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Todos quienes alguna vez disfrutaron la serie animada Dragon Ball Z, pensamos que uno de los villanos más temibles de la saga es Freezer, un terrible ser violeta y blanco que se dedicaba a atemorizar el universo.
Freezer apareció por primera vez en el episodio 44 de Dragon Ball Z, del gran Akira Toriyama, el genio detrás del maravilloso universo de Dragon Ball y tiene su origen en la crisis económica que sufrió Japón en los años ochenta.
A inicios de esa década, el superávit (excedente económico) hizo que en Japón surgiera un concepto llamado “Burbuja Inmobiliaria”, que es el incremento excesivo e injustificado que se da en los bienes raíces, debido a la especulación en el mercado. Como los inversionistas y los bancos decidieron poner su dinero en ese sector, provocaron que los inmuebles adquirieran valores estratosféricos, que el área metropolitana de Tokio llegó a tener el mismo valor que todo Estados Unidos.
En estas condiciones, los especuladores inmobiliarios comenzaron a ser vistos como los villanos del derrumbe que sufrió la economía nipona, pues compraban terrenos e inmuebles que después vendían a precios todavía más elevados. De ahí que se le llama burbuja, ya que ésta creció de forma exagerada hasta explotar.
Esto ocasionó una terrible crisis económica que mandó el valor del yen a los suelos. Fue en ese entonces cuando Akira Toriyama, un dibujante de manga, trabajaba en la que sería su obra maestra: Dragon Ball.
Toriyama no podía olvidar lo sucedido en esos años y decidió darle toda la crueldad y avaricia de los especuladores financieros (calificados por el propio Toriyama como “la peor clase de personas”) a uno de los villanos de su manga.
Esta es la parte interesante de Freezer. Lo cierto es que aunque sea un alienígena raro, su trabajo es muy humano: este ser se dedica a la compraventa de planetas una vez los han dejado desiertos, con lo que adquiere grandes beneficios. Freezer se parece demasiado a los especuladores inmobiliarios que tanto nos suenan, pero no es de extrañar: entre 1986 y 1992 Japón sufrió una grave crisis económica a causa de una burbuja inmobiliaria que causó un enorme paro, inflación y devaluación del yen. Todo ello bajo la pasividad del Banco de Japón, que permitió que algunos se enriquecieran sin escrúpulos.
Fue precisamente en Dragon Ball Z donde Toriyama volvió una especie de especulador financiero a Freezer, quien en la historia es un feudal galáctico que se dedicaba a conquistar y aniquilar planetas para después negociar con ellos o hasta venderlos. En otras palabras, era un asesino dedicado al negocio inmobiliario.
El misterio es que aunque Gokú venció a Freezer, éste siempre volvió, en la película : Dragon Ball Z: Fukkatsu no F (que luego tuvo una re adaptación en la versión anime de Dragon Ball Super), y durante el arco del torneo del Poder. Así que Dragon Ball, más que un entretenimiento, posiblemente tiene también una proyección de otras situaciones que al autor le tocó vivir.