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Relato El encuentro con mi "yo interno"

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En esta ocasión, quiero dirigirme a mi "yo" interno...



…acostumbro a conversar con los que están alrededor. A depositar palabras en páginas en blanco sin que llegue a un destinatario en específico. Muchas veces me desespero y enloquezco de frustración, ¡porque parece que nadie escucha lo que necesito decir! Nadie parece entender lo que viene desde mi interior, o nadie parece querer escuchar y tampoco parece que a alguien le importe.
Entonces, me estuve cuestionando con tanta amargura e impaciencia: "¿qué se supone que es lo que debería hacer? ¿Obligar a esa voz del interior a callarse y aprisionarla de una vez, porque es inútil que lo siga intentando? ¿Obligarla a que acepte la realidad de que no existen receptores para el destino de sus palabras?" Porque esto es como ir a gritarle o desahogarle todo a un inmenso abismo, donde solo vez un lugar para depositar todos esos pensamientos, emociones y sentimientos o conflictos internos, pero por más que quieres averiguar, ¿a dónde llega a parar todo lo que aquella voz misteriosa saca desde lo más recóndito del ser? Lo único que veo allí es, una eterna oscuridad, vacía e interminable que solo sirve para enloquecerme y alimentar aún más mi incertidumbre. Y entonces solo cierro los ojos y digo para mis adentros: "ya basta, es inútil, no sigas intentándolo".
Pero me intriga la duda de: ¿a quién debería realmente dirigirme? ¿a dónde debería llegar toda esta avalancha de incertidumbre? ¿cuál debería ser su destino? Tal vez no me he dirigido a la persona correcta o no he acudido al lugar correcto.
Yo tengo la certeza de que hay un ser mucho más grande que los seres de la Tierra e incluso mucho más grande que todo el vasto universo y toda la galaxia. Entiendo a la perfección que estoy aquí, por este "Creador de la Vida", he pasado toda mi vida conociéndolo y aprendiendo sobre Él y de Él, y entiendo, que no cualquiera continúa por este camino, porque es un camino en el que es necesario sacrificarse del todo y no cualquiera se atreve a darlo todo. Incluso aunque conozcas la razón o el sentido de ello, sigue siendo un camino que no está extenso de los peligros o del sufrimiento, pero, los que poco a poco hemos aprendido y conservado en el fondo de nuestro corazón aquellos sagrados conocimientos, desde el día de nuestro nacimiento o desde el día en que para nosotros fue el descubrimiento de la verdad, reconocemos que esta vida, es nuestra misión en este mundo terrenal. No es nada fácil, pero sabemos que es la razón y el sentido de todo, es algo que se percibe y que requiere que tengas una audición atenta, pero no solo escuchar simplemente con tus oídos, si no también escuchar con el alma y con el corazón y con todo tu ser. Y no, no es fácil -pero tampoco es imposible-, porque nadie está extenso de extraviarse en el camino, todos tenemos esa naturaleza de errar y de pecar, porque desde hace siglos que llevamos esa mancha de pecado en nuestro ser. Somos imperfectos, defectuosos, quejumbrosos, estamos llenamos de avaricias, orgullos, odio, ira, egoísmos y todo aquello que envenena nuestra alma. Un humano es frágil y completamente indefenso, si no está cerca de la fuente de la Vida. Si nos alejamos de ella, la oscuridad reinará hasta que se convierta en una oscuridad llena de tormentos sin fin.
Cuando recupero la razón, entiendo que la soledad que me embarga, es absurda y que no hay razón para abrumarme por tales motivos. Recuerdo que sigo siendo una criatura frágil, indefensa y que fácilmente pierdo el rumbo. Pierdo hasta los estribos y mis sentidos. La humanidad no se merece la clemencia del Creador, por su naturaleza de pecado, pero aún así acudimos a su presencia para suplicarle que nunca nos falte su gracia. Seguramente las palabras de mi interior sean escuchadas con su amor eterno, el cual no duda en darme como una bendición, pero siento que aún falta algo. Algo me está faltando.
Si mi meta en la Tierra es, no perderme en el camino y no condenar a mi alma a una existencia sin gracia ni bendiciones, y este camino requiere sacrificios, entonces... puede que no me esté sacrificando del todo. La verdad es que siempre me quejo, me desubico y pierdo el control, porque eso parte de lo que soy, soy ese tipo de criatura que se debilita y es cuando sale a la luz mi naturaleza imperfecta.
Piénsalo. Haz conciencia y analízate. ¡Eres tú la razón de tu extravío! ¡Eres tú la humana imperfecta y que fácilmente se descontrola! ¡Es tu naturaleza y es parte de ti errar!
Así que... allí está tu respuesta. Esas palabras que vienen desde tu interior, desde tu inconsciente, deben llegar... a ti.
En realidad, esa voz que has escuchado, no es la misma voz que sale de tu boca, no habla igual que tú. Tiene una manera distinta de pensar, de sentir y de razonar.
Tu solo sabes quejarte y victimizarte porque la vida es injusta. Pero esa voz de tu interior es mucho más sabia y es la que intenta de todas formas comunicarse contigo y no con nadie más. Siempre ha tratado de ser escuchada y es su mayor propósito, hasta ahora no lo ha logrado, porque eres tan inquieta y tan ruidosa, que no te permites un momento de silencio para dejar que la voz te hable.
Ahora que lo sabes, haz silencio y escucha atentamente...


…y es así, como ahora me he encontrado con ese "yo" de mi interior.

Cerré los ojos y permanecí callada e inmóvil, aprovechando la calma de la que gozaba en este momento.

Entonces... la pude ver, como una figura deslumbrante y poco visible, pero su silueta, con solo verla ya sentía que la conocía.
Aunque parecía estar rodeada de oscuridad, no parecía que eso le preocupara. Su postura recta y firme dejaba ver una gran seguridad.

Me sumergí en esas aguas, tan densas y apesadumbradas, pero ya estando en la profundidad me sentí como en casa,
en la que un ser esperaba mi llegada y que además, podía percibir en ella una gran felicidad.

Ella estaba realmente feliz, de que al fin me haya dado la vuelta. Tanto tiempo que lo estuvo esperando, pero finalmente había llegado el momento.


Todo este tiempo dándole la espalda... ignorándola y dejándome ensordecer por los ruidos de la vida, que no me permitían escucharla.

El encuentro fue una experiencia extraordinaria, que no se puede explicar en pocas palabras.

Lo único que puedo hacer es relatar la conversación que tuve con mi voz interior...


Las palabras tardaron un poco en fluir, porque no es como si habláramos todos los días, estos pueden ser encuentros únicos en la vida, que son importantes de atesorar, porque pueden no volver a repetirse. Quien logra tener este encuentro más de una vez, es una persona muy afortunada, pero es rara vez en estos casos.


── "...H-hola".

── "¡Por fin... al fin te has dignado a mirarme!"

── "..." -muy apenas pude alcanzar a verle una sonrisa debajo de ese manto de luz que la cubría. No encontré las palabras, no supe qué más decir. Evidentemente la que tenía mucho qué decir... era "ella."

── Me has tenido esperando por largos años, pero ahora que lograste notar mi presencia... ahora es mi turno de cumplir mi misión. -se detuvo por unos breves segundos y procedió- He crecido contigo y he seguido tus pasos, antes... fue muy difícil alcanzarte, porque estabas tan lejana que mis palabras solo resonaban alrededor, pero era casi imposible, porque estabas aprisionada en una burbuja de cristal.

He utilizado todas mis fuerzas para romperla y sacarte de allí sin mucho éxito, tu tampoco contabas con las fuerzas necesarias para luchar por ti misma; fue un alivio cuando por fin pudiste ser liberada por una fuerza que provino desde lo más alto y fue reforzada a través de una vía confiable. Y has progresado... pero te sigue tomando mucho tiempo seguir avanzando. A pesar de que ahora tu conciencia ha tomado mas fuerza y que te has enriquecido de experiencias y privilegios, aún así... continúas actuando como si carecieras de ello.

Solo te observo y no logro comprender ¿cuál es la razón de tu retroceso?

Necesito que me expliques para comprenderlo y así poder ayudarte... ¿qué clase de problema padeces? ¿qué se supone que es "eso" que te impide que cumplas con tus propósitos personales? Dime, ¿qué es lo que te falta?

¿Tienes alguna discapacidad? ¿Tienes alguna enfermedad; mental, psicológica o alguna otra que afecte tu salud? ¿Te falta algún miembro de tu cuerpo, algún hueso roto o con alguna lesión? ¿Quedaste paralítica en alguna tragedia o inconveniente? ¿Estás en coma o con alguna enfermedad terminal, como el cáncer? ¿Estás internada en el hospital... quizás en cuidados intensivos? ¿Vives en alguna zona de guerra y de peligro en el que tu vida esté en riesgo?

¿No? ¿Ninguna de las razones anteriores?

Porque déjame decirte, que una persona discapacitada, enferma terminal u hospitalizada, que combate con esto día y noche, puede tener muchos más deseos de seguir adelante y de vivir que tú. Hay gente muriendo de hambre, viviendo situaciones mucho más trágicas que la tuya, como las guerras, golpes de estado, la sequía, los desastres naturales, etc. Millones de personas en el mundo mueren todos los días y tú no has tenido que padecer algún peligro o necesidad mayor.

Se puede decir que lo tienes todo en la vida, al menos, lo que necesitas. Tienes salud, tienes un techo donde dormir, donde refugiarte del frío o del calor o de la lluvia. Con una mesa donde comer y alimentos para saciar tu hambre. Tienes comodidades y los recursos para tener una vida digna. Tienes una familia que te apoya, aunque tengan sus defectos, pero se han asegurado de que tengas educación, estudios, comida, casa, vestido y sustento.

Tu que estás a salvo en tu casa, con preocupaciones comunes como: tu carrera, tu trabajo, pagar servicios, abastecerte de despensa, mantener limpio tu hogar e incluso asegurar tu propio bienestar. Sin embargo, nunca fuiste una alumna brillante, siempre hiciste que tus Padres se preocuparan más de lo necesario, te atrasaste en tus cursos y ahora eres incapaz de cumplir en tiempo y forma con tus actividades de la Universidad, algo que también te tomó tiempo retomar, después de extender mucho tiempo para ello. Estás en una buena institución y solo haces todo para el último momento.

Estás llena de fallas y de defectos, por que siempre te sientes incapaz de lograrlo, porque tal vez crees que te sigue faltando el cariño o el apoyo de tus seres queridos o porque nadie ha sido amable o gentil contigo. Aunque eso realmente no te ha faltado, porque ellos realmente te han amado a su manera. Y cuentas con el Amor Eterno del Dador de Vida. Así que... realmente no tienes nada de qué temer.

No temas... y ten mas fe en ti misma. Deja de creerte esas mentiras de que no puedes, deja de convencerte a ti misma de que no sirves para lograr tus propósitos de vida. Recuerda que solo tienes esta vida para llenarla de éxitos. No por ser la persona más adinerada del mundo o la más reconocida a nivel mundial, eso no es lo que te hará exitosa, si no... las riquezas que vayas acumulando en tu interior.


Asegúrate de tener preparadas todas esas riquezas para antes de que tu tiempo en este mundo termine, siempre esfuérzate al máximo por ser una mejor persona, por nutrirte de valores y de experiencias positivas que te hagan crecer y avanzar en tu camino. Todo eso te dará el pase seguro al gozo eterno.

Recuerda bien eso y grábalo en tu corazón. Cuando despiertes, asegúrate de escribir esto, para conservar este recuerdo de nuestro grandioso encuentro.

Ánimo y nunca te rindas. Seguiré contigo, pero ahora dependerá de ti todo para alcanzar la meta. Quién sabe si logremos encontrarnos de nuevo, así que... no me olvides y así habré cumplido con mi misión.

Que esta larga espera no quede en vano. Gracias y hasta pronto...



Cuando abrí los ojos, no pude parar de llorar, tal vez por el hecho de saber que nunca nos volveríamos a encontrar,

nunca me había sentido tan a salvo y tan segura que cuando estuve allí con "ella", pero... el saber que es una parte de mí, me tranquiliza.

Viví un mar de sentimientos después de esto y tal como me lo pidió, inmediatamente vine a plasmarlo en este lugar.

Que ahora estaba segura de a donde debía llegar estas palabras de mi interior... el verdadero destino...

.
.
.
.

y ese destino se llama...

Yo.
 
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