usado toda su fuerza o si no, ya estaría con mi cuello destrozado).
La actitud del monstruo era sospechosa, y el conejo no tardo en descubrir la razón por la que el sátiro oscuro no le había asesinado aun, mientras una de sus manos seguía en su cuello, con la restante voltea al conejo y lo pone contra el árbol, replicando aquellas mismas acciones de su compañero muerto. La punta de aquella gorda verga empezó a entrar en su interior, utilizando el semen que aun quedaba dentro suyo como un lubricante.
—(¡Es grande!... ¡es aun más grande que la suya!... ¡me va a partir!).
El monstruo consigue meter la mitad de su verga dentro del aventurero, y procede a mover su cintura para empujar y deleitarse carnalmente con el Sapien sometido a sus deseos perversos.
—(¡Duele!... ¡duele mucho!)…
Aquel duro falo monstruoso no solo era más grande sino también grueso, los golpes que sentía en su interior no le daban placer alguno, su pene el cual se mantenía flácido era prueba de ello, solo experimentaba dolor. La criatura se aferra con una de sus manos en el vientre del aventurero, clavando sus uñas sucias en su piel, haciendo de aquella experiencia aún más tortuosa.
El sátiro oscuro empujo con mas vigor su miembro, algunos centímetros más se metían en la profundidad del conejo, quien reacciona entre dolencia, la criatura coloca su hocico encima de la cabeza del Sapien y su baba cae chorreando sobre la cara y más abajo del aventurero.
Las respiraciones del monstruo se hacen más fuertes y sus sacudidas más violentas, y entonces alcanza el clímax, cantidades masivas de semen son expulsados de esa verga monstruosa, tal era el volumen de esa corrupta semilla que se desbordaba del culo del conejo, incluso aun con la verga aun metida.
Cuando la criatura retira su pene, ese semen acumulado sale chorreando como un manantial, el conejo se sintió en parte aliviado, pensó que la pesadilla habría terminado, pero lejos de la realidad, la incertidumbre le invade cuando siente aquel falo de monstruo aun duro, el cual frotaba contra su espalda.
—(¿Aun puede seguir?, ¿¡aun después de haber eyaculado esa cantidad!?).
La criatura toma asiento, y voltea al conejo teniendo contacto visual cara a cara con él, la sola mirada de aquel cabrío con sus ojos rojos, intimidaba enormemente al aventurero, y mientras una de sus manos se mantenía en el cuello de este, con la otra forzó al Sapien a tomar asiento sobre esa dureza que pedía por más.
—(¡No hay forma de que pueda entrar en esa posición!)
Cuando el ano del Sapien sintió la verga del monstruo en tal posición, más centímetros empezaron a hundirse en su interior, la criatura le tomo de su espalda con una mano y empezó a moverse metiendo poco a poco el resto de su masculinidad.
—¡DUELE!... ¡DUELE DEMASIADO!... ¡DUELEEEE!...)
Sus empujes eran más bruscos, la brutalidad con la que forzaba al culo del Sapien a aceptar su falo, hacía sentir una agonía infernal al propio aventurero, entre tanto forcejeo, llevo toda su fuerza en una empujada y toda su verga consiguió meterse dentro de ese ano de lagomorfo. Ese fluido maloliente resaltaba de la verga, como también algo de sangre.
Tal era el dolor del aventurero, que no pudo contener las lágrimas, mientras ese monstruo seguía violando su desgarrado culo, llega eventualmente a su segundo orgasmo, expulsando más de su voluminosa esencia apestosa. Cuando retiro su verga del recto del conejo, entre la cantidad de semen que chorreaba se distinguía la presencia de sangre.
Toda aquella experiencia fue un trauma físico y psicológico para ese conejo, el olor nauseabundo de la semilla de ese monstruo llevaba sus fosas nasales, haciendo que respirar le costara incluso. El pene del sátiro oscuro disminuye de tamaño hasta ocultarse entre su abundante pelaje de la entrepierna, su libido finalmente había sido saciado.
Pero estos seres tienen otra fama aparte de su gran fuerza, un apetito voraz por la carne de los Sapien, la criatura abrió su boca y sus fauces se hicieron más grandes y filosas, arrancando como bestia famélica la carne de ese conejo violado, sangre salpicaba por doquier mientras disfrutaba de su festín.
Cuando sacio su apetito, entonces el sátiro oscuro miro fijamente con sus ojos rojos aquel campamento montado por los aventureros, emitió un gruñido no tan fuerte para ser oído por el campamento, pero si para llamar a otros seres. A espaldas del monstruo aparecen orcos y goblins, armados con lanzas y arcos, primeros eran unos 7, luego una docena y el numero aumentaba.
Todos ellos miraban hacia el campamento de aventureros emitiendo gruñidos, el sátiro oscuro levanta su brazo derecho y señala con el dedo índice hacia el campamento, emitiendo palabras.
—Aventureros… morir… orden… general… orco…
Continuara…
—Mmm… no pierdes el toque incluso cuando lo hacemos en un sitio apartado -Le elogio el conejo.
—¿No te parece excitante hacerlo en la naturaleza bajo el manto de la oscuridad? -Fue la pregunta candente de la liebre mientras daba mordiscos suaves en el cuello.
—Seria un mentiroso si me quejara de ello.
La liebre no podía resistirlo más, saco su dedo y dio vuelta a su compañero quien se pone contra un árbol, el conejo gime placenteramente al sentir esa dureza carnosa entrar en su interior. Mientras su ano era penetrado, el Sapien sentía su respiración caliente sobre su cuello acompañado de lamidas.
Con una de sus manos pellizca uno de sus pezones, mientras la otra jugaba con su verga que palpitaba de goce, sus voces resonaban lascivamente a todo volumen, no aparentaban ser nada silenciosos ya que estaban a una distancia lo suficiente lejos para que alguien en el campamento los oyera.
Pero eran ignorantes del acecho de una criatura, quien los observaba oculto entre los arbustos, sus ojos rojos estaban clavados en ese par de dúo de aventureros calenturientos. La criatura emitía una silenciosa respiración que expresaba excitación, de su hocico abre su boca enseñando una dentadura deforme pero filosa, de su lengua escurría un diluvio de baba.
—¡Estoy cerca!, ¡Aaaaaah!...
La liebre dispara su carga, aquel conejo a su vez también eyacula la suya, siente la caliente semilla de ese compañero en su interior, le pedía que no sacara su verga porque disfrutaba la sensación de aquella húmeda esencia permanecer dentro suyo. Pero ese momento de complacencia carnal pronto es interrumpido salvajemente.
La liebre recibe un golpe en la cabeza con una fuerza desmedida que arranca su cabeza y restos óseos con sangre manchan el follaje y a su compañero aventurero, el conejo con pavor voltea para encontrarse con el responsable de tal barbárico acto.
Una criatura cornuda de dos metros de altura estaba a solo centímetros de él, un monstruo con la apariencia de un macho cabrío bípedo de notoria musculatura, su pelaje oscuro era desaliñado y sucio, con uñas cortas pestilentes, pero la parte suya que más resaltaba era en su entrepierna. Allí se acumulaba un grueso manto de pelaje, del cual se manifestó una gorda verga roja que palpitaba y la punta chorreaba un fluido de un olor repulsivo.
La mirada diabólica de aquel ser y su mandíbula abierta con el notar de sus fauces envueltas en una cantidad de baba, eran más que suficiente para que el aventurero sintiera el pavor en carne propia, la muerte de su compañero solo hizo que ese miedo se intensificara aún más.
—(Ha muerto… ¡ha muerto!... y yo soy el siguiente…).
Observo el cuerpo sin vida de la liebre, entre lagrimas de miedo y frustración, sentía en el fondo que no tenia oportunidad de escapar de aquel monstruo, cualquier resistencia culminaría en su muerte. Pero sabía que antes de sucumbir a esa inminente muerte, debía advertir al resto, avisarles de aquel ser que estaba en frente suyo.
—(¿¡Como es posible que un Sátiro oscuro se encuentre aquí!?) .
Tal criatura solo podía hallarse en la profundidad de las zonas montañosas de Alpia, pero sin embargo uno de ellos se acerco a los limites del área, tal fenómeno solo era posible a causa del general orco. Los sátiros oscuros son criatura de intelecto salvaje, al igual que los orcos, se guían únicamente de sus instintos de supervivencia animal, pero poseen la capacidad de usar herramientas como armas.
Estos seres son temidos por poseer una fuerza extraordinaria, capaz de arrancar fácilmente miembros o incluso la cabeza con solo una de sus manos, por lo que sus armas favoritas a empuñar son por lo general armas pesadas o de a dos manos, el cual pueden sostener con solo una.
—(Debo advertirle al campamento… ¡debo gritar con todo lo que pueda!).
Confiaba en que quizás su mejor grito, alcanzaría el oído de algún experimentado aventurero con una audición sobredesarrollado, cuando el conejo se armó del valor suficiente para resistirse y elevar su voz para gritar y advertirles al resto, su cuello es agarrado por una de las manos del sátiro oscuro.
—(Mi cuello… me aprieta… con mucha fuerza…)
La criatura agarraba su cuello aplicando la fuerza necesaria para no cortarle su respiración, permitiéndole respirar lo suficiente, pero impidiéndole hablar o en este caso gritar. El aventurero era incapaz de emitir voz alguna, al aire que fluía le bastaba para mantener su respiración, pero no para producir habla alguno, aquel ser de manera lista impidió todo intento por alertar al resto.
—(¿Me romperá el cuello?... sin embargo… no ha usado toda su fuerza o si no, ya estaría con mi cuello destrozado).
La actitud del monstruo era sospechosa, y el conejo no tardo en descubrir la razón por la que el sátiro oscuro no le había asesinado aun, mientras una de sus manos seguía en su cuello, con la restante voltea al conejo y lo pone contra el árbol, replicando aquellas mismas acciones de su compañero muerto. La punta de aquella gorda verga empezó a entrar en su interior, utilizando el semen que aun quedaba dentro suyo como un lubricante.
—(¡Es grande!... ¡es aun más grande que la suya!... ¡me va a partir!).
El monstruo consigue meter la mitad de su verga dentro del aventurero, y procede a mover su cintura para empujar y deleitarse carnalmente con el Sapien sometido a sus deseos perversos.
—(¡Duele!... ¡duele mucho!)…
Aquel duro falo monstruoso no solo era más grande sino también grueso, los golpes que sentía en su interior no le daban placer alguno, su pene el cual se mantenía flácido era prueba de ello, solo experimentaba dolor. La criatura se aferra con una de sus manos en el vientre del aventurero, clavando sus uñas sucias en su piel, haciendo de aquella experiencia aún más tortuosa.
El sátiro oscuro empujo con mas vigor su miembro, algunos centímetros más se metían en la profundidad del conejo, quien reacciona entre dolencia, la criatura coloca su hocico encima de la cabeza del Sapien y su baba cae chorreando sobre la cara y más abajo del aventurero.
Las respiraciones del monstruo se hacen más fuertes y sus sacudidas más violentas, y entonces alcanza el clímax, cantidades masivas de semen son expulsados de esa verga monstruosa, tal era el volumen de esa corrupta semilla que se desbordaba del culo del conejo, incluso aun con la verga aun metida.
Cuando la criatura retira su pene, ese semen acumulado sale chorreando como un manantial, el conejo se sintió en parte aliviado, pensó que la pesadilla habría terminado, pero lejos de la realidad, la incertidumbre le invade cuando siente aquel falo de monstruo aun duro, el cual frotaba contra su espalda.
—(¿Aun puede seguir?, ¿¡aun después de haber eyaculado esa cantidad!?).
La criatura toma asiento, y voltea al conejo teniendo contacto visual cara a cara con él, la sola mirada de aquel cabrío con sus ojos rojos, intimidaba enormemente al aventurero, y mientras una de sus manos se mantenía en el cuello de este, con la otra forzó al Sapien a tomar asiento sobre esa dureza que pedía por más.
—(¡No hay forma de que pueda entrar en esa posición!)
Cuando el ano del Sapien sintió la verga del monstruo en tal posición, más centímetros empezaron a hundirse en su interior, la criatura le tomo de su espalda con una mano y empezó a moverse metiendo poco a poco el resto de su masculinidad.
—¡DUELE!... ¡DUELE DEMASIADO!... ¡DUELEEEE!...)
Sus empujes eran más bruscos, la brutalidad con la que forzaba al culo del Sapien a aceptar su falo, hacía sentir una agonía infernal al propio aventurero, entre tanto forcejeo, llevo toda su fuerza en una empujada y toda su verga consiguió meterse dentro de ese ano de lagomorfo. Ese fluido maloliente resaltaba de la verga, como también algo de sangre.
Tal era el dolor del aventurero, que no pudo contener las lágrimas, mientras ese monstruo seguía violando su desgarrado culo, llega eventualmente a su segundo orgasmo, expulsando más de su voluminosa esencia apestosa. Cuando retiro su verga del recto del conejo, entre la cantidad de semen que chorreaba se distinguía la presencia de sangre.
Toda aquella experiencia fue un trauma físico y psicológico para ese conejo, el olor nauseabundo de la semilla de ese monstruo llevaba sus fosas nasales, haciendo que respirar le costara incluso. El pene del sátiro oscuro disminuye de tamaño hasta ocultarse entre su abundante pelaje de la entrepierna, su libido finalmente había sido saciado.
Pero estos seres tienen otra fama aparte de su gran fuerza, un apetito voraz por la carne de los Sapien, la criatura abrió su boca y sus fauces se hicieron más grandes y filosas, arrancando como bestia famélica la carne de ese conejo violado, sangre salpicaba por doquier mientras disfrutaba de su festín.
Cuando sacio su apetito, entonces el sátiro oscuro miro fijamente con sus ojos rojos aquel campamento montado por los aventureros, emitió un gruñido no tan fuerte para ser oído por el campamento, pero si para llamar a otros seres. A espaldas del monstruo aparecen orcos y goblins, armados con lanzas y arcos, primeros eran unos 7, luego una docena y el numero aumentaba.
Todos ellos miraban hacia el campamento de aventureros emitiendo gruñidos, el sátiro oscuro levanta su brazo derecho y señala con el dedo índice hacia el campamento, emitiendo palabras.
—Aventureros… morir… orden… general… orco…
Continuara…