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Relato Charles el feo

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Frank

El cafetero
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Eran las 10 de la mañana cuando Charles despertó. Como era de costumbre,
Charles estaba más cansado que descansado, siempre tenía el mismo sueño
psicodélico en donde era perseguido por unos no-se-que.
Su rutina era simple: levantarse, ir al baño, maldecir en voz baja al espejo al ver su
reflejo y orinar. Charles siempre usaba unas enormes gafas negras de sol al
levantarse, pues tenía una vista extremadamente sensible. Fue la mejor inversión
que hizo en los últimos 5 años.

Ya preparado para salir, Charles tomó su bolso repleto de revistas porno –Se
dedicaba a venderlas en las calles- y sus llaves.
Mientras iba bajando las escaleras del edificio, en el cual él vivía en el sexto piso,
Charles pensaba sobre lo que le esperaba. Lo de siempre: algún que otro proxeneta
que le diría lo feo que es y de cómo preferiría perder un testículo a dejar que una de
sus chicas estuviera con él, o un vagabundo que le diría que prefieren morir de
hambre que ser así de feo.
Era cotidiano, Charles era bien conocido por ser feo, muy feo. De hecho, era tan feo
que usaba un barbijo con la excusa de que estaba enfermo y así aligerar un poco su
complejo.

Charles se encontraba cerca del puente de Baxley Road, lugar donde él tenía a sus
clientes más fieles y, cuando estaba a punto llegar, un auto se detuvo justo en la
vereda de enfrente a la que él iba.
¡Maricón! ¿Quieres que te atropellemos? ¡Tal vez quedes mejor, Ja, ja, ja! -El auto
arranco furiosamente y se perdió en la distancia. Charles estaba acostumbrado a
este tipo de situaciones, pues tuvo que aprender a adaptarse.
Al acercarse al puente no pudo evitar preocuparse por los proxenetas que residían
en los suburbios. Eran personas crueles, despiadadas, llenas de odio y Charles lo
sabía. Cada vez que pasaba les dejaba unas revistas de regalo, era su tributo.

Al llegar al puente, más precisamente debajo del puente, John comenzó su tanda de
entregas diarias, ya que tenía un grupo de clientes fijos que siempre lo esperaban

allí. Charles se sentía extrañamente feliz ese día, a pesar de haber sido fuertemente
criticado, Charles no se había inmutado.
Supongo que ser feo no es lo mismo que infeliz. No sería loco pensar que me
escape de un zoológico, sería natural.

Pasaron las horas y Charles ya estaba cansado. Levanto su puesto improvisado y
se marchó. Antes de llegar a su casa pasó por un quiosco. Decidió jugarle a la
loteria, ser feo no me hace menos suertudo.
Y así, Charles le jugó al 01, por feo, al 10, por lo que jamás sería, al 99, por sentirse
afortunado, y al 26, por ser su edad.

Los resultados se anunciarían a la mañana siguiente, por lo que Charles se dirigió a
su casa a descansar.
Al día siguiente, Charles despertó de mal humor, eran las 10 de la mañana y repitió
la rutina del día anterior, pero no sin antes ver los resultados de la lotería.
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RESULTADOS:
10 10 99 26
----
Al parecer Charles no era tan feo.
 

Usagi

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Jajaja me hizo gracia el final, que genial enserio, tus historias son muy buenas, trataré de leerlas de a poco, si no me quedaré sin una lectura divertida al día.
Gracias por compartirlas.
 

Frank

El cafetero
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Jajaja me hizo gracia el final, que genial enserio, tus historias son muy buenas, trataré de leerlas de a poco, si no me quedaré sin una lectura divertida al día.
Gracias por compartirlas.
Muchisimas gracias! Mis demás relatos son de terror cósmicos y crimen. Creo que hallarás buenas lecturas :)
 
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