El Puas Espejel
Obseso del Post
Quise compartirlo en el consultorio, pero creo que este es un tema que merece ser discutido en un blog.
Desde que somos adolescentes, siempre conocemos a alguien que está quejándose todo el tiempo, y creemos que este tipo de personas son revolucionarias por el hecho de hacerlo.
El día de ayer pasé una noche en vela después de asistir a la presentación de un libro. En una de las conversaciones, hice un comentario sobre el sueño americano como mercadotecnia masiva. Estuve aferrado al tema desde que cierto personaje "revolucionario" se lanzó a su carrera a la Casa Blanca. El golpe de gracia fue cuando un juez dictaminó que los inmigrantes deben solicitar visa humanitaria en los países donde quieren cruzar a E.E.U.U. y no dentro de ahí. Para más información, den click en el link de abajo.
https://www.informador.mx/internacional/EU-comienza-a-aplicar-nueva-politica-de-asilo--20190912-0115.html
La situación es que mi interlocutor se molestó debido a que me aferré a un tema constante y por mi capacidad para "encontrar las heces" en donde no las hay. Y tengo que admitirlo: tiene razón. A pesar de conocerme poco tiempo, ya descubrió este mal hábito dentro de mi. Es algo que se aprende desde entornos sociales hostiles, ya sea en la familia, los amigos, los foros o las redes sociales. Y es en este último refugio donde abundan los personajes "innovadores" mencionados al principio de esta entrada. Pero hay un algo que los delata: no importa cuánto alcen la voz, siempre serán unos cobardes. De ese tipo de gente es la que me he rodeado y he aprendido de muy gana. Y hasta la noche anterior, me di cuenta de que pueden estar en todas partes. Incluso en los círculos de intelectuales. Un ejemplo de esto es la muerte de "Chespirito". Si bien su muerte fue un suceso trágico para América Latina, en México se vio como una fiesta dionísica, es decir, los "intelectuales" celebraron su muerte como si fuera un placer insano. Y los pretextos sobraban: que porque era televiso, que porque era misógino, que porque empleaba el humor de pastelazo, que porque su programa se repite desde casi medio siglo, que porque Florinda Meza era la Yoko Ono mexicana, que porque era conservador, que porque era americanista... Y el solo ver cómo la sociedad intelectual mexicana se degrada por sandeces me dio pena ajena y lo peor, es que aprendí a vivir con ese resentimiento colectivo.
Así he vivido durante mi adolescencia, viviendo como resentimiento y tirando lodo para cualquier lado. Y después de todo esos momentos donde encontré amargura, después de convivir con gente inmadura y guardarle rencor, no me he apegado a la vida. Y a largo plazo, el cuerpo y la mente pagan un precio muy caro. Soy testigo de que tu cuerpo experimenta reacciones físicas y químicas muy peligrosas: Se te orbitan los ojos, sientes mucho calor, te da comenzón en las manos, sufres de espasmos, cólicos, gastritis, mala postura, se te ruboriza la cara de tanta ira, sudas y sufres de gases. En el ámbito mental no te puedes concentrar, te estresas con facilidad, pierdes la capacidad creativa, la capacidad cognitiva, pierdes el sentido común.
Moraleja: Echar la sal no cambia la realidad y el primer paso es tomar conciencia de que no puede seguir dañando ni a mí ni a quienes me rodean. Conozco un usuario que también vive acomplejado, pero obviaré su nombre en señal de respeto. Así pues, me tomará mucho tiempo recomponer mi vida y romper con los prejuicios populares.
Es todo lo que quise desahogar. Gracias por su atención.
Desde que somos adolescentes, siempre conocemos a alguien que está quejándose todo el tiempo, y creemos que este tipo de personas son revolucionarias por el hecho de hacerlo.
El día de ayer pasé una noche en vela después de asistir a la presentación de un libro. En una de las conversaciones, hice un comentario sobre el sueño americano como mercadotecnia masiva. Estuve aferrado al tema desde que cierto personaje "revolucionario" se lanzó a su carrera a la Casa Blanca. El golpe de gracia fue cuando un juez dictaminó que los inmigrantes deben solicitar visa humanitaria en los países donde quieren cruzar a E.E.U.U. y no dentro de ahí. Para más información, den click en el link de abajo.
https://www.informador.mx/internacional/EU-comienza-a-aplicar-nueva-politica-de-asilo--20190912-0115.html
La situación es que mi interlocutor se molestó debido a que me aferré a un tema constante y por mi capacidad para "encontrar las heces" en donde no las hay. Y tengo que admitirlo: tiene razón. A pesar de conocerme poco tiempo, ya descubrió este mal hábito dentro de mi. Es algo que se aprende desde entornos sociales hostiles, ya sea en la familia, los amigos, los foros o las redes sociales. Y es en este último refugio donde abundan los personajes "innovadores" mencionados al principio de esta entrada. Pero hay un algo que los delata: no importa cuánto alcen la voz, siempre serán unos cobardes. De ese tipo de gente es la que me he rodeado y he aprendido de muy gana. Y hasta la noche anterior, me di cuenta de que pueden estar en todas partes. Incluso en los círculos de intelectuales. Un ejemplo de esto es la muerte de "Chespirito". Si bien su muerte fue un suceso trágico para América Latina, en México se vio como una fiesta dionísica, es decir, los "intelectuales" celebraron su muerte como si fuera un placer insano. Y los pretextos sobraban: que porque era televiso, que porque era misógino, que porque empleaba el humor de pastelazo, que porque su programa se repite desde casi medio siglo, que porque Florinda Meza era la Yoko Ono mexicana, que porque era conservador, que porque era americanista... Y el solo ver cómo la sociedad intelectual mexicana se degrada por sandeces me dio pena ajena y lo peor, es que aprendí a vivir con ese resentimiento colectivo.
Así he vivido durante mi adolescencia, viviendo como resentimiento y tirando lodo para cualquier lado. Y después de todo esos momentos donde encontré amargura, después de convivir con gente inmadura y guardarle rencor, no me he apegado a la vida. Y a largo plazo, el cuerpo y la mente pagan un precio muy caro. Soy testigo de que tu cuerpo experimenta reacciones físicas y químicas muy peligrosas: Se te orbitan los ojos, sientes mucho calor, te da comenzón en las manos, sufres de espasmos, cólicos, gastritis, mala postura, se te ruboriza la cara de tanta ira, sudas y sufres de gases. En el ámbito mental no te puedes concentrar, te estresas con facilidad, pierdes la capacidad creativa, la capacidad cognitiva, pierdes el sentido común.
Moraleja: Echar la sal no cambia la realidad y el primer paso es tomar conciencia de que no puede seguir dañando ni a mí ni a quienes me rodean. Conozco un usuario que también vive acomplejado, pero obviaré su nombre en señal de respeto. Así pues, me tomará mucho tiempo recomponer mi vida y romper con los prejuicios populares.
Es todo lo que quise desahogar. Gracias por su atención.