Pues aquí en el país que vivo una de las leyendas comunes es la del Pombero.
Para hacerlo fácil esta sería su "historia"
Puede llegar a ser tanto amigo como enemigo del hombre, según la conducta de este. Según se cuenta, el hombre que quiera tener de aliado a este duende puede dejar ofrendas por la noche como tabaco, miel o caña (aguardiente, en otros lados). Generalmente, la gente del campo le pide favores tales como hacer crecer los cultivos en abundancia, cuidar de los animales de corral, etc. Pero después de pedirle un favor no deben olvidarse jamás de hacer la misma ofrenda todas las noches durante 30 días, porque si lo olvidan, despertarán su furia haciendo innumerables maldades en aquel hogar. Es capaz de llevarse la cerveza de una reunión dejando a los invitados en estado de conmoción.
Nunca se debe pronunciar su nombre en voz alta, hablar mal de él o silbar en horas de la noche, porque esto lo enoja. Puede vengarse molestando, ensañando e incluso golpeando a esa persona. Un mero roce con sus manos peludas puede producir que la persona se torne zonza, muda o experimente temblores para el resto de su vida. Se dice que si se le imita el silbido, el pombero puede contestar de manera enloquecedora. Por eso, y para no ofenderle, la gente creyente prefiere nombrarlo en voz baja y se guarda de pronunciar su nombre en las reuniones nocturnas.
Muchos testigos del campo afirman, todavía en la actualidad, que lo han visto. Puede molestar a sus enemigos tirándoles piedras o haciéndose invisible para luego mover las ramas de los árboles o imitar voces de animales salvajes o aparecerse como un asno sin cabeza y cosas por el estilo. Abre puertas y ventanas con violencia. Anuncia su presencia por un silbido agudo en medio de la callada noche. Busca asustar a la gente piando como ciertas aves cuando cae el sol, es otra forma de saber que el pombero está muy cerca. Se dice que le gusta rondar a mujeres embarazadas porque piensa que es el padre, o también a madres con bebés pequeños que no han sido bautizados y se les anuncia por las formas ya mencionadas.
Su función primordial es la de cuidar del monte y los animales salvajes. Se enoja excesivamente si algún cazador mata más presas de las que consumirá. Si eso ocurre, se transforma en cualquier animal o planta y con argucias induce al infractor a internarse en lo profundo del monte donde se pierde. Lo mismo sucede con el pescador, o aquel que tala árboles que no utilizará. Su presencia no siempre puede ser advertida, porque la capacidad de metamorfosearse hace que vigile subrepticiamente la conducta de los hombres. Es bajo, de tez negra y posee un déficit de pronunciar excesivamente la letra «Z».
Si el Pombero es enemigo, se está expuesto a innumerables peligros dentro del bosque, porque siempre con engaños, intentará desorientarlo y extraviarlo en la espesura. Algunas veces provoca extraños accidentes dentro de los ranchos, como por ejemplo que se cierren solas las puertas, o caigan utensilios de la cocina misteriosamente. Los que están enemistados con él, en las noches, suelen escuchar pasos y voces en los alrededores del rancho, como si alguien caminara por el patio.
En cambio si es amigo, pueden obtenerse grandes ventajas, puesto que él, de manera invisible guiará al cazador hasta el lugar donde se hallan las presas más grandes y gordas, la buena pesca o los mejores frutos silvestres que sirven de alimento.
Todo eso es lo que se cuenta de el, de por si aquí en Argentina hay más de una leyenda como por ejemplo, aparte de esta, la del lobizon la cual dice que el séptimo hijo de una familia tiene una parte animal, dicho de otra forma es un Hombre lobo.