El Puas Espejel
Obseso del Post
Contexto:
En una clase en linea, una muchacha enloqueció histéricamente cuando alguien le dijo compañera, y chirrriaba porque le dijeran compañere.
Hace un par de años, el escritor peruano Mario Vargas Llosa discrepó el uso del lenguaje inclusivo por considerarlo como una desmoralización del lenguaje español.
Esta semana, el lenguaje inclusivo ha estado en el ojo del huracán y creo que está empezando a incomodar a otras minorías.
Terminar una palabra con una E no es inclusión. Para explicarlo mejor, contaré una anécdota que leí en facebook:
Se acerca la mesera sonriendo y diciendo: "Hola Chiques"
Ante la intriga de uno de los comensales, le pregunte: "¿Chiques?"
-Sí, somos un restaurante inclusivo.
-Y dígame, supongamos que uno de los comensales es ciego, ¿Tiene la carta en braille?
-No. -respondió la mesera un poco incómodo.
-Otro ejemplo. Supongo que vengo con mi Asperger, ¿La carta tiene pictogramas para explicar el menú?
-No, señor. -Dijo la mesera tratando de contener los nervios.
-No es para tanto. Suele pasar. -Continuó el comenzal. -Por cierto, ¿Les capacitaron para comunicar con lenguaje de señas para atender clientes sordos?
-¡¿Bueno?! ¿Qué me quieres chingar o qué? .-Respondió histérica la mesera.
-No te aflijas pa' tanto. Simplemente veo que no son un restaurante inclusivo porque no cumplen con lo indispensable para complacer las necesidades básicas que tiene esa gente. Sólo son un capricho de la historia que está de moda.
¿Y ustedes? ¿Conoces algún caso donde el lenguaje inclusivo se sale fuera de control?
En una clase en linea, una muchacha enloqueció histéricamente cuando alguien le dijo compañera, y chirrriaba porque le dijeran compañere.
Hace un par de años, el escritor peruano Mario Vargas Llosa discrepó el uso del lenguaje inclusivo por considerarlo como una desmoralización del lenguaje español.
Esta semana, el lenguaje inclusivo ha estado en el ojo del huracán y creo que está empezando a incomodar a otras minorías.
Terminar una palabra con una E no es inclusión. Para explicarlo mejor, contaré una anécdota que leí en facebook:
Se acerca la mesera sonriendo y diciendo: "Hola Chiques"
Ante la intriga de uno de los comensales, le pregunte: "¿Chiques?"
-Sí, somos un restaurante inclusivo.
-Y dígame, supongamos que uno de los comensales es ciego, ¿Tiene la carta en braille?
-No. -respondió la mesera un poco incómodo.
-Otro ejemplo. Supongo que vengo con mi Asperger, ¿La carta tiene pictogramas para explicar el menú?
-No, señor. -Dijo la mesera tratando de contener los nervios.
-No es para tanto. Suele pasar. -Continuó el comenzal. -Por cierto, ¿Les capacitaron para comunicar con lenguaje de señas para atender clientes sordos?
-¡¿Bueno?! ¿Qué me quieres chingar o qué? .-Respondió histérica la mesera.
-No te aflijas pa' tanto. Simplemente veo que no son un restaurante inclusivo porque no cumplen con lo indispensable para complacer las necesidades básicas que tiene esa gente. Sólo son un capricho de la historia que está de moda.
¿Y ustedes? ¿Conoces algún caso donde el lenguaje inclusivo se sale fuera de control?