Bienvenidos a Café Shibe

Cafe Shibe

☢ Pandemia Apocalíptica COMENZAMOS (cupos SÓLO humanos)

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Pomodoro

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Huǒchái tóu
火柴头
-CABEZA DE FÓSFORO-

No
mbre:
Gao Fo // Huǒchái - Fósforo-
Nacionalidad: Chino-ruso
Edad: Diesinueve
Ocupación: Estudiante // Trabaja como repositor en una tienda medio tiempo // Creador de contenidos varios

Personalidad: Un muchacho sumamente extrovertido, de esas personas que no saben de la existencia del espacio personal. Se te acercará al punto de que puedas sentirlo respirar o incluso tomará tu brazo u hombro para llamarte la atención y lo mires a los ojos. En otras palabras desvergonzado. De un carácter ruidoso y divertido, demostrará su disconformidad alterando su voz, llevándola a una gruesa y molesta acompañada de sus típicas muecas, pero aún así tratará de ver el lado positivo a cualquier cosa que llegue a pasar. O incluso se abrazará a su acompañante si es algo que realmente le agrada. No se carga de preocupaciones, aún es joven.
Historia: Nació en Fujian, una ciudad costera y de grandes montes de China. Se crío durante su joven infancia en compañía de sus padres. Xheng Lo, su padre un mercante asociado a la pesca, se fue una noche y jamas volvió. Inna, una abogada de unos treinta y tantos, una descendiente de padres ruso, le explicó que su padre nunca había sido alguien constante en sus "cosas. El niño no se vio muy dolido por la partida de su progenitor, ya que su Shifu Okku fue quien ocupó ese lugar desde sus seis años.
Además de tomar parte de su figura paterna, el hombre entrenó en Wing Chun luego de que este volviera de la escuela golpeado por ser uno de los pocos chicos de cabello rojo.

Su adolescencia, la pasó bastante bien a decir verdad. A sus quince años había dejado China para llegar a Rusia, gracias a los esfuerzos de su madre en su trabajo. Siendo que ahora tenían una posición más cómoda económicamente hablando, el muchacho dejó que su vida llevará algo más de diversión. Siendo alguien diestro en las peleas, fue ganando su lugar en varios barrios Ekaterimburgo.
Hoy con sus 19 años, aún sigue viviendo con su madre, aunque la vida cada vez es más dura, los víveres se agotan y hoy en días las peleas son para conseguir comida y algunos medicamentos. Las cosas se están poniendo feas.

Datos curiosos:
  • Es practicante de Wing Chun.
  • A besado a más personas de las que tu crees.
  • Sabe usar rollers, gracias a esto tiene varias cicatrices en las piernas, cabeza y manos.
  • No le gusta pelear, pero si tiene que repartir golpes, no se detendrá.
  • Se ríe en momentos de tensión o nervios.
  • Es un pervertido.
  • No es virgen.
 

.Krauser

Non timebo mala
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Runa Rohde

Estaba amaneciendo en la devastada ciudad de Berlín, pero la temperatura de la mañana pareció descender en lugar de subir. Los helados vientos de invierno silbaron al atravesar edificios abandonados, y la nieve de la noche anterior se acumuló con la de otros días obstruyendo las entradas de primer nivel, causando que una puerta a medio cubrir resaltara con rareza. Sobre ella había un letrero por caer en el que se leía con desgastadas letras: “Grimoire Store”.

Adentro una joven se revolvía entre sueños con la frente perlada de sudor, y un rostro contorsionado por el miedo. Murmuró algo sin sentido y despertó de repente con un brinco. Desorientada y sin aliento, busco instintivamente su mano derecha para tocar su anillo, y al sentir la roca incrustada en este dejo escapar un suspiro de alivio.

Dios, que horror… - Musitó dejándose caer nuevamente en el nido de cobertores y almohadas que usaba improvisadamente como cama, cubriéndose hasta la cabeza con la manta en busca de confort y calor. Pronto la pesadilla se le fue olvidando, pero al comenzar a sentirse soñolienta de nuevo su estómago protesto furioso y supo, con pesadez, que era momento de levantarse.

Salió de las cobijas y se puso la ropa con prisa por el frío. Su nido estaba calientito, pero el local en el que se refugiaba era igual de helado que el exterior. Runa había estado viviendo en su tienda casi desde el inicio de la pandemia, ya que su apartamento se encontraba en una zona demasiado alejada del centro de la ciudad y, por ende, de la poca seguridad que esta podía ofrecer. El Grimoire nunca estuvo en un área comercial privilegiada, pero ahora podía jactarse de vivir en uno de los puntos más tranquilos de Alemania. Oh, la suerte…

El local tenía un cuarto en el segundo piso con una cocina compacta y un baño que la ayudaron a sobrevivir cómodamente, aunque sin amueblar. Claro que abajo estaba decorado con un mostrador de boticario antiguo, vitrinas repletas de objetos, un par de librerías de sus primeros años como tienda de libros y una pequeña mesa de adivinación, pero arriba sólo había un nido de mantas con una base de libros apilados…

Debí de haber conseguido un sofá. – Se quejó Runa masajeando su rígido cuello como todas las mañanas.

Al salir se encontró sólo con nieve fresca estorbando en la entrada, por lo que fue capaz de apartarla con las manos sin esfuerzo, y una vez que termino comenzó la búsqueda de suministros. Todavía tenía comida en casa, algunas medicinas sin caducar y cosas varias, pero aun así seguía saliendo casi todos los días. En parte porque era su única rutina, y porque, aun cuando sabía que el anillo no la dejaría pasar hambre, seguía temiendo la obvia escases de absolutamente todo, como todo ser humano normal.

No se puede hacer nada, más que seguir… - Dijo para sí misma tratando de ignorar sus preocupaciones.

Explorando, el anillo comenzó a trabajar su magia. En un supermercado aparentemente vacío, su poncho se atoro con el clavo salido de un estante y al intentar zafarse el forcejeo lo tambaleo hasta liberar unas sopas Campbell que salieron rodando de abajo hasta sus pies. Sucias, pero selladas. En una oficina encontró barritas de granola en la bolsa abandonada de una mujer, un chocolate que ahora era su tesoro y en la guantera de un auto abierto una licorera sin beber.

Cuando el hambre fue demasiada como para seguir, subió a una azotea solitaria y saco una de las barras para comer. Se sentó sobre la baranda colgando los pies, y se dedicó a observar una ciudad vacía. Aunque había más sobrevivientes, Runa rara vez se topaba con ellos. “¿Será cosa del anillo también?” Se preguntó desanimada.

Estar maldita y bendecida a la vez la afecto mucho en un principio. Deshacer la maldición fue su única prioridad al inicio, pero ahora con esta extraña enfermedad esparcida por el mundo ya no estaba tan segura. Si se lo quitaba moriría por seguro, pero de no tenerla probablemente habría muerto mucho antes.

La maldición del anillo probablemente sea lo único que me mantiene con vida… - Pensó, quitándose el guante con cuidado para mirarlo con recelo.

Derrotada, acerco lo que le quedaba de barra para darle otra mordida, pero unos golpes y un canto demasiado cercano hizo que se le cayera al regazo por la sorpresa. Se bajó de la baranda con rapidez y, aunque su primer instinto fue escapar sin ser notada, se detuvo al preguntarse: “¿Cuándo fue la última vez que me encontré con alguien?” Miro su anillo nuevamente con la ceja alzada como esperando que este le diera la respuesta, pero no lo hizo.

De acuerdo… - Dijo alejándose de las escaleras de emergencia. – Contigo estoy segura, ¿no? – Hablo con la joya por los nervios.

Con pasos inseguros caminó al otro extremo del techo en busca del origen del cantico, y cuando encontró a un rubio cantando con una lanza golpeteando el suelo su cuerpo entero se paralizo. Sintió las manos húmedas de sudor, las piernas temblorosas y la garganta seca. Su aspecto era un poco raro, pero era la primera persona que veía en meses. El miedo y la emoción se mezclaron en su pecho extrañamente, y antes de siquiera pensarlo ya le había gritado: “¿Quién eres?”. Enmudeció sin saber a dónde correr al ser descubierta por su propia insensatez, y se llevó la mano con el anillo al pecho deseando que la protegiera.


__
Mordred Mordred mi segundo personaje se encontró con el tuyo, hope u don't mind.
 
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Elias Ainsworth

Por supuesto, después de todo has de ser mi esposa
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Aren
Un ruido había llamado al joven nórdico causando que al ver al cielo notara pasar lo que conoció, por Thor de mala forma, como un helicóptero el cual tenia un rumbo fijo al parecer que iba para afuera de la ciudad o eso daba a entender, Aren quedo pensando un rato ahí para empezar a caminar en la misma dirección que el helicóptero pero ya con buena distancia dejos de la vista de los humanos tomo impulso para saltar al techo de un edificio y empezar a moverse rápido por ellos para no perder de vista el vehículo aéreo. Paso un rato y Aren vio como había aterrizado en una zona de la cual bajo un grupo de soldados o algo así los llamo Thor aunque entre aquel grupo resalto una chica pelirroja la cual empezó a dar unas indicaciones.​
-"Una mujer líder, me hace pensar un poco en las valquirias ella"- pensó Aren viendo la escena​
Bajando del árbol de donde estaba oculto llevo sus manos detrás suyo empezando a caminar tranquilo hacia ellos pero al estar cerca uno de ellos vio al chico y dio como una alarma poniendo en alerta a los demas quienes sacando sus armas le apuntaron a Aren quien se detuvo en su lugar viendo como la pelirroja se puso al frente de ellos sacando un arma para apuntarle a Aren.​
-Identifiquese ahora mismo- ordeno la mujer​
-Calme señorita, baje el arma o lastimara a alguien que no quiere lastimar- menciono el asgardiano​
-Responda o tirare del gatillo- dijo la chica, se notaba mas seria​
-Vaya la poca paciencia humana- menciono en un susurro -me llamo Aren y no vengo con armas o se me nota alguna?- pregunte en broma viendo a la mujer la cual dudo pero bajo el arma -como es su nombre?-
=============================
Tatsumaru Tatsumaru algo corto para empezar​
Fluttershy Fluttershy mencion a la master​
 

mimi_sakura

❤️I Love U❤️
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LAYLA LEONHARDT

BERLÍN

Después de mucho tiempo podía salir a ver el mundo aunque sabiendo las circunstancia el como se encontraba el mundo, podía decir que sin importar ello, desde el fondo deseaba salir a aventurarme que estar encerrada en mi pueblo. Talvez las historias de mi abuelo solo causaban que en vez de tener miedo al mundo, solo causaba en mí sentir ese deseo de ver el mundo, sin importar las bestias que se escuchaban que habían, nunca había visto uno, pero si tenía entendido que era poderosos, por lo cual era por ello que me habían entrenado para el momento de poder enfrentarlas.
...Aunque ahora que yacía en una de los lugares afectado me causaba cierta pena ver que lo que había sido una gran ciudad ahora yacía vacía en simple lugar desolado sin seres humanos...
Con pasos firmes seguía mi camino observando todo a mi alrededor, siempre estando pendiente ante cualquier ataque enemigo, tal y como había dicho el abuelo, no podía bajar la guardia ante ello, porque posiblemente alguna criatura podría estar al asecho y ante ello podría perder hasta mi propia vida si me descuidaba.
Entre tantos edificios halle uno que llamo mi atención, para así adentrarme y recorrer con la vista aquel sitio pareciéndome un buen lugar para descansar, pero antes de optar por quedarme decidí mejor en revisar que algo pudiera estar por hay antes de quedarme y arriesgarme ante cualquiera posibilidad.
Bueno mi corto intro Fluttershy Fluttershy


 

Xelloss

- el orate del pueblo -
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♟️ Ficha Humano ♟️




Nombre y Apellido: Adler Ademaro Kahler Koch

Edad: 42

Personalidad: Mantiene la calma en cualquier situación, a un punto que puede ser desesperante para quien esté con él en momentos donde se está jugando la vida, esto principalmente porque según él nada tiene sentido en realidad.

Apariencia: Si bien tiene 42 años se ve más como un viejo de 50 y tantos, su cabello canoso y arrugado rostro son reflejo de la dura vida que a experimentado, su complexión refleja su atlética juventud, viste con ropas semiformales cuando se lo puede permitir.


Historia: Para contar la historia de Adler hay que remontarse a su juventud, nacido en una familia acaudalada de Alemania y con una vida más o menos resulta, se graduó a los 25 años como Ingeniero Químico.


Para el año de su graduación,junto con su esposa Elena, iban a realizar un viaje como voluntarios a África, pero debido a que tendría a su primer hijo, Elena, decidió quedarse en Alemania para dar a luz y él continuaría con la voluntad de ambos en ayudar a los más desposeídos.


En los primeros dos años Adler estaba encargado de repartir los alimentos básicos en muchas zonas del continente, la congregación humanitaria a la que pertenecía repartía víveres y vacunas a muchos pueblos, con el pasar del tiempo la “ayuda” que fue repartida como una bendición, al comienzo, fue transformándose poco a poco en el veneno, al principio un grupo de granjeros, que debido a que ellos repartían alimentos básicos, perdieron entrada de dinero y sus granjas se perdieron como consecuencia, golpeaban los camiones que traían la ayuda, tratándolos como parias...Esto fue bien visto por los que manejaban las mafias, disidentes constantes de las campañas de vacunación en las que participaban Adler, así fue como un grupo de ayuda humanitaria en tres años terminó convirtiéndose en un grupo odiado por aquellos que dominaban las sombras y parte de quienes iban a ser ayudados.


La situación llegó al peor escenario cuando fueron emboscados en plena vacunación, un grupo armado entró al local, la brutalidad del asalto rompió a Adler, en el momento cuando comenzaron a matar a sus compañeros, el tiempo se detuvo en su interior, entendió que no había nada que pudiese hacer para salvarse, y que toda la ayuda que hizo en realidad carecía de sentido si causaba un daño igual o peor al que había antes de su intervención, se sintió desolado e impotente, entendió su insignificante existencia al mismo tiempo en que se derrumbaba su sentido de justicia, un segundo disparo lo sacó de este trance y ante su inminente turno metió su mano en el bolsillo de su camisa, los terroristas asustados apuntaron a su cabeza, sacó su cajetilla de cigarros y puso uno en su boca, lo encendió, esto desconcertó a todos, y fue peor cuando dijo: — yo esperaré mi turno, no tengo prisa, de acá no saldré con vida — todos sus compañeros murieron a un ritmo constante , cuando llegó su turno lo saltaron, cuando ya había terminado la faena, se acercaron a él y lo golpearon, pero parecía no importarle, esa actitud llamó la atención del líder, lo miro a los ojos y como si con ello escudriñara el alma de Adler dijo: — este podría servirnos, ya ha perdido toda esperanza —.


Desde ese día fue entrenado como sicario de ese grupo, abandonando toda responsabilidad de sus decisiones y cualquier atisbo de optimismo.


Armas: Dos pistolas semiautomáticas y un par cuchillas que lleva escondidas.


Defensa: Últimamente a comenzado a usar un chaleco antibalas, pero aún no se acostumbra por lo que existe una posibilidad del 50% que no se lo ponga cuando sale en alguna misión. (Principalmente porque aún confía en su agilidad y habilidad de peleas cuerpo a cuerpo, pero reconoce que ya no es un joven)
 

Pomodoro

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Friedrichshain, Lado este de Berlin , Rusia.
Vías del tren rumbo a Viz-Stal'

Desde que explotó aquella pandemía, las cosas en su vida cambiaron drasticamente, o por lo menos eso decía su madre. Las cosas se pusieron feas al momento de buscar refugio Ekaterinburgo no era segura, por lo que sin consultar con él. Había armado los bolsos y se había dirigido a un departamento que había conseguido en Berlín.

Se pensarán que su madre simplemente se resignaba a cuando lo veía ponerse su campera de nieve. Que se acercará para tirarle del cabello por la patilla derecha, siempre era la derecha, y hacerle prometer que no se metiera en problemas. Y el muy conmovido se preguntaría ¿Cómo no hacerle caso a tu madre cuando te mira con esa preocupación en los ojos? Pues no es tan así. Aunque sí, su madre únicamente le tiró de la patilla de su cabello, ella solo lo miró a los ojos y le pidió que volviera. Nada más. Para luego volver al living con su notebook y sus cigarros.
La última vez que había salido de su casa, había sido porque la comida no llegaba ni a fin de mes. El haber ganado la última pelea, que tuvo suerte de encontrar gracias a unos de sus pocos contactos en aquella ciudad, había sido el igual de 60.000 rublos -unos ochocientos dólares- y a su vez el contacto para las peleas que sorprendentemente se seguían elaborando debajo de las calles de. Aún así no estaba contento con esa cantidad. Su madre le había dicho que la codicia era mal, pero nunca estaba de más tener unos dólares extras.


Camino a Alexanderplatz Bahnhof
Centro de Berlín

Con su capucha tapando su cabello rojizo y parte de su rostro gracias a su bufanda, caminaba por las deshabitadas calles con sus manos en los bolsillos. Tenía que ir para la estación de tren que estaba a unas seis calles, de ahí caminaría por las vías, el lugar más seguro de transitar hasta por el momento ya que los rieles estaba levemente destapados ante el paso del tren cada tres días. La pelea se llevaría a cabo en la zona portuaria, así que tendría que caminar alrededor de dos horas más.

Suspiró agobiado haciendo que el vapor salga despedido entre la tela de su bufanda. Tal vez tendría que quedarse a dormir en alguno de los vagones abandonados de la estación de Alexanderplatz Bahnhof. No quería que esos rumores de aquellos monstruos que acechaban en la oscuridad sea hagan realidad justo con él.


**
Intro fea. Hace años que no roleo.
 
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Mordred

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Morgan Callaghan

El tiempo continuó sin que Dagda apareciera. Mi cuerpo físico seguía cantando y golpeando con la lanza en medio del trance en aquella casa mientras tanto. Yo ya no escuchaba el cantico, ni era consiente del movimiento de mi brazo, pero aun así sabía que aun ocurría mientras esperaba en aquel lugar.
Miré a mi alrededor, un poco confundido por la demora, pero pensando en aprovechar el momento para buscar comida. En aquella situación, cuando mi cuerpo espiritual viajaba, mis sentidos se volvían más agudos, o quizá sería mejor decir que cambiaban, permitiéndome sentir la presencia de otros seres vivos. Me concentré, tratando de detectar cualquier cosa que indicara comida: un bosque, un lago, animales. No encontré nada de eso, en cambio sentí a otros como yo, ocultos, eran pocos para un lugar tan grande. Entonces capté algo más, rastros de seres que no eran humanos, algunos un poco lejos, otros más cercanos y entonces lo noté: Una persona, demasiado cerca, quizá en el mismo lugar que yo, aunque con una presencia extraña, como si algo envolviera su esencia humana.
Abrí poco a poco los ojos, convencido de que Dagda no vendría, y entonces escuche una voz, “¿Quién eres?” gritó. Era la voz de una mujer, y sonaba demasiado cerca. Dejé de golpear el suelo con mi lanza, mi cántico se detuvo. Me levanté con calma, apoyándome en mi lanza mientras me enderezaba, girando hacia el lugar de donde había escuchado la voz. Parecía joven, su cabello oscuro y una extraña pintura ritual que acentuaba sus ojos fueron los primeros rasgos que captaron mis sentidos.
“¿Quién eres?” había dicho, ¿quería saber que era? O ¿quizá quien me había enviado?, entonces recordé que mi madre siempre decía que al conocer a alguien debíamos decirle nuestro nombre. Sonreí con amabilidad dando un paso hacia ella.
-Llaman a mí Morgan- dije en un tono de voz tranquilo, aunque mi voz sonaba un poco rasposa luego de tanto tiempo sin usarla para hablar en la lengua de mi especie - ¿Cómo llaman a ti? - pregunté.
Di un pasó más y entonces noté que parecía asustada. Aunque todos parecían asustados en aquel lugar. Observé su rostro un poco más, tenía más pintura ritual de la que había notado al principio, aunque era menos notoria y no tenía idea de a quien pertenecía. Entonces me di cuenta, quizá Dagda no había aparecido porque quería que me encontrara con aquella mujer, quizá era esa la razón de ir ahí. Aunque también estaban aquellas otras presencias no humanas que había sentido, tal vez también debía encontrarme con ellas.
-Dadga …- tuve que detenerme un momento, tratando de recordar la palabra que quería usar -envió a mi aquí- dije al fin - ¿eres tú una druidesa? - dije señalando su rostro -no reconozco pintura ritual tuya-
Había muchas preguntas que quería hacer. Necesitaba a alguien que conociera aquel lugar, necesitaba encontrar fuentes de comida y también estaban aquellas presencias no humanas. Así que no me quedó más que esperar que no huyera como los otros humanos que había encontrado hasta el momento.
.Krauser .Krauser no hay problema
Fluttershy Fluttershy mención a la administración
 

.Krauser

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Runa Rohde

El extraño joven ceso su canto al escucharla, y el rítmico golpeteo que había estado haciendo con su lanza se detuvo también. Se puso de pie girándose en su dirección con una lentitud que fue casi eterna para Runa, y cuando la miro pareció examinarla de pies a cabeza. Al encontrar sus ojos con los de él, Runa notó algo en ellos difícil de describir. Todo él emitía un aura casi salvaje. Empezando con su ropa y esos tatuajes, ¿Dónde los había visto…?

– Llaman a mi Morgan. – Lo escucho responderle de repente, distrayéndola de su propio escrutinio. - ¿Cómo llaman a ti? – Su voz era grave y rasposa, pero su forma de hablar llamo aún más su atención.
Me llaman Runa… - Respondió con un hilo de voz más bajo de lo que quiso y con el mismo modismo que él uso sin darse cuenta. A pesar de que apareció echando preguntas a los gritos, el rubio actuaba con calma, aunque eso sólo la puso más de los nervios en lugar de tranquilizarla.
– Dadga… envió a mi aquí. – Runa creyó haber escuchado ese nombre antes, pero tal vez no lo suficiente como para recordarlo de inmediato. - ¿eres tú una druidesa? No reconozco pintura ritual tuya. – Señalo su rostro al preguntar, y la boca de Runa se abrió en una pequeña O de sorpresa.
Yo… ¿una druidesa…? – Repitió sin creerse del todo la comparación, y que eclipso totalmente lo de la pintura ritual que seguramente uso para referirse a sus sombras oscuras.

Aunque aún se sentía temerosa, desato el maletín que colgaba de su cinturón y se arrodillo en el suelo para buscar algo adentro. De repente echaba vistazos al rubio desde abajo como temiendo que se acercara, pero este sólo la observo extrañado. “Dios, que alto…” Pensó sintiéndose demasiado pequeña, aunque ella misma no era precisamente baja.

Con druidesa, ¿te refieres a las personas que usaban esto? – En una de sus manos sostenía un montón de piedritas talladas con runas celtas para la adivinación, y en la otra su libro de hechizos y pociones, abierto en una página con un lenguaje rúnico imposible de leer para ella, pero que sabía que describía un antiguo ritual druida relacionado con la fertilidad. – Yo… no soy una druidesa. – Dijo, acercándose un poco para que viera sus cosas más de cerca. – Pero sé lo que son. Acaso tú eres… ¿un druida? -

_
Mordred Mordred thank u!
Fluttershy Fluttershy notó que los demás te hacen mención como master
aunque no roleen directamente contigo aun, so... hi~
 

Tatsumaru

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[Anubis]

De camino a Berlín...

Tal y como le dije a esa diosa, podía seguirme hasta la ciudad, si así lo desea. Sin embargo, parece que prefirió quedarse allí sin más. Bueno... ¡No importa! Es una diosa. Así que seguro que sabe cuidarse sola. Aceleré el paso para llegar a la ciudad lo antes posible.

En las calles de Berlín...

Paseaba como cualquier perro vagabundo, aunque soy consciente de que algunos de mis rasgos podrían llamar la atención. Todo parecía desierto y abandonado, pero podía percibir el rastro de la vida por todas partes. Escondidos en edificios, callejones, contenedores de basura... ¡Incluso debajo de la ciudad! El aroma a humano salía de forma leve y concentrada de las bocas de alcantarilla. Percibo el miedo en la mayoría, pero otros no parecen tener un espíritu muy puro, la verdad. En algunos callejones puedo sentir y hasta ver la mirada de humanos asustados. Solo les miro desde mi posición y, al no percibir intenciones peligrosas hacia mí, sigo mi camino como si nada. Llego a edificios en los cuales no detecto presencia hostil. Me cuelo en el interior, pues parece uno de los edificios en mejor estado y que menos sucio y maloliete está. Grafitis de todo tipo en las paredes y todo revuelto. Se nota que lo revisaron todo a la desesperada con tal de encontrar hasta la más mínima migaja que llevarse a la boca. Busqué entre los restos del edificio un sitio lo más cómodo posible para descansar. Es el típico edificio con un local en la planta baja y el resto son viviendas. Las que están abiertos son las más destrozadas. Así que probé suerte en una cuya puerta sigue cerrada. No hay presencia de vivos al otro lado, pero percibo el olor de la carne podrida. Adquiero mi forma original y, al ser una puerta sencilla, con un golpe preciso bastará. Un golpe a la altura del pomo con el pie como si diese un pisotón lateral y la puerta se abrió de golpe rompiendo la cerradura.

(Anubis) Mucho mejor...

Sí, sin duda esto está más acogedor. La vivienda está desierta. El olor a muerte procede del dormitorio. Entro y veo dos cadáveres en estado de descomposición. Y en una posición que parece indicar que sufrieron una gran agonía. Uno lleva un vestido mugriento que indica que era una mujer. Y el otro es pequeño y lleva ropa de chico. Sin duda, un niño. Paso mi manopor encima de sus cuerpos sin tocarlos y puedo sentir y ver en mi mente como si estuviera allí en el momento en el que aún estaban vivos. La mujer abrazando a su hijo, cogiendo una jeringuilla que llena de aire y se lo inyecta. Muerte por paro del corazón debido a una burbuja de aire. Quizás pensó que así moriría más rápido y sin dolor, pero eso es como sufrir un infarto. Muerte lenta de varios minutos. El tiempo que suele tardar en morir el cerebro por falta de oxígeno. Que estúpida fué... En cambio, para ella misma optó por inyectarse una sobredosis de insulina. ¿Ve que su hijo sufrió y para ella misma optó por algo un poco más suave?

(Anubis) ...

Que idiotas pueden ser los humanos. ¡Y eso es ya quedarse cortos! Capullos o gilipollas serían las palabras más acertadas. Pero no negaré que he conocido muerte peores. Mucho peores. Abrí la ventana, cogí sin cuidado alguno cada cuerpo a partir de la ropa que llevan y los arrojé al exterior para que cayesen a la calle desde esa altura. Ya están muertos. Así que no sentirán dolor al impactar contra el suelo. Volví a cerrar la ventana y cambié a mi forma feral para acostarme en la cama y poder descansar un poco.

Veinte minutos después...

Me desperté de golpe. El instinto me avisa de que alguien ha entrado. Bajo silenciosamente de la cama y me muevo con cuidado para averiguar quien es. Alguien sube las escaleras. Me meto en una esquina oscura y veo llegar a quien entró. Parece una mujer. Y va armada con una Katana. Me mantengo en las sombras. Como si me fundiese en ellas. La veo pasar de largo sin detectarme por ahora. En el pasado me moví entre lso humanos fácilmente sin pasar desapercibido. Como un dios podría detectarme. De todas formas, parece que está más interesada en sobrevivir que en querer hacer daño sin motivo. Y no pienso quedarme sin dormir y escondido hasta que ella decida marcharse. Así que corto por lo sano. Cuando se ha alejado lo suficiente, salgo en silencio de mi escondite y adquiero mi forma original para captar su atención con mi voz.

(Anubis) ¿Tú también buscas refugio?

Durante mi pregunta, se gira de un brinco para mirarme fíjamente en apenas un segundo y en guardia. Parece sorprenderse de ver a un perro humanoide que parece alcanzar fácilmente los dos metros. No saco mis armas, por ahora. Antes de que reaccione, hablo de forma pacífica.

(Anubis) No tienes nada que temer, señorita. No soy ningún enemigo. Solo busco refugiarme del frío y descansar tranquilo durante unas horas, eso es todo. Me llamo Anubis. ¿Cómo te llamas?

Parece que no baja la guardia. Así que suspiro indignado.

(Anubis) De acuerdo... ¿Te sentirás más tranquila si hago esto?

Adquiero mi forma Feral. Parece sorprenderse por mi apariencia de perro común, aunque con rasgos únicos y un adorno dorado.

(Anubis) ¡Bien! ¿Mejor así?

Finalmente, adquiero mi forma humana. La apariencia de un niño de entre 11 y 13 años vestido con una prenda suave y ligera y destacando mi cabello albino y mi piel morena. Además de la marca de mis ojos.

(Anubis) ¿Y ahora? ¿Más tranquila?

Parece que ni eso la tranquiliza. Pero no tengo motivos para dañarla y tampoco quiero pelear.

(Anubis) Dime... ¿Cómo te llamas?

Me muestro amigable. Espero que al menos podamos llevarnos bien.

Lana Arwen Lazar Lana Arwen Lazar (¿Dónde estás? Debido a la necesidad de continuar, tu personaje volvió a quedarse sola. Pero si quieres rolear conmigo, siempre puedes buscar a mi personaje y encontrarlo. Estaré atento. :3)
mimi_sakura mimi_sakura (Un intento amistoso de relacionarse mi dios con tu personaje. :3 Espero que puedan ser amigos. :3)

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[Kiera]

Pirita (Campamento Provisional) - Alemania (A siete kilómetros de Berlín.)

Las tiendas de campaña temporales fueron lo primero y más rápido en levantarse. Y mientras unos las equipaban de lo básico, otros continuaban con el montaje de esos módulos prefabricados. Con un poco de suerte, el frío intenso les hará trabajar más rápido y las armaduras están acondicionadas para proteger de climas extremos. Y en caso de ser necesario, cuentan con sistema interno para regular la temperatura en función de las necesidades. Por mi parte, con una parte del equipo militar protegemos el perímetro. Decido quitarme el casco un momento, pues tantas lecturas en la pantalla interna ya cansa bastante y necesito respirar un poco.

(Kiera) Suspiro Qué asco de clima...

Pero la calma no duró mucho, pues en uno de los puntos de vigilancia del perímetro, uno de los nuestros dió el aviso de intruso en su posición. Tres unidades de vigilancia interna del perímetro se apresuraron para ofrecer apoyo a su compañero y los cuatro apuntaron al intruso con sus armas para que no se moviera. Al verse desarmado, no dispararon. Pero estarían etentos. Me enteré de la situación debido a la movilidad interna repentina del campamento base, pues al haberme quitado el casco no llegué a escuchar el aviso en el momento preciso. Fuí a comprobar lo que ocurría y al ver al intruso, dejé caer el casco y me puse entre mis compañeros con arma en mano.

(Kiera) ¡Identifíquese ahora mismo!

Parece que habla nuestro idioma. Parece tranquilo, pero parece no darse cuenta de que aquí las órdenes las doy yo.

(Kiera) ¡Responda o tiraré del gatillo!

Eso le motivó a responder. Y efectivamente, es un civil desarmado. Así que bajo el arma para darle el beneficio de la duda, aunque mis compañeros siguen alerta por si acaso. Preguntó por mi nombre.

(Kiera) Kiera.

No tengo motivo para darle más detalles. Pero por otro lado, pensé en que podríamos aprovechar la situación. La misión es recoger muestras de sangre. Quizás se pueda conseguir sin recurrir a la violencia y contando con la colaboración de la población. Esta vez hablé con más calma.

(Kiera) Durante un tiempo indefinido estaremos instalados en este lugar. Durante el tiempo que dure nuestra presencia aquí, esta zona estará complétamente prohibida a los que no pertenezcan a nuestra organización y a los que no tengan permiso. Podemos arrestar a los intrusos y, de ser necesario, utilizar la fuerza letal. Si no tienes malas intenciones, te recomiendo que te marches. Y si conoces alguien en la ciudad, mejor que les recomiendes que ni se les ocurra acercarse a esta zona.

Se lo dije todo con voz calmada. Parece que sigue prestándome atención. Así que...

(Kiera) Sin embargo, te puedo ofrecer una opción. Necesitamos muestras de sangre intacta para una investigación. Si nos permites extraerte solo una muestra, te recompensaré con comida y medicinas. ¡No te mentiré! No es que la comida que tenemos se le pueda considerar precísamente comida de la buena, pero al menos alimenta y nutre el cuerpo de forma generosa. Mejor eso que morirse de hambre, como ya supondrás.

Uno de mis compañeros me traer el casco, el cual recojo llevándolo en una mano.

(Kiera) ¡Tú decides! Pero mientras te lo piensas, me gustaría hablar contigo. ¿Vamos a una zona más apartada?

Uno de mis compañeros me pregunta si estoy seguro de lo que hago. Levanto la mano tranquílamente en señal de calma.

(Kiera) No se preocupe, soldado. Todo irá bien.

El soldado acepta, pero me pide que de la alarma si la situación se tuerce.

(Kiera) Volved a las posiciones de defensa. Que sigan con el montaje.

Me confirman con el clásico... ''Sí, señora.'' y vuelven a sus posiciones. Me acerco al intruso y le indico un punto concreto. Una pequeña zona elevada donde al menos nos podemos cubrir parcialmente de la nieve y el viento. Estando ahí, pero manteniendo una distancia prudente, procedo ha hablar.

(Kiera) Seguramente nos veréis por la ciudad muy a menudo. Tenemos una misión de cumplir. No puedo decirte más. Solo te diré que no hemos venido con malas intenciones. Sin embargo, eso no significa que nos quedemos de brazos cruzados si alguien intenta atacarnos. De modo que si nos vemos obligados a matar a cualquiera, ten por seguro que ese individuo habrá intentado matarnos primero. Si no nos molestan, no pasará nada.

No vaya a pensar que somos como esas unidades militares corruptas cuya política en sus misiones consiste en matar a todo y a todos los que se encuentren por el camino. No sea que haga circular noticias falsas sobre nuestra presencia aquí y se les ocurra atentar contra nuestras vidas.

(Kiera) Dime... ¿Cómo es la situación actual en la ciudad? ¿Hay muchas o pocas personas? ¿Hay un nivel elevado de presencia hostil?

Todo son preguntas sobre el estado de la ciudad. Nos vendría bien información privilegiada de la zona para ir más seguros en nuestra misión cuando debamos desplazarnos allí. Por supuesto, su cooperación extra implicará más recompensa.

Elias Ainsworth Elias Ainsworth (¡Por fín! :3 Quería postear ayer y ya lo tenía todo listo, pero para mi desgracia el internet me iba mal. >.< Lograba entrar al foro, pero luego no conseguía que se cargase ni una sola página. >.< Era imposible postear así. >.< Pero más vale tardar un poquito más a tardar mucho tiempo más, ¿Verdad? :3 Estamos solos y quiere hablar mi chica con tu chico. :3 Por cierto... Creo que ha desaparecido la imagen de tu personaje en tu ficha.)
 

Xelloss

- el orate del pueblo -
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Adler Ademaro Kahler Koch / Berlín

Llevaba tres meses meses ya en casa, realmente los trámites fueron extenuantes y no tengo idea como le hicieron para dejarme sin condenas, ¿que tanto a mejorado la situación de mi familia?. Ahora estaba sentado frente a mi hijo, a mi me parecía un completo extraño la verdad, mi esposa había muerto hace varios años, y eso había motivado a este muchacho a estudiar medicina, al parecer ella sufrió bastante en su convalecencia y a pesar de eso, logró sus objetivos. Realmente daba lo mismo si estuviese acá, el muchacho creció excelentemente sin mi y a pesar de la muerte de su madre salió adelante, no pude evitar sonreír.

Los jóvenes son realmente increíbles — murmuré, mirándolo. El me miro con una sonrisa cortés, claramente al igual que yo, me veía como un extraño, entonces me comenzó a hablar de la extraña situación del mundo, pensó que sabía de ella, pero la verdad estos meses en casa solo me dedique a recordar el pasado, leer las viejas notas universitarias que tenía con Samantha, mi esposa, y recordar un poco más de la familia. Había perdido tanto que me abruman los recuerdos cada vez que entro a la sala de estudios... ellos aún mantenían todo, esperaron siempre que regresara, mientras yo me rendí y viví. —Padre, padre me escuchas — dijo Michelle, para sacarme de mis pensamientos — ¿Que piensas que está ocurriendo? ¿crees que podamos hacer algo? — realmente cuando lo dijo, me recordó a su madre, Samantha dijo algo similar antes de irme a África.


Seguramente lo heredó de ella.


“La verdad es que en estos momentos no recuerdo casi nada de la universidad, aunque he tomado algunas de las notas que tu madre me pasaba para repasar antes de los exámenes, no estaría listo para ayudar activamente, al menos en una perspectiva académica...ciertamente confío más en mi como un guardaespaldas que cualquier otra cosa” respondí, el me miro y pregunto: — ¿como fue el dia que te sacaron de allá?,¿de ese lugar?— se había ido con rodeos todos los días desde que estaba ahí para preguntarme como era mi vida en áfrica, solo le faltaba saber esa parte, mi último día como un sicario.


Entonces le respondí

Era un sábado o domingo...quizás lunes...en realidad da lo mismo el día, yo dormía en ese sucucho rodeado de gente, la cama era dura, la comida era pésima, pero no importaba, ¿qué sentido tenía quejarse?.


Esa mañana era como todas, yo estaba sentado en mi rincón, todos comían el pan duro, algunos lo llamaban simplemente ladrillo, yo por mi parte, miraba la escena desde el rincón, si algo podrías decir que le faltaba al triste ambiente para ser más decadente sería aire, éramos como una colonia de ratas, comíamos en lo que podrías llamar baño y dormíamos en el mismo lugar... también podrías llamarlo sala de estar?.


No teníamos misión,ni objetivos, ni nada importante... así que simplemente estábamos tirados ahí, algunos entrenaban, otros buscaban algo de basura o charlaban entre sí. El más viejo entre todos era yo, había sobrevivido por más de 10 años en esto, no tengo ni idea del porque, cada cierto tiempo me ofrecían un “ascenso”, pero no me interesaba, la falta de ambición sería un problema y a la vez una virtud...


Algo se estaba moviendo afuera, empezaron con los sonidos de trotes fuera del sucucho, los vigilantes iban y volvían a un ritmo rápido, parece que algo pasaba, mire mis manos, ya no quedaba nada del ingeniero químico en ellas, casi como un recuerdo ajeno a mi... sabía lo que estaba pasando. No era primera vez que atacaban este lugar, los que me rodeaban aun no se daban cuenta, mire a uno y le hice un gesto, me asintió y me dio un cigarro, como agradecimiento le dije:— Gracias, busca tus armas y prepara a tus amigos estamos frente a una redada — encendí el cigarro mientras me acomodaba un rato para relajarme, el muchacho tardó en reaccionar sus grandes ojos que contrastan con el color de su piel hacían notar más la expresión del asombro, pero no es mi culpa y si muero, al menos me gustaría dedicarle unos minutos a fumar relajadamente, el muchacho se puso de pie y comenzó a coordinar todo, me había ganado su confianza a punta de salvarle el trasero varias veces. Al parecer estaban todos listos cuando abrió la puerta el “capataz”, se asombro un poco en como estaban todos listos para la contienda, yo aun estaba fumando pero estaba en la fila.


“Salgan a matar, todos los que están fuera del pueblo son los enemigos!” — gritó el “capataz”, salimos corriendo, nuevamente olvide el chaleco antibalas, reí para mis adentros, las viejas costumbres no se van nunca... mi trote era ligero, si bien poco o nada me importaría morir este día, no tenía prisa por saltar a la boca del lobo, como reza el dicho, con calma que estoy apurado.


Apenas salimos del pueblo se escucho una ráfaga de balas, cayó inmediatamente un 10% de nosotros, no te voy a mentir, la verdad había muy poca posibilidad de que ganáramos, cuando mire la fuerza oponente, no era una banda rival, tampoco era fuerza del gobierno, eran enviados extranjeros sin dudas, ¿que hacían ahí?, sinceramente no tengo idea, tomé mi revólver mientras seguía en mi trote tras la vanguardia, no me mires así, esto es complicado y no había vivido hasta este momento tirándome como un loco, si bien la idea del suicidio rondó mi cabeza varias veces, resultó que era un cobarde, nunca tire del gatillo y así como ahora, usaría con calma cualquier cosa para seguir viviendo... estamos sobrepasados en número, una bala dio en mi pierna, admito que en un principio no lo note, seguía corriendo hasta que tropecé con con el cadáver de quien iba frente mío, todos fueron cayendo y cuando mi boca tocó el suelo, sentí el fuerte dolor en mi pierna, desde el suelo dispare unos minutos, pero eran demasiados, recibí unas cuantas patadas en el suelo hasta que quede inconsciente.


Después de eso desperté en un hospital, casi toda la banda había sido aniquilada, cuando preguntaron mi nombre y vieron que se me había declarado muerto, hicieron los trámites para repatriar y pasar a juicio por mis crímenes, no sé qué abogados contrataron ustedes, pero salí exento de culpas... supongo que el examen psicológico salió como ustedes querían.

Una vez que termine el parecía tener una mirada completa y piadosa — te rendiste — me miró con una calidez increíble en la mirada, realmente se parecía a su madre en esos gestos — se que debió ser difícil para ti todo eso y lo entiendo, pero no crees que esta sea una buena situación para enmendar una parte de las muertes que causaste — sentía un poco el dolor en sus palabras, yo sinceramente no me sentía culpable, digo eran ellos o yo, pero se que no estaba bien lo que hice, entonces — ¿tu crees? — le cuestione, pero él inmediatamente dijo: — si, no tengo dudas de ello, quizás los dioses se apiaden de ti y si no sucede eso, al menos, una parte de las personas se podrían salvar — realmente a mi no me importaba, pero lo tomé como si fuese una solicitud de él, pedir perdón sin sentirse culpable o arrepentido no tenía sentido, pero él parecía querer que ayudará de alguna forma al mundo.


“No sé cómo podría ayudar”


“No te preocupes, todos somos útiles en el momento adecuado, yo me encargare de ver con quien agruparte”.


Cuando dijo eso, solo por un segundo vi una extraña mirada, una que había visto pocas veces en mi vida, esas que dan un escalofrío en la espalda cuando aparecen frente a ti, realmente soy un extraño acá, realmente mi hijo me ve como una posible herramienta útil...realmente me acomoda esto...


PD: Soy malo para integrarme, pero dejo la libertad de usar al hijo de Adler como contacto... es en realidad mujer, pero se viste de hombre (su carácter es amable y sabe ocultar muy bien sus sentimientos e intensiones) su nombre es Michelle.

[espero que nos divirtamos todos]
 
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