Sweet Bear
Abandonen toda esperanza.
Furry Island Paradise. Post de inicio del Rol.
Los días del calendario fueron avanzando perezosamente uno a uno hasta que llegó el tan ansiado Verano y con el fue el momento de abrir las puertas de Furry Island Paradise. A lo lejos, las potentes olas se rompían en la costa rocosa bañando de blanca espuma el negro acantilado rocoso cubierto con anchas algas semejantes a encaje verde y moluscos de brillantes colores de nácar iridiscente.
Las palmeras eran mecidas suavemente por una cálida brisa salobre que movía su anchas hojas mientras la blanca arena impecable permanecía estática casi como esperando ser la protagonista de la diversión e invitando al descanso. El sol de fuego descendía en lo más profundo del mar azul mientras las últimas gaviotas se alejaban chillando hacia sus nidos tras robar algunos peces a los viejos lobos de mar. El ambiente era muy agradable, de relax, reconfortante y acogedor. Todo estaba listo según lo planeado. Los empleados cambiaban las sábanas de las camas colocando blandas almohadas en ellas mientras los meseros alistaban el banquete de bienvenida en el salón-comedor del hotel mientras se daba los toques finales a las instalaciones que estaban dispuestas para los selectos comensales.
Un crucero de luces parpadeantes atracó en el puerto muy lentamente mientras sus tripulantes sonreían porque todos en el fondo sabían que la Temporada Turística dejaría preciosos recuerdos además de traer alegría y vida a la Isla. Súbitamente todas las lámparas del Hotel se encendieron al mismo tiempo. Era la señal de que el verano había comenzado.
Aquella noche tranquila sería testigo de la diversión que empezaría pronto porque se esperaba la llegada de una buena cantidad de turistas que harían que la fiesta se encendiera hasta alcanzar el límite si es que los habían.
Un gran avión descendió en el aeropuerto y anunció por el altavoz.
¡Bienvenidos al Paraíso!.
Los días del calendario fueron avanzando perezosamente uno a uno hasta que llegó el tan ansiado Verano y con el fue el momento de abrir las puertas de Furry Island Paradise. A lo lejos, las potentes olas se rompían en la costa rocosa bañando de blanca espuma el negro acantilado rocoso cubierto con anchas algas semejantes a encaje verde y moluscos de brillantes colores de nácar iridiscente.
Las palmeras eran mecidas suavemente por una cálida brisa salobre que movía su anchas hojas mientras la blanca arena impecable permanecía estática casi como esperando ser la protagonista de la diversión e invitando al descanso. El sol de fuego descendía en lo más profundo del mar azul mientras las últimas gaviotas se alejaban chillando hacia sus nidos tras robar algunos peces a los viejos lobos de mar. El ambiente era muy agradable, de relax, reconfortante y acogedor. Todo estaba listo según lo planeado. Los empleados cambiaban las sábanas de las camas colocando blandas almohadas en ellas mientras los meseros alistaban el banquete de bienvenida en el salón-comedor del hotel mientras se daba los toques finales a las instalaciones que estaban dispuestas para los selectos comensales.
Un crucero de luces parpadeantes atracó en el puerto muy lentamente mientras sus tripulantes sonreían porque todos en el fondo sabían que la Temporada Turística dejaría preciosos recuerdos además de traer alegría y vida a la Isla. Súbitamente todas las lámparas del Hotel se encendieron al mismo tiempo. Era la señal de que el verano había comenzado.
Aquella noche tranquila sería testigo de la diversión que empezaría pronto porque se esperaba la llegada de una buena cantidad de turistas que harían que la fiesta se encendiera hasta alcanzar el límite si es que los habían.
Un gran avión descendió en el aeropuerto y anunció por el altavoz.
¡Bienvenidos al Paraíso!.