ProyectV
V
Hellblazing
Fénix
Acercándose al final de su vida, un ave fénix cuestionaba su desdicha.
"¿Por qué terminó así? ¿Por qué no pude evitar el fin?"
Nunca tuvo elección: La salvación no era una opción.
Fue en ese momento, que sin previo aviso, del fuego surgió su madre, quién con amor. Dio sentido a su situación
"Es mi culpa", enunció. "Todo lo que ha ocurrido", aclaró
"Hice lo posible" , explicó. "Pero fracasé admitió
"No busco tu perdón" Expresó con dolor "Sólo deseo tu salvación", finalizó.
El hombre hereda la miseria, los pecados y mentiras.
Más depende de nosotros el cambio que traiga la dicha.
Si la salvación deseas alcanzar:
Las cenizas del pasado deberás abandonar
Y tras lograr las llamas del dolor superar
El Avé Fénix logrará reencarnar.
Acercándose al final de su vida, un ave fénix cuestionaba su desdicha.
"¿Por qué terminó así? ¿Por qué no pude evitar el fin?"
Nunca tuvo elección: La salvación no era una opción.
Fue en ese momento, que sin previo aviso, del fuego surgió su madre, quién con amor. Dio sentido a su situación
"Es mi culpa", enunció. "Todo lo que ha ocurrido", aclaró
"Hice lo posible" , explicó. "Pero fracasé admitió
"No busco tu perdón" Expresó con dolor "Sólo deseo tu salvación", finalizó.
El hombre hereda la miseria, los pecados y mentiras.
Más depende de nosotros el cambio que traiga la dicha.
Si la salvación deseas alcanzar:
Las cenizas del pasado deberás abandonar
Y tras lograr las llamas del dolor superar
El Avé Fénix logrará reencarnar.
En la ciudad de Canterlot muchas cosas extrañas y bizarras pasaban por debajo del ojo público. No porque fueran difíciles de encontrar, sino porque quienes lo hacían, no solían volver a ser vistos. Teorías existían al respecto, pero nadie podía realmente apuntar a la causa de dichos acontecimientos.
Los religiosos decían que era un castigo divino, advertencias del más allá sobre que estamos haciendo mal. Otros decían que eran actos del gobierno hechos por debajo de la mesa, que no se podía confiar en las entidades públicas, algunos rayaban la paranoia absoluta al decir que no era seguro poner un pie en la calle en altas horas de la noche, pero la realidad era otra, no era ni buena, ni mala, era algo que siempre ha estado ahí y que esta noche se hacía presente en el cielo tormentoso sobre la ciudad.
Mientras las nubes de tormenta se arremolinaban dando paso a lo que sería el “El ascenso”, los últimos rayos del sol se aferraban como podían desesperadamente a los edificios y la estructura de la ciudad, haciendo un esfuerzo en vano por evitar su desaparición e impedir el insensible avance de las sombras.
(31 de Diciembre 2020, 20 minutos antes de la puerta de fuego)
Una energía extraña rodeaba el cementerio antiguo localizado al norte de la ciudad, en las afueras de la misma. Se decía que en dicha ubicación se encontraban los restos de brujas, hechiceros malignos y originalmente: indígenas.
Estos defendieron hasta fallecer defendiendo su tierra sagrada de los invasores del norte, la leyenda asume que maldijeron las tierras con el propósito de que nadie se acercase a tal lugar, no era para menos, todos los que visitaban tal ubicación terminaban perdiendo la cabeza, desaparecidos o directamente sus cadáveres eran encontrados un par de días después en las cercanías a tan lúgubre sitio. Se creía que algún tipo de maldición rondaba el antiguo cementerio.
En las cercanías de dicho cementerio, sin previo aviso: dos figuras se materializaron de la nada, una envuelta en un rayo de luz, la otra sumergida en las sombras, estas se detuvieron a esperar por varios minutos hasta que una tercera y última figura llegó caminando con calma, colocándose al costado de cada una y analizando desde la lejanía la imponente pared de roca que rodeaba tal ubicación, cuya única entrada se hallaba abierta de par en par, invitándolas a ingresar.
-¿Listas?
-No creo que sea buena idea hacer esto-cuestionaba sus motivos la mujer surgida de la oscuridad. Una carencia absoluta de miedo ante la muerte que posiblemente las esperaba a las tres, cargando consigo un aspecto, atrayente con un aura intoxicante, todo ello imbuido en un velo de misterio acompañado por dos hermosos ojos dorados brillando con lujuria e intensidad natural a pesar de su expresión facial.
-No lo es, dudo que salgamos con vida-replicó la chica nacida en la luz. Tenía un pelo con tonalidades rojizas y amarillentas, acompañado de ese pelo largo portaba un abrigo de tela delgada completamente blanco, con una blusa beige debajo, exponiendo un emblema de corazón alado en el centro, contrastando con unos jeans negros y zapatos de vestir del mismo color.
-Gracias a las dos por venir-Indicó la mujer en el medio del grupo quién llegó caminando al lugar, tratándose de una chica con cabellos púrpura de distintas tonalidades que le llegaba hasta la espalda. Vestía una camisa de vestir blanco, con botones negros, dicha camisa era visible por debajo de un chaleco de mujer color vino emparejado con una corbata de tonalidades moradas cuyo detalle final era una solitaria chispa mágica en el centro del nudo, complementaba su look semi-formal con unos pantalones de vestir negros en conjunto con zapatos del mismo color, siendo estos deportivos más careciendo de algún tipo de diseño exagerado o detalle característico de este tipo de prendas, siendo estos completamente negros.
-Ni lo menciones. ¿Unas palabras antes de ingresar? No sé, una especie de motivación.
-Si con motivación te refieres a decir “No sean cobardes perras asquerosas” o “Si siguen deteniéndose a cuestionar mi plan sobre la marcha nos terminará alcanzando la muerte antes de lo que esperan, basuras”-Se burlaba la dama en las sombras.
-Cállate Asmodeo-replicaba la chica de rizos morados a la extraña mujer mágica, quién tras una leve carcajada se liberó de las sombras que la ocultaba, cargando consigo un aspecto más demoníaco, rallando en lo vulgar, casi llegando a lo explícito.
-Y bien ¿Cuál es el plan, Twilight?-pregunta Sunset a su compañera con calma mientras avanzaba hacia el laberinto.
-Ok, es un plan complejo, pero dentro de lo que cabe, es perfecto, sólo debemos sobrevivir-Su gran estrategia fue completamente recibida con el silencio absoluto de sus compañeras siendo recibida con dos distintas miradas, una de sorpresa, indignación y rabia, la otra con una enorme sonrisa atrayente y maligna.
-Suena a que tienes muy claras las cosas-Comenta Asmodeo sonriente.
-¿Estás loca, Twilight?-Cuestionaba Sunset acortando la distancia entre las dos, usando su magia para halarla de la camisa-¿Cómo que no tienes un plan?-Su ira se convirtió en un preocupación-Estamos a punto de pasar por algo extremadamente complicado ¿Y tú plan es simplemente sobrevivir? ¿No tienes nada en mente? ¿Todos estos días sabiendo a qué nos enfrentábamos y no planeaste nada?
-No sé qué tramas, pero no dejaré que Morningstar abra la puerta, así que elabora un plan. Es nuestro deber el tratar de hacer algo más allá de sólo mantenernos con vida.
-Ya estamos aquí ¿No? Si sólo me interesara sobrevivir ¿Para qué venir en primer lugar?
Una buena respuesta que generó una realización en el rostro de su compañera.
-Entonces sí tienes un plan...
-Debemos movernos, no hay ruido más allá del de la brisa, si los animales abandonaron el área significa que vamos tarde, tenemos que movernos antes de que las cosas se tornen especialmente sangrientas-Sparkle ignoró por completo el comentario de su familia. Avanzando hacia el cementerio para detenerse ante este, viendo la imponente entrada al gigante laberinto de tumbas que las separaba de su objetivo, una enorme pared de roca rodeaba el mismo, evitando su paso y debido a una fuerza invisible, el ingresar con magia estaba fuera de discusión, mientras la mujer analizaba con calma las múltiples posibles trampas que debía de haber en tan enorme ubicación, le era imposible el no recordar cómo su jornada la llevó hasta aquí, pensando con especial énfasis en el día en que descendió a la oscuridad.
-¿Nerviosa, Sparkle?-preguntaba Asmodeo sacándola de su trance y regresándola a la realidad.
-¿Ah? No, sólo, pensando en cosas. Ya sabes, nada destacable. Sólo traumas de la infancia, el pan de cada día conmigo-explica Sparkle restando importancia a lo que estaba pensando.
-No deberías de bromear con eso, Twilight. Necesitas ayuda…-Expresaba su preocupación Sunset.
-Una vez cobre mi venganza, todo habrá terminado.
-¿Y luego qué?
-¿Huh?
-¿Qué harás luego de tu venganza? ¿Qué harás luego de vencerlo?-Twilight replicaba a la pregunta de Sunset con un leve gesto de hombros y cabeza sin saber qué responder, su compañera soltó un fuerte suspiro para recolectar sus pensamientos por unos momentos antes de finalmente tener una idea clara de lo que iba a expresar-Twilight, la venganza es algo que inevitablemente te consume y destruye todo a tu paso. No puedes vivir con resentimiento sin destruir lo que alguna vez fuiste en el camino.
-Ese es el chiste de la venganza, cariño. Cuando tomas tal sendero estás haciendo un pacto con el diablo, al descender por ese camino no hay marcha atrás: Te olvidas de lo que eres y alguna vez fuiste, lo único importante, lo que se halla en tu mente, tú único objetivo es hacer caer al responsable de tu dolor-Compartía Asmodeo su visión de la venganza.
-Irónico que digas eso, considerando lo que eres-Replica Twilight con una leve carcajada-Sunset, asumes que voy a vivir para contarlo...
-Nunca pierdo la esperanza, Sparkle, tampoco deberías de hacerlo tú.
-Veremos...
La esperanza era una cosa que ella había perdido hace tiempo, no le quedaba fé ni lágrimas por derramar, ya hizo de sobra esas cosas durante su adolescencia.
Los religiosos decían que era un castigo divino, advertencias del más allá sobre que estamos haciendo mal. Otros decían que eran actos del gobierno hechos por debajo de la mesa, que no se podía confiar en las entidades públicas, algunos rayaban la paranoia absoluta al decir que no era seguro poner un pie en la calle en altas horas de la noche, pero la realidad era otra, no era ni buena, ni mala, era algo que siempre ha estado ahí y que esta noche se hacía presente en el cielo tormentoso sobre la ciudad.
Mientras las nubes de tormenta se arremolinaban dando paso a lo que sería el “El ascenso”, los últimos rayos del sol se aferraban como podían desesperadamente a los edificios y la estructura de la ciudad, haciendo un esfuerzo en vano por evitar su desaparición e impedir el insensible avance de las sombras.
(31 de Diciembre 2020, 20 minutos antes de la puerta de fuego)
Una energía extraña rodeaba el cementerio antiguo localizado al norte de la ciudad, en las afueras de la misma. Se decía que en dicha ubicación se encontraban los restos de brujas, hechiceros malignos y originalmente: indígenas.
Estos defendieron hasta fallecer defendiendo su tierra sagrada de los invasores del norte, la leyenda asume que maldijeron las tierras con el propósito de que nadie se acercase a tal lugar, no era para menos, todos los que visitaban tal ubicación terminaban perdiendo la cabeza, desaparecidos o directamente sus cadáveres eran encontrados un par de días después en las cercanías a tan lúgubre sitio. Se creía que algún tipo de maldición rondaba el antiguo cementerio.
En las cercanías de dicho cementerio, sin previo aviso: dos figuras se materializaron de la nada, una envuelta en un rayo de luz, la otra sumergida en las sombras, estas se detuvieron a esperar por varios minutos hasta que una tercera y última figura llegó caminando con calma, colocándose al costado de cada una y analizando desde la lejanía la imponente pared de roca que rodeaba tal ubicación, cuya única entrada se hallaba abierta de par en par, invitándolas a ingresar.
-¿Listas?
-No creo que sea buena idea hacer esto-cuestionaba sus motivos la mujer surgida de la oscuridad. Una carencia absoluta de miedo ante la muerte que posiblemente las esperaba a las tres, cargando consigo un aspecto, atrayente con un aura intoxicante, todo ello imbuido en un velo de misterio acompañado por dos hermosos ojos dorados brillando con lujuria e intensidad natural a pesar de su expresión facial.
-No lo es, dudo que salgamos con vida-replicó la chica nacida en la luz. Tenía un pelo con tonalidades rojizas y amarillentas, acompañado de ese pelo largo portaba un abrigo de tela delgada completamente blanco, con una blusa beige debajo, exponiendo un emblema de corazón alado en el centro, contrastando con unos jeans negros y zapatos de vestir del mismo color.
-Gracias a las dos por venir-Indicó la mujer en el medio del grupo quién llegó caminando al lugar, tratándose de una chica con cabellos púrpura de distintas tonalidades que le llegaba hasta la espalda. Vestía una camisa de vestir blanco, con botones negros, dicha camisa era visible por debajo de un chaleco de mujer color vino emparejado con una corbata de tonalidades moradas cuyo detalle final era una solitaria chispa mágica en el centro del nudo, complementaba su look semi-formal con unos pantalones de vestir negros en conjunto con zapatos del mismo color, siendo estos deportivos más careciendo de algún tipo de diseño exagerado o detalle característico de este tipo de prendas, siendo estos completamente negros.
-Ni lo menciones. ¿Unas palabras antes de ingresar? No sé, una especie de motivación.
-Si con motivación te refieres a decir “No sean cobardes perras asquerosas” o “Si siguen deteniéndose a cuestionar mi plan sobre la marcha nos terminará alcanzando la muerte antes de lo que esperan, basuras”-Se burlaba la dama en las sombras.
-Cállate Asmodeo-replicaba la chica de rizos morados a la extraña mujer mágica, quién tras una leve carcajada se liberó de las sombras que la ocultaba, cargando consigo un aspecto más demoníaco, rallando en lo vulgar, casi llegando a lo explícito.
-Y bien ¿Cuál es el plan, Twilight?-pregunta Sunset a su compañera con calma mientras avanzaba hacia el laberinto.
-Ok, es un plan complejo, pero dentro de lo que cabe, es perfecto, sólo debemos sobrevivir-Su gran estrategia fue completamente recibida con el silencio absoluto de sus compañeras siendo recibida con dos distintas miradas, una de sorpresa, indignación y rabia, la otra con una enorme sonrisa atrayente y maligna.
-Suena a que tienes muy claras las cosas-Comenta Asmodeo sonriente.
-¿Estás loca, Twilight?-Cuestionaba Sunset acortando la distancia entre las dos, usando su magia para halarla de la camisa-¿Cómo que no tienes un plan?-Su ira se convirtió en un preocupación-Estamos a punto de pasar por algo extremadamente complicado ¿Y tú plan es simplemente sobrevivir? ¿No tienes nada en mente? ¿Todos estos días sabiendo a qué nos enfrentábamos y no planeaste nada?
-No sé qué tramas, pero no dejaré que Morningstar abra la puerta, así que elabora un plan. Es nuestro deber el tratar de hacer algo más allá de sólo mantenernos con vida.
-Ya estamos aquí ¿No? Si sólo me interesara sobrevivir ¿Para qué venir en primer lugar?
Una buena respuesta que generó una realización en el rostro de su compañera.
-Entonces sí tienes un plan...
-Debemos movernos, no hay ruido más allá del de la brisa, si los animales abandonaron el área significa que vamos tarde, tenemos que movernos antes de que las cosas se tornen especialmente sangrientas-Sparkle ignoró por completo el comentario de su familia. Avanzando hacia el cementerio para detenerse ante este, viendo la imponente entrada al gigante laberinto de tumbas que las separaba de su objetivo, una enorme pared de roca rodeaba el mismo, evitando su paso y debido a una fuerza invisible, el ingresar con magia estaba fuera de discusión, mientras la mujer analizaba con calma las múltiples posibles trampas que debía de haber en tan enorme ubicación, le era imposible el no recordar cómo su jornada la llevó hasta aquí, pensando con especial énfasis en el día en que descendió a la oscuridad.
De todas las familias en la zona doméstica de la ciudad. La familia Sparkle era sin duda alguna una de las más conocidas, ya fuera por su hospitalidad, recibiendo siempre a quién sea de brazos abiertos, abrazando por completo el concepto de dar el beneficio de la duda, o por su generosidad, siempre dando y prestando cualquier cosa que otra persona requiera, la familia era la mejor cara de ese conjunto de casas al norte conocida como las residencias “Whiteheart”.
No tenían enemigos y la mayoría de las personas que los conocía tendían a gravitar hacia ellos, no obstante, el no poseer enemigos o ser carismático no te salvaba de la impredecibilidad del libre albedrío.
Twilight Sparkle era una niña de diez años, con un futuro por delante y una gran habilidad para los estudios a su corta edad, siendo esta realzada por la facilidad con la que podía comprender ciertos temas, su ciencia era impecable para una chica de su edad, siendo capaz de hacer multiplicaciones y divisiones complejas a tan corta edad.
El orgullo de sus padres y el trofeo para mostrar en su escuela primaria, quienes estaban seguros de poder jactarse en un futuro de haber sido hogar de una de las futuras científicas de renombre de la historia de la humanidad.
No obstante, la madre de Twilight era lo opuesto a su hija. Creía firmemente en lo espiritual y lo mágico, que no todo en el mundo puede ser explicado con ciencia exacta y que se debe trabajar el lado espiritual y emocional tanto como el lógico y físico, el balance era algo importante y su obsesión con este se notaba en las extrañas historias que inventaba para su hija, leyendas de cazadores y demonios, héroes y villanos, de humanos que eran monstruos y monstruos que eran humanos.
-No entiendo mami ¿Por qué en esta historia el demonio es bueno y el humano es malo? ¿No sé supone que según las religiones existe la idea de que todos los demonios son malos?-Preguntaba Twilight sin encontrarle sentido a su historia-¿Y cómo explicas la magia? ¿Y por qué pasó lo que pasó?
-Mi niña-Decía la madre con una enorme sonrisa a esta-No todo en la vida es blanco y negro, en el camino de la luz a la oscuridad, del blanco al negro hay grises en el camino y de la misma forma que hay humanos que son monstruos, hay monstruos que son humanos.
-¿Pero de verdad podemos caer tan bajo?
-Siempre se puede descender a la oscuridad, mi niña.
-Entonces... ¿Yo puedo convertirme en un monstruo?-preguntó la niña algo asustada ante la idea.
-No tienes de qué preocuparte, tú nunca llegarás a eso, Twily.
-Pero... yo he hecho cosas malas...
-Todos cometemos errores, mi niña. Nunca dudes de tí, Twilight. Siempre has sabido distinguir lo que es correcto y lo que no lo es. No eres un monstruo, Twilight.
-Los niños de la escuela dicen que no soy normal...
-Tampoco eres humana, eres algo mucho más especial. Eres mi princesa. Ahora: a dormir. Mañana tienes que levantarte temprano, tus amigas vienen a visitarte-Responde con una leve sonrisa la madre a su hija para darle un tenue beso en la frente-Buenas noches, que descanses.
-Gracias mami-responde Twilight sonriente para acomodarse lista para dormir.
-¿Todo listo, Velvet?-preguntaba una voz femenina que Twilight no reconocía, no obstante por alguna extraña razón, su insaciable curiosidad fue reemplazada por un profundo sueño al momento que su madre le hizo una leve seña con su mano para que se durmiera, jurando la pequeña que pudo ver algo de brillo venir de la mano de su madre antes de quedarse dormida.
Oscuridad, sombras, penumbra. Era todo lo que la rodeaba. Una niebla tan densa que a duras penas era capaz de divisar algo más allá de su nariz, el sabor a hierro invadió su boca junto a una sensación de un líquido cálido y espeso, intentando escupirlo, pero sintiendo como algo la forzaba a tragar, su mente trataba de ordenarle a su cuerpo que no lo hiciera, pero este actuaba por sí mismo, bebiendo la misma hasta llenarse, percibiendo una agradable y extraña sensación en su cuerpo, un leve cosquilleo y una llama encenderse dentro de ella.
En ese momento, la chica abrió los ojos tosiendo fuertemente, mirando los alrededores confundida, su visión era borrosa, pero a pesar de ello fue capaz de diferenciar tres figuras, la primera era una mujer, la cual parecía estar peleando con un hombre, atacándose entre ellos con alguna especie de energía rara que salía de sus cuerpos, de sus manos y se extendía a por toda la sala, objetos flotando y siendo lanzados, explosiones las cuales no podía escuchar y sintiendo un par de manos tomarla para alzarla de su cama.
La oscuridad era más intensa, y la pequeña niña se encontraba en una especie de abrazo nocturno misterioso, sintiendo como se mesía en la oscuridad misma, pero esa pacífica sensación fue interrumpida por un calor abrasador e intenso, tanto era así que empezó a sudar, abriendo los ojos nuevamente intentando ver qué estaba pasando. Notando varios hermosos colores naranja, rojizos e incluso dorados y negros, un espectáculo de luces como ningún otro, alguien la estaba cargando, pero no era capaz de identificarlo y nuevamente, el cansancio le ganó.
En medio de su pacífica oscuridad, y la calma que esta le traía, una potente luz blanca la golpeó en la cara, perturbando el sueño de la chica, sintiendo un poderoso rechazo a esa luz, retrocediendo cada vez más, alejándose de esta y ocultándose en la oscuridad del sueño y la inconsciencia. Pero entonces, un dolor agudo se hizo presente, pudiendo finalmente despertarse.
Twilight estaba en la sala, tirada en el suelo, viendo sus alrededores para voltearse y ver que la misma estaba llena de humo, fuego, la casa estaba en llamas, pero antes de que la pequeña pudiera siquiera empezar a comprender la gravedad de la situación, se volteó para ver a una persona, esta portaba un traje blanco y poseía un pelo corto y liso, de rizos dorados como el oro mismo, pero siendo lo más destacable de este, sus enormes y brillantes ojos dorados.
El aura que emanaba el sujeto era intimidante, imponente y denotaba un gran poder sobre él, como si esa persona, si así lo quisiera, podría destruir el mundo entero en segundos. La pequeña estaba petrificada del miedo, siendo incapaz de separar su vista de esos ojos dorados que la cautivaron y veían la profundidad de su ser.
El sujeto la observó en silencio por unos segundos antes de darse media vuelta y desaparecer entre las llamas, dejando a la niña aún en estado de shock, no obstante, el calor y la humareda fueron lo suficientemente poderosos como para sacarla de su estado petrificado, levantándose y corriendo hacia la puerta de entrada de la casa, atravesando la misma, cruzando la puerta en llamas de la enorme casa observando el mundo exterior, como nunca antes lo había visto, teniendo una nueva perspectiva de lo que lo la rodeaba.
A medida que caminaba fuera de la casa, un carro de bomberos se estacionaba frente a la casa a la par que varios vecinos se acercaban al lugar a ayudar como podían, siendo la primera persona en recibir a Twilight su hermano mayor, Shining, siendo que luego este la dejara sola con su niñera, Cadance para ingresar a la casa en busca de sus padres.
La pequeña Twilight estaba confundida y petrificada. Y al momento de ver nuevamente hacia la casa, pudo ver en la ventana de su cuarto al sujeto que se encontró en la sala, viéndola detenidamente para de un segundo a otro, desvanecerse en el aire, convirtiéndose en oscuridad sin dejar rastro alguno.
No había duda alguna, él era la causa del incendio.
No tenían enemigos y la mayoría de las personas que los conocía tendían a gravitar hacia ellos, no obstante, el no poseer enemigos o ser carismático no te salvaba de la impredecibilidad del libre albedrío.
Twilight Sparkle era una niña de diez años, con un futuro por delante y una gran habilidad para los estudios a su corta edad, siendo esta realzada por la facilidad con la que podía comprender ciertos temas, su ciencia era impecable para una chica de su edad, siendo capaz de hacer multiplicaciones y divisiones complejas a tan corta edad.
El orgullo de sus padres y el trofeo para mostrar en su escuela primaria, quienes estaban seguros de poder jactarse en un futuro de haber sido hogar de una de las futuras científicas de renombre de la historia de la humanidad.
No obstante, la madre de Twilight era lo opuesto a su hija. Creía firmemente en lo espiritual y lo mágico, que no todo en el mundo puede ser explicado con ciencia exacta y que se debe trabajar el lado espiritual y emocional tanto como el lógico y físico, el balance era algo importante y su obsesión con este se notaba en las extrañas historias que inventaba para su hija, leyendas de cazadores y demonios, héroes y villanos, de humanos que eran monstruos y monstruos que eran humanos.
-No entiendo mami ¿Por qué en esta historia el demonio es bueno y el humano es malo? ¿No sé supone que según las religiones existe la idea de que todos los demonios son malos?-Preguntaba Twilight sin encontrarle sentido a su historia-¿Y cómo explicas la magia? ¿Y por qué pasó lo que pasó?
-Mi niña-Decía la madre con una enorme sonrisa a esta-No todo en la vida es blanco y negro, en el camino de la luz a la oscuridad, del blanco al negro hay grises en el camino y de la misma forma que hay humanos que son monstruos, hay monstruos que son humanos.
-¿Pero de verdad podemos caer tan bajo?
-Siempre se puede descender a la oscuridad, mi niña.
-Entonces... ¿Yo puedo convertirme en un monstruo?-preguntó la niña algo asustada ante la idea.
-No tienes de qué preocuparte, tú nunca llegarás a eso, Twily.
-Pero... yo he hecho cosas malas...
-Todos cometemos errores, mi niña. Nunca dudes de tí, Twilight. Siempre has sabido distinguir lo que es correcto y lo que no lo es. No eres un monstruo, Twilight.
-Los niños de la escuela dicen que no soy normal...
-Tampoco eres humana, eres algo mucho más especial. Eres mi princesa. Ahora: a dormir. Mañana tienes que levantarte temprano, tus amigas vienen a visitarte-Responde con una leve sonrisa la madre a su hija para darle un tenue beso en la frente-Buenas noches, que descanses.
-Gracias mami-responde Twilight sonriente para acomodarse lista para dormir.
-¿Todo listo, Velvet?-preguntaba una voz femenina que Twilight no reconocía, no obstante por alguna extraña razón, su insaciable curiosidad fue reemplazada por un profundo sueño al momento que su madre le hizo una leve seña con su mano para que se durmiera, jurando la pequeña que pudo ver algo de brillo venir de la mano de su madre antes de quedarse dormida.
***
Oscuridad, sombras, penumbra. Era todo lo que la rodeaba. Una niebla tan densa que a duras penas era capaz de divisar algo más allá de su nariz, el sabor a hierro invadió su boca junto a una sensación de un líquido cálido y espeso, intentando escupirlo, pero sintiendo como algo la forzaba a tragar, su mente trataba de ordenarle a su cuerpo que no lo hiciera, pero este actuaba por sí mismo, bebiendo la misma hasta llenarse, percibiendo una agradable y extraña sensación en su cuerpo, un leve cosquilleo y una llama encenderse dentro de ella.
En ese momento, la chica abrió los ojos tosiendo fuertemente, mirando los alrededores confundida, su visión era borrosa, pero a pesar de ello fue capaz de diferenciar tres figuras, la primera era una mujer, la cual parecía estar peleando con un hombre, atacándose entre ellos con alguna especie de energía rara que salía de sus cuerpos, de sus manos y se extendía a por toda la sala, objetos flotando y siendo lanzados, explosiones las cuales no podía escuchar y sintiendo un par de manos tomarla para alzarla de su cama.
La oscuridad era más intensa, y la pequeña niña se encontraba en una especie de abrazo nocturno misterioso, sintiendo como se mesía en la oscuridad misma, pero esa pacífica sensación fue interrumpida por un calor abrasador e intenso, tanto era así que empezó a sudar, abriendo los ojos nuevamente intentando ver qué estaba pasando. Notando varios hermosos colores naranja, rojizos e incluso dorados y negros, un espectáculo de luces como ningún otro, alguien la estaba cargando, pero no era capaz de identificarlo y nuevamente, el cansancio le ganó.
En medio de su pacífica oscuridad, y la calma que esta le traía, una potente luz blanca la golpeó en la cara, perturbando el sueño de la chica, sintiendo un poderoso rechazo a esa luz, retrocediendo cada vez más, alejándose de esta y ocultándose en la oscuridad del sueño y la inconsciencia. Pero entonces, un dolor agudo se hizo presente, pudiendo finalmente despertarse.
Twilight estaba en la sala, tirada en el suelo, viendo sus alrededores para voltearse y ver que la misma estaba llena de humo, fuego, la casa estaba en llamas, pero antes de que la pequeña pudiera siquiera empezar a comprender la gravedad de la situación, se volteó para ver a una persona, esta portaba un traje blanco y poseía un pelo corto y liso, de rizos dorados como el oro mismo, pero siendo lo más destacable de este, sus enormes y brillantes ojos dorados.
El aura que emanaba el sujeto era intimidante, imponente y denotaba un gran poder sobre él, como si esa persona, si así lo quisiera, podría destruir el mundo entero en segundos. La pequeña estaba petrificada del miedo, siendo incapaz de separar su vista de esos ojos dorados que la cautivaron y veían la profundidad de su ser.
El sujeto la observó en silencio por unos segundos antes de darse media vuelta y desaparecer entre las llamas, dejando a la niña aún en estado de shock, no obstante, el calor y la humareda fueron lo suficientemente poderosos como para sacarla de su estado petrificado, levantándose y corriendo hacia la puerta de entrada de la casa, atravesando la misma, cruzando la puerta en llamas de la enorme casa observando el mundo exterior, como nunca antes lo había visto, teniendo una nueva perspectiva de lo que lo la rodeaba.
A medida que caminaba fuera de la casa, un carro de bomberos se estacionaba frente a la casa a la par que varios vecinos se acercaban al lugar a ayudar como podían, siendo la primera persona en recibir a Twilight su hermano mayor, Shining, siendo que luego este la dejara sola con su niñera, Cadance para ingresar a la casa en busca de sus padres.
La pequeña Twilight estaba confundida y petrificada. Y al momento de ver nuevamente hacia la casa, pudo ver en la ventana de su cuarto al sujeto que se encontró en la sala, viéndola detenidamente para de un segundo a otro, desvanecerse en el aire, convirtiéndose en oscuridad sin dejar rastro alguno.
No había duda alguna, él era la causa del incendio.
-¿Nerviosa, Sparkle?-preguntaba Asmodeo sacándola de su trance y regresándola a la realidad.
-¿Ah? No, sólo, pensando en cosas. Ya sabes, nada destacable. Sólo traumas de la infancia, el pan de cada día conmigo-explica Sparkle restando importancia a lo que estaba pensando.
-No deberías de bromear con eso, Twilight. Necesitas ayuda…-Expresaba su preocupación Sunset.
-Una vez cobre mi venganza, todo habrá terminado.
-¿Y luego qué?
-¿Huh?
-¿Qué harás luego de tu venganza? ¿Qué harás luego de vencerlo?-Twilight replicaba a la pregunta de Sunset con un leve gesto de hombros y cabeza sin saber qué responder, su compañera soltó un fuerte suspiro para recolectar sus pensamientos por unos momentos antes de finalmente tener una idea clara de lo que iba a expresar-Twilight, la venganza es algo que inevitablemente te consume y destruye todo a tu paso. No puedes vivir con resentimiento sin destruir lo que alguna vez fuiste en el camino.
-Ese es el chiste de la venganza, cariño. Cuando tomas tal sendero estás haciendo un pacto con el diablo, al descender por ese camino no hay marcha atrás: Te olvidas de lo que eres y alguna vez fuiste, lo único importante, lo que se halla en tu mente, tú único objetivo es hacer caer al responsable de tu dolor-Compartía Asmodeo su visión de la venganza.
-Irónico que digas eso, considerando lo que eres-Replica Twilight con una leve carcajada-Sunset, asumes que voy a vivir para contarlo...
-Nunca pierdo la esperanza, Sparkle, tampoco deberías de hacerlo tú.
-Veremos...
La esperanza era una cosa que ella había perdido hace tiempo, no le quedaba fé ni lágrimas por derramar, ya hizo de sobra esas cosas durante su adolescencia.
Twilight Sparkle era una adolescente problemática cuando menos. No es que cometiera algún tipo de crimen o estuviera involucrada en el consumo de sustancias dañinas para el cuerpo. De hecho, dentro de lo que cabía y en comparación con otras chicas de su edad, ella estaba muy bien.
Lo que realmente hacía de la convivencia con ella un problema, era su obsesión constante con el pasado. La joven estaba completamente enterrada en este, incapaz de seguir adelante y obsesionada de forma enfermiza con lo que su familia llamaba delirios producidos de lo impresionable de una niña. No obstante, Sparkle sabía más de lo que su propia familia creía.
Sabía que su familia le ocultaba algo, no había duda al respecto. Cada vez que tocaba el tema del hombre con los ojos dorados con su padre, este desviaba la conversación o simplemente acreditaba ese hombre a una ilusión óptica producida por el calor, el humo y el efecto que producía la carencia de aire limpio en una niña. Pero Sparkle sabía que la forma en la que el tema era cuando menos sospechosa y con claras señales de que su padre sabía más de lo que admitía.
Es por ello que decidió investigar por su lado, pasando noches enteras revisando registros policiacos públicos, buscando toda clase de pistas, algo que le dijera quién era ese sujeto de ojos dorados. A fin de cuentas, alguien con esa clase de ojos no podía pasar desapercibido. No obstante, sin importar cuanto buscase, no lograba dar con él, hasta que finalmente, para bien o para mal, atrajo a alguien con las respuestas que buscaba.
El encuentro fue inesperado y en donde menos se lo esperaba.
-Afff…-Soltó un fuerte suspiro Sparkle revisando su rostro en el espejo del baño tras refrescarse con agua en un intento por mantenerse despierta, nuevamente el día se le pasó volando con tal velocidad que la chica juraba que sólo habían pasado unos minutos desde que ingresó a la biblioteca central de Canterlot.
Estaba cansada y lo podía sentir, y si ella lo podía sentir, significaba que los demás probablemente lo podían ver. La chica se sentía vacía por dentro, simplemente no había nada, nadie a quién dirigir sus emociones contenidas, nadie a quién enfrentar, golpear o culpar y eso causaba que un fuego en su interior se encendiera, cuyas llamas abrasadoras causaban la furia e incomodidad de la chica, quien sentía un constante ardor en su ser que se expandía desde su vientre hasta el resto de su cuerpo de forma palpitante y punzante, quemando todo a su paso, viéndose reflejado en la actitud errática de la chica.
-Te ves como alguien que tiene muchos problemas- indicaba una dama colocándose al lado de Sparkle, la mujer no se veía mayor de 30 años y portaba consigo unos lentes rojos junto a unas ropas simples, demasiado, como si abiertamente intentara pasar desapercibida o como alguien más del montón al grado de que era notable mientras más te detenías a observarla, irónicamente, toda la atención que caía sobre la esbelta mujer se dirigía hacia el rasgo más destacable en ella, los lentes ¿Capaz era intencional? De ser así, Twilight no mostraba reacción aparente, observándola directo a los ojos, produciendo una leve carcajada originándose en la dama.
-Sí, tengo muchos problemas ¿Qué tiene de gracioso?
-Nada, cariño. No tiene nada de gracioso, simplemente me resulta fascinante tu investigación. Estás muy centrada en ubicar a esa persona de ojos dorados. Pero estás buscando en los lugares equivocados.
-No me había dado cuenta-el tono pedante de su voz sólo era igualado por el sarcasmo de su frase.
-No entiendes... Pasillo siete, séptima librería, séptimo tramo, séptimo libro de izquierda a derecha-Indicaba la dama con calma para retirarse del lugar, dejando a una Sparkle confundida, quién se sacudió la cabeza molesta.
Tras tan extraña ocurrencia, la joven se dedicó a iniciar su regreso a casa, capaz un par de horas de sueño la ayudasen a enfocar mejor sus pensamientos, no obstante, al encontrarse ante la salida de la biblioteca, notó cerca de ella la entrada al pasillo número 7. Lo observó en silencio, debatiendo internamente y sin notarlo, su cuerpo actuó por sí mismo, explorando librería tras librería, contando mentalmente hasta llegar a la séptima. De arriba a abajo, contando hasta el siete, de izquierda a derecha, contando una vez más. El libro que había tomado pertenecía a la sección de cosas sobrenaturales, no había nada escrito, ni editorial, ni autor, al abrir y leerlo se notaba con facilidad que era muy distinto al típico material que encuentras en una biblioteca promedio, más que una novela, estudio o análisis, casi parecía un manual, uno antiguo.
Con un fuerte suspiro y sin fuentes alternas de información, Sparkle se llevó el libro a la casa.
Sombras, oscuridad y penumbra, eso era lo que la rodeaba y sin importar qué tanto intentase ver el mundo a su alrededor, su vista era incapaz de vislumbrar algo más allá de su nariz. Y fue en ese momento que empezó a escuchar susurros, pequeños murmullos cuya presencia inquietaban aún más a la joven, poco a poco, el delicado susurro de un fantasma se convirtió en el ruído abrasador de las llamas que se rehusaban a disminuir su agobiante calor, haciéndose notar imponentes y temerosas. De entre las llamas y con un aura de muerte y miseria, se alzó el hombre de ojos dorados, mirando fijamente a la pequeña niña quien simplemente gritó del miedo incapaz de retroceder o alejarse de la figura por más que lo intentara y en ese momento, el sujeto la tomó del brazo.
Sparkle despertó bañada en su propio sudor, no era la primera pesadilla que tenía sobre su pasado, pero sí era la primera vez que era tan intensa. Nunca antes había sudado producto de una y sin más qué hacer, sin ganas de volver a dormir por miedo a la oscuridad y lo que podía encontrarse en ella, se dirigió hacia el baño de su cuarto para proceder a asearse, limpiando con detalle su cuerpo hasta finalmente vestirse en su cuarto y ponerse más cómoda, fue en ese instante, que sus ojos pasaron por su escritorio, viendo el libro que había retirado.
No tenía título, simplemente era un libro de tapa de cuero gruesa.
-Aaafff...qué carajos-Pensaba la chica en voz alta para acercarse al mismo, abriéndolo con cuidado y leyendo detenidamente sus páginas. Nada, la primera página estaba vacía, en blanco, pasó de página, también vacía, tercera, en blanco, cuarta, nada, quinta, ni siquiera una mancha sexta...cincuenta...docientos...todas carente de cualquier tipo de contenido. Llena de frustración, su reacción natural fue arrojar el libro con fuerza, estrellándolo contra la pared cayendo abierto, no había nada.
-¡Agh! ¡¿Cómo espera esa mujer loca que obtenga información de ojos dorados en un libro vacío?! Aaafff...Estoy alucinando, tengo que dormir-Se dió por vencida, caminó a su cama, pasando al lado del tomo recogiéndolo en el proceso, fue ahí que se percató que una enorme pared de texto había aparecido en el libro, al menos en su página actual. La confusión era absoluta, obvía: No daba crédito a lo que presenciaba, pero ahí estaba.
El libro antes vacío estaba lleno de texto, casi 100 páginas se habían llenado de todo tipo de información sobre ojos dorados, con un catálogo al inicio que especificaba las especies que tenían ojos dorados, entre el listado había varias cosas que eran sacadas de fantasía, Changelings, Timberwolfs, dragones, hombres lobo y...demonios…
Sparkle sintió en ese momento como si un balde de agua fría le hubiera caído encima, despertándola de golpe y dándole una nueva sensación de claridad. La cuál fue rechazada de inmediato, capaz por miedo a lo desconocido, sin embargo, su deseo por saber la verdad, su sed de venganza superaban a la lógica, esto la llevó a tomar el libro y decir en voz alta.
-¿Dónde está la mujer de lentes rojos?-Instantáneamente el texto del libro desapareció, siendo reemplazado por un simple mensaje que se repetía una y otra vez en sus páginas, se trataba de una dirección. Sin tiempo que perder y con una chispa encendida en el centro de su ser, Sparkle salió a la calle, pidiendo un taxi hasta llegar a su objetivo, su vida iba a cambiar estaba a punto de cambiar para bien o para mal.
Reuniendo todo el valor que pudo, tras comprobar que la dirección fuera la correcta, la chica se acercó a la entrada de la casa abandonada en la cima de una colina, rodeada por árboles que parecían cernirse sobre ella. Cada paso que daba sentía que su presencia no era bienvenida.
La casa de madera, cuyos años de antigüedad se notaban en las capas de polvo y telarañas que coleccionó con el paso de los años, emanaba una sensación imponente, aunque, pensándolo detenidamente Twilight concluyó que: "Toda mansión abandonada en mitad de un bosque en la cima de una colina transmite ese tipo de sensaciones" de lo contrario no habría tantas películas o historias de terror en ese tipo de ubicaciones, el lugar perfecto para dar paso a toda clase de horrores inimaginables.
-Aaaaffff...si muero, será por estúpida-Se detuvo ante la entrada a la mansión, sin embargo, antes de poder tocar la misma: La puerta se abrió de par en par, revelando un interior acogedor y rebosante de vida en contraste con la oscuridad afuera, completamente pulcro, con muebles modernos y alfombra de terciopelo, una música agradable de fondo se escuchaba a la distancia, viniendo de las profundidades de la mansión, la chica no podía identificar el artista, pero sonaba a algo moderno, el sonido de una guitarra eléctrica era inconfundible.
Temerosa, más ocultando el miedo con determinación, la joven de cabellos púrpura dio sus primeros pasos en el interior de la casa, lenta y cautelosa como si de una gacela explorando la cueva del león se tratase, atenta a los alrededores en busca de algún cambio súbito, notando las tonalidades oscuras de la alfombra quienes contrastaban los ornamentos dorados y demás cuya razón de ser era realzar la estética de la sala. Al momento de cruzar el marco de la entrada, esta se cerró de forma inmediata, sin hacer ruido alguno, de no ser por la sensación del aire moviéndose la chica no se hubiera percatado.
Se giró al instante para comprobar que la misma seguía abierta, no se esperaba eso, podía darse media vuelta si lo deseaba, dejar esta estúpida cruzada atrás.
-Si sales por esa puerta, perderás una gran oportunidad de degustar de este exquisito pie de limón-Sonaba una voz femenina al otro lado de la recepción del hogar, viendo Sparkle que la mujer de lentes rojos estaba parada en la entrada a una sala de estar, con un plato de porcelana y una cuchara, degustando del mencionado postre.
-¿Perderé más que la oportunidad del pie?-sus miedos eran justificados.
-No. Si te quieres ir la puerta está abierta, puedes regresar cuando te sientas lista, eso sí, no tengo un horario fijo, así que es complicado saber cuándo estoy en la casa y cuando no, aunque si tienes celular te puedo dar mi número y acordamos encontrarnos-Sparkle miró a la mujer como si le hubiera crecido una segunda cabeza-¿Qué? Que pueda usar magia no significa que no pueda tener un celular o televisión u otras cosas.
-Eres una bruja...
-¿Por qué todos me llaman así?
-¿Y no te comunicas telepáticamente?
-¿Y tú tienes el entrenamiento para hacer eso?
-Buen punto. Entonces... ¿Pie de limón?
-Lo hice yo misma, me quedó divino si me permites presumir.
Sparkle estaba...al borde de un colapso emocional y mental. Nunca en su vida esperó descubrir la existencia de la magia y todo lo que venía con ella, pero a estas alturas creería lo que fuese con tal de encontrar al culpable del incendio. Eso no hacía de la experiencia menos impactante.
-Tranquila, respira, sé que es difícil la primera vez, cuando yo me enteré vomité de los nervios y la sorpre…-Sparkle regresó el pie de limón en la alfombra-...sa, menos mal que de esa experiencia aprendí magia de limpieza-Comentaba la dama para chasquear los dedos, haciendo desaparecer la mancha en su alfombra, junto al olor, como si nunca hubiera estado ahí.
-¿C-Cómo hiciste eso?-preguntó Twilight haciendo su mejor esfuerzo por no colapsar.
-Maaagiaaa, lo acabo de decir ¿No me estás escuchando?
-Me refiero a ¿Cómo funciona?
-La magia no es más que la habilidad de manipular objetos a nivel molecular, todo humano tiene la habilidad de hacer tal cosa, algunos se les hace más fácil que a otros, lo que hice fue modificar tu… "regalo" a nivel atómico para convertirlo en otras cosas no huelan mal ni manchen la afombra.
-Pensé que lo hiciste desaparecer…
-La matería no se crea ni se destruye, sólo se transforma.
-¿De verdad se puede explicar con ciencia la magia?
-Algunas cosas de la magia tienen explicaciones científicas, otras cosas son complicadas de explicar con la ciencia actual, pero estoy segura que con el paso del tiempo la ciencia podrá explicarlas, la magia no es más que ciencia que aún no se ha explicado, se creía que el fuego era magia y terminó ser una reacción de combustión.
-¿Quién eres? ¿Alguna Madam Lestrange o algo similar?
-No, me puedes llamar Dark Charm. Simplemente una vieja hechicera que fue capaz de ver tu potencial oculto.
-¿Mi potencial? ¿Estás diciendo que yo...?
-Como dije, todos pueden usar magia, algunos más fácil que otros, puedo detectar una enorme cantidad de potencial mágico en ti.
-¿P-Pero cómo voy a...?
-Te enseñaré todo lo que sé, Twilight. Pero va a tomar tiempo, es como estudiar una carrera y como toda carrera en el mundo, tu aprendizaje nunca termina realmente, sólo te daré las herramientas básicas para que puedas sobrevivir allá afuera.
-Lo dices con una calma perturbadora para lo que sugieres. Va a ser difícil el balancear mis estudios con estos.
-Es la primera vez que me dicen que “sí” tan rápido. Excelente, sabía que no me equivocaba contigo mi niña.
-¿Mi niña? Demasiada confianza en tan poco tiempo.
-Lo tendré en mente cuatro ojos.
-¿No tienes nada más?
-¿Te sirve "Mocosa"?
-Mi niña será... Bien, hagamos esto, si voy a perseguir al sujeto de ojos dorados necesito ser capaz de pelear. Va a ser complicado, pero creo poder hacerlo.
-Será complicado, más no por tus estudios, de eso no te preocupes, si lo deseo, el tiempo puede funcionar distinto en la casa.
La sonrisa en su rostro era evidente.
-Entonces ¿Con qué empezamos?
-Empezaremos con esto, te irás a tu casa y vendrás mañana en la mañana, a las 7 AM estará bien, necesito dormir.
-Pero creí que...
-Bueno, eso será todo, mañana empezaremos ejercitando tu cuerpo-Comentaba la mujer empezando a guiar a Twilight fuera de su casa.
-¿Perdón?
-¿Por qué crees que las hechiceras nos vemos bien?
-¿Magia?
-Capaz... Pero en mi caso no, es imperativo que seas capaz de aguantar ataques de cualquier clase, que tengas la fuerza, resistencia, flexibilidad y agilidad física para poder sobrevivir en combate contra otros seres mágicos, ningún alumno mío sea hombre o mujer va a depender de la magia para todo. Es por ello, que lo primero que haremos es deshacernos de esos kilitos de más que tienes.
-No estoy tan gor...
-Todos sabemos que usas una faja.
-Te odio.
-Buenas noches mi niña, que tengas dulces sueños.
De un chasquido de sus dedos, Twilight regresó a su cuarto, levantándose de la cama lentamente, cuestionándose si lo ocurrido era un sueño, más al ver el libro en el suelo con la dirección aún anotada ese temor fue rápidamente descartado.
En el transcurso de los siguientes meses, Sparkle estuvo siguiendo una rutina de ejercicios muy exigente por parte de su maestra, acompañada con esta rutina, Charm aprovechó de enseñarle defensa personal, se tomaba muy en serio lo de no depende de la magia, siempre diciendo “¿Y qué pasa si no puedes usar magia? ¿Vas a morir y ya?”.
Con el paso del tiempo los días se volvieron meses, los cuales se volvieron años y antes de poder darse cuenta, estaba lista para el mundo exterior.
-Felicidades, Twilight Sparkle, oficialmente, eres una bruja-Indicaba Charm con una tenue sonrisa.
-¿Bruja? Pensé que era hechicera-Responde Sparkle sonriente.
-Eres una bruja, con esa cara, la falta de vida social y tus risas maniáticas no me quedan dudas, eres una bruja-La sonrisa en su rostro era muy notable, sin embargo, su rostro se tornó mucho más serio para esta arrodillarse y quitarse los lentes, viendo fijamente a su alumna con sus brillantes ojos rojos-Ahora, recuerda mi niña, si necesitas ayuda, no tengas miedo en pedirla, te has graduado, más no significa que tu aprendizaje ha terminado, pero por sobre todas las cosas...-La mujer le dedicó un fuerte abrazo-Cuídate.
Sparkle no dudó en regresarle el gesto sonriente.
-Gracias por todo…
-Gracias a ti... nos vemos luego, Twily-Indicaba Charm para despedirse mientras su alumna abandonaba la casa.
Twilight Sparkle, una adulta joven de unos 21 años se sentía revitalizada, como si su vida hubiera finalmente tomado un mejor rumbo y considerando que su graduación de universitaria se dió justo con la de hechicera , esta no podía esperar el relajarse en sus vacaciones familiares, esbozando una enorme sonrisa mientras caminaba de regreso hacia su casa en mitad de la noche.
Le resultó extraño a Twilight que aquello que más temía era con lo que poseía mayor afinidad mágica de abrazar las sombras que tanto temía, la penumbra a la que tanto le huía, nada de eso importaba: La vida era sobre superar miedos y Twilight superó uno de tantos dejando de huir de la oscuridad y descendiendo hacia esta.
Lo que realmente hacía de la convivencia con ella un problema, era su obsesión constante con el pasado. La joven estaba completamente enterrada en este, incapaz de seguir adelante y obsesionada de forma enfermiza con lo que su familia llamaba delirios producidos de lo impresionable de una niña. No obstante, Sparkle sabía más de lo que su propia familia creía.
Sabía que su familia le ocultaba algo, no había duda al respecto. Cada vez que tocaba el tema del hombre con los ojos dorados con su padre, este desviaba la conversación o simplemente acreditaba ese hombre a una ilusión óptica producida por el calor, el humo y el efecto que producía la carencia de aire limpio en una niña. Pero Sparkle sabía que la forma en la que el tema era cuando menos sospechosa y con claras señales de que su padre sabía más de lo que admitía.
Es por ello que decidió investigar por su lado, pasando noches enteras revisando registros policiacos públicos, buscando toda clase de pistas, algo que le dijera quién era ese sujeto de ojos dorados. A fin de cuentas, alguien con esa clase de ojos no podía pasar desapercibido. No obstante, sin importar cuanto buscase, no lograba dar con él, hasta que finalmente, para bien o para mal, atrajo a alguien con las respuestas que buscaba.
El encuentro fue inesperado y en donde menos se lo esperaba.
-Afff…-Soltó un fuerte suspiro Sparkle revisando su rostro en el espejo del baño tras refrescarse con agua en un intento por mantenerse despierta, nuevamente el día se le pasó volando con tal velocidad que la chica juraba que sólo habían pasado unos minutos desde que ingresó a la biblioteca central de Canterlot.
Estaba cansada y lo podía sentir, y si ella lo podía sentir, significaba que los demás probablemente lo podían ver. La chica se sentía vacía por dentro, simplemente no había nada, nadie a quién dirigir sus emociones contenidas, nadie a quién enfrentar, golpear o culpar y eso causaba que un fuego en su interior se encendiera, cuyas llamas abrasadoras causaban la furia e incomodidad de la chica, quien sentía un constante ardor en su ser que se expandía desde su vientre hasta el resto de su cuerpo de forma palpitante y punzante, quemando todo a su paso, viéndose reflejado en la actitud errática de la chica.
-Te ves como alguien que tiene muchos problemas- indicaba una dama colocándose al lado de Sparkle, la mujer no se veía mayor de 30 años y portaba consigo unos lentes rojos junto a unas ropas simples, demasiado, como si abiertamente intentara pasar desapercibida o como alguien más del montón al grado de que era notable mientras más te detenías a observarla, irónicamente, toda la atención que caía sobre la esbelta mujer se dirigía hacia el rasgo más destacable en ella, los lentes ¿Capaz era intencional? De ser así, Twilight no mostraba reacción aparente, observándola directo a los ojos, produciendo una leve carcajada originándose en la dama.
-Sí, tengo muchos problemas ¿Qué tiene de gracioso?
-Nada, cariño. No tiene nada de gracioso, simplemente me resulta fascinante tu investigación. Estás muy centrada en ubicar a esa persona de ojos dorados. Pero estás buscando en los lugares equivocados.
-No me había dado cuenta-el tono pedante de su voz sólo era igualado por el sarcasmo de su frase.
-No entiendes... Pasillo siete, séptima librería, séptimo tramo, séptimo libro de izquierda a derecha-Indicaba la dama con calma para retirarse del lugar, dejando a una Sparkle confundida, quién se sacudió la cabeza molesta.
Tras tan extraña ocurrencia, la joven se dedicó a iniciar su regreso a casa, capaz un par de horas de sueño la ayudasen a enfocar mejor sus pensamientos, no obstante, al encontrarse ante la salida de la biblioteca, notó cerca de ella la entrada al pasillo número 7. Lo observó en silencio, debatiendo internamente y sin notarlo, su cuerpo actuó por sí mismo, explorando librería tras librería, contando mentalmente hasta llegar a la séptima. De arriba a abajo, contando hasta el siete, de izquierda a derecha, contando una vez más. El libro que había tomado pertenecía a la sección de cosas sobrenaturales, no había nada escrito, ni editorial, ni autor, al abrir y leerlo se notaba con facilidad que era muy distinto al típico material que encuentras en una biblioteca promedio, más que una novela, estudio o análisis, casi parecía un manual, uno antiguo.
Con un fuerte suspiro y sin fuentes alternas de información, Sparkle se llevó el libro a la casa.
***
Sombras, oscuridad y penumbra, eso era lo que la rodeaba y sin importar qué tanto intentase ver el mundo a su alrededor, su vista era incapaz de vislumbrar algo más allá de su nariz. Y fue en ese momento que empezó a escuchar susurros, pequeños murmullos cuya presencia inquietaban aún más a la joven, poco a poco, el delicado susurro de un fantasma se convirtió en el ruído abrasador de las llamas que se rehusaban a disminuir su agobiante calor, haciéndose notar imponentes y temerosas. De entre las llamas y con un aura de muerte y miseria, se alzó el hombre de ojos dorados, mirando fijamente a la pequeña niña quien simplemente gritó del miedo incapaz de retroceder o alejarse de la figura por más que lo intentara y en ese momento, el sujeto la tomó del brazo.
Sparkle despertó bañada en su propio sudor, no era la primera pesadilla que tenía sobre su pasado, pero sí era la primera vez que era tan intensa. Nunca antes había sudado producto de una y sin más qué hacer, sin ganas de volver a dormir por miedo a la oscuridad y lo que podía encontrarse en ella, se dirigió hacia el baño de su cuarto para proceder a asearse, limpiando con detalle su cuerpo hasta finalmente vestirse en su cuarto y ponerse más cómoda, fue en ese instante, que sus ojos pasaron por su escritorio, viendo el libro que había retirado.
No tenía título, simplemente era un libro de tapa de cuero gruesa.
-Aaafff...qué carajos-Pensaba la chica en voz alta para acercarse al mismo, abriéndolo con cuidado y leyendo detenidamente sus páginas. Nada, la primera página estaba vacía, en blanco, pasó de página, también vacía, tercera, en blanco, cuarta, nada, quinta, ni siquiera una mancha sexta...cincuenta...docientos...todas carente de cualquier tipo de contenido. Llena de frustración, su reacción natural fue arrojar el libro con fuerza, estrellándolo contra la pared cayendo abierto, no había nada.
-¡Agh! ¡¿Cómo espera esa mujer loca que obtenga información de ojos dorados en un libro vacío?! Aaafff...Estoy alucinando, tengo que dormir-Se dió por vencida, caminó a su cama, pasando al lado del tomo recogiéndolo en el proceso, fue ahí que se percató que una enorme pared de texto había aparecido en el libro, al menos en su página actual. La confusión era absoluta, obvía: No daba crédito a lo que presenciaba, pero ahí estaba.
El libro antes vacío estaba lleno de texto, casi 100 páginas se habían llenado de todo tipo de información sobre ojos dorados, con un catálogo al inicio que especificaba las especies que tenían ojos dorados, entre el listado había varias cosas que eran sacadas de fantasía, Changelings, Timberwolfs, dragones, hombres lobo y...demonios…
Sparkle sintió en ese momento como si un balde de agua fría le hubiera caído encima, despertándola de golpe y dándole una nueva sensación de claridad. La cuál fue rechazada de inmediato, capaz por miedo a lo desconocido, sin embargo, su deseo por saber la verdad, su sed de venganza superaban a la lógica, esto la llevó a tomar el libro y decir en voz alta.
-¿Dónde está la mujer de lentes rojos?-Instantáneamente el texto del libro desapareció, siendo reemplazado por un simple mensaje que se repetía una y otra vez en sus páginas, se trataba de una dirección. Sin tiempo que perder y con una chispa encendida en el centro de su ser, Sparkle salió a la calle, pidiendo un taxi hasta llegar a su objetivo, su vida iba a cambiar estaba a punto de cambiar para bien o para mal.
***
Reuniendo todo el valor que pudo, tras comprobar que la dirección fuera la correcta, la chica se acercó a la entrada de la casa abandonada en la cima de una colina, rodeada por árboles que parecían cernirse sobre ella. Cada paso que daba sentía que su presencia no era bienvenida.
La casa de madera, cuyos años de antigüedad se notaban en las capas de polvo y telarañas que coleccionó con el paso de los años, emanaba una sensación imponente, aunque, pensándolo detenidamente Twilight concluyó que: "Toda mansión abandonada en mitad de un bosque en la cima de una colina transmite ese tipo de sensaciones" de lo contrario no habría tantas películas o historias de terror en ese tipo de ubicaciones, el lugar perfecto para dar paso a toda clase de horrores inimaginables.
-Aaaaffff...si muero, será por estúpida-Se detuvo ante la entrada a la mansión, sin embargo, antes de poder tocar la misma: La puerta se abrió de par en par, revelando un interior acogedor y rebosante de vida en contraste con la oscuridad afuera, completamente pulcro, con muebles modernos y alfombra de terciopelo, una música agradable de fondo se escuchaba a la distancia, viniendo de las profundidades de la mansión, la chica no podía identificar el artista, pero sonaba a algo moderno, el sonido de una guitarra eléctrica era inconfundible.
Temerosa, más ocultando el miedo con determinación, la joven de cabellos púrpura dio sus primeros pasos en el interior de la casa, lenta y cautelosa como si de una gacela explorando la cueva del león se tratase, atenta a los alrededores en busca de algún cambio súbito, notando las tonalidades oscuras de la alfombra quienes contrastaban los ornamentos dorados y demás cuya razón de ser era realzar la estética de la sala. Al momento de cruzar el marco de la entrada, esta se cerró de forma inmediata, sin hacer ruido alguno, de no ser por la sensación del aire moviéndose la chica no se hubiera percatado.
Se giró al instante para comprobar que la misma seguía abierta, no se esperaba eso, podía darse media vuelta si lo deseaba, dejar esta estúpida cruzada atrás.
-Si sales por esa puerta, perderás una gran oportunidad de degustar de este exquisito pie de limón-Sonaba una voz femenina al otro lado de la recepción del hogar, viendo Sparkle que la mujer de lentes rojos estaba parada en la entrada a una sala de estar, con un plato de porcelana y una cuchara, degustando del mencionado postre.
-¿Perderé más que la oportunidad del pie?-sus miedos eran justificados.
-No. Si te quieres ir la puerta está abierta, puedes regresar cuando te sientas lista, eso sí, no tengo un horario fijo, así que es complicado saber cuándo estoy en la casa y cuando no, aunque si tienes celular te puedo dar mi número y acordamos encontrarnos-Sparkle miró a la mujer como si le hubiera crecido una segunda cabeza-¿Qué? Que pueda usar magia no significa que no pueda tener un celular o televisión u otras cosas.
-Eres una bruja...
-¿Por qué todos me llaman así?
-¿Y no te comunicas telepáticamente?
-¿Y tú tienes el entrenamiento para hacer eso?
-Buen punto. Entonces... ¿Pie de limón?
-Lo hice yo misma, me quedó divino si me permites presumir.
***
Sparkle estaba...al borde de un colapso emocional y mental. Nunca en su vida esperó descubrir la existencia de la magia y todo lo que venía con ella, pero a estas alturas creería lo que fuese con tal de encontrar al culpable del incendio. Eso no hacía de la experiencia menos impactante.
-Tranquila, respira, sé que es difícil la primera vez, cuando yo me enteré vomité de los nervios y la sorpre…-Sparkle regresó el pie de limón en la alfombra-...sa, menos mal que de esa experiencia aprendí magia de limpieza-Comentaba la dama para chasquear los dedos, haciendo desaparecer la mancha en su alfombra, junto al olor, como si nunca hubiera estado ahí.
-¿C-Cómo hiciste eso?-preguntó Twilight haciendo su mejor esfuerzo por no colapsar.
-Maaagiaaa, lo acabo de decir ¿No me estás escuchando?
-Me refiero a ¿Cómo funciona?
-La magia no es más que la habilidad de manipular objetos a nivel molecular, todo humano tiene la habilidad de hacer tal cosa, algunos se les hace más fácil que a otros, lo que hice fue modificar tu… "regalo" a nivel atómico para convertirlo en otras cosas no huelan mal ni manchen la afombra.
-Pensé que lo hiciste desaparecer…
-La matería no se crea ni se destruye, sólo se transforma.
-¿De verdad se puede explicar con ciencia la magia?
-Algunas cosas de la magia tienen explicaciones científicas, otras cosas son complicadas de explicar con la ciencia actual, pero estoy segura que con el paso del tiempo la ciencia podrá explicarlas, la magia no es más que ciencia que aún no se ha explicado, se creía que el fuego era magia y terminó ser una reacción de combustión.
-¿Quién eres? ¿Alguna Madam Lestrange o algo similar?
-No, me puedes llamar Dark Charm. Simplemente una vieja hechicera que fue capaz de ver tu potencial oculto.
-¿Mi potencial? ¿Estás diciendo que yo...?
-Como dije, todos pueden usar magia, algunos más fácil que otros, puedo detectar una enorme cantidad de potencial mágico en ti.
-¿P-Pero cómo voy a...?
-Te enseñaré todo lo que sé, Twilight. Pero va a tomar tiempo, es como estudiar una carrera y como toda carrera en el mundo, tu aprendizaje nunca termina realmente, sólo te daré las herramientas básicas para que puedas sobrevivir allá afuera.
-Lo dices con una calma perturbadora para lo que sugieres. Va a ser difícil el balancear mis estudios con estos.
-Es la primera vez que me dicen que “sí” tan rápido. Excelente, sabía que no me equivocaba contigo mi niña.
-¿Mi niña? Demasiada confianza en tan poco tiempo.
-Lo tendré en mente cuatro ojos.
-¿No tienes nada más?
-¿Te sirve "Mocosa"?
-Mi niña será... Bien, hagamos esto, si voy a perseguir al sujeto de ojos dorados necesito ser capaz de pelear. Va a ser complicado, pero creo poder hacerlo.
-Será complicado, más no por tus estudios, de eso no te preocupes, si lo deseo, el tiempo puede funcionar distinto en la casa.
La sonrisa en su rostro era evidente.
-Entonces ¿Con qué empezamos?
-Empezaremos con esto, te irás a tu casa y vendrás mañana en la mañana, a las 7 AM estará bien, necesito dormir.
-Pero creí que...
-Bueno, eso será todo, mañana empezaremos ejercitando tu cuerpo-Comentaba la mujer empezando a guiar a Twilight fuera de su casa.
-¿Perdón?
-¿Por qué crees que las hechiceras nos vemos bien?
-¿Magia?
-Capaz... Pero en mi caso no, es imperativo que seas capaz de aguantar ataques de cualquier clase, que tengas la fuerza, resistencia, flexibilidad y agilidad física para poder sobrevivir en combate contra otros seres mágicos, ningún alumno mío sea hombre o mujer va a depender de la magia para todo. Es por ello, que lo primero que haremos es deshacernos de esos kilitos de más que tienes.
-No estoy tan gor...
-Todos sabemos que usas una faja.
-Te odio.
-Buenas noches mi niña, que tengas dulces sueños.
De un chasquido de sus dedos, Twilight regresó a su cuarto, levantándose de la cama lentamente, cuestionándose si lo ocurrido era un sueño, más al ver el libro en el suelo con la dirección aún anotada ese temor fue rápidamente descartado.
En el transcurso de los siguientes meses, Sparkle estuvo siguiendo una rutina de ejercicios muy exigente por parte de su maestra, acompañada con esta rutina, Charm aprovechó de enseñarle defensa personal, se tomaba muy en serio lo de no depende de la magia, siempre diciendo “¿Y qué pasa si no puedes usar magia? ¿Vas a morir y ya?”.
Con el paso del tiempo los días se volvieron meses, los cuales se volvieron años y antes de poder darse cuenta, estaba lista para el mundo exterior.
-Felicidades, Twilight Sparkle, oficialmente, eres una bruja-Indicaba Charm con una tenue sonrisa.
-¿Bruja? Pensé que era hechicera-Responde Sparkle sonriente.
-Eres una bruja, con esa cara, la falta de vida social y tus risas maniáticas no me quedan dudas, eres una bruja-La sonrisa en su rostro era muy notable, sin embargo, su rostro se tornó mucho más serio para esta arrodillarse y quitarse los lentes, viendo fijamente a su alumna con sus brillantes ojos rojos-Ahora, recuerda mi niña, si necesitas ayuda, no tengas miedo en pedirla, te has graduado, más no significa que tu aprendizaje ha terminado, pero por sobre todas las cosas...-La mujer le dedicó un fuerte abrazo-Cuídate.
Sparkle no dudó en regresarle el gesto sonriente.
-Gracias por todo…
-Gracias a ti... nos vemos luego, Twily-Indicaba Charm para despedirse mientras su alumna abandonaba la casa.
Twilight Sparkle, una adulta joven de unos 21 años se sentía revitalizada, como si su vida hubiera finalmente tomado un mejor rumbo y considerando que su graduación de universitaria se dió justo con la de hechicera , esta no podía esperar el relajarse en sus vacaciones familiares, esbozando una enorme sonrisa mientras caminaba de regreso hacia su casa en mitad de la noche.
Le resultó extraño a Twilight que aquello que más temía era con lo que poseía mayor afinidad mágica de abrazar las sombras que tanto temía, la penumbra a la que tanto le huía, nada de eso importaba: La vida era sobre superar miedos y Twilight superó uno de tantos dejando de huir de la oscuridad y descendiendo hacia esta.
Última edición: