El departamento de Elizabeth esta ubicado, afortunadamente, justo encima de la Editorial donde trabaja. El día que la entrevistaron se dio la casualidad de que en el piso superior se estaban arrendando un nuevo departamento que un joven universitario dejaba. Ella no lo dudo ni un segundo y lo alquiló, pues al ser relativamente pequeño el precio no estaba nada mal para alguien que recién estaba iniciando. 5 años ya han pasado desde aquella vez y, en el presente año, el dueño le hizo la oferta de vendérselo y que fuera pagándole el mismo precio del arriendo, para que así no "malgastara" en un arriendo como de un principio siempre había pensado.
Esta ubicado en lo que se podría llamar el "Barrio universitario" de Shibe City. Teniendo el privilegio de tener restaurantes, comisaria, bares y todo lo que necesite bastante cerca de su hogar. Sin embargo, por esta misma razón casi no tiene vecinos, pues la mayoría de los lugares de allí son dedicados al comercio u otros fines, pero muy pocos lo utilizan de vivienda por los fuertes ruidos que hay tanto de día, como de noche por las fiestas.
Si bien el sitio es pequeño, la distribución para alguien que vive sola en compañía de un pequeño gato es perfecto. A la entrada tiene un bello living comedor, un sofá de 3 cuerpos que incluso tiene la opción de tener una "cama" para cuando tiene visitas, aunque sinceramente la única dueña y señora de aquel peludo lugar es su fiel amiga Anastasia. La cocina viene a continuación tras la puerta, siendo lo suficientemente espaciosa para poder cocinar con comodidad y no estar chocando con todas las cosas. En el segundo piso está su cama, donde igualmente es su estudio de "pintura", por lo que no es anormal encontrar de vez en cuando pinceles tirados, bastidores a medio terminar, etc.
Al ser un edificio antiguo, tiene una historia interesante, pero además personajes interesantes que habitan en él. Por suerte, ninguno de ellos es amenazador para su condición, aunque mínimo una vez al mes se dedica a hacer una "limpieza" para que así cualquier extraño que desee ingresar no la tenga del todo tan fácil. Los días de lluvia son una verdadera tortura para ella, pues los vidrios suelen retumbar con gran fuerza ante cada trueno o fuerte viento que sople. Esos días, prefiere quedarse en la editorial con los audífonos a todo volumen y sumergiéndose en cualquier cosa del trabajo, sino, pintando alguna cosa en su habitación.