Bienvenidos a Café Shibe

Cafe Shibe

Fanfic Alma Gris

LizzaRade

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Bueno, foro nuevo, vida nueva, un reinicio total. Pero me doy la molestia de conquistar esta zona virgen... CON GATOS!!

Alma Gris
¿Saldrán del abismo? ¿O caerán en lo profundo y encontraran su fin?

Prólogo...
Lluvia...

Llueve. Esto era extraño, no solía llover en primavera, pero si era sincero, el ruido de las gotas de lluvia hacía un agradable sonido de ambiente. La comodidad aumentó cuando empezó a emerger el aroma del suelo húmedo. Volví a enfocarme en lo que estaba haciendo. Buscar un libro en éste librero no era tarea sencilla, ella aún no sabía leer de forma fluida, así que no podía llegar y hacerle leer uno de mis libros, son... un poco densos para ella.

Tal vez debo intentar con un libro para niños, sé que a ella le va a gustar; pero también tendría que soportar a Ai... de sólo pensar en esa calabaza y lo que diría de nosotros me daba escalofríos por las múltiples interpretaciones que puede sacar.

No puedo quejarme realmente. Es por mi culpa que Mizu esté en un estado tan... deplorable. ¿Un castigo divino? Tal vez. Yo no fui lo suficientemente cuidadoso con ella y lo único que hice en nuestra convivencia fue hacerle daño.

Entre todos los libros, encuentro uno algo viejo, las páginas ya estaban algo amarillentas y su aroma delataba su antigüedad. La portada mostraba un ekans y a un koffing junto a un grupo de pokémon. Una antología de cuentos para niños.

Le di una ojeada rápida para asegurarme. De seguro a ella le gustará.


Hice flotar el libro para cerrar la caja y mantenerla a salvo de la lluvia. Al tener ya todo en orden me dirigí a la caverna donde Mizu descansaba desde... ese incidente. Entré en silencio, observando su larga cola morada descansar sobre la cama mientras ella observaba el cielo gris, sus ojos amatista, todavía estaban algo apagados y su piel más pálida de lo normal.

Sentí como mi propia cola bajaba casi tocando el suelo al verla en ese estado. Pero luego recuperé la compostura y me senté en la cama junto a ella. Al sentir el colchón hundirse giró su mirada hacia mí y luego hacia el libro que sostenía. Pude ver una pequeña sonrisa forzada en su rostro, acomodándose para que nuestra lectura no fuera incomoda.

—¿Un cuento infantil? —preguntó al observar la portada.

—Todavía no puedes leer fluido, así que es sencillo de leer para ti —contesté observando como sus hombros bajaban seguido de un suspiro.

—Está bien... Mewtwo.

Ella tomó el extremo derecho del libro y yo el izquierdo, esto hizo que nuestros cuerpos se apegaran un poco, sabíamos que esto era incomodo, pero no nos quedaba más opción. Preferimos leerlo en voz alta, para que Mizu se acostumbrara a leer, y verificar que en efecto estaba aprendiendo.


—“Ekans y Koffing...” —comenzó a leer.

Ella leía un párrafo, y yo el otro.

Mi mirada solía desviarse a sus ojos, observando cómo había un completo vacío en ellos. De seguro así se siente ella en éste momento: vacía. Su enfermedad le hacía sentirse de esa forma, y la manera de que vuelva a su vida normal es distrayendo su mente. Y como su única compañía aparte de Ai, no quería defraudarla e iba a ayudarla.

Su mirada no tarda en cruzarse con la mía, apuntando con su dedo que ya era mi turno de leer.

Ella señalaba los dibujos del libro con sus dedos, curiosa viendo como la escena se veía representada en él. A veces me preguntaba si Mizu en realidad sólo era una niña en el cuerpo de una adulta. Una sonrisa se dibujó en su rostro sin verse forzada del todo, eso era un avance significativo para mí.

Mi compañera sin previo aviso me observó.

—Me gustó... —habló jugueteando un poco con la página—. Por algún motivo... me recordó a nosotros, el cómo son ignorados por ser un tipo “peligroso”.

Mi puño se apretó al escuchar su descripción, no me gustaba a donde iba a parar la conversación. Nosotros éramos como esos pokémon, nos veían como un peligro debido a nuestro gran poder, como si fuéramos una bomba de tiempo a punto de explotar.

Aunque Mizu no tiene ese problema tan marcado a diferencia de mí, ella escapó de sus creadores antes de que ellos le inculcaran enseñanzas, así que podría decirse que se crio como un pokémon salvaje.

En cambio, yo fui criado por una organización criminal, así que varias cosas me fueron inculcadas. Pero nunca me enseñaron a leer o escribir porque “era un pokémon”. Aprendí algunas cosas por cuenta propia, leer fue una de ellas.

Son cosas que me alejan mucho de ser un pokémon normal, eran cualidades propias de un ser humano, pero estaba muy lejos de serlo. A veces siento que no soy ninguno.

—No pienses en esas cosas —escuché una voz femenina, vi que Mizu aún me observaba, tenía el ceño un poco fruncido—. No... No importa si eres un humano o pokémon... “Mewtwo es Mewtwo”.

—¿Eh? ¿Estabas leyendo lo que estaba pensando? —pregunté dándome cuenta tarde del tono de voz que usé, mi cola empezó a temblar.

Los ojos de Mizu se agrandan y vuelven al libro, se estaba alterando.

—Lo siento... yo no quise...

—Descuida, no te alteres... no es bueno para ti. Lo siento.

Di un largo suspiro cuando se calmó un poco, creo que usé un tono de voz muy duro, por los dioses, necesito controlar eso, Mizu ahora estaba muy frágil debido a su condición. Lo menos que necesita es que un inadaptado social como yo la trate así.

Todo sería más fácil si no fuese porque arruiné su vida, es por mi culpa que Mizu tenga depresión y este así de delicada. Y ahora yo iba a reparar todo ese daño.
 
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LizzaRade

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Acto I...

Soledad...

La luz del sol hizo que me despertara. Un nuevo día en la región de Kalos anunciaba que la rutina estaba por comenzar. Me levanté de la cama improvisada, escuchando el canto de las aves que eran lo único que lograba relajarme luego de horas y horas buscando un refugio para dormir. De todos los lugares posibles, sólo estaba esta casa (aunque más bien era una mansión) cubierta ya por la flora del bosque.

Si mis cálculos no me fallaban, me encontraba en las fronteras de Kalos, un lugar bastante remoto si tomaba en cuenta que podía ver apenas la Torre de Luminalia desde aquí.

Supongo que tener una urbe cerca era una posible explicación al abandono de esta casa.

Abrí con cuidado la puerta de la habitación, observando el pasillo repleto de musgo y tapicería en mal estado. La madera rechina con cada paso que doy, como si fueran alaridos.

Llegué a las escaleras de la sala principal, también rechinantes, antes de llegar a la cocina; el único sitio donde podía encender el fuego sin causar un incendio. Afuera había un árbol frutal así que salí de la mansión un momento a buscar fruta. Encontré manzanas; una manzana asada puede ser suficiente por unas horas o todo el día.

Mi cuerpo se pudo acostumbrar a la inanición, una manzana puede ser mi único alimento por días hasta encontrar algo abundante.

...

Todos los días era lo mismo: despertar, comer, viajar y, con suerte, encontrar refugio. A veces, tengo que recurrir a un campo psíquico, lo que significaba una noche sin dormir.

Esta era mi vida dos años después desde que abandoné el Monte Quena, encerrado en una rutina que llegó para quedarse.

Aún busco algo que hacer en este mundo. He conocido muchos pokémon, algunos se sorprenden con mi presencia, pero otros me ven como una amenaza y atacan. En su mayoría legendarios como yo. He ido a muchas regiones, visto tantas costumbres, todas diferentes pero viviendo en conjunto, hace que esa exclusión social que siento sea cada vez más grande.

Sé que estoy aquí, en este mundo, pero hay algo en mí que me hace ajeno a él. ¿Es el hecho de que sigo siendo una copia? Sí, debe de ser eso, no ha importado cuantos años pasen, sigo siendo una copia de mew.

Intento ignorar eso, pero es imposible.

Mi pensamiento se vio interrumpido al sentir el olor de algo quemarse, recordando que estaba asando una manzana. Torpemente saque el fruto del fuego, estaba algo chamuscada pero todavía era comestible.

Con algo de resignación empecé a comer.

Volví al segundo piso luego de alimentarme. En la habitación donde descansaba había un balcón, ver un rato el exterior no me haría mal.

Esta mansión era lo suficientemente decente como para quedarme por unos días. Era un paisaje ajeno a la ciudad, unos campos verdes y montañas a lo lejos mostraban lo basto que eran estas fronteras lejos de la intervención humana.

Sólo había un camino de tierra que rara vez era usada. El cielo estaba algo nublado a pesar del verano.

El único ruido es el de las aves cantar, nada de bocinas de carro o los gritos de la gente. Sólo había paz en este lugar, justo como lo era el monte antes del incidente. Desvié la mirada al recordarlo, ese fue el inicio de esta rutina que parecía ser infinita.

Mis ojos vuelven al paisaje, es una de las cosas que me mantienen tranquilo durante lo que quedaba de tarde. El fuerte ruido de un trueno me alejó de mis cavilaciones, mirando como de forma sincronizada las gotas de lluvia caían a tierra. Tuve que entrar a la casa antes de pescar un resfriado.

Era raro que lloviera en verano, pero con los cambios climáticos de hoy en día no era algo imposible de pensar.

Mientras llueve voy a recorrer un poco la mansión. Los propietarios anteriores de este lugar pudieron tener algo interesante y lo dejaron atrás, la curiosidad me llamaba a recorrer estas paredes, aunque no iba a sorprenderme si no encontrase algo importante.

Por el camino tuve que soportar el ruido de mis pasos. Sentía que algo me estaba siguiendo, pero no sentí una presencia cuando llegué a esta mansión, ¿alguien entró mientras estaba en la habitación? No lo creo, habría sentido su energía.

Siendo precavido, entré por la primera puerta que vi en el pasillo. Suspiré y al observar el cuarto, vi unos libreros cubiertos de polvo casi vacíos, sólo quedaban pocos libros antiguos. Caminé hacía uno de los muebles, tomando uno de ellos vi como las paginas ya estaban amarillas y el olor que les caracterizaba se hizo presente.

Me quedé leyendo por unos minutos, era una novela sobre una criatura creado mediante la ciencia... “El Moderno Prometeo”. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda mientras más me sumergía en la historia. Yo me identificaba con dicho ser, demasiado para mi gusto.

Sin pensarlo, cerré el libro con fuerza y lo dejé en el librero, ya no deseaba leer más... Pero ahí había más libros que me invitaban a abrirlos y verlos. Mi cuerpo por sí solo se guiaba buscando material de mi interés para llevarlos al cuarto.

Memoricé el camino, dando unas tres vueltas antes de volver con unos veinte libros que pude encontrar en esa sala. Había olvidado por completo que me sentía observado de alguna manera. Miré a mi alrededor al recordarlo, volviendo a sentir como algo estaba constantemente detrás de mí.

Sabía que de ver algo extraño iba a destruir las paredes de la casa, mis oídos captaron una carcajada de una niña, ¿un fantasma? No lo creo, era imposible, los fantasmas no existen.

—Te encontré —dijo la voz de antes, al sentirlo encima pude descubrir que se trataba de algo tangible.

Mis manos formaron una esfera negra logrando atacar al ser pequeño, me lo quité de encima y vi que sólo se trataba de una pumpkaboo de tamaño normal. Al verla relajé mis hombros, al verla con detenimiento me di cuenta de que no representaba un peligro, pero de todas formas le estaba apuntando con mi bola sombra.

—¿Quién eres? —pregunté acercándome.

El pokémon se levantó del suelo y comenzó a levitar, se volteó mirándome enojada.

—Yo debería preguntar lo mismo, ¡ésta es mi casa! —respondió voleando a mi alrededor expresando su molestia.

—Mi nombre no es un tema que te importe —dije frunciendo el ceño—. Tú eras quien estaba levitando detrás de mí.

La pumpkaboo no supo cómo contestarme, pero el hecho de que estaba enojaba por usar “su casa” sin permiso era innegable. Ella suspiró.

—Mira, sólo porque en el fondo me ahorraste el trabajo de hacer un viaje para buscarte, te perdono. Me llamo Ai.

¿Eh? Me pregunto si escuché mal.

—¿Buscarme? ¿Para qué? —pregunté incrédulo.

—Oh... creo que he hablado demás. —Se dirigió a la ventana—. Eres un pokémon extraño, antes te vi maravillado con los libros.

Mi cuerpo dio un brinco, ella me había visto leer. Sabía que yo, un pokémon, podía leer como un humano. Pensé muchas formas de justificar lo que vio, pero ninguna tenía sentido, no era lógico que una criatura que sólo se guía por el instinto entienda el significado de las palabras humanas.

Sin nada que decir a mi favor, dejé escapar un suspiro.

—Lo sé... soy un pokémon extraño...

Ai sólo me miró, formando una sonrisa que uno vería en un inocente niño.

—Pero no es algo que me moleste, tendrás tus razones.

No puedo creer que diga esto, sin embargo, escuchar eso de ella me hizo estar un poco tranquilo. Mas aún no podía confiar en ella, en el fondo temía que sus palabras sólo fueran por lastima a alguien que no tiene donde caerse muerto.

Siempre dicen que los niños son honestos, pero en realidad no es así. A veces pueden tener más maldad que un adulto, y esperaba que esa pumpkaboo no fuese el caso. Aunque ese tipo fantasma no me daba buena espina.

—No me mires como si fuera a hacerte algo —profirió—. Si quisiera hacerte daño ya lo habría hecho.

—O tal vez eso quieres que yo crea —murmuré.

No me escuchó, en vez de eso Ai siguió flotando viendo los libros que había traído. Olvidé que la lluvia aún estaba presente, un rayo resonó la mansión asustando a la pumpkaboo. Ai se quedó observando el clima desde la ventana.

Con el pasar de los minutos iba revisando el estado de los libros que traje de la biblioteca, era una lástima que sólo quedaran unos cuantos tomos, tal vez los dueños anteriores no les vieron utilidad al momento de mudarse. Vi que el único libro que dejé en la habitación fue el primero que leí, la verdad no deseaba ver ese texto otra vez.

Me senté en la cama sosteniendo un libro. Ella me miraba de reojo, era divertido el cómo no era buena en disimular que me estaba observando. Ai intentaba entender las palabras de yo veía, inflando sus mofletes con algo de frustración.

—Quisiera entender que estás leyendo —escuché luego de un puchero.

Mis ojos giraron mirándola, ella todavía estaba intentando leer un párrafo del libro. Se trataba de un lobo que fue descendencia de un perro doméstico y un lobo. Se trataba sobre su vida, desde antes de su nacimiento. Ai se rindió, quedándose callada a mi lado. Volví al silencio habitual de mi rutina.

La lluvia pronto amainó sintiendo el aroma de la tierra mojada.

—¡Ya dejó de llover! —exclamó levitando hasta la ventana.

Sin pensarlo demasiado hice lo mismo dejando el libro a un lado, ahora el césped estaba adornado con las gotas de lluvia del mismo modo que las hojas de los árboles. Siempre la lluvia dejaba un paisaje bello sin importar la estación del año. No salimos al balcón ya que estaba mojado, sólo nos quedamos frente a la ventana. Ai miraba maravillada el lugar, como si fuera la primera vez en su vida que veía algo así a pesar de que es algo común para la mayoría.

El estómago de Ai se escuchó arruinando el silencioso ambiente, de nuevo emitió un puchero.

—No he comido nada...

—Creo que dejé algunas bayas en la cocina, puedes comerlas si quieres —ofrecí algo desinteresado.

Ai me dirigió la mirada, esperanzada.

—¿De verdad? —preguntó.

—No suelo comer mucho, estoy acostumbrado a no comer por días, no puedo dejar que se desperdicie.

Sin discutirlo la pumpkaboo se fue rápidamente de la habitación, volviendo a estar solo. No podía fiarme por completo, pero si ella realmente era la dueña de la mansión tenía que mostrar un mínimo de cortesía por usar la casa sin permiso.

El pokémon fantasma volvió al cabo de unos minutos, agradeciéndome por haberle dejado comer de lo que recolecté.

—¿Sabes? Yo creo que no eres mal tipo —dijo sorprendiéndome.

—Te equivocas, niña —murmuré observando cómo ella se mostraba confundida—. Yo no soy un santo.

—Pero... Todos cometen errores, nadie es perfecto.

—Dudo que lo entiendas, niña —respondí con algo de enfado—. Se supone que... me diseñaron para ser perfecto.

La niña volvió a emitir un suspiro. Sabía perfectamente lo que quería decirme, pero no estaba de acuerdo, fui diseñado para ser el pokémon más poderoso. Significaba estar siempre fuerte para mantener ese punto sin importar cuan desconocido era el oponente, además de que terminé teniendo un intelecto superior a la humana, la imperfección no era una opción.

Sin embargo... el mero hecho de existir era un error.

No deseaba recordar esa etapa de mi vida. Adaptarme a la vida salvaje fue doloroso en muchos sentidos. Me negaba a cazar para no cargar con la muerte, robaba comida y otras cosas de dudosa moral. La naturaleza me castigaba por romper sus leyes, y tuve que ceder a algunos instintos depredadores. Cazar luego se volvió tan normal como respirar con el pasar de los meses.

El castigo por ser algo que no debió existir, vagar sin descanso hasta su muerte sin dejar huella alguna. ¿Algo podría cambiar eso?

Sinceramente... No lo sé.



Primer capítulo del fanfic, esta vez, damos un viaje al pasado para saber que pasó para llegar a la situación del prologo.
 

LizzaRade

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Siempre pensé que mi libertad era limitada y por eso deseaba vivirla al máximo. Quería aferrarme a ese pensamiento, pero al final estaba equivocada. La libertad no nació en el momento en el que fui libre. Desde el principio fui libre, sin embargo, hubo factores que me impedían serlo completamente. Yo viví gran parte de mi vida en un laboratorio siendo un conejillo de indias. Bajo experimentos y torturas.

Pero un día... mi poder se descontroló y huí de ellos.

Quise conocer el mundo en el que vivía, con cierta desconfianza a los pokémon en un principio, pero gracias a un chico de los eevee y la niña... pude ver que no todo en el mundo era maldad, y eso se reforzó al conocer al niño del pikachu cuando luché contra genesect. Desde aquel entonces, han pasado sólo meses.

Y ahora siempre que puedo disfruto de mi libertad. Volando por el gran cielo, lugar donde podía sentirme completamente libre junto a ellas.

Las aves me llamaron, tal vez distraerse un rato estando en el aire me iba a hacer olvidar el estrés del día. Me acerqué a la orilla del acantilado, viendo que era seguro usar ese lugar como pista de despegue.

Respiré hondo antes de dar unos pasos hacia atrás. Cuando ya estoy lo suficientemente preparada empiezo a tomar impulso corriendo hasta la orilla antes de saltar, la levitación hizo el resto, logrando reunirme con mis compañeras y disfrutar del vuelo.

Mi nombre era Mewtwo. Fui diseñada para ser uno de los pokémon más poderosos en el planeta. Desde hace un tiempo estoy viviendo libre de los experimentos de mis creadores y las posibilidades de que me estuvieran buscando eran cada vez más remotas, pero no podía confiarme, quizá sólo estaban esperando que bajara la guardia antes de capturar a quien se atrevió a revelarse contra ellos.

Escuché a mis compañeras avisándome de que estaba volando a una altura muy baja. Estuve muy ensimismada en mis pensamientos que no me di cuenta de que estaba descuidando mi vuelo. Tuve que descansar un momento, manteniéndome en una sola posición y a flote.

—¿Estás bien, Mewtwo? —preguntó la Swanna haciendo que volviera a tierra.

—Estoy bien, sólo me descuidé un poco.

Ella no se vio muy convencida de mi respuesta, es más, entornó los ojos mirándome como si estuviese mintiendo... sentí como me presionaba con la mirada, esperando que diga algo más.

—En serio, estoy bien, no te preocupes —dije cuando volví a emprender vuelo, con la esperanza de que se olvidara el tema.

Vi como ellas se reunieron en un círculo. De seguro estaban hablando sobre mi condición, pero yo estaba completamente bien, nada iba mal conmigo. Sólo un pequeño incidente hace un mes donde no pude aterrizar adecuadamente y me lastimé un poco. Más allá de eso no ha pasado nada grave. Luego de unos minutos sus murmullos son silenciados y volvemos a nuestra actividad.

Luego de unas horas volvimos al acantilado, mis compañeras se despidieron de mí sin disimular un tono de preocupación. Preferí dejar de lado el tema y me dirigí a una cueva que encontré días atrás para descansar.

Volví a pensar acerca del pasado, es algo que al parecer no puedo evitar.

Desde hace un año he estado en un viaje buscando un lugar al cual pertenecer. Una búsqueda que parecía no tener fin, oprimiendo poco a poco el entusiasmo que me quedaba luego de conocer a ese chico y su pikachu. Di un suspiro de resignación antes de acomodarme en la pared de la caverna.

Cerré los ojos con la esperanza de dormir... no pude. Otra vez soñé con los pokémon que me miraban con recelo, temerosos de mi poder como si no supiera controlarlo. A veces, odiaba ser yo, el no ser un pokémon normal me traía más desventajas que ventajas, y tuvo que pasar mucho tiempo para que dejara de pasar por alto este detalle.

Ya no sé muy bien que hacer, ¿resignarme a que no pertenezco a ningún lado? ¿Seguir un objetivo que nació muerto? Oh, me gustaría que las respuestas pudieran caer del cielo, pero es imposible. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por un trueno seguido de la lluvia, estaba lloviendo en pleno verano, a pesar de que era extraño, permití quedarme en la entrada de la cueva para darme el lujo de apreciar el paisaje.

Sentí el aroma del suelo mojado, como siempre era un aroma agradable de sentir en momentos de incertidumbre. Sin embargo, se sentiría mucho mejor si alguien pudiera disfrutarlo conmigo. No puedo negar que en momentos me he sentido en soledad, y no hablo de no tener a mis compañeras conmigo en todo momento, sino en algo más profundo, tener a alguien con quien hablar, disfrutar de su compañía y de sus silencios.

Los demás pokémon pueden disfrutar de esto, en cambio yo debo forzar una sonrisa y asentir en silencio.

Tal vez, y sólo tal vez, me hace falta conocer a más pokémon, salir un rato de mi zona de confort. Decirlo era tan fácil, pero al momento de ponerlo en práctica las cosas cambian. Nada asegura que los pokémon que conozca tengan alguna intención oculta detrás de un semblante inocente. Y nada afirmaba lo contrario, sin embargo.

Aún suelo desconfiar de los pokémon y humanos, al punto de que prefiero ocultarme y sólo estar con mis compañeras antes de volar por el cielo.

Un trueno hizo que me sobresaltara, sacándome por completo de mis pensamientos. La lluvia se hizo un poco más fuerte, haciéndome entrar más profundo en la cueva para evitar mojar mi pelaje.


La lluvia terminó unas horas después, un buen momento para salir del lugar y buscar alimento antes de que el clima vuelva a empeorar. Confieso que todavía me incomoda tener que cazar a pesar de comprender que es algo completamente natural, pero sabía a la perfección que no iba a vivir en la naturaleza a base de sólo vegetales.

La ventaja de mi tipo ante estas situaciones era que al menos mis presas iban a tener una muerte rápida e indolora, a diferencia de otros tipos donde hay una persecución y una agonía por parte del pokémon.

Ver que el clima no estaba en su mejor momento, creo que debería dejar la caza para otro momento.

Caminé por unos minutos dentro del bosque, sin ver árboles frutales a mi alrededor, tuve que volver por donde unos días antes vi unos arbustos con bayas frescas que no pude tomar cuando tuve la oportunidad, muy probablemente varios pokémon hicieron suyas esos frutos, pero valdría la pena ir a revisar.

Me adentré con cuidado por ahí, manteniéndome alerta en caso de peligro. Sentí el aroma de las bayas, divisando un arbusto a lo lejos.

Bayas zidra, bayas aranja... muchas de ellas se agrupaban en ese arbusto en el lugar que recordaba y aún seguían ahí para mi suerte..

Por fortuna pude ver mis bayas favoritas; mi rostro formó una sonrisa con las bayas meloc, observé a mi alrededor en caso de que viniera alguien a reclamar los frutos. Al no venir nadie, fue suficiente respuesta para poder sacarlas del arbusto y regresar a la cueva.

Una gota de agua cayó sobre mi nariz, dios, iba a llover otra vez. Debo apurarme.


Le di una mordida a la baya mientras el ruido de la lluvia llegaba a mis oídos y la luna estaba en su cenit. Algunos pokémon vinieron a refugiarse a la cueva, mostrándose algo temerosos ante mi presencia. Los intenté ignorar concentrada en mi comida, pero uno de ellos no tardó en acercarse a mí por curiosidad.

Era un espurr, me miraba con sus ojos inquietantes, no pude evitar mirarlo de vuelta creando así un ambiente incómodo entre ambos. El gato desvió la mirada al conjunto de bayas a mi lado, escuchando el gruñido de su estómago segundos después.

—¿Tienes hambre? —pregunté haciendo que el grupo de pokémon nos observara.

Espurr no respondió a mi pregunta, sólo dio un paso hacia adelante asintiendo en silencio. Sin pensarlo, tomé una de las bayas y extendí mi mano hacía él.

—Puedes comer si quieres. —El pokémon no se tardó en observarme algo dubitativo, sin embargo, no tardó en aceptar mi baya. Vi a los demás pokémon—. Ustedes también pueden.

Entre ellos se miraron, sintiendo como si esa dedición de venir o no fuera la más importante de sus vidas. Un kirlia no dudó en venir también, partiendo la baya a la mitad para compartirlo con otro pokémon del lugar.

Comimos hasta que ya no quedó ni una sola baya, ahora sólo nos quedaba esperar a que termine la lluvia para que puedan volver a sus hogares. Mientras esperaban, los pokémon más pequeños que me acompañaban se durmieron a mi lado, los demás siguieron despiertos por unas horas más antes de finalmente dormir.


Los rayos del sol irrumpieron mi visión, las gotas de rocío en las plantas confirmaban que llovió hasta tarde, aparte de que noté como no había nadie en la cueva.

Todos se habían ido.

Era algo predecible, ellos posiblemente tenían compañeros que los esperaban y la cueva sólo fue un refugio. Creo que yo también debo irme de éste lugar para continuar con mi viaje.

El suelo comenzó a temblar cuando estaba saliendo, ¿era un terremoto? No creo que haya sido algo natural, alzando la vista al cielo vi humo en medio del bosque, cerca del río. Me sentí sobresaltar cuando escuché una explosión, viendo a los voladores huyendo del lugar, mis piernas se movieron por sí solas a dicho lugar esperando que no hubiera heridos en la explosión inicial.

El olor a humo se volvía insoportable mientras más me acercaba. Los pokémon iban corriendo en dirección contraria a la mía buscando protegerse de lo que sea que estuviese allá. Dos pokémon parecían exaltados al verme ir en dirección al humo.

—¡Es peligroso ir allí! —exclamó uno obligándome a parar.

—¡Lo sé! —fue lo único que pude contestar antes de seguir corriendo.

No iba a llegar si seguía a pie, tal vez necesito un pequeño empujón.

Cerré mis ojos y respiré hondo antes de sentir una metamorfosis en mi cuerpo, mis piernas se separaron del suelo, sintiendo mi cola desaparecer mientras mis oídos crecían, uniéndose en una corona sobre mi cabeza, logrando impulsarme a más velocidad comparado a hace un momento. Podía superar hasta a la máquina más veloz creado por el hombre, llegar al lugar iba a ser un juego de niños.

En un hilo de luz me dirigí hasta el humo, sorprendentemente no era un incendio normal, el fuego estaba alrededor de un pokémon cubierto por una capa, él era el posible causante juzgando su posición de ataque.

—¡Oye! —grité intentando llamar su atención.

El pokémon parecía levantar la mirada al escuchar mi voz, la criatura frente a mí parecía estar en cólera, con sus ojos emitiendo un resplandor azul y estaba cubierto con una capa. Mi cuerpo comenzó a temblar al verlo y mi garganta se secaba junto al estremecimiento de mi cola, ¿acaso tenía miedo de aquel Pokémon? Mi pavor no me dejaba ver mejor sus rasgos, sólo esos ojos azules.

El viento hizo que despabilara, notando que ya no había nadie a mi alrededor. ¿Ese pokémon...? ¿Por qué... lo sentí tan familiar?


Pasaron unas horas luego de mi encuentro con ese pokémon, a pesar de estar concentrada ayudando a apagar el fuego, mi subconsciente sigue pensando en esos ojos aterradores. Los otros testigos escaparon apenas vieron la oportunidad, afortunados a comparación de los pokémon calcinados que vi cuando el cielo se despejó.

Así que me quedé sin ninguna pista sobre su físico ni el porqué hizo todo este desastre. Me asusta el pensar que en cualquier momento podría volver a terminar lo que empezó.

Uno de los pokémon que vi anoche se acercó a mí con un pedazo de tela en su mano.

—¿Eso lo tenía el pokémon? —pregunté agachándome para estar a su altura.

¿Por qué un pokémon iba a usar tela? Fue lo que pensé cuando tuve el paño en mis manos, agradecí al otro pokémon por entregármelo. Al menos tenía una pista sobre quien podría ser él.

Me interesaba saber quién era, que era y por qué estaba en un ataque de ira. Tal vez, quería creer que él tuvo sus motivos para todo lo que hizo.

Y estoy dispuesta a encontrarlo.



Segundo capítulo, y sí, esta historia tendrá dos POV :D espero les guste este ritmo, cuesta mucho trabajo tener dos voces y que se sientan diferente D:
 
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Prólogo...
Lluvia...

Llueve. Esto era extraño, no solía llover en primavera, pero si era sincero, el ruido de las gotas de lluvia hacía un agradable sonido de ambiente. La comodidad aumentó cuando empezó a emerger el aroma del suelo húmedo. Volví a enfocarme en lo que estaba haciendo. Buscar un libro en éste librero no era tarea sencilla, ella aún no sabía leer de forma fluida, así que no podía llegar y hacerle leer uno de mis libros, son... un poco densos para ella.

Tal vez debo intentar con un libro para niños, sé que a ella le va a gustar; pero también tendría que soportar a Ai... de sólo pensar en esa calabaza y lo que diría de nosotros me daba escalofríos por las múltiples interpretaciones que puede sacar.

No puedo quejarme realmente. Es por mi culpa que Mizu esté en un estado tan... deplorable. ¿Un castigo divino? Tal vez. Yo no fui lo suficientemente cuidadoso con ella y lo único que hice en nuestra convivencia fue hacerle daño.

Entre todos los libros, encuentro uno algo viejo, las páginas ya estaban algo amarillentas y su aroma delataba su antigüedad. La portada mostraba un ekans y a un koffing junto a un grupo de pokémon. Una antología de cuentos para niños.

Le di una ojeada rápida para asegurarme. De seguro a ella le gustará.


Hice flotar el libro para cerrar la caja y mantenerla a salvo de la lluvia. Al tener ya todo en orden me dirigí a la caverna donde Mizu descansaba desde... ese incidente. Entré en silencio, observando su larga cola morada descansar sobre la cama mientras ella observaba el cielo gris, sus ojos amatista, todavía estaban algo apagados y su piel más pálida de lo normal.

Sentí como mi propia cola bajaba casi tocando el suelo al verla en ese estado. Pero luego recuperé la compostura y me senté en la cama junto a ella. Al sentir el colchón hundirse giró su mirada hacia mí y luego hacia el libro que sostenía. Pude ver una pequeña sonrisa forzada en su rostro, acomodándose para que nuestra lectura no fuera incomoda.

—¿Un cuento infantil? —preguntó al observar la portada.

—Todavía no puedes leer fluido, así que es sencillo de leer para ti —contesté observando como sus hombros bajaban seguido de un suspiro.

—Está bien... Mewtwo.

Ella tomó el extremo derecho del libro y yo el izquierdo, esto hizo que nuestros cuerpos se apegaran un poco, sabíamos que esto era incomodo, pero no nos quedaba más opción. Preferimos leerlo en voz alta, para que Mizu se acostumbrara a leer, y verificar que en efecto estaba aprendiendo.


—“Ekans y Koffing...” —comenzó a leer.

Ella leía un párrafo, y yo el otro.

Mi mirada solía desviarse a sus ojos, observando cómo había un completo vacío en ellos. De seguro así se siente ella en éste momento: vacía. Su enfermedad le hacía sentirse de esa forma, y la manera de que vuelva a su vida normal es distrayendo su mente. Y como su única compañía aparte de Ai, no quería defraudarla e iba a ayudarla.

Su mirada no tarda en cruzarse con la mía, apuntando con su dedo que ya era mi turno de leer.

Ella señalaba los dibujos del libro con sus dedos, curiosa viendo como la escena se veía representada en él. A veces me preguntaba si Mizu en realidad sólo era una niña en el cuerpo de una adulta. Una sonrisa se dibujó en su rostro sin verse forzada del todo, eso era un avance significativo para mí.

Mi compañera sin previo aviso me observó.

—Me gustó... —habló jugueteando un poco con la página—. Por algún motivo... me recordó a nosotros, el cómo son ignorados por ser un tipo “peligroso”.

Mi puño se apretó al escuchar su descripción, no me gustaba a donde iba a parar la conversación. Nosotros éramos como esos pokémon, nos veían como un peligro debido a nuestro gran poder, como si fuéramos una bomba de tiempo a punto de explotar.

Aunque Mizu no tiene ese problema tan marcado a diferencia de mí, ella escapó de sus creadores antes de que ellos le inculcaran enseñanzas, así que podría decirse que se crio como un pokémon salvaje.

En cambio, yo fui criado por una organización criminal, así que varias cosas me fueron inculcadas. Pero nunca me enseñaron a leer o escribir porque “era un pokémon”. Aprendí algunas cosas por cuenta propia, leer fue una de ellas.

Son cosas que me alejan mucho de ser un pokémon normal, eran cualidades propias de un ser humano, pero estaba muy lejos de serlo. A veces siento que no soy ninguno.

—No pienses en esas cosas —escuché una voz femenina, vi que Mizu aún me observaba, tenía el ceño un poco fruncido—. No... No importa si eres un humano o pokémon... “Mewtwo es Mewtwo”.

—¿Eh? ¿Estabas leyendo lo que estaba pensando? —pregunté dándome cuenta tarde del tono de voz que usé, mi cola empezó a temblar.

Los ojos de Mizu se agrandan y vuelven al libro, se estaba alterando.

—Lo siento... yo no quise...

—Descuida, no te alteres... no es bueno para ti. Lo siento.

Di un largo suspiro cuando se calmó un poco, creo que usé un tono de voz muy duro, por los dioses, necesito controlar eso, Mizu ahora estaba muy frágil debido a su condición. Lo menos que necesita es que un inadaptado social como yo la trate así.

Todo sería más fácil si no fuese porque arruiné su vida, es por mi culpa que Mizu tenga depresión y este así de delicada. Y ahora yo iba a reparar todo ese daño.
Acabo de leer el prólogo y se ve muy interesante, al principio me costó un poco saber qué personajes eran, hasta que recordé que era un fic tuyo y supuse que tendría que haber un Mewtwo ahí, ahora en serio, pensé un poco en Amber, pero parece que esto será diferente, ahora leeré el capítulo 1 y tendré una mayor claridad sobre la sinopsis del fic, pero se ve bastante interesante en lo referente a la relación de Mizu y Mewtwo
 

mimi_sakura

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Yo pensé que habia puesto mi comentario, pero al revisarlo bien, no lo hice xD
La verdad el comienzo me llamo la atención inmediatamente, por lo que me gusta bastante la perspectiva de Mewtwo antes de conocer a Mizu. Pero quiero leer aun mas, porque se nota que hay mucho que leer y como será el final de este interesante fic.
 
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