KitzuneHaru
El zorro naturista y dibujante
Nota del autor: Lo se lo se, se que es absurdo borrar un tema y volver a escribirlo, y están en su derecho de criticarme y decirme varias cosas, pero bueno, parte de madurar es aprender a aceptar las criticas tanto malas como las constructivas, me tomara mucho tiempo aprender eso claro esta, pero al menos quiero hacer el intento, si algún día quiero ser escritor tengo que hacerlo por las buenas y por las malas, espero contar aunque sea con el apoyo de algunos de ustedes, y si los demás ya no quieren, lo entenderé, no se preocupen. Y bueno, aquí les traigo (por segunda vez) en este foro, a mi primer fic, con el que inicie mi carrera de escritor en FDzeta, Furry boys, una obra de la que me siento muy orgulloso y que deseo poder terminar alguna vez en la vida, y espero poder lograrlo esta vez, y no se preocupen, se que a muchos de ustedes les gusto la versión original, por eso esta vez seré fiel a ella y la escribiré, bueno, mas o menos igual, no voy a mentirles, pero lo único que quiero agregarle esta vez son algunos personajes secundarios o recurrentes, los cuales pienso que no le agregue antes, como dije antes, si no les gusta la idea pueden abandonar mi fic, pero al menos intentare hacerlos lo mas encantadores y carismáticos posibles, para que sean un cambio que al menos les guste o toleren cuando mucho, y bueno, eso era todo, espero lo entiendan. Gracias otra vez por el apoyo que me han dado hasta ahora, y sin mas demora, disfruten del fic.
-Capítulo 1: La ciudad del nuevo comienzo:
Fur-city, la ciudad donde todas las especies de furros y furras conviven por igual, famosa por sus grandes rascacielos, suburbios tranquilos, tiendas, escuelas y decenas de parques, eso es lo que todos dicen de esta metrópolis ubicaba en alguna parte de la región Kanto en Japón (Si, es una región de la vida real, no solo de pokémon), y en donde también es el escenario principal de la historia de cierto personaje que no hace mucho se acababa de mudar a este ambiente completamente nuevo para él. La luz del amanecer llenaba las calles de esta metrópolis, con el sol asomándose al fondo de los enormes rascacielos, y con varias fursonas de todas las edades saliendo de sus casas para dirigirse a la escuela y al trabajo, terminando con eso oficialmente las vacaciones de verano y volviendo a sus responsabilidades, o en el caso de cierto zorro rojo, empezar con ellas.
En su casa, ubicada en los suburbios, dormido en su cuarto se encontraba un zorro rojo, acostado en su cama de sabanas rojas y cubierto casi completamente por ellas, lo único suyo que tenía fuera de estas eran sus orejas puntiagudas y de color marrón rojizo, y en ese mismo momento, sacándolo del mundo de los sueños, pudo escuchar como al lado suyo, en su cómoda empezó a sonar su radio alarma con mucha fuerza, anunciando la hora de despertarse.
-Buenos días a todos los furros y furras de Fur-city, ya son las 06:30 am, el sol comienza a salir y ya es hora de que nuestros jóvenes regresen a la escuela a forjar su futuro. Seguía hablando el presentador en la radio, cuya voz combinada con el ruido de la alarma, provocaban un estruendo que saco rápidamente al zorrito rojo de su ensoñación, haciéndolo retorcerse en su camita y quejándose, hasta que finalmente, quitándose las sabanas de encima, y mirando hacia la cómoda con sus ojos aun algo adormilados, estiro su brazo hasta la radio y la apago con su mano, poniéndole fin a esos molestos ruidos.
Y así, el pequeño zorrito de ojos color rojo brillante como rubíes, primero que nada se estiro todo lo que pudo y pego un rico bostezo de despertar, sacando su lengua, como buen canino que era. –Bueno, ya es hora, aquí vamos... Se dijo así mismo poniendo inmediatamente una cara de desanimado, casi parecida a la de un zombi recién salido de la tumba, casi inmediatamente el zorro rojo se paró de su cama, revelando que había dormido usando solamente un medio ajustado bóxer de color rojo y con diseños de pequeños grafitis negros y blancos en él.
Aquel zorro era Haru, tenía 13 años de edad, y no era originario de Fur-city, el nació y se crio durante su infancia en el campo con sus padres, pero debido a un incidente que ocurrió recientemente allí, se tuvo que cambiar a vivir con sus abuelos en esta enorme ciudad, además de que estos últimos pensaron que sería bueno para su educación irse a estudiar en una secundaria publica más grande y con más oportunidades, y era precisamente el primer día de Haru como estudiante de secundaria, y eso junto con la presión de vivir en esta enorme e imponente metrópolis, acompaña también por los dolorosos recuerdos de su experiencia en el campo, hacían sentir al pequeño zorro rojo una fuerte incomodidad sofocante, acompañada de un miedo insoportable que le dejaban su colita triste y colgando entre sus piernas.
Pero aun así, sin perder el tiempo, Haru se dirigió hacia el baño de su recamara, donde lo primero que hizo fue mirarse al espejo y lavarse la cara para así despertarse de una vez por todas, pero aunque tuviera su rostro ya refrescado luego de un salpicón de agua fría, igual este seguía mostrando esa mirada apaga, como si hoy fuese el fin del mundo, y para Haru era así como se sentía, a continuación lo que hizo el zorro de ojos rojos fue lavarse sus dientes, usando el cepillo para limpiarse sus pequeños colmillos de los cuales como canino se sentía orgulloso, pero no pudiendo evitar que parte de la espuma de la pasta dental se le saliera de su boca y cayera directo en su pecho desnudo, pero eso no le importo en lo más mínimo al canino pequeño, una vez con su boca y sus dientes ya bien limpios, lo que seguía para Haru era bañarse obviamente, quitándose en primer lugar su bóxer con el que había dormido, dejándolo dentro del canasto de la ropa sucia y quedarse completamente desnudo dentro de ese solitario cuarto solo para él, en segundo lugar se dirigió inmediatamente a la ducha y abrió las llaves del agua caliente y fría, y una vez moderada la temperatura del agua que caía de la regadera, el zorro rojo finalmente se metió dentro de esta y cerrando la cortina.
-Ufff… Suspiro Haru, quien sintió un fuerte alivio al sentir como esa rica agua caliente lo mojaba y le hacía despertar completamente cada célula de su cuerpo, y sin perder tiempo el zorro rojo empezó a usar sus manos y sus almohadillas para sobarse y lavarse cada rincón de su cuerpo, empezando por su pecho, sus costados, su vientre, sus caderas, sus muslos, sus piernas, y finalmente sus patas y su cola esponjada, después de eso agarro su esponja y la lleno con mucho jabón hasta que hizo espuma, y con ella se empezó a enjabonar cada centímetro de su ser y sin dejar ni una sola parte sucia, poniendo extra cuidado en sus cavidades principales, las cuales eran sus axilas, su ombligo, su entrepierna junto con su pequeña funda y bolas color crema claro, y por ultimo pero más importante su cola cuya esponjosidad era atrayente de mucho polvo y suciedad, y así ya una vez lavado, enjabonado y enjuagado, el canino pequeño termino con su ducha cerrando la llave de la regadera.
Una vez afuera de la ducha, lo primero que hizo el zorro rojo fue inhalar un poco, pero profundamente, el vapor que aún había en el aire, sintiendo como este llegaba a sus pulmones y le destapaba sus bronquios, lo siguiente que hizo el pequeño canino fue sacudirse un cómo, agitando sus brazos, pierna y también su cola, quitándose de encima gran parte del agua que lo mojaba como el canino que es a pesar de andar parado en sus patas inferiores, con eso listo Haru no perdió más tiempo, y agarrando su toalla que se encontraba colgada a un lado de la ducha, se empezó a secar con ella cada rincón de su cuerpo y pelajes aun húmedos, y usando al final una secadora de pelo para secarse su colita y dejarla esponjaba como le gustaba que fuera.
Una vez aseado, Haru volvió a su cuarto a vestirse para la escuela, ayer en la noche había dejado anticipado su uniforme escolar, el cual consistía en un pantalón de buzo gris holgado, una camiseta blanca de mangas cortas, con los bordes de estas y el cuello de color azul marino, y en la manga izquierda tenia estampado el logo de la secundaria, el cual era una huella de pata color dorada, así consistía el uniforme que se debía usar para esta época en la que aun hace demasiado calor en las calles, para finalizar, Haru se puso sus zapatillas de la suerte, que eran de un color gris plateado y con algunas partes rojas, su color favorito, pensando que le podrían traer mucha suerte, ya que sentía que la iba a necesitar para lo que podría sucederle en este día, el cual jamás pensó que llegaría tan rápido.
-Haru! El desayuno está listo! Le hablo su abuela desde la planta baja, escuchando eso Haru le aviso que ya bajaba, y una vez que se abrocho los cordones de sus zapatos y estando oficialmente vestido, no perdió más el tiempo y salió de su cuarto para bajar al comedor, donde lo estaban esperando sus dos abuelos, a quienes le seguía agradeciendo de corazón el que lo hayan dejado quedarse con ellos luego de su incidente en el campo, y a ellos también les daba alegría tener a su nieto a quien quieren mucho viviendo con ellos.
Una vez abajo, Haru pudo mirar como en la mesa del comedor, sentado en una silla al lado de la suya se ubicaba su abuelo, quien estaba leyendo tranquilamente el periódico como todas las mañanas, hasta que vio cómo su nieto ya había bajado, y rápidamente lo saludo con alegría. –Buenos días campeón. Dijo el zorro más viejo, quien tenía unas cejas gruesas, sus pelaje de un rojo grisáceo, varias arrugas en su rostro y vistiendo un suéter delgado de color azul pálido.
-Buenos días mi niño. Lo saludo también su abuela, una zorra mayor, algo baja y delgada, con unas pocas arrugas y su pelaje igual de grisáceo, aunque no tanto como su marido, y quien ya venía sirviendo el desayuno de su nieto en la mesa con una sonrisa.
-Buenos días. Respondió Haru solamente con eso y sonriendo de forma leve, e inmediatamente se fue a sentar en su silla en la mesa.
-Dime? Estas emocionado por tu primer día de secundaria? Le pregunto el abuelo a su nieto, mirando con ganas, esperando que el también las tuviera, pero Haru no compartía dicha emoción en lo absoluto.
-Más bien tengo mucho miedo… y que tal si no encajo? Qué pasa si ocurre lo mismo que me paso en el campo? Respondió el zorro rojo, preguntándose eso al final y poniendo una cara de preocupado, volviendo a su expresión de zombi que poseía hace un rato cuando recién se estaba levantando.
-No digas eso, es el comienzo de una vida para ti, ya verás cómo te ira mejor. Le dijo eso su abuela, queriendo que su nieto estuviera mejor, y dándole al final un tierno beso en su frente, e inmediatamente después de eso, su abuelo le dio una pequeña palmada en la espalda queriendo que también se relajara, y Haru sonrió ya más tranquilo al sentirse relajado gracias al apoyo de sus dos abuelos.
Para desayunar Haru comió un tazón de cereal con leche, pan con mermelada de moras y jugo de naranja, y una vez con el estómago llego, el zorro rojo agarro su mochila, lista con todo lo que necesitaría para aquel día, se despidió de su abuelo, quien le deseo mucha suerte acompañada de un fraternal apretón de manos, y finalmente junto con su abuela salieron hacia la calle a esperar el furgón escolar, el cual no se tomó mucho tiempo para venir, ya que pasados unos pocos minutos, el transporte escolar ya se encontraba parado en frente de los dos zorros, dejando al más joven aún más nervioso de lo que ya se encontraba, cuando las puertas de la maquina se abrieron para que Haru pudiera entrar en ella, su abuelita antes que nada se despidió de él, abrazándolo con cariño y deseándole mucha suerte, y fue gracias a esos pequeños mimos, que el pequeño zorrito de 13 años finalmente se subió al furgón, viendo como detrás suyo las puertas de este se cerraban, e inmediatamente empezaba a ponerse en marcha, alejándose cada vez mas de su casa y de su abuela, hasta que ya no pudo verlas a ninguna de las dos.
-Buena suerte mi niño. Susurro su abuela, quien tenía sus manos colocadas en su pecho y sus ojos cerrados, pidiéndole a dios que le fuera bien a su nieto.
Dentro del transporte escolar, Haru empezó a caminar por el pasillo de este, notando como las miradas de todos los furros que estaban en sus asientos se centraban solamente en él, haciéndolo sentir muy nervioso y con una presión en su estómago que casi lo había volver su desayuno, mientras seguía caminando lentamente y pasando de largo a los demás estudiantes sentados en sus asientos, Haru podía escuchar con orejas sensibles, como se hablaban y susurraban entre ellos, con alguna risas entre frases, y diciendo cosas como:
-Así que ese es uno de los nuevos de este año? –Solo es un niñito. –Parece muy torpe.
El zorro rojo solo se desanimó mucho más al escuchar todas esas cosas hirientes, queriendo volver a casa de inmediato, pero como sabía que era completamente imposible ahora, solo siguió caminando hasta que llego a los asientos vacíos del furgón, en donde no había nadie, y lo cual era perfecto para alguien quien solo quería estar a solas, mientras Haru se quedaba sentado frente a la ventana, con una mirada perdida y apoyando su mejilla sobre su mano, veía el paisaje que avanzaba y cambiaba conforme la maquina se iba acercando a su objetivo, dejando atrás el pacifico ambiente lleno de casas y árboles, llegando a uno donde solo había edificios no tan grandes, departamentos con unos cuantos pisos, y tiendas y negocios pequeños por doquier, hasta que finalmente al furgón había logrado llegar a su destino, deteniéndose y apagándose el motor de este, dándole a todos los que lo ocupaban la señal de que ya debían bajarse de él.
Una vez que las puertas del bus se abrieron, todos los pasajeros se bajaron de el de manera rápida y desordenada, pareciendo casi salvajes, y fue Haru el que se bajó al último con sus nervios por los aires, una vez afuera, lo que vio el zorro rojo en frente suyo lo dejo sin palabra, era la secundaria a la que asistiría a partir de ahora.
“FurryPawn” era el nombre del lugar, un enorme edificio de color blanco, cuya puerta de entrada hacia su interior era de un tamaño bien grande, rodeada por dos pilares que la decoraban, y que además estaba un poco arriba de unos escalones que la separaban del piso, rodeándolo había un extenso campus con pasto de color verde brillante y vivo, con algunos árboles, arbustos, bancas, y varios caminos pavimentados decorándolo, también tenía varios pasillos que conectaban con diferentes partes y escaleras, algunos incluso atajando camino, y por ultimo rodeando toda la edificación, había una gran muralla de ladrillos color rojo brillante, muy alta como para que algún furro pudiese atravesarla e intentar escapar, a un lado de la muralla que daba a la entrada a la escuela, se encontraba un letrero de bronce brillante atornillado a esta, y escrito en él estaba el lema del lugar que decía:
-“Escuela secundaria Furry Pawn – Lugar donde los jóvenes vienen a dejar su huella en la historia.” Dijo Haru mientras leía con detenimiento el letrero que le daba la bienvenida a él y a los otros furros que venían a estudiar, dejando al zorro rojo un tanto desconcertado, ya que encontraba que un lema tan privilegiado para una simple escuela pública era algo muy extraño.
Pero aunque se sentía intimidado por el tamaño de esa enorme escuela, la cual hacia quedar completamente minúscula a su primaria en el campo, igual Haru decidió atravesar la entrada de ladrillos, y poner finalmente su primer pie dentro de la que sería su secundaria, le gustara o no, y mientras se encontraba caminando a un paso algo lento, dirigiéndose hacia la puerta de entrada al edificio, Haru al mismo tiempo miraba curioso los alrededores del campus, los cuales estaban llenos de cientos de furros, y todos machos, eso era debido a que esta secundaria era una escuela solo para hombres, por lo que nadie iba a ver a una hembra por ningún lado, excepto claro alguna que otra profesora que trabajaba allí, el zorro rojo podía ver como entre esos cientos de estudiantes, habían diferentes especies conviviendo entre sí, algunos eran felinos grandes como tigres y leones, otros eran caninos como lobos, chacales y otros zorros como el, habían también equinos, roedores, bovinos, ursinos, y no solo mamíferos, también habían pájaros, aves rapases como halcones, y aves pequeñas como gorriones y canarios, reptiles como lagartijas, tortugas y caimanes enormes, y peces incluso, aunque más que nada escualos robustos y que no eran muchos, Haru se quedaba mirando impresionado ante el hecho de ver tantas especies diferentes reunidas en un solo lugar, en el campo jamás vio algo así en los primeros 13 años de su joven vida, siguiendo con su camino hasta la puerta de entrada, el zorrito podía ver con sus ojos rojos, lo que hacían algunos de esos furros, habían varios grupos conversando entre ellos, algunos eran grupos conformados por alumnos grandes, otros por alumnos más pequeños, quizás de su misma edad, y todos conformados por diferentes especies que se mezclaban, en un árbol grande se ubicaba un oso panda, descansando sobre la base de este y con sus manos apoyadas detrás de su cabeza, incluso parecía dormido bajo la sombra de este, y algo que hizo sonrojar levemente Haru, fue cuando vio por accidente como dos furros, un caballo de pelaje color marrón claro y creen beige pálida, se encontraba tomándole la mano disimuladamente, a un venado un poco más pequeño que él, de pelaje marrón entre claro y oscuro, y con sus hasta todavía saliéndole de su cabeza, ambos demostrando estar muy contentos mientras se miraban con unos ojos de alegría, el zorro rojo prefirió fingir que no vio eso y decidió seguir con su camino y poner su cabeza en otra parte.
-Bueno, aquí estamos… Se dijo Haru así mismo y susurrándose, mientras miraba como al frente suyo, separados por unos tres escalones un tanto altos, se ubicaba la puerta que daba entrada a las instalaciones de la secundaria, haciéndolo sentir aún más nervioso y asustado de lo que se encontraba, debido a que sabía que una vez que atravesara aquella puerta con sus dos pilares, ya no tendría escapatoria, el zorro rojo se sentía angustiado ya que no sabía cómo iban a ser las cosas de ahora en adelante, no sabía si se conseguiría amigos o se quedaría solo, o si se convertiría en la burla de todos sus compañeros de salón, eran tantas cosas las que ocupaban su mente en ese momento, que lo hicieron quedarse quieto en medio del patio, pero el momento que usaba para aclarar sus dudas no le duro mucho, ya que en ese mismo momento…
-Oye tú! Grito de pronto una voz bastante gruesa e intimidante, provocando que Haru de un susto se cayera inmediatamente de su nube y bajara de vuelta a la tierra, mirando cómo se le acercaba a lo lejos la figura de un robusto y enorme oso negro, vestido con el uniforme de la secundaria pero algo desaliñado, y usando en su frente una bandana de color rojo fuerte como la sangre, la cual levantaba su cabello negro y revuelto, y quien demostraba una mirada que para nada estaba contenta, lo que le causaba al zorro rojo un fuerte sentimiento de incomodidad y miedo.
-Q-qui-quien? Y-yo…? Le pregunto Haru, tartamudeando por el miedo, al enorme oso de color negro, y una cabeza más grande que él, que se había quedado parado en frente suyo, tapándole la luz del sol con su robusta sombra.
-Y a quien más le voy a estar hablando, eh? Le respondió de forma grosera el oso negro a Haru, mostrándole a este una expresión de enojado, causándole un miedo aún más fuerte el canino indefenso.
-Q-que quieres d-de mí? Le volvió a preguntar Haru a este, empezando a temblar un poco como gelatina.
-Eres uno de los nuevos de este año no es así? Pues lo que quiero es darte un repaso de las reglas que tienes que seguir si quieres sobrevivir en mi territorio, el cual es toda esta escuela. Le explico el oso a Haru las cosas con calma, mientras se paseaba tranquilamente alrededor de este, invadiéndole un poco su espacio personal al pequeño zorrito, provocando que este último sintiera un fuerte escalofrió en su espalda, seguido de su cual la cual sentía como se ponía tensa.
-P-pe-pero… es-eso no me parece justo… Empezó a decir Haru aun con miedo, pero igual queriendo dar su opinión respecto a las cosas. –S-se supone que la escuela le pertenece a todos, p-por lo que me parece que estas un poco equivocado al decir que es t-tuya…
-Acaso estas tratando de decirme que hacer!? Le pregunto con queja el oso negro a Haru, mirando a este último con un rostro que expresaba un enojo cada vez más en aumento, demostrado por la forma en la que le mostraba sus colmillos y le fruncía el ceño.
-N-no! Y-yo-yo no… no quise decir es-eso… Dijo Haru empezando a temblar cada vez más por el miedo que recorría todo su cuerpo desde la punta de sus orejas hasta las plantas de sus patas, haciendo que sus piernas le sonaran como castañuelas y comenzara a sudar un poco por el pavor que le daba la imagen de ese zorro que casi parecía que se lo iba a tragar.
-Cállate! Le volvió a exclamar el oso a Haru, está bien incluso tirándolo al piso de un empujón, haciendo que su mochila quedara tirada a un lado, abriéndose accidentalmente y con sus libros saliendo y quedándose regados en el suelo, todos los alumnos que se encontraban por los alrededores miraron lo que estaba ocurriendo, y con mucha emoción se acercaron a la escena, rodeando a Haru y al oso negro dentro de un pequeño círculo, haciendo sentir al zorro rojo, quien seguía tirado en el suelo, atrapado, muy aterrado y con sus patas sin poder responderle debido a todo el pavor que estaba experimentando.
-Voy a dejarte las cosas bien claras “amiguito”! Le dijo el oso negro a Haru, agarrándole de sorpresa su cabeza usando su mano robusta para que se lo quedara mirando a la fuerza, dejando a Haru un tanto adolorido y en el suplicio.
-Primero, si yo digo que esta escuela es mía, es mía y punto final! Y al final luego de decir eso, el oso negro soltó con fuerza la cabeza de Haru, zangoloteándolo en el acto, haciendo que este último se sobara aun adolorido.
-Segundo, no permito que nadie me lleve la contraria, ya que yo soy el jefe y las cosas se hacen a mi manera. El oso dijo eso, al mismo tiempo que pateaba con fuerza la mochila de Haru que seguía tirada en el suelo, dejando al canino más horrorizado todavía.
-Y tercero, a quienes se atreven a enfrentarme, lo pagan muy caro. El ursino dijo eso mientras agarraba el estuche de Haru del piso, lo abría y en frente del zorrito lo vaciaba, tirando al suelo todos sus lápices los cuales quedaban regados y algunos con sus puntas rotas.
El pobre de Haru no podía soportar tanto abuso, no llevaba ni siquiera cinco minutos dentro de la escuela, y ya empezó a ser atormentando por alguien más grande que él, el saber eso provoco que al zorro rojo le viniera una tristeza tan tremenda, que inevitablemente empezó a lagrimear y a sollozar mientras aun seguía tirado en el suelo, y los demás alumnos quienes seguían de espectadores, al mirarlo de esa forma, no pudieron evitar ponerse a reír y a burlarse de Haru para mayor sufrimiento de este último, todo el abuso que recibía, mezclado con las burlas lo hacían sentirse miserable, justo de la misma forma en la que se sentía en el campo cuando ocurrió aquel incidente, era tanta su tristeza que solo pedía que la tierra se lo tragase en ese momento y lo llevara a una parte muy distante y donde no hubiera nadie.
-Y si hay algo que no soporto mucho menos, es a los llorones!! Exclamo Hayato hasta casi gritar con enojo, para en ese mismo momento apretar bien fuerte su puño, dispuesto a darle un buen derechazo a Haru mientras este seguía estando vulnerable ante sus lágrimas, pero un segundo antes de que el oso negro pudiera siguiera tocarle un pelo al canino pequeño…
-Alto ahí Hayato! Se escuchó de repente una voz, la cual hizo que tanto Hayato, el nombre del oso negro, como los demás miraran de que dirección provenía, y al momento de voltear sus ojos, pudieron ver como se acercaba a toda velocidad un gato, pero no cualquier gato, un gato calicó, con su pelaje color crema y moteado con muchas manchas marrones y oscuras que le daban estampado muy llamativo, y eso combinado con sus ojos de un brillante color amarillo ámbar, lo hacían lucir muy guapo, aquel felino logro pasar entremedio de la pared de furros, quedando justo en medio de Hayato y de Haru, defendiendo a este último con sus brazos extendidos en señal de “Tu no pasaras”.
-Que rayos quieres Hikari? No te entrometas en mi camino! Se quejó el oso negro con el gato, exigiéndole que hiciera lo que le ordenaba.
-Siempre es lo mismo contigo. Se quejó Hikari con él, sin intimidarse por sus amenazas. –Cada vez que hay nuevos alumnos en la escuela, tú los intimidas a todos, y no te voy a permitir que sigas haciendo eso.
-Te dije que te quitaras de en medio, si no lo haces, te juro que te-¡ Trato Hayato de decir una amenaza, pero antes de que pudiera siquiera terminarla, Hikari lo interrumpió abruptamente.
-A mi tus amenazas no me importan nada, y mejor será que te largues, si no quieres que le cuente al director lo que haces, para que entonces este te acuse con tu enojón padre, eh? Que vas a hacer al respecto entonces, osito? Le dijo el minino al oso, devolviéndole sus amenazas para al final sonreírle de manera victoriosa.
Hayato quedándose callado y gruñendo con enojo, no tuvo más opción que rendirse por ahora, pero antes de irse derrotado, miro por última vez a Haru, haciendo que este último también lo miraba aun con miedo, y el oso negro con su dedo índice le hizo una seña como queriendo decirle “Esta me la pagas”, al ver eso el pequeño zorro rojo se volvio a cubrir su cara con sus brazos muy aterrado.
Una vez que Hayato se marchó, Hikari miro a todos los furros que seguían rodeándolos a ambos, y con una mirada de superioridad les dijo a todos: -Y ustedes que siguen mirando? Váyanse de aquí si no quieres que los acuse también. Poniéndolos a todos en su sitio, y estos últimos simplemente se largaron decepcionados, y algunos mirando también al felino de ojos amarillos como si le estuvieran diciendo “aguafiestas”.
Ya una vez pasado el mal momento, Hikari volteo a mirar al pobre de Haru, quien seguía estando tirado en el piso, sollozando y lagrimeando aun con miedo. –Ya está todo bien, no te preocupes, estas a salvo amigo. Le dijo el gato calicó al pequeño zorro, dándole su mano y ayudándolo a levantarse con cuidado del suelo.
-S-si… Dijo Haru mientras agachaba su cabeza para mirarse mientras se sacudía el polvo de sus pantalones, una vez hecho eso, levanto su rostro para mirar a Hikari y decirle tímidamente: -Gracias…
Hikari de repente se quedó completamente mudo al momento en que miro a Haru de frente, viéndole a este último su rostro el cual mostraba una expresión muy tierna, era una cara que mostraba sensibilidad e inocencia perfectamente mezcladas, y el minino también veía un poco hipnotizado esos ojos rojos que tenía el zorrito, los cuales brillaban con intensidad bajo la luz del sol amaneciente, junto a los restos de sus lágrimas que aun manchaban sus mejillas, en verdad aquella imagen había dejado a Hikari sin palabras, con sus mejillas levemente sonrojadas y sintiendo un pequeño golpeteo en su pecho. –N-no fue nada… Solo pudo decir eso el gatito, ya que el resto de sus palabras se le habían borrad de su lengua.
-Estas bien? Le pregunto Haru a Hikari, mirándolo confundido.
-EH? Oh, sí, si claro que sí, no te preocupes jeje Le respondió el gato calicó a este último, sonriendo nervioso mientras se rascaba la nuca, y rápidamente se le ocurrió algo para calmar un poco las cosas. –Ten, sécate tus lágrimas con esto. Le dijo Hikari a Haru, al mismo tiempo que se sacaba de su bolsillo un pañuelo y se lo pasaba en su mano al zorrito una oreja más pequeño que él.
–También déjame ayudarte a recoger tus cosas. Y dando eso por hecho antes de escuchar la opinión de Haru, Hikari rápidamente se agacho y empezó a guardar los cuadernos y los útiles del pequeño canino dentro de su estuche y mochilas sin ningún problema.
-G-gracias. Respondió Haru, mirando impresionado el como aquel gato se encontraba a sus pies recogiendo sus cosas, cuando ni siquiera se lo había pedido.
-De nada, y discúlpame porque hayas tenido que toparte con Hayato, es un patán que todo el tiempo trata mal a los nuevos de la escuela, siempre pensando que si los intimida estos estarán rendidos a sus patas, y muchos de los demás alumnos de esta escuela, especialmente los mayores, en lugar de interponerse y dar un buen ejemplo, solo se quedan mirando y disfrutando. Explico Hikari todo eso, mostrando una mirada de disgusto mientras continuaba guardándole sus cosas de vuelta a Haru, mientras que este último, al escuchar todo eso, provocaba que le volviera un poco de la pena que le causo el haberlo experimentado, pero no duro mucho, ya que aquel gato calicó finalmente se levantó del piso con la mochila de Haru en sus manos, para sorpresa de este último.
-Pero bueno, eso ya no importa ahora, me alegra haberte defendido a tiempo, ten, esta tal y como la tenías. Le dijo Hikari a Haru, entregándole su mochila al mismo tiempo que le sonreía, pero para Haru, por alguna razón en ese momento, al mirar esa sonrisa, la encontraba muy distinta a todas las que había visto en su vida hasta ahora, la sonrisa que expresaba aquel gato, por alguna razón era muy cálida, y también brillaba con una intensidad igual a la de la luz del sol, el solo verla, por alguna razón le provocaba a Haru un sentimiento que lo relajaba hasta hacerlo sentir mejor luego de su mala experiencia, era un sentimiento del cual no sabía que era, pero que le gustaba de alguna forma, tanto asi que sus mejillas se ruborizaron un poquito.
-Emmm… g-gracias. Haru solamente pudo decir eso, ya que al igual que Hikari, se había quedado mudo luego de verlo sonreír así.
-Jeje de nada amiguito, fue placer poder ayudarte. Le respondió el gato calicó, mientras le acariciaba gentilmente su cabeza con su mano y sin dejar de sonreírle, haciendo que el zorro rojo se pusiera un poco más rojo y extraño, casi parecía que ambos furros jóvenes hubieran sido los únicos que quedaban pisando la tierra en ese momento solo para ellos, pero repentinamente ambos pudieron sentir como empezaban a sonar las campanas de la escuela, las cuales daban por inicio el comienzo de las clases de manera extra-oficial, tanto Haru como Hikari, podían ver como inmediatamente después de eso, todos los alumnos que se encontraban en el patio comenzaban a entrar por la puerta principal.
-Vaya, ya es hora de clases, lo siento amiguito, pero es mejor entrar antes de que nos regañen en nuestro primer día. Le dijo Hikari a Haru, poniéndose en modo alerta y rápidamente quitando su mano de la cabeza de este último, dejándolo aún un tanto sorprendido y un poquito decepcionado de que se haya terminado tan rápido.
-Pero sabes? Eres un zorro muy simpático, espero poder volver a verte en el recreo y que podamos conocernos mejor. Le dijo el minino de ojos amarillos al zorro de ojos rojos, sonriéndole nuevamente y dejando a este último otra vez sin palabras, y mientras Hikari se alejaba de este directo hacia la puerta de entrada, antes de pasar por ella, volteo a mirar a Haru por última vez, y a moverle su mano en señal de “Nos vemos”.
Mientras lo veía meterse dentro, Haru seguía parado en su mismo lugar, aun atónito por todo lo que le había pasado en tan solo una mañana antes de las clases, en un momento está siendo molestado y humillado por un solo cruel, y en un instante es rescatado por un misterioso y muy agradable gato, con sonrisa encantadora y una caballerosidad sin igual, justo al momento en que el zorro rojo volvió en sí, miro con sorpresa como en su mano aun tenia sosteniendo el pañuelo que le había entregado.
-Se le olvido… Dijo Haru susurrando, mirando con detenimiento aquel pañuelo suave, de un color amarillo yema y con pequeños diseños de huellas de gato rosadas y negras, mientras hacía eso, el zorro rojo recordó de inmediato la sonrisa que le demostró aquel gato, haciendo que finalmente y por primera vez en el día, también sonriera con sinceridad, y guardándose ese pañuelo bien preciado en su bolsillo, Haru finalmente se dispuso a ir hacia la puerta de entrada de la escuela y atravesarla sintiéndose listo para enfrentarla.
-En el recreo, cuando lo vea otra vez, se lo devolveré, le devolveré su pañuelo… a mi súper héroe. Se dijo Haru así mismo en sus pensamientos muy contento, mientras corría a toda prisa hacia su salón de clases a empezar su nueva vida escolar, la cual ahora por alguna razón ya no le parecía que iba a ser del todo mala.
“Esto es solo el inicio, ya que gracias a este encuentro, la vida del joven zorro rojo Haru, quien en compañía de Hikari y de los muchos amigos que formara en la secundaria Furrypawn a partir de ahora, vivirá cientos de momentos inolvidables, algunos felices, otros difíciles y también tristes, que lo ayudaran a crecer como fursona y a aprender a sobrellevar y superar su pasado.”
Fin del capítulo 1.
En su casa, ubicada en los suburbios, dormido en su cuarto se encontraba un zorro rojo, acostado en su cama de sabanas rojas y cubierto casi completamente por ellas, lo único suyo que tenía fuera de estas eran sus orejas puntiagudas y de color marrón rojizo, y en ese mismo momento, sacándolo del mundo de los sueños, pudo escuchar como al lado suyo, en su cómoda empezó a sonar su radio alarma con mucha fuerza, anunciando la hora de despertarse.
-Buenos días a todos los furros y furras de Fur-city, ya son las 06:30 am, el sol comienza a salir y ya es hora de que nuestros jóvenes regresen a la escuela a forjar su futuro. Seguía hablando el presentador en la radio, cuya voz combinada con el ruido de la alarma, provocaban un estruendo que saco rápidamente al zorrito rojo de su ensoñación, haciéndolo retorcerse en su camita y quejándose, hasta que finalmente, quitándose las sabanas de encima, y mirando hacia la cómoda con sus ojos aun algo adormilados, estiro su brazo hasta la radio y la apago con su mano, poniéndole fin a esos molestos ruidos.
Y así, el pequeño zorrito de ojos color rojo brillante como rubíes, primero que nada se estiro todo lo que pudo y pego un rico bostezo de despertar, sacando su lengua, como buen canino que era. –Bueno, ya es hora, aquí vamos... Se dijo así mismo poniendo inmediatamente una cara de desanimado, casi parecida a la de un zombi recién salido de la tumba, casi inmediatamente el zorro rojo se paró de su cama, revelando que había dormido usando solamente un medio ajustado bóxer de color rojo y con diseños de pequeños grafitis negros y blancos en él.
Aquel zorro era Haru, tenía 13 años de edad, y no era originario de Fur-city, el nació y se crio durante su infancia en el campo con sus padres, pero debido a un incidente que ocurrió recientemente allí, se tuvo que cambiar a vivir con sus abuelos en esta enorme ciudad, además de que estos últimos pensaron que sería bueno para su educación irse a estudiar en una secundaria publica más grande y con más oportunidades, y era precisamente el primer día de Haru como estudiante de secundaria, y eso junto con la presión de vivir en esta enorme e imponente metrópolis, acompaña también por los dolorosos recuerdos de su experiencia en el campo, hacían sentir al pequeño zorro rojo una fuerte incomodidad sofocante, acompañada de un miedo insoportable que le dejaban su colita triste y colgando entre sus piernas.
Pero aun así, sin perder el tiempo, Haru se dirigió hacia el baño de su recamara, donde lo primero que hizo fue mirarse al espejo y lavarse la cara para así despertarse de una vez por todas, pero aunque tuviera su rostro ya refrescado luego de un salpicón de agua fría, igual este seguía mostrando esa mirada apaga, como si hoy fuese el fin del mundo, y para Haru era así como se sentía, a continuación lo que hizo el zorro de ojos rojos fue lavarse sus dientes, usando el cepillo para limpiarse sus pequeños colmillos de los cuales como canino se sentía orgulloso, pero no pudiendo evitar que parte de la espuma de la pasta dental se le saliera de su boca y cayera directo en su pecho desnudo, pero eso no le importo en lo más mínimo al canino pequeño, una vez con su boca y sus dientes ya bien limpios, lo que seguía para Haru era bañarse obviamente, quitándose en primer lugar su bóxer con el que había dormido, dejándolo dentro del canasto de la ropa sucia y quedarse completamente desnudo dentro de ese solitario cuarto solo para él, en segundo lugar se dirigió inmediatamente a la ducha y abrió las llaves del agua caliente y fría, y una vez moderada la temperatura del agua que caía de la regadera, el zorro rojo finalmente se metió dentro de esta y cerrando la cortina.
-Ufff… Suspiro Haru, quien sintió un fuerte alivio al sentir como esa rica agua caliente lo mojaba y le hacía despertar completamente cada célula de su cuerpo, y sin perder tiempo el zorro rojo empezó a usar sus manos y sus almohadillas para sobarse y lavarse cada rincón de su cuerpo, empezando por su pecho, sus costados, su vientre, sus caderas, sus muslos, sus piernas, y finalmente sus patas y su cola esponjada, después de eso agarro su esponja y la lleno con mucho jabón hasta que hizo espuma, y con ella se empezó a enjabonar cada centímetro de su ser y sin dejar ni una sola parte sucia, poniendo extra cuidado en sus cavidades principales, las cuales eran sus axilas, su ombligo, su entrepierna junto con su pequeña funda y bolas color crema claro, y por ultimo pero más importante su cola cuya esponjosidad era atrayente de mucho polvo y suciedad, y así ya una vez lavado, enjabonado y enjuagado, el canino pequeño termino con su ducha cerrando la llave de la regadera.
Una vez afuera de la ducha, lo primero que hizo el zorro rojo fue inhalar un poco, pero profundamente, el vapor que aún había en el aire, sintiendo como este llegaba a sus pulmones y le destapaba sus bronquios, lo siguiente que hizo el pequeño canino fue sacudirse un cómo, agitando sus brazos, pierna y también su cola, quitándose de encima gran parte del agua que lo mojaba como el canino que es a pesar de andar parado en sus patas inferiores, con eso listo Haru no perdió más tiempo, y agarrando su toalla que se encontraba colgada a un lado de la ducha, se empezó a secar con ella cada rincón de su cuerpo y pelajes aun húmedos, y usando al final una secadora de pelo para secarse su colita y dejarla esponjaba como le gustaba que fuera.
Una vez aseado, Haru volvió a su cuarto a vestirse para la escuela, ayer en la noche había dejado anticipado su uniforme escolar, el cual consistía en un pantalón de buzo gris holgado, una camiseta blanca de mangas cortas, con los bordes de estas y el cuello de color azul marino, y en la manga izquierda tenia estampado el logo de la secundaria, el cual era una huella de pata color dorada, así consistía el uniforme que se debía usar para esta época en la que aun hace demasiado calor en las calles, para finalizar, Haru se puso sus zapatillas de la suerte, que eran de un color gris plateado y con algunas partes rojas, su color favorito, pensando que le podrían traer mucha suerte, ya que sentía que la iba a necesitar para lo que podría sucederle en este día, el cual jamás pensó que llegaría tan rápido.
-Haru! El desayuno está listo! Le hablo su abuela desde la planta baja, escuchando eso Haru le aviso que ya bajaba, y una vez que se abrocho los cordones de sus zapatos y estando oficialmente vestido, no perdió más el tiempo y salió de su cuarto para bajar al comedor, donde lo estaban esperando sus dos abuelos, a quienes le seguía agradeciendo de corazón el que lo hayan dejado quedarse con ellos luego de su incidente en el campo, y a ellos también les daba alegría tener a su nieto a quien quieren mucho viviendo con ellos.
Una vez abajo, Haru pudo mirar como en la mesa del comedor, sentado en una silla al lado de la suya se ubicaba su abuelo, quien estaba leyendo tranquilamente el periódico como todas las mañanas, hasta que vio cómo su nieto ya había bajado, y rápidamente lo saludo con alegría. –Buenos días campeón. Dijo el zorro más viejo, quien tenía unas cejas gruesas, sus pelaje de un rojo grisáceo, varias arrugas en su rostro y vistiendo un suéter delgado de color azul pálido.
-Buenos días mi niño. Lo saludo también su abuela, una zorra mayor, algo baja y delgada, con unas pocas arrugas y su pelaje igual de grisáceo, aunque no tanto como su marido, y quien ya venía sirviendo el desayuno de su nieto en la mesa con una sonrisa.
-Buenos días. Respondió Haru solamente con eso y sonriendo de forma leve, e inmediatamente se fue a sentar en su silla en la mesa.
-Dime? Estas emocionado por tu primer día de secundaria? Le pregunto el abuelo a su nieto, mirando con ganas, esperando que el también las tuviera, pero Haru no compartía dicha emoción en lo absoluto.
-Más bien tengo mucho miedo… y que tal si no encajo? Qué pasa si ocurre lo mismo que me paso en el campo? Respondió el zorro rojo, preguntándose eso al final y poniendo una cara de preocupado, volviendo a su expresión de zombi que poseía hace un rato cuando recién se estaba levantando.
-No digas eso, es el comienzo de una vida para ti, ya verás cómo te ira mejor. Le dijo eso su abuela, queriendo que su nieto estuviera mejor, y dándole al final un tierno beso en su frente, e inmediatamente después de eso, su abuelo le dio una pequeña palmada en la espalda queriendo que también se relajara, y Haru sonrió ya más tranquilo al sentirse relajado gracias al apoyo de sus dos abuelos.
Para desayunar Haru comió un tazón de cereal con leche, pan con mermelada de moras y jugo de naranja, y una vez con el estómago llego, el zorro rojo agarro su mochila, lista con todo lo que necesitaría para aquel día, se despidió de su abuelo, quien le deseo mucha suerte acompañada de un fraternal apretón de manos, y finalmente junto con su abuela salieron hacia la calle a esperar el furgón escolar, el cual no se tomó mucho tiempo para venir, ya que pasados unos pocos minutos, el transporte escolar ya se encontraba parado en frente de los dos zorros, dejando al más joven aún más nervioso de lo que ya se encontraba, cuando las puertas de la maquina se abrieron para que Haru pudiera entrar en ella, su abuelita antes que nada se despidió de él, abrazándolo con cariño y deseándole mucha suerte, y fue gracias a esos pequeños mimos, que el pequeño zorrito de 13 años finalmente se subió al furgón, viendo como detrás suyo las puertas de este se cerraban, e inmediatamente empezaba a ponerse en marcha, alejándose cada vez mas de su casa y de su abuela, hasta que ya no pudo verlas a ninguna de las dos.
-Buena suerte mi niño. Susurro su abuela, quien tenía sus manos colocadas en su pecho y sus ojos cerrados, pidiéndole a dios que le fuera bien a su nieto.
Dentro del transporte escolar, Haru empezó a caminar por el pasillo de este, notando como las miradas de todos los furros que estaban en sus asientos se centraban solamente en él, haciéndolo sentir muy nervioso y con una presión en su estómago que casi lo había volver su desayuno, mientras seguía caminando lentamente y pasando de largo a los demás estudiantes sentados en sus asientos, Haru podía escuchar con orejas sensibles, como se hablaban y susurraban entre ellos, con alguna risas entre frases, y diciendo cosas como:
-Así que ese es uno de los nuevos de este año? –Solo es un niñito. –Parece muy torpe.
El zorro rojo solo se desanimó mucho más al escuchar todas esas cosas hirientes, queriendo volver a casa de inmediato, pero como sabía que era completamente imposible ahora, solo siguió caminando hasta que llego a los asientos vacíos del furgón, en donde no había nadie, y lo cual era perfecto para alguien quien solo quería estar a solas, mientras Haru se quedaba sentado frente a la ventana, con una mirada perdida y apoyando su mejilla sobre su mano, veía el paisaje que avanzaba y cambiaba conforme la maquina se iba acercando a su objetivo, dejando atrás el pacifico ambiente lleno de casas y árboles, llegando a uno donde solo había edificios no tan grandes, departamentos con unos cuantos pisos, y tiendas y negocios pequeños por doquier, hasta que finalmente al furgón había logrado llegar a su destino, deteniéndose y apagándose el motor de este, dándole a todos los que lo ocupaban la señal de que ya debían bajarse de él.
Una vez que las puertas del bus se abrieron, todos los pasajeros se bajaron de el de manera rápida y desordenada, pareciendo casi salvajes, y fue Haru el que se bajó al último con sus nervios por los aires, una vez afuera, lo que vio el zorro rojo en frente suyo lo dejo sin palabra, era la secundaria a la que asistiría a partir de ahora.
“FurryPawn” era el nombre del lugar, un enorme edificio de color blanco, cuya puerta de entrada hacia su interior era de un tamaño bien grande, rodeada por dos pilares que la decoraban, y que además estaba un poco arriba de unos escalones que la separaban del piso, rodeándolo había un extenso campus con pasto de color verde brillante y vivo, con algunos árboles, arbustos, bancas, y varios caminos pavimentados decorándolo, también tenía varios pasillos que conectaban con diferentes partes y escaleras, algunos incluso atajando camino, y por ultimo rodeando toda la edificación, había una gran muralla de ladrillos color rojo brillante, muy alta como para que algún furro pudiese atravesarla e intentar escapar, a un lado de la muralla que daba a la entrada a la escuela, se encontraba un letrero de bronce brillante atornillado a esta, y escrito en él estaba el lema del lugar que decía:
-“Escuela secundaria Furry Pawn – Lugar donde los jóvenes vienen a dejar su huella en la historia.” Dijo Haru mientras leía con detenimiento el letrero que le daba la bienvenida a él y a los otros furros que venían a estudiar, dejando al zorro rojo un tanto desconcertado, ya que encontraba que un lema tan privilegiado para una simple escuela pública era algo muy extraño.
Pero aunque se sentía intimidado por el tamaño de esa enorme escuela, la cual hacia quedar completamente minúscula a su primaria en el campo, igual Haru decidió atravesar la entrada de ladrillos, y poner finalmente su primer pie dentro de la que sería su secundaria, le gustara o no, y mientras se encontraba caminando a un paso algo lento, dirigiéndose hacia la puerta de entrada al edificio, Haru al mismo tiempo miraba curioso los alrededores del campus, los cuales estaban llenos de cientos de furros, y todos machos, eso era debido a que esta secundaria era una escuela solo para hombres, por lo que nadie iba a ver a una hembra por ningún lado, excepto claro alguna que otra profesora que trabajaba allí, el zorro rojo podía ver como entre esos cientos de estudiantes, habían diferentes especies conviviendo entre sí, algunos eran felinos grandes como tigres y leones, otros eran caninos como lobos, chacales y otros zorros como el, habían también equinos, roedores, bovinos, ursinos, y no solo mamíferos, también habían pájaros, aves rapases como halcones, y aves pequeñas como gorriones y canarios, reptiles como lagartijas, tortugas y caimanes enormes, y peces incluso, aunque más que nada escualos robustos y que no eran muchos, Haru se quedaba mirando impresionado ante el hecho de ver tantas especies diferentes reunidas en un solo lugar, en el campo jamás vio algo así en los primeros 13 años de su joven vida, siguiendo con su camino hasta la puerta de entrada, el zorrito podía ver con sus ojos rojos, lo que hacían algunos de esos furros, habían varios grupos conversando entre ellos, algunos eran grupos conformados por alumnos grandes, otros por alumnos más pequeños, quizás de su misma edad, y todos conformados por diferentes especies que se mezclaban, en un árbol grande se ubicaba un oso panda, descansando sobre la base de este y con sus manos apoyadas detrás de su cabeza, incluso parecía dormido bajo la sombra de este, y algo que hizo sonrojar levemente Haru, fue cuando vio por accidente como dos furros, un caballo de pelaje color marrón claro y creen beige pálida, se encontraba tomándole la mano disimuladamente, a un venado un poco más pequeño que él, de pelaje marrón entre claro y oscuro, y con sus hasta todavía saliéndole de su cabeza, ambos demostrando estar muy contentos mientras se miraban con unos ojos de alegría, el zorro rojo prefirió fingir que no vio eso y decidió seguir con su camino y poner su cabeza en otra parte.
-Bueno, aquí estamos… Se dijo Haru así mismo y susurrándose, mientras miraba como al frente suyo, separados por unos tres escalones un tanto altos, se ubicaba la puerta que daba entrada a las instalaciones de la secundaria, haciéndolo sentir aún más nervioso y asustado de lo que se encontraba, debido a que sabía que una vez que atravesara aquella puerta con sus dos pilares, ya no tendría escapatoria, el zorro rojo se sentía angustiado ya que no sabía cómo iban a ser las cosas de ahora en adelante, no sabía si se conseguiría amigos o se quedaría solo, o si se convertiría en la burla de todos sus compañeros de salón, eran tantas cosas las que ocupaban su mente en ese momento, que lo hicieron quedarse quieto en medio del patio, pero el momento que usaba para aclarar sus dudas no le duro mucho, ya que en ese mismo momento…
-Oye tú! Grito de pronto una voz bastante gruesa e intimidante, provocando que Haru de un susto se cayera inmediatamente de su nube y bajara de vuelta a la tierra, mirando cómo se le acercaba a lo lejos la figura de un robusto y enorme oso negro, vestido con el uniforme de la secundaria pero algo desaliñado, y usando en su frente una bandana de color rojo fuerte como la sangre, la cual levantaba su cabello negro y revuelto, y quien demostraba una mirada que para nada estaba contenta, lo que le causaba al zorro rojo un fuerte sentimiento de incomodidad y miedo.
-Q-qui-quien? Y-yo…? Le pregunto Haru, tartamudeando por el miedo, al enorme oso de color negro, y una cabeza más grande que él, que se había quedado parado en frente suyo, tapándole la luz del sol con su robusta sombra.
-Y a quien más le voy a estar hablando, eh? Le respondió de forma grosera el oso negro a Haru, mostrándole a este una expresión de enojado, causándole un miedo aún más fuerte el canino indefenso.
-Q-que quieres d-de mí? Le volvió a preguntar Haru a este, empezando a temblar un poco como gelatina.
-Eres uno de los nuevos de este año no es así? Pues lo que quiero es darte un repaso de las reglas que tienes que seguir si quieres sobrevivir en mi territorio, el cual es toda esta escuela. Le explico el oso a Haru las cosas con calma, mientras se paseaba tranquilamente alrededor de este, invadiéndole un poco su espacio personal al pequeño zorrito, provocando que este último sintiera un fuerte escalofrió en su espalda, seguido de su cual la cual sentía como se ponía tensa.
-P-pe-pero… es-eso no me parece justo… Empezó a decir Haru aun con miedo, pero igual queriendo dar su opinión respecto a las cosas. –S-se supone que la escuela le pertenece a todos, p-por lo que me parece que estas un poco equivocado al decir que es t-tuya…
-Acaso estas tratando de decirme que hacer!? Le pregunto con queja el oso negro a Haru, mirando a este último con un rostro que expresaba un enojo cada vez más en aumento, demostrado por la forma en la que le mostraba sus colmillos y le fruncía el ceño.
-N-no! Y-yo-yo no… no quise decir es-eso… Dijo Haru empezando a temblar cada vez más por el miedo que recorría todo su cuerpo desde la punta de sus orejas hasta las plantas de sus patas, haciendo que sus piernas le sonaran como castañuelas y comenzara a sudar un poco por el pavor que le daba la imagen de ese zorro que casi parecía que se lo iba a tragar.
-Cállate! Le volvió a exclamar el oso a Haru, está bien incluso tirándolo al piso de un empujón, haciendo que su mochila quedara tirada a un lado, abriéndose accidentalmente y con sus libros saliendo y quedándose regados en el suelo, todos los alumnos que se encontraban por los alrededores miraron lo que estaba ocurriendo, y con mucha emoción se acercaron a la escena, rodeando a Haru y al oso negro dentro de un pequeño círculo, haciendo sentir al zorro rojo, quien seguía tirado en el suelo, atrapado, muy aterrado y con sus patas sin poder responderle debido a todo el pavor que estaba experimentando.
-Voy a dejarte las cosas bien claras “amiguito”! Le dijo el oso negro a Haru, agarrándole de sorpresa su cabeza usando su mano robusta para que se lo quedara mirando a la fuerza, dejando a Haru un tanto adolorido y en el suplicio.
-Primero, si yo digo que esta escuela es mía, es mía y punto final! Y al final luego de decir eso, el oso negro soltó con fuerza la cabeza de Haru, zangoloteándolo en el acto, haciendo que este último se sobara aun adolorido.
-Segundo, no permito que nadie me lleve la contraria, ya que yo soy el jefe y las cosas se hacen a mi manera. El oso dijo eso, al mismo tiempo que pateaba con fuerza la mochila de Haru que seguía tirada en el suelo, dejando al canino más horrorizado todavía.
-Y tercero, a quienes se atreven a enfrentarme, lo pagan muy caro. El ursino dijo eso mientras agarraba el estuche de Haru del piso, lo abría y en frente del zorrito lo vaciaba, tirando al suelo todos sus lápices los cuales quedaban regados y algunos con sus puntas rotas.
El pobre de Haru no podía soportar tanto abuso, no llevaba ni siquiera cinco minutos dentro de la escuela, y ya empezó a ser atormentando por alguien más grande que él, el saber eso provoco que al zorro rojo le viniera una tristeza tan tremenda, que inevitablemente empezó a lagrimear y a sollozar mientras aun seguía tirado en el suelo, y los demás alumnos quienes seguían de espectadores, al mirarlo de esa forma, no pudieron evitar ponerse a reír y a burlarse de Haru para mayor sufrimiento de este último, todo el abuso que recibía, mezclado con las burlas lo hacían sentirse miserable, justo de la misma forma en la que se sentía en el campo cuando ocurrió aquel incidente, era tanta su tristeza que solo pedía que la tierra se lo tragase en ese momento y lo llevara a una parte muy distante y donde no hubiera nadie.
-Y si hay algo que no soporto mucho menos, es a los llorones!! Exclamo Hayato hasta casi gritar con enojo, para en ese mismo momento apretar bien fuerte su puño, dispuesto a darle un buen derechazo a Haru mientras este seguía estando vulnerable ante sus lágrimas, pero un segundo antes de que el oso negro pudiera siguiera tocarle un pelo al canino pequeño…
-Alto ahí Hayato! Se escuchó de repente una voz, la cual hizo que tanto Hayato, el nombre del oso negro, como los demás miraran de que dirección provenía, y al momento de voltear sus ojos, pudieron ver como se acercaba a toda velocidad un gato, pero no cualquier gato, un gato calicó, con su pelaje color crema y moteado con muchas manchas marrones y oscuras que le daban estampado muy llamativo, y eso combinado con sus ojos de un brillante color amarillo ámbar, lo hacían lucir muy guapo, aquel felino logro pasar entremedio de la pared de furros, quedando justo en medio de Hayato y de Haru, defendiendo a este último con sus brazos extendidos en señal de “Tu no pasaras”.
-Que rayos quieres Hikari? No te entrometas en mi camino! Se quejó el oso negro con el gato, exigiéndole que hiciera lo que le ordenaba.
-Siempre es lo mismo contigo. Se quejó Hikari con él, sin intimidarse por sus amenazas. –Cada vez que hay nuevos alumnos en la escuela, tú los intimidas a todos, y no te voy a permitir que sigas haciendo eso.
-Te dije que te quitaras de en medio, si no lo haces, te juro que te-¡ Trato Hayato de decir una amenaza, pero antes de que pudiera siquiera terminarla, Hikari lo interrumpió abruptamente.
-A mi tus amenazas no me importan nada, y mejor será que te largues, si no quieres que le cuente al director lo que haces, para que entonces este te acuse con tu enojón padre, eh? Que vas a hacer al respecto entonces, osito? Le dijo el minino al oso, devolviéndole sus amenazas para al final sonreírle de manera victoriosa.
Hayato quedándose callado y gruñendo con enojo, no tuvo más opción que rendirse por ahora, pero antes de irse derrotado, miro por última vez a Haru, haciendo que este último también lo miraba aun con miedo, y el oso negro con su dedo índice le hizo una seña como queriendo decirle “Esta me la pagas”, al ver eso el pequeño zorro rojo se volvio a cubrir su cara con sus brazos muy aterrado.
Una vez que Hayato se marchó, Hikari miro a todos los furros que seguían rodeándolos a ambos, y con una mirada de superioridad les dijo a todos: -Y ustedes que siguen mirando? Váyanse de aquí si no quieres que los acuse también. Poniéndolos a todos en su sitio, y estos últimos simplemente se largaron decepcionados, y algunos mirando también al felino de ojos amarillos como si le estuvieran diciendo “aguafiestas”.
Ya una vez pasado el mal momento, Hikari volteo a mirar al pobre de Haru, quien seguía estando tirado en el piso, sollozando y lagrimeando aun con miedo. –Ya está todo bien, no te preocupes, estas a salvo amigo. Le dijo el gato calicó al pequeño zorro, dándole su mano y ayudándolo a levantarse con cuidado del suelo.
-S-si… Dijo Haru mientras agachaba su cabeza para mirarse mientras se sacudía el polvo de sus pantalones, una vez hecho eso, levanto su rostro para mirar a Hikari y decirle tímidamente: -Gracias…
Hikari de repente se quedó completamente mudo al momento en que miro a Haru de frente, viéndole a este último su rostro el cual mostraba una expresión muy tierna, era una cara que mostraba sensibilidad e inocencia perfectamente mezcladas, y el minino también veía un poco hipnotizado esos ojos rojos que tenía el zorrito, los cuales brillaban con intensidad bajo la luz del sol amaneciente, junto a los restos de sus lágrimas que aun manchaban sus mejillas, en verdad aquella imagen había dejado a Hikari sin palabras, con sus mejillas levemente sonrojadas y sintiendo un pequeño golpeteo en su pecho. –N-no fue nada… Solo pudo decir eso el gatito, ya que el resto de sus palabras se le habían borrad de su lengua.
-Estas bien? Le pregunto Haru a Hikari, mirándolo confundido.
-EH? Oh, sí, si claro que sí, no te preocupes jeje Le respondió el gato calicó a este último, sonriendo nervioso mientras se rascaba la nuca, y rápidamente se le ocurrió algo para calmar un poco las cosas. –Ten, sécate tus lágrimas con esto. Le dijo Hikari a Haru, al mismo tiempo que se sacaba de su bolsillo un pañuelo y se lo pasaba en su mano al zorrito una oreja más pequeño que él.
–También déjame ayudarte a recoger tus cosas. Y dando eso por hecho antes de escuchar la opinión de Haru, Hikari rápidamente se agacho y empezó a guardar los cuadernos y los útiles del pequeño canino dentro de su estuche y mochilas sin ningún problema.
-G-gracias. Respondió Haru, mirando impresionado el como aquel gato se encontraba a sus pies recogiendo sus cosas, cuando ni siquiera se lo había pedido.
-De nada, y discúlpame porque hayas tenido que toparte con Hayato, es un patán que todo el tiempo trata mal a los nuevos de la escuela, siempre pensando que si los intimida estos estarán rendidos a sus patas, y muchos de los demás alumnos de esta escuela, especialmente los mayores, en lugar de interponerse y dar un buen ejemplo, solo se quedan mirando y disfrutando. Explico Hikari todo eso, mostrando una mirada de disgusto mientras continuaba guardándole sus cosas de vuelta a Haru, mientras que este último, al escuchar todo eso, provocaba que le volviera un poco de la pena que le causo el haberlo experimentado, pero no duro mucho, ya que aquel gato calicó finalmente se levantó del piso con la mochila de Haru en sus manos, para sorpresa de este último.
-Pero bueno, eso ya no importa ahora, me alegra haberte defendido a tiempo, ten, esta tal y como la tenías. Le dijo Hikari a Haru, entregándole su mochila al mismo tiempo que le sonreía, pero para Haru, por alguna razón en ese momento, al mirar esa sonrisa, la encontraba muy distinta a todas las que había visto en su vida hasta ahora, la sonrisa que expresaba aquel gato, por alguna razón era muy cálida, y también brillaba con una intensidad igual a la de la luz del sol, el solo verla, por alguna razón le provocaba a Haru un sentimiento que lo relajaba hasta hacerlo sentir mejor luego de su mala experiencia, era un sentimiento del cual no sabía que era, pero que le gustaba de alguna forma, tanto asi que sus mejillas se ruborizaron un poquito.
-Emmm… g-gracias. Haru solamente pudo decir eso, ya que al igual que Hikari, se había quedado mudo luego de verlo sonreír así.
-Jeje de nada amiguito, fue placer poder ayudarte. Le respondió el gato calicó, mientras le acariciaba gentilmente su cabeza con su mano y sin dejar de sonreírle, haciendo que el zorro rojo se pusiera un poco más rojo y extraño, casi parecía que ambos furros jóvenes hubieran sido los únicos que quedaban pisando la tierra en ese momento solo para ellos, pero repentinamente ambos pudieron sentir como empezaban a sonar las campanas de la escuela, las cuales daban por inicio el comienzo de las clases de manera extra-oficial, tanto Haru como Hikari, podían ver como inmediatamente después de eso, todos los alumnos que se encontraban en el patio comenzaban a entrar por la puerta principal.
-Vaya, ya es hora de clases, lo siento amiguito, pero es mejor entrar antes de que nos regañen en nuestro primer día. Le dijo Hikari a Haru, poniéndose en modo alerta y rápidamente quitando su mano de la cabeza de este último, dejándolo aún un tanto sorprendido y un poquito decepcionado de que se haya terminado tan rápido.
-Pero sabes? Eres un zorro muy simpático, espero poder volver a verte en el recreo y que podamos conocernos mejor. Le dijo el minino de ojos amarillos al zorro de ojos rojos, sonriéndole nuevamente y dejando a este último otra vez sin palabras, y mientras Hikari se alejaba de este directo hacia la puerta de entrada, antes de pasar por ella, volteo a mirar a Haru por última vez, y a moverle su mano en señal de “Nos vemos”.
Mientras lo veía meterse dentro, Haru seguía parado en su mismo lugar, aun atónito por todo lo que le había pasado en tan solo una mañana antes de las clases, en un momento está siendo molestado y humillado por un solo cruel, y en un instante es rescatado por un misterioso y muy agradable gato, con sonrisa encantadora y una caballerosidad sin igual, justo al momento en que el zorro rojo volvió en sí, miro con sorpresa como en su mano aun tenia sosteniendo el pañuelo que le había entregado.
-Se le olvido… Dijo Haru susurrando, mirando con detenimiento aquel pañuelo suave, de un color amarillo yema y con pequeños diseños de huellas de gato rosadas y negras, mientras hacía eso, el zorro rojo recordó de inmediato la sonrisa que le demostró aquel gato, haciendo que finalmente y por primera vez en el día, también sonriera con sinceridad, y guardándose ese pañuelo bien preciado en su bolsillo, Haru finalmente se dispuso a ir hacia la puerta de entrada de la escuela y atravesarla sintiéndose listo para enfrentarla.
-En el recreo, cuando lo vea otra vez, se lo devolveré, le devolveré su pañuelo… a mi súper héroe. Se dijo Haru así mismo en sus pensamientos muy contento, mientras corría a toda prisa hacia su salón de clases a empezar su nueva vida escolar, la cual ahora por alguna razón ya no le parecía que iba a ser del todo mala.
“Esto es solo el inicio, ya que gracias a este encuentro, la vida del joven zorro rojo Haru, quien en compañía de Hikari y de los muchos amigos que formara en la secundaria Furrypawn a partir de ahora, vivirá cientos de momentos inolvidables, algunos felices, otros difíciles y también tristes, que lo ayudaran a crecer como fursona y a aprender a sobrellevar y superar su pasado.”
Fin del capítulo 1.
A todas mis menciones, bueno, no se que decir ahora me rasco la nuca nervioso solo espero que ahora si les haya gustado que el volviera a iniciar este fic como estaba antes, pero eso no significa que vaya a ser ciento por ciento fiel a la forma en la que lo escribí en fdzeta, como ya dije en mi mensaje de arriba, ademas, ya no seguiré diciendo que mis fics son versiones o algo así, las historias no son videojuegos o robots, ya se que yo fui el que inicio diciendo eso, pero ahora veo mi error al hacerlo, una historia es solo historia, y nosotros los que las escribimos, siempre queremos buscar la perfección, agregando o quitando o cambiando las cosas, pero eso solo funciona si recibí criticas tanto de las buenas como las malas, así que si quieren comentar y darme sus opiniones, aprenderé a aceptarlas con el tiempo, me tomara si, pero como dije quiero hacer el intento si realmente deseo terminar finalmente con este fic del cual me siento orgulloso y quiero mantenerme fiel a el. Bueno, eso es todo, espero les haya gustado una vez mas, y nos vemos en la próxima publicación.
Darknesswolf88 _emiliano_ Haydenwolf EMERY SleepyKing KOPAKING27 AlexCoon Lian~ Big_horse Senseisans DigeTokyoBear6
Darknesswolf88 _emiliano_ Haydenwolf EMERY SleepyKing KOPAKING27 AlexCoon Lian~ Big_horse Senseisans DigeTokyoBear6