Bienvenidos a Café Shibe

Cafe Shibe

+18 [ORIGINAL] Odisea [80/80]

Laoz_2741

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CAPITULO 17

El humano dormía plácidamente desnudo en la cama, tras una larga noche activa con su amigo lince, pero en las sabanas el se encontraba completamente solo, el felino Sapien no se encontraba a su lado. Apenas el sol se había puesto, Kailo se levantó, vistió y salió de la habitación, su destino fue la biblioteca de la ciudad de Arquion.

La entrada era custodiada por dos guardias, para ingresar se debía pagar una pequeña suma, aunque cualquier pudiera acceder sin importar su estatus, el cobro de dicha tarifa era para todo mundo, con excepción por supuesto de nobles de la talla del Semiur. La biblioteca albergaba cientos de libros, sus autores se destacaban entre filósofos, poetas y narradores de fabulas fantásticas tanto para adultos como niños.

Los estantes estaban apilados en orden alfabético, los cuidadores eran bibliotecarios de avanzada edad, quienes limpiaban con diligencia el sitio y ordenaban aquello que no estuviera en su lugar. Para ellos la biblioteca no era solo un trabajo, era su vida y su hogar.

—Debe estar por aquí, en algún lado.

Kailo empezó a buscar estantería por estantería un libro en concreto, cada que abría uno empezaba a devorarlo con sus ojos a una velocidad asombrosa, pero por desgracia no era ni lo más cercano a lo que buscaba.

—Creí que estaría por aquí.

—¿Buscas algo en concreto?.

Una voz resuena en las proximidades de Kailo, a solo escasas distancia se encontraba un zorro rojo peliblanco, con su túnica verde y un arpa en manos, el vulpino se encontraba leyendo un libro de su interés.

—Tu eres…

—El vecino de al lado -El zorro le recordó —Puede que no me haya presentado antes, me llamo Renart.

—(Es cierto, mi vecino es un zorro rojo, aunque pocas veces los he visto) -Fueron los pensamientos del lince en referente a dicho vecino —Un gusto vecino, soy Kailo -El Sapien con educación se presenta ambien.

El lince poco o nada conocía de Renart, o más bien lo mejor que conocía de su vecino, era que tiende a tener bastantes “acompañantes” en su habitación, las veces que su habitación era ruidosa, ya fuera que estuviera con uno o varios, aquel zorro tenía un gusto evidente por el sexo. Tal comportamiento nunca le molesto al lince, incluso en ocasiones cuando aquel zorruno vecino de noche se encontraba con tales “compañía”, escuchar esos lascivos sonidos hacían que el felino se pusiera duro y recurriera a complacerse con sus propias manos.

—Es la primera vez que vengo aquí, ¿también la tuya? -Le pregunto Kailo.

—No, me gusta buscar inspiración en poemas, por desgracia no hay muchos libros de dicho tipo que sean de mi interés en esta biblioteca -Suspira el zorro con cierta decepción —A propósito, los dos estuvieron muy ruidosamente tierno anoche, si, lo escuche todito, ¡que adorable gemidos haces!.

—¡Eso…! -La cara del lince se torna roja de la vergüenza.

—¡Jajaja!... no tienes que avergonzarte, tener ese tipo de relación con otros es algo bastante natural, ¿por qué deberíamos reprimir esos deseos tan placenteros?.

Su voz era carismática, su tono atractivo y la belleza de su pelaje como cabello era para enamorarse, su argumento era algo que Kailo no tenia palabra alguna para llevarle la contraria. Kailo con su propio cuerpo supo en carne propia lo que era ese “placer”, hacerlo con alguien era un goce, en especial si era alguien que le gustaba, haber tenido sexo con Isaac fue una experiencia satisfactoria única, esperaba algún día repetirlo una y otra y otra vez hasta el fin de los tiempos. El felino no podía negar su interés por el mundo del libertinaje.

—Cierto… sé que no debería avergonzarme, solo es que… no soy de hablar con esto con alguien…

—Lo entiendo, a pesar de ser vecinos, nos conocemos muy poco -El zorro dijo con una amable sonrisa —Disculpa por ser tan entrometido, fue muy impropio de mi parte.

—N-no es necesario que te disculpes… está bien, me gustaría conocerle mejor, tratar de entablar amista con usted.

—Oh, que dulce de tu parte, bueno si quieres “conocerme mejor”, puedo hacerle compañía algún día a ustedes dos, si tu me entiendes -El zorro le guiña el ojo.

La sola imaginación de ver a Isaac y su vecino, desnudos y con los dos a la vez sobre una cama, le ruborizaba aun más, trataba de quitárselo de la mente, pero era difícil borrar una imagen que le era bastante excitante.

—¡Jajaja!, disculpa de nuevo mi atrevimiento, por favor no hagas caso de lo que digo -Dijo el zorro Renart —Bueno debo irme, he buscado la inspiración que necesitaba para hoy.

Cuando estaba dichoso por marcharse, el zorro se detiene y le entrega algo de interés al lince.

—Por cierto, creo que te gustaría leer esto, puede que sea lo que tanto buscas -Declaro Renart.

Le entrego en sus manos un libro con el título “La bendición Hercúlea”, Kailo lo abrió y al leer las primeras hojas, se alegro de saber que era lo que estaba buscando.

—¡Si!, ¡es esto lo que estaba tratando de encontrar!, ¡gracias Renart!, ¿pero como sabias que este libro era el que…?

Había mirado tan fijamente al libro mientras le agradecía al zorro, cuando volteo para verle, este ya no estaba, había desaparecido, le pareció extraño, más aún que él haya encontrado ese libro que buscaba, pero en gran medida estaba agradecido de tenerlo en las manos.

—Veamos, pagina 2, 3, 5, ¡aquí esta!... veamos que pone…

“La magia que todos conocemos, bendito por los dioses, los elementos que dan origen y bendicen a los Sapien elegidos para portarla, por siglos eran conocido que solo seis elementos eran la cúspide de la magia, pero lo cierto es que Gaia era un mundo vasto con más secretos desconocidos por la mayoría, poco se sabe sobre este secreto en particular, la séptima magia”

—¿”Séptima magia”? -Replico el felino con gran curiosidad.

“Tiempo atrás existió un Sapien llamada Hercúleo, los registros de su vida son escasas, se desconoce su tipo de raza, pero de lo que se sabe, es que dominaba una magia ajena a los elementos. Hercúleo poseía una gran fuerza, también era más veloz y resistente que cualquier otro Sapien, sus destrezas físicas rosaban a un grado ridículo, fue esta misteriosa bendición de poder que lo convirtió en un héroe de leyenda”.

—Hercúleo, lo recuerdo, realizo una serie de hazañas mortales, luego… simplemente desapareció, cuenta la leyenda que se convirtió en un dios, pero todo es incierto.

“El legado de Hercúleo aún persiste, se han registrado algunos casos de Sapien que han adquirido poderes mágicos, pero ninguno ligado a las seis magias elementales de los seis dioses. Aquellos fueron bendecidos por capacidades físicas excepcionales, tal don era una rareza, solo muy pocos son escogidos para portar la séptima magia, la bendición de Hercúleo”.

El enfrentamiento contra el Urzaro, Kailo recuerda aun aquella demostración de gran fuerza llevado a cabo por Isaac, la magia emano del cuerpo del humano, pero no era ninguna elemental. Fue testigo de una magia especial, una del cual pocos tienen la suerte de ser portador, Isaac había manifestado la séptima magia, la bendición de Hercúleo.

—No hay duda, es como describe el libro… Isaac, tiene ese poder…

El lince sin saberlo, era escuchado a oídos por un misterioso individuo de capucha, cuyo rostro escondía con una larga túnica marrón, aquella misteriosa entidad, oye cada palabra del felino. Cuando Kailo se dispone a marcharse, dejo el libro en un estante, ya que estaba prohibido llevárselos fuera de la biblioteca. Al retirarse de la biblioteca, el extraño sale de su escondite y toma ese mismo libro, echándole una hojeada rápida al título y su contenido.

—No hay duda, es un usuario de la séptima magia, un portador de la bendición de Hercúleo –Hablo el enigmático extraño revelando una voz masculina.

Continuara…
 

Haydenwolf

Ōkami tei-shin
 
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vaya vaya vaya si que sabes atrapar a tus lectores y eso que los capitulos son cortos o largos dependiendo de lo que escribas pero en fin gracias espero el siguiente capitulo
 

Laoz_2741

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CAPITULO 18

Kailo volvió a su habitación, en ese preciso instante el humano bostezo y estiro su cuerpo haciendo tronar buena parte de sus huesos de brazos y torso.

—Buenos días Kailo.

—Buenos días Isaac, ¿vamos a desayunar algo?.

—¡Me leíste la mente!.

El humano se levanto todo animado de la cama, reluciendo su desnudo cuerpo frente a su amigo Sapien, estirando ahora sus piernas, Kailo no pudo evitar tener sus ojos clavados en ese flácido falo carnoso suyo.

—Creo que debería vestirte cuantos antes, por favor… -Insistió un excitado lince.

—Oh, perdón… -El humano se dio cuenta de las ruborizadas mejillas del felino.

Se puso los calzones, la túnica y el calzado de cuero con aspecto de sandalias, estando vestido, acompaño entonces a su amigo Sapien hacia su siguiente destino, la Trufa de bronce.

[—————]​

Comieron de un desayuno ligero de gachas de avena, platicando a la vez lo siguiente que harían en el día.

—Si queremos seguir haciendo más trabajos como aventureros, primero necesitamos comprarte una nueva arma -Kailo argumento.

—Si, tienes razón, no sabría como defenderme sin un arma a mano -Concordó el humano.

—Una espada de bronce como la anterior sería ideal.

Isaac apoyaba la idea, hasta ahora la única arma que el humano ha utilizado era una espada de bronce, aunque la ultima era una malgastada que encontró entre los restos de huesos de un Sapien, aquella vez fue su primer día en Gaia.

—Una vez que terminemos de desayunar, iremos por el herrero Torke.

La ciudad de Arquion contaba con dos herreros, uno dedicado a servir únicamente a la guardia y soldados de la ciudad, el segundo sin embargo era público y cualquier ciudadano con el dinero necesario podía acudir. Los aventureros por excelencia necesitaban frecuentemente los servicios de un herrero, ya fueran por equipo nuevo, reparar el que poseen o reponer suministros para los tiradores de arcos y hondas.

Torke tenía una reputación sobresaliente en toda Arquion, aquel Sapien amaba su trabajo y se entusiasmaba siempre por cada hoja nueva que moldeaba y creaba, no había aventurero que no decidiera hacer uso de sus confiables servicios.

—Bien, he acabado…

El humano termino rápido su plato de gacha y luego le siguió el felino.

—Si que eres rápido comiendo, jejeje…

—Estoy emocionado, ¿quizás anhelo tener tan pronto una nueva espada?.

El dúo pago la cuenta, se marchó rápidamente del local y se dirigieron hacia el centro de la ciudad, mucha gente transitaba, desde mercaderes, viajeros y los aventureros, la guardia hacia su ronda vigilando el orden de la zona.

—Hemos llegado -Anuncio el lince.

La casa de mármol que conformaba el negocio del herrero era de una calidad sublime, el edificio tenía dos pisos, se notaba lo espacioso que era tanto por fuera, y lo que sería por dentro.

—(El herrero si que debe ganar bastante para tener una casa tan grande) -Fueron los pensamientos del humano.

—Adelante, vamos a entrar.

Un par a de aventureros canidos salieron de la tienda, el dúo entonces ingreso, por consiguiente, observo por dentro de la increíble cantidad de piezas de armaduras y armas colocadas cuidadosamente sobre estantes. Ya fueran lanzas, mazas, flechas, piezas de coraza, brazales o arcos, el lugar estaba bastante abastecido, la mayoría era de cobre, y otras de bronce.

—Con el dinero que tenemos, haremos que te fabriquen una nueva espada -Dijo Kailo.

—¿No seria más rentable comprar una de las estanterías?.

—Isaac, creo que los dos sabemos, que lo mejor es un arma apropiada para ti, ¿recuerdas tu lucha contra el Urzaro?.

La bestia a la cual venció con el manifestar de un increíble poder, la espada que utilizo en aquella ocasión, murió en el transcurso, pero su destrucción culmino en ese último golpe con la muerte de la bestia.

—Quizás no lo sepas, pero el herrero Torke, utiliza magia de fuego para manipular la creación de sus armas -Conto el lince —Le pediremos que te haga una espada lo suficiente resistente, tal servicio es caro, pero seria más ideal que utilizar un arma ordinaria que puede romperse en cualquier momento.

Las palabras de Kailo tenían sentido, el propio Isaac sabia que portaba una extraña habilidad, una que le permitía saber luchar con armas blancas con maestría, cuando en toda su vida en su mundo de origen, jamás ha empuñado una. Luego esta aquel misterioso poder que le otorgo capacidades físicas sobrehumanas, ¿podría un arma corriente resistir la presión de tanta fuerza?, el riesgo de que se rompa no era bajo, tampoco alto, pero un riesgo presente estaba presente en la problemática del asunto.

Si portaba un arma creada por este talentoso herrero, una espada cuya hoja fuera más resistente que una normal, tendría sentido empuñar tal creación, de modo que el propio humano no tendría reparos en manifestar aquella gran fuerza a la hora de luchar.

—Creo que deberíamos contarle a Torke sobre lo del Urzaro -Aclaro Kailo.

—¿Estás seguro?.

—Tranquilo, Torke es alguien de confianza, incluso él… me ayudo cuando apenas había empezado como aventurero.

Kailo enseño un cuchillo, mismo que había utilizado para arrancar los cuernos de los conejos cuernudos y la carne como piel del Urzaro.

—El me regalo este cuchillo, no me cobro ni un solo Divity, a veces vengo para que le de algo de filo, y ni siquiera me cobra por ello… es tan amable.

El cariño del lince por el herrero era innegable, cuando los dos se acercaron al mostrador, fueron recibidos por un joven oso pelinegro vistiendo una túnica corta.

—Hola, ¿en que puedo ayudarles? -Pregunto amablemente el oso.

—¿Se encuentra el herrero Torke?, quisiera hacerle un encargo de una espada de bronce personal.

—(Pensé que ese joven oso era Torke, me imagino que el verdadero Torke debe ser alguien mayor y robusto) -Pensó Isaac.

—Bueno, el maestro Torke…

El joven oso quien se presentó como Tiqulis, era el único aprendiz del herrero Torke, cuando se le pregunto por su maestro, su rostro se sacude de tristeza y sus orejas se decaen, una abrumante preocupación le invade.

—Mi maestro… mi maestro no ha vuelto desde hace 4 días -Revelo Tiqulis.

—¿¡Que!?, ¿¡ha desaparecido!? -El lince se asombra tras oír de ello.

—El… me dijo que iría a buscar más cobre en una mina personal, que solo él la ubicación -Relato el aprendiz —Me dijo que volvería en 2 días, pero ya han pasado 4, no tengo noticias de él… no sé qué hacer -Los ojos de Tiqulis se humedecían —Yo… apenas llevo un par de meses al cuidado y enseñanzas del maestro Torke, no… no soy tan bueno como él, no puedo fabricar armas y armaduras como lo hace mi maestro, quiero que vuelva… pero yo…

El aprendiz estaba devastado, al tener que cuidar de la tienda solo, tenia que sonreír a la fuerza para no mostrar aquel impotente sentimiento de tristeza, extraña a su maestro, a su mentor en la herrera, lo quería de vuelta.

—¿¡Porque no has acudido al gremio de aventureros!? -Le pregunto Kailo —Si encargas que busquen a tu maestro, al herrero Torke, sin duda casi todos los aventureros marcharan en su rescate.

—El maestro me dijo… que, si algo llegara a pasarle, que nunca deba acudir al gremio de aventureros -Desvelo el aprendiz —Aunque muchos aventureros que conoce tienen buenos lazos con él, hay quienes, si encontraran la ubicación de su mina personal de cobre, podrían vender su ubicación a mercaderes.

El herrero Torke cuidaba esa mina personal de cobre con mucho esmero, tanto era así, que incluso se negaba a que los aventureros llegasen a descubrir su ubicación, pero, en consecuencia, no podría precisar la ayuda del gremio.

—Es por eso… que no se que hacer, ¡quiero a mi maestro!, pero… no quiero ir contra su palabra -Las lagrimas del oso caían tal cual hacia el mostrador.

El humano vino al joven aprendiz con un sentimiento agrio en el corazón, de solo ver a ese Sapien sufriendo por la ausencia y preocupación de su maestro, también le lastimaba a él.

—Muy bien, está decidido -Isaac hablo -Ya se que voy a hacer hoy, ¡oye chico!, iré a buscar a tu maestro.

—¿¡QUE!? -El lince y el oso exclaman al unisonó.

—Isaac… gracias… -Kailo en el fondo estaba contento de oír aquella declaración de su amigo humano.

—¡Es imposible!, te lo dije, mi maestro no quiere la ayuda de ningún aventurero.

—Oh, ¿y quien dijo que voy como un “aventurero”? -Aclaro él.

El oso estaba confuso con sus palabras.

—Yo, Isaac Alkano, ¡iré a rescatar al herrero Torke!, no como el aventurero Isaac, ¡sino como el humano Isaac! -Aseguro el humano chocando sus puños y con un rostro cargado de la emoción.

Continuara…
 

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CAPITULO 19

Un maestro herrero desaparecido, un aprendiz preocupado y dos novatos aventureros decididos a emprender su siguiente aventura.

—Yo, Isaac Alkano, ¡iré a rescatar al herrero Torke!, no como el aventurero Isaac, ¡sino como el humano Isaac! -Exclamo un emocionado humano con el chocar de sus puños.

Estaba decidido a ir por ese herrero, su amigo Kailo le apoyo, pues tenia un cierto aprecio por ese maestro herrero que le trato amablemente en sus primeros inicios en el oficio de aventurero.

—¡Oigan un momento!, en verdad aprecio sus intenciones, pero mi maestro, él no quiere… -El aprendiz Tiqulis siguió defendiendo los deseos de su maestro, a pesar de sentir tal agobiante sentimiento de intranquilidad.

—Lo entiendo, tu maestro Torke, lo que en realidad quiere es que no se averigüe la UBICACIÓN de su mina personal de cobre, ¿no es así? -Pregunto el humano.

—Pues sí, esa mina solo la conocen él y yo…

—Entonces… solo debemos llegar a esa mina, sin saber de paso dónde queda exactamente tal ubicación -Dicto el humano su punto.

—¿Eh?...

El oso aprendiz y el novato felino aventurero estaban confusos de las palabras del humano, ¿cómo podría llegar a un sitio y no conocer su ubicación de paso?, es obvio que, al llegar a dicho destino, tal lugar quedaría registrado en sus memorias.

—¿Aun no lo entienden?, es sencillo -El humano pidió la atención de los dos —¡Tú, el joven aprendiz Tiqulis!, tal como has dicho, conoces el camino a dicha mina personal de tu maestro, llévanos a los dos allí con los ojos vendados.

—¿Llevarlos con los ojos vendados? -El aprendiz replico con cierta confusión.

—¡Tiene sentido!, de esa manera llegaremos a la ubicación de la mina, pero no sabremos donde queda exactamente, ya que seremos guiados ciegamente -Kailo interpreto a la perfección la idea de su compañero humano.

Si Isaac y Kailo viajan con los ojos vendados, Tiqulis no debería tener problemas en llevarlos a los dos a la mina personal de su maestro, de esa forma corroboraran lo que ha sucedido con el maestro herrero y sus deseos no serán violados. Ambas partes serian respetadas.

—¡Si!, eso debería bastar, ¡en ese caso los guiare! -Un alegre Tiqulis accedió a ello.

Luego de cerrar de momento la herrera, el aprendiz se hizo con un par de trozos de tela son colocados sobre los ojos de Isaac y Kailo, una carreta personal estaba en posesión del herrero, alquilar un caballo fue sencillo dado a que Torke y su aprendiz son conocidos en la ciudad de Arquion. Entonces emprendieron su camino hacia la mina personal del maestro herrero, con el dúo de aventureros vendados de los ojos.

—Casi lo olvido, esto es para ti, Isaac.

El aprendiz le hace entrega de una espada de bronce al humano en sus manos, aun con sus ojos vendados, sus dedos podían sentir como el filo del arma era nueva, aún no había sido estrenada en el combate.

—Se que buscan una espada personalizada diseñada por mi maestro, de momento solo puedo entregarte una espada de bronce ordinaria, lo siento -Dice el humilde aprendiz.

—¡Yo soy quien debería disculparse!, prometo pagarte esta espada una vez hayamos acabado de buscar a tu maestro.

—No es necesario, dado a que desconozco lo que pueda ocurrir en el camino, cuento con los dos para los peligros que se avecinen -Fue el argumento de Tiqulis —Darte esa espada, es un precio insignificante comparado al gran favor que los dos hacen por mí, lo cierto es… que en el fondo tenia miedo de ir por mi cuenta por el maestro.

El aprendiz Tiqulis en el fondo lo reconocía, a pesar de que su maestro no había vuelto pasado los 2 días en que aclaro que él retornaría, a pesar de ser consciente de que algo malo pudo haberle ocurrido, no tuvo el valor para ir por su cuenta. Era consciente de los peligros en dicho camino, pero, por si fuera poco, del peligro que debe haber causado que su maestro no volviera. El muchacho a pesar de tener conocimientos novatos en la herrería, carecía por completo en la experiencia de lucha, fácilmente se convertiría en otra victima si hubiera ido por cuenta propia.

—Dime Tiqulis, ¿qué cosa terrible crees que puede haberle ocurrido a tu maestro? -Pregunto el humano sin rodeos.

—Ha habido reporte de bandidos en la zona, del camino que lleva a la mina personal de mi maestro -Un sincero Tiqulis lo confeso.

—¿¡Bandidos!?, ¿cómo puede el herrero Torke ir por su cuenta sin contratar al menos algo de protección en el viaje? -Kailo pregunto.

—El maestro no quiere que nadie averigüe de su mina personal, ya sean aventureros o mercenarios, no podía arriesgarse -Dejo en claro el aprendiz.

—¡Pero los bandidos no son poca cosa!, esas alimañas asaltan a comerciantes y viajeros en grupos…

—El maestro Torke, antes de convertirse en el herrero sabio que es, fue alguna vez un aventurero.

El herrero Torke llego a convertirse en un aventurero de categoría V, dejo el oficio de aventurero después de haber llegado a una cierta edad, en su fuerza como un guerrero estaba mermando. Pero sus actitudes como herreros seguían intactos, si ya no podía luchar como antaño, entonces enfocaría el resto de su expectativa de vida en forjar las armas y armaduras que serian usados por los aventureros de la siguiente generación.

—Pero al maestro Torke no vivía por siempre… -El aprendiz lo sabia y lo dijo con un tono cargado de tristeza —Es necesario que alguien siga su legado, dado a que no tuvo hijos, me escogió a mi… a un simple pordiosero de la calle.

La madre de Tiqulis, su única familia, murió cuando él apenas tenia 9 años, desde entonces tuvo que valerse en la calle por su cuenta, e incluso recurrir a pequeños hurtos para garantizar que pudiera comer algo en el día. A veces esos pequeños robos no salían bien, era pillado y en consecuencia recibía una dolorosa paliza, no tenían piedad con los ladrones sin importar su edad.

Por años tuvo que valerse de sobras y dormir en rincones oscuros bajo noches frías o lluviosas, aun con un pedazo de tela como manto, el poco calor que le brindaba era suficiente, a veces tenia la suerte de acomodarse bajo un techo. Fue que llegando a la adolescencia de sus 15 años, tuvo que recurrir a otros medios para obtener algún ingreso necesario que le brindara dinero o comida.

—¡Dios que pequeño pervertido apretado!.

Un gordo rottweiler dueño de una tienda de frutas, había llevado a su hogar a un joven oso quien le sedujo, este no tardo en arrastrarlo a su cama, desnudándolo como un depredador en celo y profanando su interior sin ninguna impunidad. Golpeando con tanta brutalidad su ser, el joven huérfano lo odiaba, sentía dolor, tristeza y rabia, al sentir como dentro suyo era golpeado por la intimidad erecta de un adulto.

El canido no sentía pena alguna por el oso, le daba igual su historia o que alguien tan juvenil Sapien recurra a vender su cuerpo para sobrevivir, solo le interesaba desnudarse y manifestar salvajemente toda su lujuria con esa carne joven. Ni siquiera hubo un momento para al menos lubricar al virgen oso y prepararlo para el oscuro mundo de los adultos, simplemente lo lanzo a la cama, lo desnudo, tomo de sus caderas y llevo a cabo sus actos de libertinaje.

Fue de esta manera en que un Tiqulis a sus 15 años, tuvo su primera vez, pero no fue la última, frecuento a venderle su cuerpo a clientes que mayormente eran de razas perrunas y felinos, a veces conseguía robar algo, para su mala suerte ser descubierto en algunas ocasiones. Solo que, en lugar de recibir palizas como de niño, su crecido cuerpo de adolescente había tentado a quienes le atraparon en medio del hurto, castigándole con el sodomizar de su ano y violar su boca a manos del propietario y sus empleados, y por algo de compasión, le entregaban aquella misera cantidad de comida que robo como compensación por sus “servicios”.

Por tres largos años, esa fue su vida, hasta que en una fría noche, se le apareció en frente de un fornido oso de pelo rubio, Tiqulis le sedujo proponiéndose una noche “inolvidable” a cambio de una pequeña suma. El oso pelirrubio acepto, y para sorpresa del muchacho Sapien, aquel adulto a quien dé un principio pensó que seria otro cliente que le cogería desmesuradamente, le cautivo en el fondo de su alma.

—Aquí tienes, come algo.

En lugar de llevarlo a su cama, lo llevo a su cocina, donde le preparo una sopa de verduras y carne, acompañándolo con pan.

—No lo entiendo, ¿por qué?.

—Viendo tu delgado cuerpo, noto que parece que no has comido por días -El oso contesto —Adelante come, hay más por si quieres repetir.

Tiqulis tomo la cuchara de madera y probo la sopa, cuando tal delicia caliente llego a su boca, no pudo evitar llorar, pero aquellas lagrimas no eran de tristeza, rabia o incertidumbre. Esas lagrimas que sus ojos derramaban a montón, era un sentimiento que no había sentido hace años, ese sentimiento es felicidad.

—Esta delicioso… -Un sincero Tiqulis dice con el sonar de su nariz.

—Me alegro que te guste -El oso adulto le sonríe —Dime muchacho, ¿cómo te llamas?.

—Me llamo Tiqulis… señor…

—Bien Tiqulis, es un placer conocerte, mi nombre es Torke, Torke Almaforga.

Continuara…
 

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CAPITULO 20

El aprendiz del maestro herrero Torke, relata su pasado, mientras avanzan hacia el rescate del herrero, Tiqulis cuenta el cómo se convirtió en su aprendiz. En su primer encuentro, Tiqulis solo tenia en mente seducirle y acostarle con él a cambio de dinero o comida.

—Esta delicioso… -Un sincero Tiqulis dice con el sonar de su nariz y el derramar de sus lágrimas.

Pero aquel oso, no llevo al joven a su hogar para dormir con él, le alimento, sin pedir nada a cambio, e incluso fue la primera persona, en preguntar por su nombre.

—Me alegro que te guste -El oso adulto le sonríe —Dime muchacho, ¿cómo te llamas?.

—Me llamo Tiqulis… señor…

—Bien Tiqulis, es un placer conocerte, mi nombre es Torke, Torke Almaforga.

Todas las personas con la que Tiqulis se acostó, solo le vieron con el simple interés de saciar su lujuria, a nadie le importaba quien era, su situación o siquiera como se llamaba, pero aquel amable Sapien, Torke, aquella noche fue la excepción.

—Gracias por la comida, señor Torke… -Dijo el joven osezno tras culminar con su plato.

—Toma más, insisto por favor, viendo tu cuerpo, no pareces haber comido bien por varios días.

El amable Sapien adulto le ofreció repetir el plato, razón tenia en saber que el muchacho no comía adecuadamente, pero no fueron en días, sino en varias semanas. Fueron días terribles en donde apenas tenia alguna que otra sobra, el propio joven lo recordaba a cada detalle con angustia.

[—————]​

En aquellas semanas sus mejores clientes eran aventureros, se detenía a vender sus servicios por la noche cerca del gremio, llamando la atención de muchos novatos y experimentados guerreros. Se acostaba con hasta cuatro aventureros a la vez, ya fuera en una habitación alquilada por esa misma noche o una prestada.

Los aventureros eran bruscos, no tenían delicadeza alguna, querían desahogar todo ese libido acumulado en ese joven oso, incluso tuvo la dolorosa experiencia de ser penetrado por dos miembros a la vez. En los primeros días, recibió buenas sumas de dinero, incluso permitiéndole dormir bajo un techo.

Después llegaron los abusos, la agresividad excesiva de ser nalgueado por algunos aventureros hacían uso de sus servicios, llegando también a recibir pagas de miserables cantidades, a pesar de haber saciado la lujuria de entre tres o incluso cinco individuos a la vez. Tal mezquino y abusivo trato siguió por más de una semana, consiguiendo apenas lo suficiente para comer o incluso pasando hambre por algunas noches.

Que en aquella noche que no olvidaría tal agobiante acontecimiento, cuatro Sapien le ofrecieron una considerable suma de dinero por toda una noche de diversión, el grupo lo componían dos perros, un gato y un conejo. Eran aventureros como sus anteriores clientes, pero ellos esta vez le habían ofertado con mucho dinero, y tal suma de Divitys, era más que tentador para el joven osezno, quien acepto y los acompaño, pero no a la morada de una habitación o una casa. El destino fue a un kilometro fuera de la ciudad Arquion, pues sus clientes, tenían un fuerte deseo de cogerle al aire libre.

Era una noche estrellada de luna nueva, la luz de la luna iluminaba lo suficiente, mientras lo hacían cerca de arbustos y árboles, nadie pasaría por allí a altas horas de la noche, y ningún monstruo o bandido tampoco tiene su presencia en dichas cercanías. El sexo fue acompañado de botellas de licor, del cual obligaron al muchacho oso a beber también.

Mientras su ano era empalado por vergas diferentes, su boca succionaba un falo con el acompañar de alcohol de por medio, Tiqulis no era alguien acostumbrado a beber alcohol, pues era su primera vez como tal. Sus sentidos pronto empezaron a entorpecerse, a pesar de aun sentir la brusquedad sexual de los aventureros, siguió siendo forzado a beber más.

Llego a un punto en que perdió el conocimiento, los aventureros ni siquiera se preocuparon por él, pues siguieron deleitándose de su ano y boca, a pesar de que el muchacho había caído en una intoxicación seria. Pero lo peor vino al amanecer, cuando la desgracia se le apareció en tales cantidades a partir de ese día.

Despertó al lado de su ropa hecha jirones, pero también estaba cubierto de la esencia masculina de varios de los Sapien con los cuales se acostó, incluso el olor de la orina estaba impregnado en su vestimenta, como también en su propio cuerpo. El dinero que le fue prometido, no tenía nada, no recibió ni una sola moneda, su cabeza dolía enormemente producto de la resaca, lloraba del dolor que sentía que le costaba levantarse.

Fue fácil intuir lo ocurrido, los aventureros le engañaron, le llevaron fuera de la ciudad, apartado de toda gente, le hicieron beber grandes cantidades de alcohol para que perdiera el sentido y fuera fácilmente violado por ellos. De tal manera, los cuatro con total garantía, saciaron su morbo sexual y sin siquiera pagarle. Pero lo más atroz, es que el poco dinero que guardaba en su vestimenta, ya no estaba, incluso le habían robado.

Tal frustración le hizo llorar como nunca, pero no pensó dejar las cosas así, por lo que se armo de valor y cuando se recuperó de la intoxicación del alcohol, se vistió rápidamente y marcho hacia el gremio de aventureros. Allí los espero por toda la noche, pues sus caras se habían quedado grabado en su memoria, recordando que en casi todas las noches que vendía sus servicios cerca del gremio, ellos salían o entraban a dicho lugar a tal hora.

Fue entonces que se volvió a cruzar con dos de los cuatro responsables, eran los dos guerreros perrunos, el oso se les acerco molesto y les pidió que le devolvieran su dinero, como también aquel que le debían por acostarse con ellos.

—Oh, claro, claro… por favor sígueme -Le pidió el aventurero con un rostro sonriente.

Tenia un mal presentimiento, pero no podía hacer nada más, para empezar, prostituirse en la calle era ilegal, dado a que existía un establecimiento dedicado al vicio del sexo en la ciudad, lucrarse sin el permiso de dicho negocio, le llevaría a problemas con la guardia. Pues hubo más de una ocasión en que la propia guardia le descubrió, pero estos, fueron fácilmente sobornables con lujuria, con la advertencia de no hacer tales cosas cerca de ellos en su ronda de patrulla. El joven oso intento una vez pedir trabajo al dueño del negocio de sexo para ganar dinero de manera legal, pero fue rechazado dado a que no aceptaban novatos tan jóvenes, viéndose entonces obligado a recurrir por la vía de la calle bajo su cuenta.

Por lo tanto, no podía acudir a la guardia porque él mismo siguió obrando ilegalmente en vender su propio cuerpo, conocía los riesgos, pues no todos sus clientes serian generosos o amables. Tiqulis entonces tuvo que seguir al aventurero, en el fondo quería creer que le daría su dinero, o recibiría una parte por sus servicios, fue un terrible error.

El aventurero le llevo a un callejón, en donde le distraía con charla sin sentido, mientras su compañero, colándose a sus espaldas, golpea en la nuca al indefenso oso, el joven osezno cae al suelo, sintiendo su consciencia atontarse por tal golpe.

—¿Por…que?... -Pregunto él resistiendo caer inconsciente.

—Oh, soporto el golpe, aunque quedo bastante atontado -Expresa el aventurero responsable del golpe, sintiéndose a gusto por ello —Solo tengo que darte otra tunda, y dulces sueños.

—¿Van a… matarme…?

—¡Jejeje!... oh, pequeña dulzura, claro que no vamos a matarte -Le dijo el segundo aventurero con el acercarle de su rostro —Solo te enseñaremos, el error de haber vuelto por nosotros, para hacer un reclamo inútil -Hace tal declaración mientras sonríe con malevolencia.

Los dos se ríen de su desgracia, el indefenso muchacho nada podía hacer, la guardia no estaba patrullando en dicha área, y aquellos dos aventureros tenían toda las de ganar, fue por eso que Tiqulis comprendido, lo estúpido como inútil que fue su intento por reclamar lo que era suyo por derecho. Era débil y vulnerable, no era alguien que la propia ciudad le importara lo que le ocurriera, por tales razones, daba igual lo que otros hicieran con él, esos mismos aventureros que eran más fuerte que él lo sabían perfectamente y por eso se complacían de sus actos viles.

—Descansa pequeño osito -El aventurero le propina otro golpe.

La consciencia de Tiqulis se desvanece y queda inconsciente, siendo cargado por uno de los aventureros.

—Jejeje… no tienes idea de lo que te espera cuando despiertes -Expreso el aventurero con el lamer de sus labios con lúgubres intenciones ocultas.

Continuara…
 

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CAPITULO 21

—(¿Dónde estoy?)…

Tiqulis estaba despertando, el joven oso entonces siente algo golpear por su retaguardia, al volver la luz a sus ojos entonces era consciente de lo que ocurría. Estaba desnudo, lejos de la ciudad de Arquion, en la propia naturaleza rodeado de follaje y árboles, el propio Sapien se encontraba boca arriba en posición cuadrúpeda, con otro individuo atrás suyo quien también estaba desnudo y penetrando su ano.

Se trataba de un puma con un cuerpo en forma, un guerrero sin duda, ¿cómo lo podía saber?, porque no estaba solo, estaba rodeado de 5 Sapien más a su alrededor, todos desvestidos con miradas lascivas maliciosas en conjunto con sus falos duros. Entre aquel grupo, estaban los dos perrunos aventureros, Tiqulis no tardo en entender la situación.

—(Me han traído hasta aquí… ¿para hacerme esto?) -Con frustración y pena concluyo en sus pensamientos.

El puma, como el resto de los demás que estaban acompañando a los dos Sapien perrunos, eran aventureros, todos ellos fueron llamados por esos mismos caninos, invitados para tal acto de depravación. Fuera de la ciudad, lejos de toda guardia o testigos, llevaron a cabo su perversión contra el muchacho huérfano, se turnaban para satisfacer sus instintos primarios sin pena o restricción.

—Despertaste, ya era hora carajo -Hablo un Sapien reptil.

Las escamas de su torso presentaban señales de viejas heridas sanadas, como el resto, su cuerpo estaba tonificado ya fuera por entrenamientos o experiencias físicas intensas, un reptiliano humanoide de verdes escamas y piel. A diferencia del resto, presentaba una peculiar particularidad, tenia dos penes, tal rasgo era propio de los Sapien de su raza, acerco su doble dureza sobre el rostro del oso.

—Vamos, haz algo útil con esa boca y comienza a chupar.

Su ano era profanado por un aventurero puma, y ahora su boca estaba obligado a complacer la demanda de un individuo de sangre fría, sin manera de oponerse y por miedo de ser golpeado, accedió entonces. Metió en su boca una de los falos del escamoso ser, saboreando a la fuerza aquella verga de reptil.

—Oye, ¿eres tonto o qué? -Le dijo el Sapien reptil —Puede que tu boca este haciendo un buen trabajo, pero aun tengo UNA SEGUNDA esperando también ser tan complacida como el primero.

Demandaba que su segundo miembro fuera estimulado a la vez como el primero, Tiqulis con su boca ocupada tuvo que recurrir a usar una de sus manos, masturbando a ese segundo falo.

—Si, de eso hablaba maldición… buen chico, se nota que tienes experiencia en esto -El Sapien reptil elogio la habilidad del muchacho.

—Jaja… oye no vayas a romperlo cuanto te toque disfrutar de su dulce trasero -Uno de los perrunos aventureros comento con ironía.

—Púdrete, cuando llegue mi turno será lo que deba ser, tengo curiosidad de saber como dominara este joven mi “doble lanza”.

—Jejeje… tenemos toda la noche para averiguarlo.

El puma gime llegando al orgasmo, expulsando su blanca semilla a montón dentro del oso, retira su pene haciendo que parte de esa blancura liquida caiga al suelo del lleno ano del úrsido. Solo para que otro miembro termine dentro de él, le había tocado el turno a un coyote, apenas empezó y agarrando la cintura de Tiqulis fue empujando a toda velocidad.

—Oye calma amigo, relájate y tómatelo tranquilo, jajaja… -Le aconsejo el puma.

—¡Que puta delicia!... ¿sabes hace cuanto que no hago esto?, tengo prohibido la entrada al prostíbulo, ¡todo por culpa de esa zorra que quería estafarme! -El coyote alego.

—¡Jajaja!, según yo entiendo, te negaste a pagar y recibiste una paliza, luego te quitaron el poco dinero que tenias para compensar los servicios de esa “zorra” y te echaron a patadas.

—¡Esa zorra me cobro una locura, por más apretado que fueran su culo y vagina, no valía ese precio para nada! -El coyote opina —¡Pero finalmente puedo descargar todo esa acumulación!, ¡dios… aquí viene!.

El coyote llega al clímax y bombea su semen, jadea regocijado luego de volver a sentir la lujuria en carne, pero no había terminado allí, volvió a moverse nuevamente para continuar penetrándole, y acabar una segunda vez a los pocos segundos.

—Diablos hombre, se nota que en verdad necesitabas un buen polvo.

El coyote saca su pene, afirmando que recuperara el aliento en unos minutos para volver a deleitarse con ese culo, luego de eso el reptil tomo el siguiente turno, estaba harto de la boca y mano del joven oso, aún no había eyaculado y ahora lo haría desde el interior del muchacho.

—Consejo simple mocoso, relájate y no te dolerá tanto, el semen de los otros ayudara a lubricar y que entre mejor -Le recomendó el aventurero reptil a Tiqulis —Lo digo por tu propio bien, mi raza no es muy bien reconocida por el anal.

Tiqulis ya había sido penetrado por dos miembros a la vez, pero por medio de dos Sapien, la doble penetración anal llevado a cabo por un Sapien reptil era una historia diferente. Se dice que sus falos se agrandan en conjunto cuando se rozan entre ellos mientras penetran a alguien, en el orgasmo los dos eyaculan a la vez, se dice que tal corrida es tan violenta que lo comparan con un volcán.

Una Sapien puede encargarse con normalidad de los miembros doble de un reptil con su vagina, pues a estas criaturas no se les recomienda brindarle sexo anal, debido al considerable peligro de dañar la cavidad rectal. Ya han surgido casos, Sapien tanto varones como mujeres con experiencia en el anal, les brindaron dichos servicios a clientes reptiles, solo para terminar con serias lesiones luego de ser penetrados analmente por ese doble falo. Todo prostíbulo en Gaia ha adquirido como sentido común, prohibirles el sexo anal a los Sapien reptiles.

—No… por favor… no… -Suplicaba el oso.

—Es inútil que ruegues, en verdad deseo hacer esto, los malditos desgraciado del prostíbulo no me permiten hacerlo, ¡entonces lo hare contigo y si te lastimo no me importara una mierda!, ¡jajajaja!.

Con toda vulgar malevolencia, el aventurero escamoso tenia todas las intenciones de saciar su lujuria a costa de dejar con serias heridas internas al pobre úrsido, el muchacho solo podía con frustración llorar. Sus nalgas eran golpeadas por esos penes dobles, el lagarto se le estaba burlando, con siniestra mentalidad le torturaba psicológicamente, esperando el momento para penetrarle.

—¡Vamos hombre!, apúrate que hay otros esperando tu turno.

—¡Ya lo se maldición!, solo quería calentar un poco, en ese caso iré al grano y romperé su culo.

El oso empezó a forcejear con intención de levantarse, no le importaba recibir una paliza, quería huir, pero el resto de los aventureros se lo impidieron, lo sujetaron fuerte tanto brazos y piernas, manteniéndolo en posición cuadrúpeda.

—¡Sera mejor que te calmes, maldito mocoso! -Uno de los aventureros perro exclama.

Tiqulis recibe sin misericordia un puñetazo del aventurero perro que le ordena no resistirse, luego toma su cuello y comienza a estrangularlo.

—Pequeña puta de mierda, ¿no entiendes la situación? -El canido le miro a los ojos con una mirada psicópata —¡No debiste volver por nosotros!, ¿¡en verdad creías que te íbamos a pagar!?, ¡tonto oso estúpido!, ¡ni de broma íbamos a darle dinero a un mocoso que vende ese culo barato! —Le declaro y luego soltó su cuello.

El joven úrsido respira con normalidad mientras sus ojos lloran sumido con un sentimiento de impotencia, aquel perro junto a sus amigos lo tenían sometido, sin posibilidad alguna de defenderse, de entre todas las agresiones que había recibido en el pasado, esta sin duda era la peor.

—¡Hermano tienes razón!, ¿¡porque nosotros unos reconocidos aventureros tenemos que pagarle a esta pequeña puta barata!? -Exclamo el segundo Sapien perruno con arrogancia —¡Deberías sentirte honrado de servir a nuestros penes y satisfacerlo!.

—¡Y una vez que terminemos de usarte a nuestro antojo!, eliminaremos toda evidencia de ti.

Esa última declaración dejo perplejo y un miedo inundo al oso.

—Un huérfano como tú no vale nada, pero NADA -comento el perruno aventurero.

—Dejarte vivo después de esto sería un problema, podrías manchar nuestra preciada reputación -El segundo agrego.

—¡Por esa razón debemos hacerte desaparecer!, te vamos a matar pequeño mierdoso, ¡jejejeje!.

—Esconder el cuerpo de un mocoso como tu no será problema alguno, ¡y nadie en la ciudad se dará cuenta!, ¡ninguno echara de menos a una putita como tú!.

—Oh, puede que algunos de sus clientes extrañen ese culo y lo recuerde en algunas noches solitarias.

—Cierto, muy cierto.

—¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!.

Los aventureros reían con jubilosa maldad, sus actos quedarían impunes una vez llevada a cabo, porque todo lo que dijeron aquellos Sapien perros era cierto, Tiqulis estaba solo, no contaba con nadie, nadie notaria la desaparición de un huérfano. Solo seria otra pobre alma trágica del montón, era la cruda realidad.

—Señores, si no les importa, me gustaría probar ese culo de una maldita vez -Insistía el Sapien reptil.

—¡Adelante, no te distraeremos más! -El perruno aventurero dio su permiso.

—Si no le rompes el culo, lo haremos nosotros, ¡pero este mocoso debe desaparecer! -El segundo canido opino.

—Muy bien, aquí voy, prepárate chico, voy a hacer un desastre en ese culito tuyo.

Un indefenso Tiqulis estaba a punto de ser profanado con mortal brutalidad en su ano, la noche alegaba ser un destino funesto para el joven oso…

Continuara…
 

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CAPITULO 22

El indefenso Tiqulis estaba a merced de un grupo de aventureros, engañado y violado por ellos, planeaban sin escrúpulo alguno, el deshacerse de él, matarle y tirar su cuerpo lo más lejos posible, un cuerpo y una vida de un joven huérfano del cual nadie echaría de menos.

—(Este es el fin, supongo) -Fueron los tristes pensamientos del muchacho Sapien.

—Muy bien, aquí voy, prepárate chico, voy a hacer un desastre en ese culito tuyo.

La punta de uno de los penes del reptil ya estaba rozando su recto, el Sapien con toda su lujuria al borde del límite, estaba a segundos de liberar esa bestia de libido sobre el huérfano.

—Primero la punta, y luego…

Un fuerte ruido detiene al reptil, entonces de manera imprevista el Sapien escamoso cae de espalda quedando este inconsciente en el suelo, alejando su pene doble del trasero del muchacho.

—¿¡Oye que te ocurre!?, ¿¡porque te detiene y te recuestas de repente!? -El Sapien puma le pregunto molesto.

—¡Esta inconsciente!, ¡yo lo vi bien!, ¡le arrojaron una piedra! -El coyote atestiguo.

Una gran piedra del tamaño de un puño estaba al lado del reptil, este le había golpeado en la nuca con considerable fuerza al desprevenido aventurero de dos miembros erectos, tal fue el impacto que termino por dejarle inconsciente. El responsable de tal acto se muestra ante ellos, pero solo mostrándose como una silueta en la oscuridad, estaba armado con un mazo y un escudo, era un sujeto alto y corpulento.

—Maldito, ¿te atreves a jodernos la noche? -Uno del aventurero perruno le reclamo.

—¡Malnacido!, si buscas morir entonces lo tendrás -Le amenazo el segundo aventurero perro.

Los que aun estaban consciente, tomaron sus armas que estaban cerca de sus vestimentas y se lanzaron al ataque contra el misterioso agresor.

—(¿Aun estoy vivo?).

Tiqulis estaba confuso, pero en el fondo regocijado de saber que su recto no fue profanado brutalmente por la perversión cruel de aquel escamoso aventurero, oyó con claridad el sonido del metal chocar entre ellos. Volteo y observo, como su enigmático salvador luchaba contra sus violadores.

—(Esa persona… ¿me está ayudando?).

Su identidad e intenciones eran todo un misterio para él, pero ese joven oso estaba feliz de ser testigo de cómo un alma benevolente había acudido en su ayuda, acudir para salvar a un donnadie como él. Dado a que su misterioso salvador estaba luchando con desventaja numérica, se preocupo por este, pero se asombro con gran sorpresa al ver, que tal lucha estaba bajo control.

Los aventureros que le habían sometido a crueles tratos sexuales, armados y furiosos, atacaron al unisonó a ese misterioso atacante, y pese a ello estaban perdiendo, la habilidad de lucha de aquel personaje era notorio. Solo usaba su maza para defenderse en conjunto con su escudo, cuando contraatacaba, pateaba a esos violadores cuando guardia era vulnerable.

Uno de los perrunos violadores recibió una demolerá patada en la entrepierna, oyéndose el sonido de un “crack” que hizo estremecer en cuerpo y alma a los aventureros restantes, el herido perro se aleja con lagrimas en los ojos y sangre brotar de ese lado pateado que cubría con sus manos con intenso dolor.

—Mierda… le acaba de joder los huevos… -El puma con miedo comento.

—Este tipo es jodidamente peligroso -Opino un asustadizo coyote.

—¿Cómo puede ser tan fuerte? -El perruno aventurero restante se preguntó.

Cuando aquel benevolente luchador enigmático voltio su mirada enfocándose en los tres restantes, aquel trio de violadores sintiendo en carne un pavor como ninguno, huyen atemorizados, recogiendo su ropa en el proceso y marchándose lejos.

—(Se han ido… en verdad estoy salvado… seguiré viviendo otro día más).

Su salvador entonces dirigió su atención sobre el desnudo Tiqulis, el muchacho pese a saber que tal enigmático personaje le salvo de un trágico destino, no puedo evitar sentirse algo intimidado.

—Búscate otra forma de vivir chico, a este paso, tu muerte no será pacífica.

Después de decir tales palabras, el enigmático salvador se marcha entre las sombras, Tiqulis estaba con la duda sobre quien podría tratarse, pues quería agradecerle en el fondo su noble acción.

—Gracias, quien quiera que seas, muchas gracias… mi salvador.

[—————]​

Los recuerdos de ese casi trágico destino concluyen, el oso vuelve al momento en donde conoció al amable Torke Almaforga, quien le ofreció un techo y una comida caliente, tal amabilidad hizo que Tiqulis llorase de la alegría.

—Te dije que buscara otra forma de ganarte el pan, muchacho -Torke dijo —Aunque tampoco soy quién para sermonear, tu situación es difícil y comprendo porque lo haces.

Cuando Tiqulis escucho aquellas palabras salir de la boca del amable Torke, el tono de su voz, no solo era idéntico, ¡sino la misma!, solo ahora se había dado cuenta.

—Es usted… ¡usted me salvo esa noche! -El joven úrsido exclamo con regocijo.

—Solo hice lo que creí correcto, hacer tal depravación a un huérfano… en verdad me asquea -Dijo el oso adulto con el fruncir de su ceño.

Un enojo de gran proporción se manifiesta en su rostro, enseñando sus dientes y gruñendo, tales gestos hacen que el joven a su lado se asuste, cuando Torke se percata de ello, se detiene de inmediato.

—Discúlpame, me deje llevar por viejos odios -Aclaro el herero lamentándose por asustarle.

—No tiene que disculparse señor Torke, soy yo quien debería hacerlo, arriesgo su vida por mi sin esperar nada a cambio, y ahora me ofrece una comida caliente… -El muchacho sonríe —No hay forma de que pueda pagar tal amabilidad, yo… estaría más que dispuesto a ofrecerle mi propio cuerpo a su gusto si usted lo deseara, no me importa lo que hiciera conmigo.

—Por favor, no digas eso, debes valorarte más a ti mismo, que seas un huérfano, no significa que tu vida no valga nada -Fueron las palabras de su salvador —Ya sea lo que somos, y como forjamos nuestro camino, será la obra final de nuestros viajes, ya sea para el bien o mal, ¿de qué forma planear moldear esa vida?.

El principio de Torke Almaforga consistía en que dependiendo de las acciones que forjen dicha vida, serán las reacciones y consecuencia de esta misma que le deparen en el futuro, alguien de bien puede llevar una vida pacifica, alguien de mal a una turbulenta. Bien o mal son dos caras de una moneda, pero son detonantes de muchas e infinitas acciones en cada Sapien consciente de Gaia, ¿cual es el lado que forjaras en tu camino?.

—Bien o mal… no será si lo que hago este ligado por el buen o mal camino -Fueron las palabras de Tiqulis —Pero no tengo más opciones, deberé vivir pagando mis consecuencias al final, ¿no?.

Termino su plato de comida quedando totalmente satisfecho, agradeció por la comida a Torke y se marchó hacia la puerta.

—Espera, ¿acaso dormirás afuera? -Le pregunto el herrero.

—Estoy acostumbrado, invierto todo lo que gano en comida, si tengo muchísima suerte, tendré dos comidas por día.

—En ese caso trabajaba para mi -Le ofreció el herrero.

Tiqulis estaba atónito con tal propuesta, aquel amable Sapien, no solo le salvo y dio comida, incluso le ofrecía un trabajo legal.

—¿Trabajar para usted?.

—Se mi aprendiz, no tengo hijos, y dudo mucho que a estas alturas vaya a tener alguno -Hablo con sinceridad el oso herrero —Necesito dejar mi herrería a alguien digno, ¿te interesa?, te advierto que seré muy estricto, pero al menos puedo darte un techo donde dormir y comida caliente.

Un palpito se hizo de sentir en el pecho del joven úrsido, un cálido sentimiento inundo su interior, tal bondad y tal altruismo de parte de su salvador, aquel joven juro en lo más recóndito de su alma, servir a este herrero en cuerpo y espíritu, en carne y vida, hasta que la muerte segué su último aliento.

—¡Si!, estoy a su disposición… amo Torke.

—No me digas “amo”, insisto por favor, llámame solo por mi nombre -Le pidió el herrero con humildad.

—No puedo hacer eso, seria faltarle el respeto a mi salvador y maestro.

—En ese caso… solo dime maestro Torke.

—Si, maestro Torke -Replico el favor de su señor con una sonrisa.

[—————]​

En el presente mismo, la carreta que conducía hacia la mina personal de Torke, recorría un campo de hierbas altas, el cielo pronto se nublo, y Tiqulis, quien llevaba las riendas de la carreta se detiene de golpe.

—Esto es malo… -Dijo el joven Sapien con inquietud.

—¿Qué ocurre? -El humano le pregunto.

—Bandidos…

Un grupo de 7 bandidos rodeo la carreta, dos de ellos que eran arqueros le tenían en la mira, todos salieron de manera sorpresiva de las hierbas, aprovecharon la abundancia de esta para ocultarse y esperar el momento para emboscar a desafortunados viajeros.

—Nos tienen rodeados -Afirmo el aprendiz de herrero con temor.

Uno de los bandidos quien resultaba ser un dóberman, se sitúa en frente de la carreta y levantando su espada de bronce, señala con la punta de su arma a Tiqulis.

—Nos llevaremos todo lo que posean, incluyéndolos a ustedes -Declaro el bandido dóberman erigiéndose como el líder del grupo.

—No solo desean nuestras pertenencias, también quieren esclavizarlos -Con horror Kailo concluyo.

Isaac baja de la carreta, una mueca de disgusto se muestra en sus labios.

— Tiqulis, me quitare por un momento las vendas, ¿de acuerdo? -El humano pidió su permiso.

—S-si claro.

El joven oso aprendiz de herrero acepta su pedido, sentía como ese humano de alguna manera con ese cambio repentino de humor, manifestaba una presencia intimidante, Isaac se quita las vendas mostrando una iracunda faceta.

—¿Qué demonios eres tú? -El dóberman le miro con confusión y alerta.

—Me llamo Isaac el humano, y soy quien se encargará de ustedes, basuras.

Continuara…
 

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CAPITULO 23

7 bandidos rodearon a los tres, la carreta era amenazada por los arcos de dos tiradores con experiencia, el líder del grupo de maleantes se presenta como un dóberman armado con una espada de bronce. Exigiendo todo lo valioso que tuviera a la mano, como también sus vidas, no solo iban a robarle sus bienes materiales, sino sus libertades.

—No solo desean nuestras pertenencias, también quieren esclavizarlos -Con horror Kailo concluyo.

El humano pidiendo permiso al aprendiz de herrero, Tiqulis, se quita la venda, sus ojos iracundos miran con desdén al Sapien que llevaba las riendas del grupo de bandidos.

—¿Qué demonios eres tú? -El dóberman le miro con confusión y alerta.

—Me llamo Isaac el humano, y soy quien se encargará de ustedes, basuras.

Tras aquella declaración hecha por el humano, el dóberman se hecha a reír, y sus compañeros maleantes también lo hacen siguiéndole el juego.

—No se que mierda seas, pero eres realmente gracioso -Dijo el Sapien líder de los bandidos —Nunca está de más reírme un poco, si eres un buen chico y te rindes pacíficamente, te prometo hacerte mi perra personal y te tratare muy bien, hasta te alimentare con mi…

El humano silencia las palabras del bandido, cuando el dóberman observa como el humano blande su espada de bronce y le ataca sin escrúpulo.

—(¡Que rápido!) -Pensó el líder bandido.

La velocidad del humano era algo que sorprendió al propio Sapien, el bandido líder no podía hacerse a un lado a tiempo o responder adecuadamente en una posición eficiente a tal agresión. Solo pudo usar su propia arma como escudo y recibir de lleno toda la espada del humano, sintiendo la fuerza de tal golpe.

—(¡QUE FUERZA!)…

No solo era rápido, sino también muy fuerte, su espada le cubre con éxito de recibir tal filo en su cuerpo, pero tal fuerza hace retrocede al dóberman pocos metros hacia atrás, terminando este en el suelo. No tenia lesiones serias, solo leves raspones, pero el propio líder fue consiente con ese único movimiento del humano, lo peligroso que era.

—(¿Qué mierda es ese tipo?) -Pregunto con inquietud —(Su fuerza no es natural, ¡es un maldito monstruo!).

Incluso sus hombres que fueron testigo de ello, estaban perplejos con tal escena, si ese dóberman les dirigía, es porque era el más rudo y fuerte de los 7, él destacaba de entre todos, por eso fue erigido como el mandamás del grupo. Ese mismo líder, de un ataque, fue hecho retroceder con facilidad.

—¡No se queden allí carajo!, ¡todos atáquenle y acaben con ese fenómeno! -Ordeno el dóberman.

El líder de los maleantes da su orden, sus hombres hacen a un lado aquella perplejidad y dudas, acatando la orden de su superior, el primero de ellos en responder fue un perro de piel marrón y al estar más cerca de Isaac, carga contra el humano con una lanza de bronce. Apuntando desde su espalda, ya sea para perforarle un pulmón o en el mejor caso, el corazón.

—Muy lento…

El humano da un giro rápido de 180 grados evadiendo la punta de la lanza y contraataca apuñalando el pecho del forajido, la herida resulta ser tan letal que su muerte era inminente.

—(Tengo que deshacerme de ellos primeros) -Concluyo Isaac mirando a los arqueros.

Los tiradores no tardaron en responder tras ver como uno de los suyos fue abatido, tensando sus arcos apuntan contra el humano y le disparan, las flechas apuntaban hábilmente a la cabeza de este.

—¡Es un tiro seguro! -Exclamo confiado uno de los arqueros —¡No puede ser…!

Su confianza se destroza, cuando observa como ese humano hace uso del cuerpo del lancero como escudo, la espalda de este recibe las dos flechas que terminan con el sufrimiento del Sapien. El humano por consiguiente se desplaza rápidamente en dirección hacia los arqueros, brinca sobrehumanamente y desciende con su espada, apuñalando la cabeza de uno de ellos.

—¡NOOO!, ¡GOTHE! -El arquero restante pronuncia el nombre de su amigo con angustia —Maldito monstruo, lo mataste… ¡mataste a Gothe!, ¡no voy a perdonártelo!, ¡MUERE MONSTRUO!.

Alimenta su motivación con la rabia, tensando con manos agiles su arco, apuntando con rapidez al asesino de su amigo, lo tenia en la mira, su pecho seria la diana de su flecha, o al menos eso pensó.

—¿Eh?... ¿por qué la flecha aun fue disparada?...

Mirando atentamente sus manos, se da cuenta de que ya no las tenías, habían sido cortados de una tajada, el humano fue más rápido que él, tan pronto acabo con el primer arquero, fue directo por el segundo. Cuando este tenso su arco y tenia la flecha preparada, el filo de su hoja corta sus manos antes de que este disparase, el segundo tirador fue incapacitado casi al instante de ser eliminado el primero.

—Mis manos… ¡mis jodidas manos!... ¡Aaaaaaah!...

Suelta su arma tras perder sus manos, sangrando en mucha cantidad con tales heridas, intentando cubrirse con su vestimenta para evitar más perdida de sangre, ignorando que su enemigo aún seguía de frente. El humano apuñala su cuello y acaba con su agonía, de los 7 iniciales bandidos, ya solo quedaban 4 restantes.

—¿Perdonarme?, ¡ustedes son quienes no tienen perdón! -Exclama el humano enfurecido al asesinado arquero —La vida que escogieron… ¿¡a cuantos hicieron sufrir por su propio beneficio al escoger este tipo de camino!?.

—¡No te pases de listo con nosotros!, ¡maldito fenómeno!.

Un gato fornido de pelaje gris le ataca por la espalda, en sus manos portaba una pesada maza de batalla de bronce, estaba a escasos centímetros de alcanzar la retaguardia del humano, cuando un chorro de agua de fuerte presión golpea en su rostro.

—¡Mi ojo!, ¡un jodido proyectil de agua me dio en el puto ojo!.

El ataque pesado del gatuno ser es interrumpido, Isaac sale de sus pensamientos y vuelve en sí, se da media vuelta y apuñala el pecho de su agresor, un impacto directo que traspasa su corazón y toma la vida del maleante.

—(Me descuide por un momento… de no ser por Kailo, me habrían alcanzado)

Aquel proyectil de agua fue lanzado por su fiel amigo lince Kailo, en el momento oportuno cuido su espalda y permitió darle una oportunidad perfecta arremeter contra el agresor responsable.

—Ese tipo… ¡es un auténtico monstruo!

—¡Acabo con el resto como si nada!, ¡ahora vendrá por nosotros!.

Los dos bandidos restantes que seguían la orden del dóberman, empezaban a dudar, su moral cayo drásticamente al ver como sus camaradas fueron eliminados con tal destreza monstruosa por ese humano. Uno era de un gato de pelaje atigrado y el otro un perro blanco de manchas café, el primero portaba un escudo y espada corta, mientras el segundo una espada únicamente, pero era más larga que la de su compañero.

—Ustedes… ¡SIGUEN! -Declaro el humano mirando a esos dos Sapien.

Ambos bandidos sintieron la hostil mirada del humano, un miedo frio y penetrante recorrió cada centímetro de sus cuerpos, estaban aterrorizados, fue el ultimo empujón que acabo con la minúscula porción de mortal que tenían, su espíritu bandolero fue abatido.

—¿¡Que hacen ustedes dos allí parado!? -El dóberman les grito —¡Ataquen malnacidos, acaben con él!.

El humano tomo la iniciativa de entre los tres, y de un movimiento, tomo la vida del gato atigrado de escudo y espada corta, de un golpe sobrehumano le arrebata su pieza defensiva de la mano. Y luego apuñala su pecho acabando con su vida, el Sapien subalterno restante al ver como su compañero es asesinado, al estar a solo un metro de su asesino, suelta su arma y grita aterrorizado mientras huye a toda prisa.

—¡Vuelve aquí cobarde o lo lamentaras!.

Sin importar lo que el dóberman le dijera, aquel subalterno no volvería, emocionalmente fue aplastado, el miedo le poseyó en su totalidad y no había forma de que luchara por él contra el humano. Tan solo quedaba el líder, quien miraba a ese “monstruo” con desdén y cierto pavor que trataba de asimilar.

—Está roto…

La espada de Isaac se había partido, cuanto le quito de aquel golpe el escudo a ese ultimo bandido, esta se partió en el acto, pudo de todas formas usarla y apuñalarle, pero aquella arma ya no servía casi en su totalidad, tomo entonces la espada larga del perro bandolero que había huido.

—(Es tal y como dijo Kailo, las armas ordinarias no duraran mucho si peleo con este estilo de fuerza sobrehumana que uso) -Pensó Isaac.

El rescate del herrero le daría un arma resistente, pero de momento tenia que conformarse con armas ordinarias que podían romperse en cualquier momento que haga uso de esas proezas sobrehumanas suyas. Dejo de pensar en aquella problemático, y se centro en el bandido restante, aquel que dirigía a todos ellos.

—Mierda… ¡si ese maldito oso nos hubiera dado armas mágicas!, ¡no estaríamos teniendo estas dificultades! -Exclamo el dóberman con intranquilidad y rabia.

—¿Qué has dicho?.

El humano le oyó fuerte y claro, aquel criminal dijo “si ese maldito oso nos hubiera dado armas mágicas”, como si tuvieran a su disposición un oso herrero que trabaja contra su voluntad, fue fácil para Isaac intuir a que se refería.

—Ustedes los tienen…

Venas sobresalen de los brazos del humano, quien arremete contra el dóberman, de un golpe cargado con tanta fuerza, manda el arma del bandido fuera de las manos de este para dejarle desarmado, pero, en consecuencia, la propia que Isaac blandía se parte en dos. El humano toma su cuello, exigiendo respuestas.

—¡Más vale que te lo confieses todo, puto bandido! -Le ordeno el humano con el amenazarle de apuñalarle con la espada rota —Ese oso del que te referías, ¿¡es el mismo herrero Torke Almaforga!?.

[—————]​

En una ubicación desconocido dentro de lo que parecía ser una caverna, algunas antorchas iluminaban el lugar, una jaula albergaba en su interior, del cual se encontraba en su interior un desnudo oso corpulento. El Sapien estaba callado, sentado y meditando con los ojos cerrados, su cuerpo mostraba señales de golpes, señales de posibles torturas.

—¿Y bien Torke?, ¿has considerado mi oferta de una vez?.

La voz que le hacía tal pregunta, provenía del responsable de quien le había encerrado, aquel oso abrió sus ojos y miro con indiferencia a su captor, fuera de la jaula se hallaba un fornido tigre que vestía únicamente unos pantalones y sandalias, deleitando a la vista sus pectorales, su ojo izquierdo lo cubría un parche y poseía una cabellera picuda rojiza.

Continuara…
 

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CAPITULO 24

Los bandidos habían sido derrotados, de los 7 que desde un principio amenazaron la vida de los tres, 5 murieron a manos de Isaac, 1 logro huir por el miedo tras ser testigo de la muerte de sus camaradas y el restante…

—¡Más vale que te lo confieses todo, puto bandido! -Le ordeno el humano con el amenazarle de apuñalarle con la espada rota —Ese oso del que te referías, ¿¡es el mismo herrero Torke Almaforga!?.

El dóberman que se erigía como el líder del grupo, es derrotado e interrogado por el humano.

—¿Eres algún conocido suyo?, es obvio que no… más importante, ¿¡que mierdas eres tú!?, ¡no eres un Sapien y esas habilidades de combate con la que mataste a mis compañeros no eran ordi…!

El humano golpea con demoledora fuerza el estómago del dóberman callándole, tose enseguida y luego vomita, el bandido camina torpemente tratando de recuperar aliento y cae de rodillas. Isaac se coloca a sus espaldas y le pisa uno de sus tobillos, ejerciendo una presión lo suficiente para causarle dolor, pero no para rompérsela.

—Yo hago las preguntas aquí, ¿lo has entendido? -Agarro el cabello del Sapien y le dirigió aquellas palabras cara a cara.

Mirando detenidamente los ojos del humano, el dóberman sintió la ira y antipatía de Isaac, la mirada resonó en lo más recóndito de su ser, todas aquellas emociones asociados al miedo y desesperación despertaron a la vez en el Sapien.

—(Demonio… ¡este tipo es un demonio!) -Concluyo el bandido en sus pensamientos.

Kailo estaba preocupado, era la primera vez que observaba una faceta tan oscura de su mejor amigo, quería acercarse a él y detenerle, pero sus brazos le temblaban.

—(Soy tan patético) -Se dijo el lince a sí mismo.

Si tuviera el valor suficiente, correría hacia donde aguarda su amigo para hacerle volver en razón, ya que tal forma de ser, no era propio de ese amigo suyo, por eso razón detestaba tanto esa cobardía suya, porque esa misma cobardía alentaba la debilidad que tanto despreciaba.

—El oso del cual mencionaste, ¿es Torke Almaforga? -Le pregunto Isaac.

—¡Si, si… es él!, solo por favor… no me lastimes más…

El bandido estaba a punto de romper el llanto con el dolor de su tobillo siendo pisado, las interrogantes del joven no concluyeron allí, hay tenia más dudas acerca del tema.

—Esto lo confirma, Tiqulis, tu maestro sigue vivo, pero en manos de bandidos -Isaac se lo notifico al aprendiz.

—Maestro Torke… -Replico el aprendiz su nombre con tristeza.

—Escoria bandida, ¿dónde se encuentra cautivo Torke Almaforga?, ¡responde de una vez!.

—¡No esta muy lejos!, ¡esta solo a unos dos kilómetros de aquí!.

El bandido señalo el lugar, y como se veía la entrada de este, el propio aprendiz quien escuchaba todo, se sorprendió porque conoció ese sitio.

—¡Es la mina personal de mi maestro! -Afirmo el aprendiz —No hay duda, incluso la distancia que queda, ¡es ese lugar!.

Estaba más que confirmado, Torke Almaforga fue hecho prisionero por bandidos en su propia mina personal, cuando se le pregunto al bandido interrogado sobre como le capturaron, este no tardo en confesar los detalles.

—¡Nosotros habíamos hecho nuestra guarida allí hace solo una semana!, luego ese oso vino un día de la nada, ¡tanto nosotros como él estábamos sorprendidos! -Relata el bandido dóberman —Creímos que un sitio como ese no sería algo de interés para quien pasara por allí, lo que lo haría un escondite perfecto, ¡pero oso simplemente llego y no podíamos dejar bajo ninguna circunstancia que escapara!.

Una lucha se dio contra el oso, quien resultaba ser muy fuerte, logro acabar con varios bandidos, solo el jefe de ellos pudo vencerle y luego se le procedió a capturar para eventualmente encerrarle. La razón por la que no le mataron en el acto fue porque descubrieron que era un herrero, por eso el objetivo de los bandidos era incapacitarle para atraparle y convertirlo en un activo valioso para la guarida.

—Ese jefe tuyo, ¿¡quien es él!? -Exigió el humano tal información.

—Su nombre es… ¡Khenya “Puños de Terana”! -Revelo el dóberman.

El dóberman le temblaba el cuerpo de solo pronunciar ese nombre, su miedo era aun mayor comparado al que tenia por el humano, de modo que el grupo de 7 bandidos que le atacaron, solo era un pequeño conjunto armado de criminales con la labor de asaltar a los inocentes en los alrededores y recolectar esos “ingresos” para llevarlo a la guarida.

El dóberman solo era un líder de ese insignificante grupo, el verdadero mandamás de todos ellos era el tal Khenya, quien el bandido confiesa su aspecto que era el de un tigre con un destacable parche en su ojo izquierdo.

—“Puños de Terana” -El aprendiz de herrero replico tal nombre de manera muy pensativa —Ese nombre, ¿dónde lo he escuchado antes?, un momento… ¿¡acaso no es…!?

—Así es, él es “uno de ellos” -Confeso el dóberman.

—¿”Uno de ellos”?, ¿a quienes te refieres?.

—Es obvio a quienes, a ellos… “Los cuatro pilares del mal” -Cito el nombre de un grupo.

El humano estaba confuso, pues no tenia idea alguno de ese nombre y su significado, pero Kailo y Tiqulis, tras oírlo con toda claridad, empezaron a temblar del miedo, el propio aprendiz era quien más aterrado se mostraba, cayendo este de rodillas y a punto de llorar.

—No… no es posible… mi maestro… ¿es prisionero de uno de los cuatro pilares del mal?... -Se pregunto el aprendiz lleno de incertidumbre.

Ese nombre era sinónimo de problemas, Isaac estaba seguro de ello, dado a su desconocimiento sobre Gaia, él solo llevaba casi nada en este nuevo mundo, pero no había duda de algo. Khenya, el bandido líder responsable del secuestro del herrero, no era un enemigo a quien tomar a la ligera.

[—————]​

En una ubicación desconocido dentro de lo que parecía ser una caverna, la zona iluminada por antorchas revela a un Torke Almaforga encerrado dentro de una jaula, desnudo y con señales de golpes producto de posibles torturas. El oso herrero se encontraba meditando sentado, hasta la llegada de un individuo en concreto.

—¿Y bien Torke?, ¿has considerado mi oferta de una vez?.

Es hablado por un fornido tigre de pantalones corto y sandalias, deleitando a la vista sus pectorales, en su ojo izquierdo le cubría un parche y tenía un llamativo peinado picudo rojizo.

—Khenya… -Torke pronuncio su nombre con cierta familiaridad —Pensar que te convertirías en una basura como tal, te lo dije antes y lo volveré a decir, me decepcionas mucho.

—Jejeje, Torke viejo amigo, no has cambiado nada, ¿sigues apegado a ese patético código moral tuyo?, solo mira a donde te ha llevado ese endeble camino que sigues.

—Prefiero morir como un buen hombre, que como una manzana podrida como tú.

—¡Jajajaja!, a pesar de los años, sigues siendo tan terco y duro como siempre -El tigre le elogio —Pero es suficiente de esta charla nostálgica, vayamos al grano, ¿has considerado mi oferta de una vez?, se breve y responde.

Una proposición fue hecha por el propio Khenya al herrero Torke, luego de ser derrotado a manos del tigre y hecho prisionero de este.

—¿Vuelves a pedirme lo mismo?, ¡la respuesta es un rotundo NO! -Aclaro el herrero oso con desdén —Jamás entregaría mis habilidades en la herrería que tantos años he pulido, a manos de criminales, Khenya, tu mejor que nadie sabes que preferiría morir que fabricar un simple cuchillo de cocina para malhechores como tú.

—Es una pena, siendo un talentoso herrero con la habilidad de producir armas mágicas, negarte a un plan magistral como el mío, en verdad es una pena… -Dijo el tigre apenado.

—¿Plan magistral?, eres un bandido, Khenya, mancillaste tu noble pasado… ¿¡para convertirte en un criminal!? -El oso le replico furioso.

—Je… tu no entiendes nada, y no me importa que lo entiendas o no -Dejo el tigre en claro —Como no entiendes tu situación, es necesario aplicar un ejemplar castigo, dicho esto, necesitas otro escarmiento.

—¿Mandaras de nuevo a tus chicos a hacer tu sucio trabajo?.

—No, esta vez es personal.

El tigre llamo a dos de sus subordinados, uno de ellos quien tenia una llave en sus manos, abre con esta la jaula donde estaba prisionero Torke, mientras el segundo desviste a Khenya. El fornido Sapien felino enseña un flácido y durmiente miembro, quien es estimulado por el mismo subordinado que le retiro las ropas, pronto aquel falo recobra las fuerzas y apunta al oso con el palpitar de la emoción.

—Yo me encargare personalmente, de darte tu próximo escarmiento -Afirmo el tigre con un rostro teñido de malevolencia.

Continuara…
 

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CAPITULO 25

—Yo me encargare personalmente, de darte tu próximo escarmiento -Fueron las palabras del tigre con un rostro teñido de malevolencia.

Khenya, autoproclamado como el líder autentico de los bandidos responsable de apresar al herrero Torke Almaforga, abre la puerta de la jaula donde yace el apresado oso y se adentra a este totalmente desnudo. El herrero también se encontraba en las mismas condiciones de desnudez, deja de meditar y se pone en pie, con su guardia en alerta.

—¿Qué ridiculez es esta Khenya? -El oso le pregunto —Meterte en mi prisión, totalmente desarmado y con la puerta sin llave.

—Ya te lo dije Torke, seré quien te encargue de su siguiente encaramiento -Volvió a repetir el tigre —Mis muchachos para someterte tenían que depender de su numero y cuerdas, en este caso, conmigo es más que suficiente.

La distancia entre los dos era casi nada, el tigre se mostraba tranquilo, con sus brazos cruzados, sonriendo con toda confianza, caso contrario al oso, su inquietud era evidente, en una posición de guardia para luchar con sus puños y el temblar de su rostro mostraba inseguridad en su moral.

—Parece que has olvidado… ¡que soy un mago!.

Una llama se manifiesta en una de las manos de Torke y con ella lanza una llamarada al frente con obvio destino hacia el líder criminal felino, este se ríe y de un rápido movimiento se desplaza a la izquierda. Había salido exitosamente del rango de la llamarada del oso, pese a encontrarse dentro de un estrecho sitio como una jaula, luego contraataco con un puñetazo al estomago del herrero, quien cae adolorido de rodillas tratando de recuperar el aliento.

—Parece que has olvidado que en las condiciones que te encuentras, con apenas algo de fuerzas, tu magia es débil -Asevero Khenya —¿Además debo recordarte que fui yo quien te venció en uno a uno cuando viniste aquí?.

El oso lo recuerda con claridad, había venido a este sitio en busca de su mina personal de cobre, pero inesperadamente también se encontró con extraños instalados allí, por su aspecto, cantidad de armas y artículos acumulados de dudosa procedencia, fue fácil para intuir que eran bandidos.

El herrero alguna vez fue un aventurero, aunque actualmente dedique su vida a la herrería, aquellos años de experiencia en la lucha aun persisten en su ser, su arma predilecta eran un mazo y escudo de bronce. Cargo contra los maleantes, venciendo a todo aquel que le cruzara en su camino, hasta que un rostro conocido que se erigió con el líder de esos criminales, hizo acto de presencia.

Aquel tigre de un peinado picudo rojo, Khenya, los dos tuvieron un pasado en el gremio de aventureros, amigos y compañeros de armas, ambos destacaron como guerreros a las horas de realizar arduos trabajos, pero el tigre fue quien tenía el mayor mérito. Tanto tu fuerza y habilidad de lucha, quedaron registrados en el gremio como un talento prestigioso reconocido para la posteridad.

Torke estaba perplejo, cuando descubrió que aquel prestigioso aventurero de renombre, se había convertido en un forajido, dirigiendo una banda criminal, mancillando la noble profesión que alguna vez ejerció. Pero no titubeo, no dudo para nada en confrontar a ese viejo amigo, sin embargo, la diferencia de habilidad era obvia, el herrero perdió contra el tigre, Khenya seguía siendo alguien fuerte.

—No pudiste ni vencerme cuando estabas armado y en mejores condiciones, ¿qué te hizo pensar que tendrías una posibilidad ahora estando en tal deplorable estado? -El tigre le pregunto riéndose de ello —Con el escaso tiempo que duro nuestra lucha puedo concluir que… te has vuelto más débil, bueno, era de esperarse, dejaste tu vida como aventurero y te centraste en una dedicada en su totalidad a la herrería -Concluyo el Sapien criminal —Con toda tu dedicación en el arte de la herrería, descuidaste tus habilidades como guerrero, eres solo una sombra de aquel fornido aventurero de antaño.

—No seré el guerrero que fui antes, pero al menos no he me convertido en un vulgar criminal como tú.

—Je, sigues aun con ese sermón, como sea, no estoy aquí para charlar, dije que vine a darte un escarmiento, y cumpliré con mis palabras.

El oso intento invocar más llamas a sus manos, pero lastimado y cansado, las fuerzas no le alcanzaban para usar su don de la magia, pensó rápido entonces en responder con un codazo al estomago de su rival y luego tomar distancia. Pero el tigre leyó fácilmente sus movimientos y bloqueo su ataque.

—Es inútil, no solo eres predecible, incluso muy lento, jajajaja…

Tomo al oso de los brazos desde la muñeca y coloco al herrero contra el suelo en posición boca abajo, llevando sus manos a su nuca, inmovilizándolo y evitando toda posibilidad de que pudiera dar un cabezazo, con solo una mano mantuvo las dos del herrero ocupado sujetándolo desde las muñecas. Con la mano restante levanto las caderas de Torke, entonces el felino acerco su erecto falo de carne rozando las nalgas de este.

Torke al sentir el escarmiento que se avecinaba, forcejeo en un intento de liberarse, pero inútil eran, sus esfuerzos no conseguían ni el mínimo empeño para que el líder forajido le liberarse, y con que el tigre ejerciera un poco de presión en las muñecas, un dolor insoportable debilitaba todo ese esfuerzo al instante.

—Oh, esa brusca reacción de desesperación por liberarte, jejeje… aun no lo olvidas, ¿verdad? -El tigre pregunto con una maliciosa sonrisa —Esos trágicos recuerdos de tu pasado, cuando éramos amigos y compañeros de armas, tu mismo me lo contaste, ¿no te acuerdas?.

Fue ese “oscuro recuerdo” el motivante que despertó la desesperación del oso por liberarse de lo que le esperaba, en sus días de aventurero, él era alguien cercano a Khenya, su confianza depositada en él le vio como alguien a quien pudo compartir aquellos relatos de un pasado cargado de infortunio, fue el único a quien se lo había contado.

—Ya veo, ahora lo entiendo, este preciso momento, ¿esto te recuerda a ese “doloroso momento”? -Le pregunto él —Dime Torke, ¿yo te recuerdo a “él”?, a esa persona que tanto odias y siempre has tratado de evitar cuando ese tema es tocado, ¿eh?.

El oso frunce el ceño, intenta una vez más forcejear para liberarse, deposito todas sus fuerzas restantes en aquel intento, solo para sentir como la mano del líder bandido, presiona sus muñecas sometidas. El dolor se hace presente en todo su cuerpo, ese dolor mismo merma sus esfuerzos, debilita tu espíritu luchador y hecha abajo su intento, Torke ya no tenia fuerzas, estaba totalmente a merced de su captor.

—Lo tomare como un sí, y ahora, que comience el escarmiento.

Sin juego previo o preparación, el tigre hundió de golpe toda su verga dentro del ano del herrero, Torke emite un grito entrecortado, sintiendo dolor y frustración de lo que estaba padeciendo, y peor, de alguien a quien conoció y respeto no solo como un amigo.

—Hace tanto tiempo que no metía mi pene por aquí, esta bastante estrecho -Comento el tigre de forma burlona —Mierda que estas realmente estrecho, pero tengo el tiempo suficiente para arreglar eso.

Con cada empujada, cada vez que ese pene felino con espinas entraba y salía de su interior, Torke jadeaba, intentaba disimular ese gemido lo más despacio posible, pero a los ojos del tigre, tal cosa le era imposible de ocultar.

—No es la primera vez que lo sientes Torke, ¿por qué te avergüenzas en ocultar que te gusta sentirlo?, de todos modos, ¿no lo hemos hecho numerosas veces antes?, oh, los dulces recuerdos de nuestra juventud como aventureros.

—¡Yo no disfruto de ser violado por un miserable criminal!, ¡TÚ no eres el Khenya que conozco!, ¡TÚ eres solo una escoria que debe ser eliminada!.

Tales palabras el oso lo acompaño de unos ojos cargados con profundo desdén, su odio hacia su viejo amigo, estaba lo bastante intensificado para que el tigre sintiera sus reales intenciones por acabar con su vida.

—Que mirada tan fría e indiferente… una que me recuerda al feroz Torke de antaño, eso me excita bastante…

Khenya empuja con más brusquedad su miembro dentro del herrero, logrando de un golpe interno cargado con tanta fuerza el hacer que la boca del oso escapara un gemido, el falo del tigre eyacula en el acto llenando al úrsido.

—Que satisfactorio, he cogido con tantos tipos, pero nunca he tenido un sexo tan satisfactorio como hasta ahora -Con sinceridad Khenya expreso —Y eso lo sé, porque en el fondo siempre eche de menos nuestros días de antaño, yo te extrañe bastante Torke.

El herrero sintió la lengua del tigre lamiendo su rostro, mientras su mano restante se acerca a su pene, el oso aborrecido de ello, tan solo podía resistir tal ultraje, esperando a que todo acabara pronto.

—Puedes odiarme todo lo que quieras, pero tu cuerpo siempre será honesto, ya que esta parte de ti siempre tendrá una opinión diferente a la tuya -El tigre manoseaba el duro miembro del oso —Y yo aún no he terminado.

El tigre saca su miembro del recto de Torke, semen sale chorreando del agujero, pero ese falo felino estaba lejos de terminar, seguía erecto y palpitando, exigía más, anhelaba gozar aun de ese sometido herrero.

—Esto apenas ha empezado -El tigre lamio sus labios.

Continuara…
 

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CAPITULO 26

Sonidos lascivos resonaban en la jaula, mirones se asomaban a escondida para espiar con calentura y una respiración excitada, el evento principal era su jefe el tigre de peinado picudo rojizo, Khenya. El líder de los bandidos estaba fallándose a un antiguo amigo ahora convertido en su enemigo, el herrero Torke.

—Tu interior empieza a moldearse a la forma de mi pene, bien… -Fue un comentario lanzado por aquel tigre.

Torke estaba sentado sobre el miembro de Khenya, dándole la espalda al tigre, mientras su cintura era sujetada por los musculosos brazos del felino. Movía esas caderas para sentir con regocijo y gozo el interior de su viejo compañero de armas.

Pegando su cara sobre la mejilla del oso, lamiendo su rostro y labios, los ojos de Torke tenían una mirada perdida, no solo había sido sometido físicamente ante la voluntad del líder bandido, incluso también emocionalmente. De su boca sonaban gemidos que antes trataba de contener, tal era su sumisión, que el tigre no tenia contenido la cabeza del oso por temor a un posible cabezazo, ya que había cedido toda resistencia.

—¡AAAAAAAAH! -Exclaman los dos llegando al clímax.

El pene erecto de Torke tiembla y palpita, eyaculando pequeñas cantidades de semen, mientras Khenya llena el interior del herrero, una blancura pegajosa se desbordaba del recto del úrsido.

—Incluso los dos lo hicimos al mismo tiempo, nuestra sincronización es tan impecable como lo fue en nuestra época como aventureros -Afirmo el tigre del parche en su ojo izquierdo —No pareces satisfecho, eso es bueno, aun dispongo de tiempo extra para viejos conocidos.

El tigre acariciaba los testículos del oso, los estímulos hacían que el falo recobrara parte de su libido, a la vez que el miembro del felino también recobro sus fuerzas para otra ronda.

—¿También sientes sus miradas? -Le susurro Khenya al oído —Ellos nos observan, e incluso disfrutan de nuestro espectáculo.

El propio Khenya era consciente de que sus subordinados le espiaban con placer, la visión de su único ojo que era el derecho, podía ver como algunos llevaban sus manos a sus pantalones y comenzaban a tocarse su intimidad, otros en cambio se quitaban toda vestimenta de la cintura para abajo con el fin de tener una mejor comodidad a la hora de satisfacerse a sí mismo.

—Soy un jefe muy benevolente, ya que podría ordenarles irse de aquí por las malas, pero en cambio soy alguien que recompensa el arduo trabajo -Sostuvo —Mis muchachos han trabajo muy diligentemente en estos días, esta será su recompensa, les dejare disfrutar de esta entretenida función nuestra para que satisfagan todo ese deseo reprimido.

Torke no replicaba palabra alguna, solo puro murmullos, aquel vacío en su mirada seguía vigente, uno concluiría que había sido roto psicológicamente, pero el tigre era consciente, de que ese oso aun no estaba completamente destruido. Conocía a la perfección lo que Torke estaba experimentando, la razón del porque no respondía y era tan sumiso.

—Lo estas reviviendo, ¿no es así? -Le pregunto el tigre acompañado de una lamida en la oreja —No te culpo, aun recuerdo la primera vez que me lo contaste, tenias esa mirada, esa desesperación de revivirlo en carne propia, porque cuando se trata de recordar tienes un talento nato gracias a tu desempeño como herrero, es tu labor memorizar cada pieza, cada metal y cada técnica, pero también… esa buena memoria puede jugar una mala pasada.

Khenya recuesta al oso boca arriba sobre el suelo de la jaula, colocándose el tigre encima suyo, sus rostros se tocan entre ellos, pero Torke no parecía ser consciente de ello, dado a la actual condición que padecía.

—Es una perdida que tu “yo” no pueda sentirlo, mientras este atrapado en esa pesadilla -Lamento el tigre.

Besaba y lamia el cuello de Torke, llevo su lengua hacia abajo para manosear aquellos pezones, primero los lamio y luego pellizco, tal reacción hizo que Torke exclamase un pequeño grito. El pene del herrero palpitaba ante tal estimulo, el tigre jadeando de la excitación no lo resistió más y metió su pene dentro de él.

—¿Qué te parece viejo amigo?, esta era nuestra posición preferida…

El dúo se revolcaba con suma lujuria bajo la posición del misionero, Khenya pego su rostro sobre la mejilla del oso, respirando eróticamente sobre el oído de este, llevo una de sus manos al pezón de Torke para pellizcárselo, este replico con ese mismo grito de bajo volumen.

—¿En que momento te encuentras “reviviéndolo” Torke?, a esa persona detestable, ¿¡Cuánto duele tener que verlo una y otra vez sin poder ni siquiera hacer nada!?.

Aun ante la brusquedad de su enemigo, el oso no respondía ante tal profanación de su intimidad, ante tal atentado de su dignidad, su cuerpo era casi como un muñeco para el placer de ese líder bandido. Pero cierto era que el herrero no estaba destruido o psicológicamente roto, puesto que su psique en este momento combatía internamente contra un némesis de hace mucho tiempo atrás.

[—————]​

Un escenario se plasmaba, fragmentos del pasado reproducen un evento en el que se mostraba a un joven Torke en sus 15 años, el úrsido en sus años de adolescencia, trabajaba con diligencia en la herrería. Moldeaba espadas, mazas, lanzas y toda clase de armas y armaduras, aun era un novato en aquel entonces, puliendo su técnica que había sido enseñado por un ser querido.

—Algún día estaré a tu nivel, padre -Aseguro con una promesa mirando la fragua.

Aquella fragua era obra de las propias manos de esa preciada persona, fue esa misma su admiración y motivación por la herrería, siguiendo su legado, volcando toda su atención e ingenio en el desempeño de este oficio. Aun recordaba su imagen, aquel alto y forzudo oso, de amable carácter, explicaba paso a paso los procedimientos a seguir, los instrumentos esenciales de un herrero y la maestría en sus enseñanzas. Kort Almaforga, padre de Torke, era su modelo a seguir.

Sus antepasados provenían de una estirpe de guerreros mercenarios, que eventualmente se convertirían en aventureros con el surgir del gremio de aventureros, pero fue Kort quien puso un punto alto a tal tradición. No quería que sus descendientes tuvieran que vivir un legado destinado a un derramamiento de sangre eterno, así como él tampoco quería pasar toda su vida hasta la vejez luchando para siempre.

Repudiado por sus familiares, despreciado por su sangre, Kort fue exiliado de la estirpe guerrera, las cadenas que lo ataban a esa familia destinada a la lucha habían sido rotas, Kort era libre de seguir su propio sendero y eso lo llevo hasta la ciudad de Arquion. Allí se instalo probando suerte como aprendiz de herrero.

Pronto no tardo en descubrir ese nato talento para la herrería, tal era su desempeño y pericia, que en pocos años se gano gran popularidad en Arquion, su maestro eventualmente muere a causa de la vejez. No tenía herederos, dejando en su legado la herrería a su único y preciado aprendiz, Kort.

La herrería sin embargo necesitaba una revisión necesaria, el yunque estaba muy gastado y uno nuevo precisaba ser elaborado, pero quien necesitaba una remodelación era la fragua. El de su maestro estaba hecho de piedra, además de ser muy pequeño y el deterioro de los materiales del cual estaban hecho era evidente.

El opto por crear uno nuevo, le tomo su tiempo, pero consiguió construir una nueva hecho de un bronce tan resistente para las altas temperaturas con el cual se acostumbra trabajar. Era más grande que el anterior y su rendimiento demostraba sin duda ser superior, su maestro estaría orgulloso de ese aprendiz, o, mejor dicho, de quien ahora era el actual maestro.

Kort conocería a una Sapien de la cual se enamoraría y ese fruto daría a Torke, el propio Kort tras haber heredado la herrería de su maestro, también recibió su nuevo apellido, Almaforga. Aunque si buen no era su verdadero apellido, él quería separarse de toda relación con su antiguo linaje, por eso acepto esa nueva identidad con orgullo, y esta misma seria la de su hijo.

Cuando Torke tenia 5 años su madre murió de una enfermedad, y cuanto cumplió los 15, su padre tuvo un accidente en la producción de una armadura que le quemo el rostro, tales heridas eran tan criticas que no hubo manera de sanarle. El joven úrsido tuvo que valerse por su cuenta, había recibido buenas enseñanzas de su difunto padre, pero aun tenia un largo camino por recorrer para llegar a su nivel.

Él mismo se encargaba de atender la herrería de su difunto padre, produciendo armas y protecciones básicas a aventureros como también algunos viajeros, todo parecía marchar con normalidad. Pero tal historia tiene un lado oscuro, un aspecto podrido y sombrío, que quedo guardado como una mancha fétida en la psiquis del oso.

—Oye mocoso, ¿has terminado con eso?.

Torke estaba terminando de martillar una espada de bronce, cuando escucho aquella voz grave e irritante, frunció el ceño y sintió un enorme deseo de gruñirle, una ira acrecentaba en su interior. Suspiro, se relajo para ocultar esos sentimientos negativos y volteo para mirar a aquel que le hablaba.

Era un oso gordo y carente de cuero cabelludo, de un descuidado pelaje, una túnica sucia y apestada con alcohol, en sus manos tenía un balsamario, una botella de cerámica que contenía en su interior ciceón, una bebida alcohólica hecha de agua, cebadas y hierbas.

Los dos chocan sus miradas, el joven Torke trataba de mantener la compostura para no delatar su indignación, por que esa persona que estaba justo frente a él, era el individuo que más odiaba en toda su vida.

Continuara…
 
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