Black Heart
Soy un chico frio y vago
Iré directo al grano, vengo de otro foro en el que me encuentro bajo el nombre de Ray One, y este es uno de mis escritos, de hecho es el primero que he escrito y por eso es algo corto, :V
Pokémon ni sus personajes me pertenecen, ya que son propiedad de su creador Satoshi Tajiri.
Una vez mas ella se encontraba frente a esa pequeña fogata que la mantenía viva, en esa fría cueva, fue forzada a vivir asi, después que el equipo plasma transformara la región Unova, en lo que ahora los sobrevientes conocen como el "Mundo gélido" kilómetros y kilómetros de tierra cubiertos por un manto interminable de hielo.
— ¿Hilbert donde estás?
— preguntó al aire mientras sus esperanzas de seguir viva se escapan de su cuerpo.
Sabía que está no era la primera vez que tardaba en llegar, pero creía que esta vez no resistiria mucho sin el a su lado. Sus piernas comenzaban a temblar y llegó un momento en el que no resistieron y cedieron al frio, cayo de rodillas frente a esa pequeña fogata que a poco a poco empezaba a extinguirse, se arrodillo y junto sus manos para acercarlas a su boca.
— ¡No te apagues por favor! — exclamó con miedo mirando a la fogata la cual ya estaba casi extinta — ¿acaso moriré así?
Cerro sus ojos creyendo estar entregandose al sueño eterno, estaba en su momento mas oscuro y caminaba por un largo y oscuro túnel en cual al final, creía escuchar trenes, pero como por arte de Magia su mundo se ilumino y un calor abrasador recorrió su cuerpo el cual gritaba de alegría.
— ¡Hilbert eres tu! — exclamó mirando al chico de cabellera castaña, echando leña a la fogata
El lentamente se acerco a ella y puso su mano sobre su gorra, la miro por varios segundos para luego dedicarle una cálida sonrisa
— ¡Descuida Rosa ya estoy aquí, nada te pasara! — Exclamó tranqulizandola con una sonrisa en rostro
— Gracias Hilbert.
Una vez mas sus esperanzas de vivir volvían a ella y todo gracias a ese chico que la había salvado, cuando el mundo gélido se cobro muchas vidas tanto de humanos como pokemon, y si de algo estaba segura es que el siempre estaría para ella. Cuando lo necesitase.
Pd: ¡Joder, como mataría por una buena cerveza!
Pokémon ni sus personajes me pertenecen, ya que son propiedad de su creador Satoshi Tajiri.
Mundo Gélido
Una vez mas ella se encontraba frente a esa pequeña fogata que la mantenía viva, en esa fría cueva, fue forzada a vivir asi, después que el equipo plasma transformara la región Unova, en lo que ahora los sobrevientes conocen como el "Mundo gélido" kilómetros y kilómetros de tierra cubiertos por un manto interminable de hielo.
— ¿Hilbert donde estás?
— preguntó al aire mientras sus esperanzas de seguir viva se escapan de su cuerpo.
Sabía que está no era la primera vez que tardaba en llegar, pero creía que esta vez no resistiria mucho sin el a su lado. Sus piernas comenzaban a temblar y llegó un momento en el que no resistieron y cedieron al frio, cayo de rodillas frente a esa pequeña fogata que a poco a poco empezaba a extinguirse, se arrodillo y junto sus manos para acercarlas a su boca.
— ¡No te apagues por favor! — exclamó con miedo mirando a la fogata la cual ya estaba casi extinta — ¿acaso moriré así?
Cerro sus ojos creyendo estar entregandose al sueño eterno, estaba en su momento mas oscuro y caminaba por un largo y oscuro túnel en cual al final, creía escuchar trenes, pero como por arte de Magia su mundo se ilumino y un calor abrasador recorrió su cuerpo el cual gritaba de alegría.
— ¡Hilbert eres tu! — exclamó mirando al chico de cabellera castaña, echando leña a la fogata
El lentamente se acerco a ella y puso su mano sobre su gorra, la miro por varios segundos para luego dedicarle una cálida sonrisa
— ¡Descuida Rosa ya estoy aquí, nada te pasara! — Exclamó tranqulizandola con una sonrisa en rostro
— Gracias Hilbert.
Una vez mas sus esperanzas de vivir volvían a ella y todo gracias a ese chico que la había salvado, cuando el mundo gélido se cobro muchas vidas tanto de humanos como pokemon, y si de algo estaba segura es que el siempre estaría para ella. Cuando lo necesitase.
Pd: ¡Joder, como mataría por una buena cerveza!